GARCÍA LINERA DEFINIÓ LA PELEA ENTRE ARCE Y EVO COMO UNA “GUERRA FRATICIDA”. LA INTERNA DEL MAS PUEDE AUTODESTRUIR SU PROPIA OBRA
El partido, la herramienta política del
Movimiento al Socialismo (MAS), es un territorio que se disputan el actual
presidente boliviano y el exmandatario e histórico líder.
Hay dos graves problemas que causan
zozobra política en Bolivia. La tradición golpista de sus fuerzas armadas,
reverdecida con el intento de golpe fallido del 26 de junio y el conflicto
interno del MAS. Un movimiento de movimientos – así lo define su propia
militancia - que, como partido, va camino a la autodestrucción. El
enfrentamiento personal y lleno de susceptibilidades entre el jefe de Estado,
Luis Arce Catacora y el expresidente y líder histórico de esa fuerza
mayoritaria, Evo Morales, parece ubicado en un punto de no retorno. ¿Cómo se
entiende que dos personas que trabajaron juntas y en armonía entre 2006 y 2019
hayan dinamitado todos los puentes del diálogo? Álvaro García Linera, el ex
vicepresidente que convivió con ambos durante los tres mandatos de Evo, definió
la situación como una “guerra fraticida”.
Camino a su bicentenario – que en 2025
coincidirá con las elecciones nacionales – Bolivia atraviesa una actualidad
convulsionada. Se percibe hacia el interior del Movimiento al Socialismo en la
disputa sin tregua entre Evo y Arce Catacora, pero además en cómo se solidificó
esa ruptura desde sus respectivos entornos. Las hostilidades comenzaron cuando
el golpe liderado por Jeanine Áñez ya era un trágico recuerdo. Hasta los
últimos días de Morales en el poder, su entonces ministro de Economía decía:
“Evo cumple lo que promete”. Para muchos el artífice del llamado milagro
boliviano, reconocía en su adversario de ahora, al líder absoluto del MAS. Pero
algo empezó a romperse entre ellos. Y un nombre explica en parte ese
distanciamiento.
Se trata de Eduardo Del Castillo, el
actual ministro de Gobierno y funcionario clave en el gabinete de Arce
Catacora. Joven integrante de la Columna Sur nacida en Santa Cruz de la Sierra
y que acompañó siempre a Morales, se transformó en el blanco predilecto de Evo
– después del presidente- desde que en agosto de 2023 denunció por narcotráfico
al movimiento cocalero de Las Yungas (Departamento de La Paz) y al del Trópico
de Cochabamba.
Había llegado demasiado lejos para el
sector evista del MAS. No sería el primer conflicto ni el último. Ya en 2022
las Federaciones del Trópico habían exigido su renuncia por lo que consideraron
ataques injustificados a antiguos miembros del gabinete de Evo y a dirigentes
cocaleros. Pidieron su cabeza como la de Iván Lima, el actual ministro de
Justicia. Hubo una escalada con Morales y en enero de este año, Del Castillo le
reprochó al líder que defendió hasta fines de 2019: “el sujeto histórico es el
bloque popular y no una persona”.
Un militante del MAS consultado para
esta nota y que se desencantó con la interna, tradujo en pocas palabras la
intervención crítica de García Linera dirigida a Arce Catacora y Morales: “Fue
como jalarlos de las orejas para que no se pierda este proyecto”.
El partido, la herramienta política del
Movimiento al Socialismo, es el otro territorio que se disputa. Se dirime en el
Tribunal Supremo Electoral (TSE) que el sector de Evo define como cómplice del
gobierno. La conducción del MAS, congelada a 2017 y con Morales como máximo
dirigente, para el TSE debería renovarse. Por eso llamó a un encuentro el
próximo 10 de julio para destrabar la cuestión partidaria. Pero como no convocó
a Morales en tanto presidente, pero sí a sus delegados, este sector ya anunció que
no irá a la cita. Lo peor para el MAS podría llegar en el futuro. Si recibe
tres sanciones del TSE por sus internas que impiden reorganizar al partido,
podría perder la personería.
Sobre esta situación, la ultraderecha
boliviana que apoyó el golpe de Estado de 2019, da todos los días un paso
nuevo. Lo hace con ataques a una economía que tiene fisuras, pero lejos está de
parecerse a la que describe la fundación local Milenio o lo que sostiene el
detenido gobernador electo de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, citando a
aquella: “su informe confirma con datos y argumentos técnicos lo que venimos
advirtiendo desde hace tiempo: la economía en Bolivia va en caída, la crisis es
estructural”.
A ese argumento el presidente lo
confrontó con su propia descripción del momento: “Ahora la situación está
volviendo a la normalidad y el modelo funciona y vamos a resolver el tema
económico y los problemas sociales”. Y además nombró dos medidas claves de su
gobierno: “Hemos aplicado un impuesto a las grandes fortunas y estamos
devolviendo el IVA a los sectores de menores ingresos”.
El analista económico Omar Velasco,
consultado por Bolivisión, se mostró equidistante de las dos posturas: “No todo
está bien, ni todo está mal”. Las perspectivas de mejoramiento existen,
cualquiera sea la fuente que se consulte. Más alentadoras o más magras.
Incluida la opinión de la policía económica mundial, el FMI.
En este contexto económico el gobierno
anunció una marcha en defensa de la democracia para el 12 de julio. Será desde
El Alto hacia la plaza Murillo en el kilómetro cero, donde las tanquetas
militares irrumpieron el 26 de junio. El Pacto de Unidad, liderado por las
organizaciones que acompañan a Arce Catacora con la Confederación Sindical
Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia a la cabeza, llamó a marchar.
La salud de la democracia boliviana dio
en las últimas horas una buena noticia que provino desde el mundo judicial. Un
Tribunal Penal de Cochabamba les aplicó condenas de ocho a dos años de prisión
a dirigentes de la Resistencia Juvenil Cochala. El motivo fue que en noviembre
de 2019, en los días posteriores al golpe, el grupo atacó a patadas y golpes de
puño a cholas y campesinos que defendían a Evo. Entre los sentenciados hay
cuatro hombres y una mujer. Son los mismos que atacaron a la alcaldesa de Vinto,
Patricia Arce del MAS, pintándola de rojo. Página 12 de Argentina
(https://acortar.link/kSeozX)
¿CÓMO SIGUEN LAS RELACIONES ENTRE LA
ARGENTINA Y BOLIVIA DESPUÉS DE LAS ACUSACIONES CRUZADAS ENTRE MILEI Y ARCE?
El gobierno de Bolivia convocó a su
embajador en Buenos Aires, lo que es un gesto diplomático de extrema gravedad.
¿En qué medida esto puede afectar las relaciones con Bolivia y perjudicar a la
Argentina?
A 24 de Argentina
(https://acortar.link/9fnvbw)
"El presidente Luis Arce engañó y
mintió al pueblo boliviano y al mundo. Es lamentable que se use un tema tan
sensible como la denuncia de un golpe”. Con esas palabras, Evo Morales dio por
tierra el supuesto intento de golpe de Estado que hubo en Bolivia en los
últimos días.
Esta versión fue aceptada por Javier
Milei, quien calificó a ese episodio como "fraude montado por el gobierno
boliviano". Ante esa caracterización, el gobierno de Bolivia convocó a su
embajador en Buenos Aires, lo que es un gesto diplomático de extrema gravedad.
¿En qué medida esto puede afectar las
relaciones con Bolivia y perjudicar a la Argentina?
Un poco de historia
El Estado Plurinacional de Bolivia, es
el resultado de un proceso político que tuvo al Movimiento al Socialismo -
Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP) como su actor
fundamental, modificando una lógica política, que con tumultos, sobresaltos,
intervenciones extranjeras, y movimientos guerrilleros, surgió con el triunfo
en el año 1952 del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), que se
sustentaba en la lucha de los mineros nucleados en la Central Obrera Boliviana
(COB).
En enero del año 2006 asume la
presidencia Evo Morales, quien la ejerce hasta el 10 de noviembre de 2019,
cuando intentó forzar una tercera reelección a través de una consulta popular.
Ante las denuncias de fraude, Morales fue expulsado por una suerte de golpe
policial y rebelión cívica, que terminó forzando su renuncia y surgió un
gobierno provisional a cargo de Jeanine Áñez desde el 12 de noviembre de 2019,
hasta el 7 de noviembre de 2020.
En ese momento, se produce un nuevo
llamado a elecciones en el que gana la presidencia Luis Arce, quien fuera
previamente Ministro de Economía y Finanzas Públicas de las administraciones
del presidente Evo Morales. Aunque Arce llegó al poder con el apoyo de Morales,
hoy están enfrentados políticamente.
A ellos se suma otra crisis política,
que es la diferencia política que hay entre el gobierno central de La Paz, y
las fuerzas política del Departamento de Santa Cruz, cuyo último gobernador
elegido en el 2021, Luis Fernando Camacho Vaca, está detenido desde diciembre
del 2022, imputado por sus relaciones con la crisis del año 2019.
Este gobernador, y en general los
partidos políticos del departamento de Santa Cruz, vienen proponiendo reformar
la constitución, lo que choca con las voluntades del partido gobernante
Movimiento al Socialismo.
Y eso es particularmente importante,
porque la actual constitución del Estado Plurinacional de Bolivia fue votada en
el año 2008, e introduce una reforma fundamental respecto de los intereses y
persistencias de los pueblos originarios.
Volviendo a nuestros días
Bolivia es un país con tensiones
complejas, dado que la economía boliviana es una economía altamente informal,
donde la capacidad de recaudación impositiva del Estado nacional es muy
pequeña.
Un estudio hecho en el año 2022 por
Pablo Mendieta, Director del CEBEC (Centro Boliviano de Economía), “en el 2013
cerca del 20% de la fuerza laboral boliviana estaba en el sector formal.
Actualmente solo el 10% de la población tiene empleos formales. En el 2019
teníamos 85% de trabajadores en informalidad. Las cifras actuales indican un
90%".
La situación se complejiza más si se
toma en cuenta que uno de los principales ingresos son las exportaciones de
minerales y de combustibles, y eso depende de los precios internacionales que
estos tengan para financiar las cuentas públicas.
Recientemente hubo un violento intento
de tomar el poder, cuando fuerzas militares comandadas por el comandante
general del ejército Juan José Zúñiga, intentaron tomar el 26 de junio de 2024
la Plaza Central de La Paz, Plaza Murillo, para derrocar al presidente Luis
Arce. Esa asonada fue inmediatamente interpretada de múltiples formas por las
diversas fuerzas políticas en conflicto
Relaciones tumultuosas
Una de las interpretaciones fue la de
Morales, que entendió que fue un engaño de Arce y que fue recibido por Milei.
En el entorno político complejo, con
conflictos persistentes como presenta actualmente Bolivia, y siendo este país
un reciente signatario del Tratado del MERCOSUR, lo que expresaba su presidente
a fines del año 2023 cuando afirmaba: “Todos los presidentes han expresado que,
para ellos, Bolivia ya es miembro pleno del MERCOSUR, por lo tanto, luego de la
ratificación por parte de la Asamblea Legislativa Plurinacional, empiezan los
cuatro años para adecuarse a la normativa y reglamentación”, aseguró el presidente
Arce después de la promulgación del protocolo.
“Las relaciones políticas y comerciales
exigen una prudencia extrema, aún más allá del principio central de las
relaciones internacionales que es el principio de no interferencia en asuntos
internos de terceros países, dado los lazos históricos y presentes que hay
entre estas naciones”, explicó una fuente de la Cancillería argentina crítica
del momento que se está atravesando.
El problema -indican las fuentes- es que
Milei vuelve a repetir como un modus operandi lo ya sucedió con España. “Está
poniendo en crisis las relaciones internacionales argentinas, incluso llegando
a puntos de no retorno, bajo una quijotesca tarea de derrotar a lo que él llama
‘el comunismo internacional”, advierten.
“Y esto lo transformó en una empresa
personal, borrando los límites que hay entre sus opiniones personales como
ciudadano argentino, y las políticas de estado que, más allá de cualquier
divergencia interna, deben gobernar las relaciones internacionales de nuestra
nación con el resto del mundo”, analizan.
La situación toma un cariz más grave, al
involucrarse países vecinos con proyectos políticos comerciales tan importante,
como es el mercado común sudamericanos. Bolivia es uno de los proveedores de
gas que históricamente tuvo la Argentina. Prudencia y moderación son claves
para evitar una política exterior cada vez más extraviada.
Concluye este diplomático de carrera:
“Dinamitar todo esto, para sostener lo que a lo sumo son opiniones particulares
de algún actor político boliviano y no información objetiva, es un acto de
imprudencia extrema, visto los costos que esto puede generar a nuestro país, lo
que nuevamente afecta a nuestros intereses de largo plazo”.
EL FALLIDO INTENTO DE GOLPE DE ESTADO EN
BOLIVIA PONE DE RELIEVE UNA DISFUNCIÓN POLÍTICA CADA VEZ MÁS PROFUNDA
Las facciones enfrentadas señalan con el
dedo el fallido complot de la semana pasada que expuso aún más los problemas
del país.
Financial Times de Londres
(https://acortar.link/7Jq81i)
El intento de golpe que paralizó a
Bolivia la semana pasada terminó casi tan rápido como comenzó. Pero las dudas
persistentes sobre lo que ocurrió exactamente han expuesto amargas divisiones
políticas que amenazan con prolongar las crisis que sacuden al país antes de
las elecciones del próximo año.
El general Juan José Zúñiga fue
arrestado horas después de que condujo tropas al Palacio Nacional (cuya entrada
fue violada por un vehículo blindado y soldados fuertemente armados) y se
enfrentó brevemente al presidente izquierdista Luis Arce el 26 de junio. Al
caer la noche, Arce, que había instalado nuevos Los altos mandos que retiraron
las tropas agradecieron a una multitud de simpatizantes en el centro de La Paz
por ayudar a derrotar a los conspiradores.
El antiguo mentor de Arce, Evo Morales,
el carismático líder indígena que fue presidente de 2006 a 2019, inicialmente
condenó el intento de golpe como un ataque a la democracia. Pero ahora dice
estar convencido de que fue una puesta en escena.
“Lucho mintió y engañó al pueblo
boliviano y al mundo entero con este tipo de golpe o autogolpe”, dijo Morales
en un discurso el domingo, refiriéndose a Arce por su apodo.
"No tomen partido por los fascistas
que niegan lo que pasó", respondió Arce, quien sirvió como ministro de
Finanzas de Morales durante más de una década pero ahora está compitiendo con
él por el liderazgo del partido Movimiento Al Socialismo (MAS) antes de la
presidencia. elecciones previstas para el próximo año.
El intento de golpe y sus complicadas
consecuencias han expuesto una división cada vez más profunda entre Arce y
Morales que se ha apoderado del país y ha obstaculizado sus esfuerzos para
abordar una aguda falta de reservas extranjeras y la caída de la producción de
gas natural, una exportación vital.
“La batalla entre Arce y Morales es una
batalla por el poder, y no por el modelo económico del país; es una batalla por
el control de los instrumentos del MAS”, dijo Gonzalo Chávez, un destacado
economista boliviano.
“Y mucho más que el debate sobre si fue
un intento de golpe o un autogolpe, es la brecha entre los dos lo que genera
tanta incertidumbre, con la gente nerviosa y los inversores esperando a ver
cómo se desarrolla”.
Durante el mandato de Morales, ambos
administraron el llamado “milagro económico” de Bolivia, ampliando la red de
seguridad social con gasto respaldado por los altos precios de las materias
primas –particularmente el gas natural– que duró hasta principios de la década
de 2010.
Pero los días felices de alto
crecimiento y reducción de la pobreza quedaron atrás. El FMI pronostica un
crecimiento de sólo el 1,6 por ciento este año, el más bajo en dos décadas
(aparte de una contracción en 2020 a medida que avanzó la pandemia), mientras
la economía se ve agobiada por las presiones de la balanza de pagos.
De 2014 a 2024, las exportaciones
anuales de gas cayeron de 6.600 millones de dólares a 2.100 millones de
dólares, y la producción cayó casi a la mitad en medio de una disminución de la
inversión en proyectos de exploración en la importante empresa estatal YPFB.
También hay escasez de reservas en
dólares, que cayeron de 15.500 millones de dólares en 2014 a 1.700 millones de
dólares a finales de 2023. Eso ha provocado una corrida bancaria el año pasado
que solo mejoró cuando los legisladores permitieron al gobierno vender una
parte de su oro. reservas. Sin embargo, a finales del año pasado al banco
central sólo le quedaban 23,5 toneladas de oro, justo por encima del umbral
legal de 22 toneladas.
Las protestas estallaron nuevamente esta
primavera cuando Morales pidió a sus partidarios que bloquearan las carreteras
mientras el precio del dólar en el mercado negro subía muy por encima del tipo
oficial de alrededor de 6,9 bolivianos. Los problemas económicos han puesto en
riesgo una gama de subsidios políticamente combustibles, la vinculación de la
moneda al dólar y la capacidad del país para pagar la deuda.
Bolivia debe 110 millones de dólares en
pagos de cupones en 2024 y 2025 sobre bonos que vencen en 2028 y 2030. En 2026,
tendrá que pagar 333 millones de dólares, “lo que podría plantear un desafío
mucho mayor a la capacidad de pago en ausencia de medidas políticas
correctivas”. dijo la agencia de calificación Fitch en febrero, mientras
rebajaba la calificación del país aún más hacia territorio basura.
Los planes para desarrollar las vastas
reservas de litio del país -posiblemente las más grandes del mundo- también
están fracasando a pesar de las promesas de empresas de sus aliados Rusia y
China de desarrollar el sector. Este país sin litoral, de 12 millones de
habitantes y que carece de una producción significativa, aún no se ha
incorporado al mercado internacional.
En respuesta a la escasez de dólares,
Bolivia levantó la prohibición sobre el uso de criptomonedas que estaba vigente
desde 2020, dijo Arce el miércoles.
Otras soluciones a la crisis se han
visto obstaculizadas por la división entre los dos izquierdistas. El partido
MAS, fundado por Morales en 1997, tiene una cómoda mayoría en ambas cámaras del
Congreso, pero está dividido entre facciones leales a sus líderes rivales, con
políticas diseñadas para aliviar las apretadas finanzas del país que
languidecen. Mientras tanto, la oposición sigue fragmentada.
La brecha política se remonta a las
consecuencias de las disputadas elecciones de 2019, durante las cuales Morales
renunció a su cargo en medio de protestas masivas y presión de los militares.
Los tribunales del país habían dictaminado que su candidatura a un cuarto
mandato era inconstitucional, aunque de todos modos se presentó.
Después de dimitir, Morales huyó de
Bolivia cuando Jeanine Añez asumió como presidenta interina. Tanto Morales como
Arce sostienen que la presidencia de Añez representó un golpe de estado.
Morales regresó a Bolivia tras la
victoria electoral de Arce en 2020. Posteriormente, Añez fue encarcelada por
cargos de sedición. Una de las demandas de Zúñiga durante el intento de golpe
fue la liberación de los “presos políticos”, incluida Añez.
Las sospechas públicas sobre la
autenticidad del intento de golpe, incluso si está desacreditado, abundan en un
país que ha tenido alrededor de 190 golpes o intentos de golpe, así como varias
dictaduras y revoluciones, desde su independencia en 1825.
Cuando Zúñiga fue arrestado, dijo a los
equipos de noticias que había actuado a petición de Arce durante una reunión
días antes. “Es necesario preparar algo para elevar mi popularidad”, citó a
Arce, sin aportar pruebas.
Arce, que no respondió a las solicitudes
de entrevista, ha negado repetidamente las acusaciones. Zúñiga había sido
relevado de su mando del ejército días antes del intento de golpe por declarar
públicamente que bloquearía cualquier intento de Morales de regresar al poder.
Aún así, los líderes de la oposición han
sacado provecho de la acusación, incluso cuando las autoridades hicieron
exhibir a 17 presuntos conspiradores ante las cámaras de televisión en medio de
una investigación cada vez más amplia. El feroz presidente libertario de
Argentina, Javier Milei, calificó de “fraudulenta” la versión de Arce de los
hechos, lo que llevó a Bolivia a retirar a su embajador de Buenos Aires.
Armando Ortuño, académico boliviano,
dijo que las acusaciones no eran creíbles, aunque muchos actores quieren
creerlas.
"El único elemento que los sostiene
es la falta de estrategia y la sucesión de decisiones fallidas de los
insurrectos, y los intentos desesperados del gobierno por aprovechar el
ataque", afirmó.
UN EXTRAÑO INTENTO DE GOLPE
IADE Org. De Argentina
(https://acortar.link/7JuGK0)
El considerado intento de golpe
registrado en Bolivia el día 26 de junio, resulta sumamente curioso, hasta se
podría decir, inédito. Un general que había sido defenestrado, acompañado de un
puñado de militares, protagoniza una intentona golpista con características
casi grotescas. Las Fuerzas Armadas bolivianas tienen en su historia, una larga
tradición golpista, lo que hace suponer que cuando realizan un intento de
golpe, dada su experiencia, lo harían con los requisitos básicos que requiere
el caso. Lo visto el miércoles 26, no reúne ni remotamente esos requisitos
básicos.
En vista de la complejidad en que está
envuelto el hecho, lo que cabe hacer a esta altura del proceso, es formular
hipótesis multidimensionales.
Contexto internacional
El contexto en el que se produce el
llamado intento de golpe en ese país situado en el centro de Suramérica, es el
de un mundo convulso de disputa hegemónica y en función a ello, la disputa por
los recursos naturales de países menos desarrollados. Ahora, uno de los más
preciados es el litio. Se sabe a ciencia cierta que Bolivia posee casi el 30%
de la reserva mundial del metal. Y hoy se sabe que el cruento golpe que derrocó
a Evo Morales, en buena medida tuvo que ver con el litio. Hay en EEUU una
indisimulada inquietud ante el avance de inversiones de China y Rusia en esta
región que históricamente fue su patio trasero. Tanto es así, que la jefa del
Comando Sur, la generala, Laura Ricardson, expresó de forma desembozada, que
había que tener mucho cuidado en Latinoamérica ante el problema del terrorismo
y el avance de China y Rusia, en la región.
En Bolivia hay un proyecto en curso del
Consorcio ruso Rosaton y la empresa estatal boliviana, YLB, para trabajar en la
extracción del litio. Por otro lado, se sabe que el gobierno actual, solicitó
su ingreso al BRICS. Dicho esto, la inferencia inmediata sobre todo desde la
izquierda antiimperialista, es que EEUU, una vez más, tuvo que ver con esta
intentona golpista. Sin embargo, habría que considerar que, desde hace unas
décadas, las determinaciones e injerencias imperiales, ya no están recurriendo
a este tipo de mecanismos, siendo reemplazados por los llamados golpes de
colores o blandos, basados en la desestabilización, los law fare etc.
Qué pasa al interior de Bolivia
En Bolivia se está viendo desde hace
pocos años, para ser más precisos, desde la asunción de Luis Arce, primero un
resquebrajamiento y más tarde, en el presente, una fractura importante en el
seno del partido de gobierno, MAS. Esa fractura da lugar a una polarización
entre dos facciones lideradas ambas por Evo Morales por un lado, y el actual
Pdte. Luis Arce. El año que viene son las elecciones en Bolivia, y en setiembre
del año pasado, Evo Morales anunció su participación en las mismas, con miras a
volver a gobernar. Por supuesto, esto causó y sigue causando un escozor en las
filas de los seguidores de Arce.
Los cuestionamientos de Evo Morales
hacia el gobierno de Arce apuntan a descalificarlo porque, según él, se desvió
de la línea de cambio que fuera dada en su gobierno que fuera abruptamente
interrumpido por el golpe militar del 2019.
A propósito del gobierno de Evo, cabe
remarcar que su administración puede ser calificada sin riesgo a equívoco, como
la mejor en la historia de Bolivia. La revista The Economist, había calificado
el crecimiento económico de Bolivia en tiempos de Evo, como la mejor de la
región y hasta del mundo. Por otro lado, hubo avances muy significativos en
términos sociales, y se logró una integración social sin precedentes en su
historia. Por primera vez, indígenas tuvieron inserción en la sociedad
boliviana.
En la actualidad, sin entrar a
considerar las causas, están habiendo problemas de escasez de insumos como
combustibles y otros. Además, la suba del dólar porque los empresarios
exportadores, en lugar de ingresar al país, envían al exterior. Esta situación
como es obvio, ocasiona malestar en la población. Es difícil saber si estos
problemas tienen que ver con una mala administración, o alguna componenda del
gobierno con poderes fácticos internos. Afirmar eso sin pruebas sería poco
responsable. Pero de que existen esos problemas, existen.
Esta situación de malestar está
ocasionando una merma progresiva de la aceptación popular de Arce, y en
contrapartida cobra fuerza una nostalgia hacia la bonanza gozada en el gobierno
de Evo Morales.
El hecho
Decíamos que lo que pasó el miércoles
pasado fue muy extraño por sus características. Un general ya defenestrado,
aparece con una tanqueta acompañado de un puñado de militares sin ningún
acompañamiento explícito de las diferentes armas de las Fuerzas Armadas.
Después de atropellar violentamente el portón del Palacio Quemado, se baja y
lanza una arenga política. Y en una escena casi surrealista, aparece el pdte.
Arce enfrentando al general de apellido Zuñiga, y le ordena que deponga su
actitud. Es evidente que Arce hizo ese espectáculo “heroico” porque sabía del
desamparo del general Zuñiga.
Independientemente de que haya sido o no
un autogolpe, es más que claro, que el llamado intento de golpe, favoreció a
Arce, porque estaría levantando su alicaída imagen, porque todos los sectores
populares condenaron el intento de golpe y apoyaron al Pdte.
El problema, es que pasadas las horas y
los días, la idea del autogolpe se fue consolidando y pareciera que ahora, es
una creencia instalada en la mayoría de la población.
No se puede descartar a la hora de hacer
hipótesis y trazar perspectivas, que ese intento de golpe haya sido un ensayo,
y que, de acuerdo a los efectos, vendría el golpe definitivo. Como ocurrió con
Perón en el 55 y Allende en el 73.
Tampoco hay que dejar de considerar que
el gran imperio que tenemos sobre nuestras cabezas, apela a todo tipo de
mecanismos con tal de recuperar su hegemonía en derrumbe. Y con ese propósito,
que uno de esos mecanismos sea quebrar la estructura de poder de proyectos
alternativos. Recuérdese al tristemente célebre, Lenin Moreno.
Y para concluir: lo que pasó y está
pasando en nuestra sufrida región, debe ser necesariamente analizado en el
marco de la gran disputa hegemónica en curso entre occidente y oriente. Y a ese
efecto, tomar recaudos y estar bien atentos.
EL RELATO DEL GOLPE EN BOLIVIA
El presidente Luis Arce y el
expresidente Evo Morales, máximas figuras del Movimiento al Socialismo (MAS),
narran los hechos de manera contradictoria
El Confidencial de México
(https://acortar.link/mgZbDC)
El más reciente intento de golpe de
Estado en Bolivia, país que ostenta uno de los récords más nutridos en una
región como América Latina y el Caribe, con una historia profusa en diversas
modalidades golpistas, en los dos últimos siglos, se ha convertido en una
realidad disputada. El presidente Luis Arce y el expresidente Evo Morales, las
dos máximas figuras del oficial Movimiento al Socialismo (MAS), narran los
hechos del 26 de junio, en La Paz, de manera contradictoria.
Arce sostiene que lo que sucedió fue que
un segmento del Ejército, encabezado por el general Zúñiga, trató de imponer a
su Gobierno un cambio de gabinete. Morales, por su parte, dice que lo que
ocurrió fue que los militares y el propio presidente estaban de acuerdo en un
plan para evitar la reelección del líder histórico del MAS. Como estaban de
acuerdo, según Morales, el golpe no fue real, fue un autogolpe, convertido en
una farsa para aumentar la popularidad de Arce.
Curiosamente, la versión de Evo coincide
con la del propio Zúñiga, quien, antes de ser encarcelado, declaró que sus
acciones estaban pactadas con el presidente. La tesis del golpe ficticio de
Zúñiga y Morales acabó siendo compartida por otros líderes regionales, como el
presidente argentino Javier Milei, que no se sumó a la mayoría de los
mandatarios latinoamericanos, que condenó el intento de asonada militar.
La memoria del golpismo latinoamericano
está extraordinariamente viva, sobre todo, en las muy diversas izquierdas de la
región. Se trata de una memoria que reacciona visceralmente contra cualquier
asomo de deposición violenta de un Gobierno democráticamente electo, pero que
también puede capitalizar el fantasma del golpismo, para deslegitimar
oposiciones, como se ha visto en Venezuela y Nicaragua, donde un día sí y otro
no, Nicolás Maduro y Daniel Ortega acusan a sus rivales de querer derrocarlos.
Ha sido muy aleccionador, en estos días,
ver a Evo Morales enfrentado a quienes, siguiendo los instintos de la izquierda
bolivariana, suscriben el relato de un golpe de la derecha, Estados Unidos y
los militares con el objetivo de adueñarse del litio en Bolivia. Si algo
demuestra esa convergencia es lo saturada de simplificaciones que está la
realidad política de América Latina y el Caribe. Son tantas las
simplificaciones, que la realidad las desafía con la mera exposición de sus
conflictos.
Uno de esos conflictos, el que tiene
lugar entre Arce y Morales, revela algo más que una pugna por el poder en el
país andino. En buena medida se trata, también, del choque entre una izquierda
incapaz de tolerar la alternancia y apegada a la reelección perpetua y los
liderazgos imprescindibles y otra más a tono con las dinámicas sucesorias del
nuevo progresismo. El conflicto entre esas izquierdas se escenifica en estos
días en Bolivia, pero también en Venezuela, donde la tendencia más autoritaria
del continente busca remozar la imagen de Maduro, apuntalando su poder
omnímodo.
EL GOLPE DE ESTADO FALLIDO EN BOLIVIA.
SÍNTOMA Y SIGNO
Apenas horas después de superada la
intentona golpista del 26 de junio, comenzaron a correr múltiples versiones
sobre su origen. Detrás de los tanques, Bolivia enfrenta una furiosa lucha de
poder a la interna del Movimiento al Socialismo, mientras la economía empieza a
tambalear.
Brecha de Uruguay
(https://acortar.link/19lMKI)
La semana pasada, Bolivia experimentó un
nuevo golpe de Estado en su larga historia de golpes. Durante la tarde del
miércoles 26 de junio, un grupo de militares se concentró en la plaza Murillo
de La Paz y un tanque irrumpió en el histórico palacio presidencial. Pronto se
volvieron virales las imágenes del subsiguiente enfrentamiento cara a cara que
protagonizaron el general del Ejército Juan José Zúñiga y el presidente Luis
Arce. Para los bolivianos la sensación de temor evocada por estos hechos era demasiado
familiar. Afortunadamente, el golpe se extinguió en cuestión de horas. En lugar
de derramamiento de sangre y represión, el golpe fallido dejó preguntas: ¿por
qué ocurrió y qué viene después?
Dentro de Bolivia, existe un debate
sobre por qué se produjo el golpe. La respuesta más sencilla es que esto fue
obra de un general descontento, aislado y sorprendentemente inepto –según todas
las apariencias–, furioso con el presidente por el aparente desprecio a su
lealtad. Zúñiga había demostrado esa «lealtad» el 24 de junio al declarar
públicamente que Evo Morales, antiguo jefe del presidente Arce y su actual
archirrival (véase «Guerra abierta en el MAS», Brecha, 6-X-23), no es elegible
para presentarse a las elecciones de 2025. Como Pablo Stefanoni apunta en Nueva
Sociedad, en su entrevista del 24 de junio, Zúñiga había afirmado: «Legalmente
Evo Morales está inhabilitado. La Constitución Política del Estado (CPE) dice
que no puede ser electo más de dos gestiones, y el señor fue reelegido. El
Ejército y las Fuerzas Armadas tienen la misión de hacer respetar y cumplir la
CPE. Ese señor no puede volver a ser presidente de este país».
EL ROL DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Las palabras de Zúñiga se refieren a una
sentencia de diciembre de 2023 del Tribunal Constitucional Plurinacional de
Bolivia que sostuvo que los presidentes no pueden cumplir más de dos mandatos
en total. Este fallo anuló la controvertida decisión del Tribunal de 2017 que
decretaba que el derecho de los presidentes y otros funcionarios a presentarse
a la reelección indefinidamente era «un derecho humano». La sentencia de 2017
había allanado el camino para la victoriosa campaña presidencial de Morales en
2019, que antecedió al golpe de Estado de noviembre de ese año, cuando se
instauró un gobierno militar que, bajo el régimen de extrema derecha de Jeanine
Áñez, duraría un año. Ahora, al revocar la decisión de 2017, el Tribunal
bloqueó la capacidad de Morales para presentarse a las elecciones de 2025.
Esta reversión es polémica. Como era de
esperar, provocó la ira de Morales y sus partidarios. Pero los evistas, como se
los conoce popularmente, no fueron los únicos agraviados: la decisión también
ha sido criticada por otros dos motivos más generales. El primero es que
difiere claramente de la letra de la Constitución de Bolivia de 2009, que solo
prohíbe más de un mandato presidencial consecutivo. El fallo de diciembre de
2023, por el contrario, establece que los presidentes están limitados a dos
mandatos en total, una cuestión sobre la cual la Constitución no dice nada.
El fallo también es controvertido porque
sus críticos consideran que el tribunal que lo emitió carece de legitimidad en
sí mismo. Esta nube de presunta ilegitimidad –y la crisis constitucional a la
que ha dado lugar, de la cual la prohibición de que Morales se postule en 2025
es solo una parte– surge del retraso de las elecciones judiciales previstas
para 2023, en las que los nuevos jueces del Tribunal debían ser elegidos
mediante voto popular. Estas elecciones nunca se produjeron debido a las luchas
internas entre evistas y arcistas en el Congreso, lo que impidió el avance de
numerosas leyes. La sentencia sobre el estatusde Morales en las elecciones de
2025 se produjo un día antes de la fecha en la que los actuales magistrados del
Tribunal debían dejar sus puestos. Además, los magistrados también tomaron otra
decisión controvertida y ampliamente criticada: autodesignarse indefinidamente
y cambiar la Constitución para permitir su propia reelección (algo que antes no
estaba permitido).
EL PAPELÓN DE ZÚÑIGA
La declaración pública de Zúñiga de que
Morales no puede postularse en 2025 parecería favorecer a Arce (y,
aparentemente, demostrar la lealtad de Zúñiga al actual presidente). Sin
embargo, era una flagrante violación al principio de no intervención militar en
las disputas políticas del país, que llegaba, además, en medio de una crisis
política histórica, y Arce procedió a despedirlo al día siguiente. Los detalles
de la decisión presidencial tardaron en hacerse públicos, lo que probablemente
contribuyó a la capacidad de Zúñiga para comandar tropas durante el intento de
golpe del 26 de junio. La remoción de Zúñiga puede haber sido una reacción
directa a los comentarios del general, en tanto intento claro e ilegal de
interferir en la esfera política. También es posible que el propio Morales haya
presionado para imponer esta decisión a Arce. Sea como fuere, fue su
destitución lo que, al parecer, provocó que Zúñiga lanzara su golpe de Estado.
Como ya se señaló, el golpe fue
espectacularmente infructuoso y de corta duración. Entre otras cosas, dio lugar
a varios memes que comparaban favorablemente el fracasado desempeño deportivo
de la selección boliviana en la Copa América con la mucho más estrepitosa falta
de efectividad de las fuerzas militares involucradas en la intentona del 26.
Zúñiga afirmó que buscaba «restaurar la
democracia» y que liberaría a los «presos políticos» de Bolivia, que en su
opinión incluyen a Áñez y al exgobernador de Santa Cruz Fernando Camacho, ambos
encarcelados por su papel en el golpe de 2019. Pero tanto Áñez como Camacho
condenaron rápidamente las acciones de Zúñiga, como lo hicieron los
expresidentes de centroderecha Carlos
Mesa y Jorge Tuto Quiroga y, por
supuesto, Morales. El golpe también fue condenado inmediatamente por la
Confederación Sindical Unificada de Trabajadores Campesinos de Bolivia y por la
Central Obrera Boliviana, que declaró una huelga general indefinida.
Todo esto parece confirmar el total
aislamiento y la desesperación de Zúñiga. Después de su televisado
enfrentamiento cara a cara con Arce del 26 de junio, el general y sus tropas se
retiraron rápidamente, con una multitud que apoyaba a Arce abucheándolos
mientras huían por la plaza Murillo. Horas más tarde, Zúñiga fue detenido.
También han sido arrestados otros líderes de las Fuerzas Armadas sospechosos de
estar involucrados en la asonada y Arce ya ha nombrado un liderazgo militar
completamente nuevo.
¿AUTOGOLPE?
Fue entonces cuando surgió una segunda
teoría del golpe. Vino directamente de Zúñiga, quien después de su arresto dijo
a los periodistas que había sido el propio Arce quien le había Pedido que
hiciera algo para ayudarlo a resucitar su debilitada popularidad. Desde
entonces, Morales se ha hecho eco de la afirmación de que el golpe fue, de
hecho, un autogolpe de Arce. Como varios comentaristas de la situación
boliviana –entre ellos el antropólogo político Bret Gustafson– han afirmado
recientemente, esta teoría es poco probable dado de que Zúñiga enfrenta la
probabilidad de pasar una década o más tras las rejas.
Sin embargo, esta elucubración
probablemente seguirá viva debido tanto al vociferante apoyo que le ha dado
Morales como a la ocurrencia de tres hechos peculiares: el primero es que
Zúñiga no intentó arrestar ni disparar contra Arce durante su breve entrada al
palacio presidencial; segundo, Arce no llevaba chaleco antibalas cuando
enfrentó a Zúñiga; y tercero, los guardias del palacio de Arce no dispararon
contra Zúñiga ni sus tropas. También ha surgido una tercera teoría, mucho más
retorcida: que el propio Morales está detrás del golpe, que supuestamente él
mismo lo orquestó para proclamarlo luego como un autogolpe y hacer quedar mal a
Arce.
LAS TRES CRISIS BOLIVIANAS
Hasta ahora, la evidencia sugiere que el
golpe fue simplemente el resultado de la reacción impulsiva de Zúñiga al ser
destituido. Pero quedan suficientes preguntas en el aire como para que aún no
sea posible llegar a una conclusión definitiva. Lo que está claro es que el
golpe se produjo dentro de un contexto extraordinariamente difícil en Bolivia,
marcado por tres crisis. La primera es la crisis constitucional ya mencionada,
que gira en torno a las retrasadas elecciones judiciales de 2023 y la explosiva
cuestión de si a Morales se le permitirá o no postularse en 2025.
La segunda crisis, y la más fundamental,
es la división intrapartidista dentro del Movimiento al Socialismo (MAS) que
enfrenta a evistas y arcistas. La ruptura entre Morales y Arce fue inicialmente
una sorpresa, ya que los dos hombres estuvieron muy unidos en la gestión
gubernamental durante más de una década. Arce fue ministro de Hacienda durante
la mayor parte de los 14 años de Morales en la presidencia y le es ampliamente
atribuido el sólido desempeño económico de Bolivia durante ese período, cuando el
país registró un crecimiento económico sostenido y marcadas caídas en la
pobreza y la desigualdad. Fue Morales quien eligió personalmente a Arce para
presentarse como candidato del MAS en las elecciones de 2020, en las que el
gobierno respaldado por los militares había prohibido participar al
expresidente. El destacado papel jugado por Arce en los gobiernos de Morales
fue visto como una razón clave para su aplastante victoria electoral de 2020.
Sin embargo, después de que Arce asumió
el cargo, su relación con Morales comenzó a deteriorarse rápidamente, en parte
porque Arce incumplió su promesa inicial de no buscar la reelección. El año
pasado la división se convirtió en un abismo al parecer insalvable cuando
Morales asumió el control del MAS y expulsó a Arce del partido. Después de
esto, el MAS y el Congreso, controlado por él, han quedado irremediablemente
divididos entre los partidarios de ambos líderes.
Entre otras cosas, esto ha paralizado la
acción legislativa sobre temas clave como la crisis económica que sufre el
país. La economía boliviana atraviesa una serie de problemas; el más apremiante
de ellos es la drástica falta de divisas. En abril, Bolivia tenía solo 1.700
millones de dólares en reservas, la cifra más baja de los últimos 19 años, que
significa una disminución del 89 por ciento con respecto a los 15.000 millones
de dólares en reservas que tenía en 2014. Esto ha generado temores de una gran
devaluación, que llevaría a una inflación masiva. El crecimiento también ha
disminuido en los últimos años, en gran parte debido a la caída drástica en la
producción de gas natural. En febrero, Bolivia sufrió una dolorosa rebaja en el
sistema de calificación financiera internacional y la calificadora de riesgo
Fitch Ratings rebajó su nota de B- a CCC.
Arce sobrevivió al intento de golpe de
Zúñiga. La explosión de apoyo nacional e internacional que recibió como
respuesta puede proporcionarle un breve impulso, pero no se puede obviar el
hecho de que Bolivia enfrenta inmensos problemas en los frentes político,
económico y constitucional. Por ahora, la oposición sigue en desorden, pero si
la división entre Arce y Morales continúa (y no hay razón para pensar que
desaparecerá en el corto plazo), la capacidad del presidente para abordar los
problemas económicos y políticos del país se verá severamente limitada y la
derecha tendrá grandes posibilidades de regresar al poder en 2025.
REINA CONFUSIÓN Y TEORÍAS TRAS INTENTO
DE GOLPE EN BOLIVIA
“Esto es tan extraño, tan increíble”,
dijo Marcia Tiñini, una maestra de 58 años de La Paz
El Diario de México
(https://acortar.link/qerzCB)
Un plan para dar un golpe de Estado
contra el Presidente de Bolivia no era lo que esperaba el general Tomás Peña y
Lillo cuando ingresó al cuartel general militar en La Paz el miércoles pasado.
El líder de los militares retirados de
Bolivia dijo que se sorprendió al recibir una llamada esa mañana del jefe del
Ejército, el General Juan José Zúñiga, con una solicitud para presentarse para
conversaciones sobre cómo defender a los soldados encarcelados.
Era una reunión muy codiciada, por lo
que se apresuró a ir y encontró a Zúñiga rodeado de oficiales que le pedían
ayuda para “defender la democracia”. Peña y Lillo afirma que se negó, pero los
tanques ya salían del cuartel rumbo al palacio presidencial.
“Es una tragicomedia”, dijo Peña y
Lillo, ahora prófugo y buscado por su participación en el presunto intento de
golpe de Estado, a The Associated Press por teléfono desde un lugar no
revelado.
Como muchos bolivianos, dijo que le
costó reconstruir la historia, recordando cómo “se había hablado mucho en el
ejército de que (el Presidente boliviano Luis) Arce entregaría el Gobierno a
Zúñiga” mientras las protestas sacudían el país por la escasez de dólares y
combustible.
Los comentarios del general retirado
marcan otro giro surrealista en los esfuerzos de la nación por establecer los
hechos de lo que sucedió el 26 de junio, cuando las fuerzas militares
irrumpieron en el centro de La Paz, sorprendiendo al país y generando oleadas
de rumores que iban de lo mundano a lo absurdo.
Una semana después de la supuesta
rebelión que sacudió al país sudamericano que ha sido testigo de no menos de
190 golpes de estado desde su independencia en 1825, los bolivianos que
pensaban que lo habían visto todo dicen que nunca han estado más confundidos.
“Esto es tan extraño, tan increíble”,
dijo Marcia Tiñini, una maestra de 58 años de La Paz.
“Primero creí en el Gobierno y me sentí
solidaria, pero ahora no sé qué decir”.
Cuando Zúñiga y su enjambre de vehículos
blindados desaparecieron de la plaza principal de la capital después de tres
horas de disturbios, el Presidente Arce saludó la retirada como una victoria
democrática. Los bolivianos se manifestaron para denunciar el intento de golpe
y, por un momento, pareció que el tumulto podría unir a la polarizada nación.
Pero en cuestión de horas, la
conversación en Bolivia giró hacia si se había producido o no un golpe de
Estado.
Antes de ser encarcelado, Zúñiga afirmó
que su motín era una farsa urdida por el Presidente Arce para desviar la
atención de una economía en crisis y una amarga batalla política con su ex
mentor, el ex Mandatario Evo Morales. Arce niega rotundamente las acusaciones,
que siguen sin estar fundamentadas.
Los bolivianos diseccionaron el
enfrentamiento cara a cara entre Arce y Zúñiga afuera del palacio presidencial
que desencadenó la retirada del general, ofreciendo una variedad de razones por
las cuales el intento de golpe pareció orquestado.
“Fue una especie de teatro”, dijo el
general retirado Omar Cordero Balderrama.
“Es la primera vez que veo un golpe
militar transmitido en vivo por televisión. Con los golpes de Estado, todo el
mundo sabe que lo primero que se toma es el control de los medios de
comunicación”.
Los expertos escépticos también han
intervenido.
“Después de haber tenido mi propia y
breve experiencia como Hefe de Estado, puedo decirles que uno no toma un
ascensor que baja 16 pisos para charlar con el hombre que trasladó los tanques
hasta sus puertas”, dijo Eduardo Rodríguez Veltzé, quien sirvió brevemente como
Presidente de Bolivia entre 2005 y 2006.
A muchos les pareció extraño que el
motín terminara tan bien después de sólo unas horas. Les pareció sospechoso que
el jefe de las fuerzas armadas, Gonzalo Vigabriel Sánchez, no estuviera a la
vista mientras el caos consumía la capital, y que sólo apareciera después de la
destitución de Zúñiga para asistir a una apresurada ceremonia de juramentación
de los nuevos designados, en la que el presidente Arce le pidió que
permaneciera en su puesto.
“Si hubiera sido un golpe, la
Presidencia habría purgado las fuerzas armadas”, dijo el coronel Jorge
Santiesteban, experto en seguridad boliviana.
“El Presidente recompensó al comandante
en jefe que no hizo nada ante una importante insurrección cometida por su
subordinado”.
También fue curioso que la rebelión
estuviera liderada por Zúñiga, un leal que debe su posición y alto rango al
Presidente Arce.
Las fotos de Arce y Zúñiga jugando al
baloncesto juntos apenas unos días antes del 26 de junio se difundieron por las
redes sociales. Mientras circulaban rumores sobre su estrecha amistad, la
miembro de alto rango del gabinete María Nela Prada apareció en la televisión
boliviana, sin que nadie se lo pidiera, para decir que los dos no son cuñados.
El escepticismo se alimenta de una
profunda desconfianza en las autoridades bolivianas, derivada en parte de las
tensiones no resueltas por el derrocamiento del ex Presidente Morales en 2019
bajo presión militar que desató una represión letal de las protestas por parte
de las fuerzas de seguridad .
“A Arce le correspondía hacer reformas
que contrarrestaran la impunidad, pero el Presidente hizo lo contrario”, dijo
Juan Ramón Quintana, Ministro de la Presidencia de Morales.
“Ha dañado profundamente los
procedimientos militares y ha agravado una crisis institucional”.
Tras los acontecimientos del 26 de
junio, el ex Presidente Morales aprovechó la oportunidad para desacreditar a su
rival, amplificando las acusaciones contra Arce. Y en un giro irónico, el
Presidente libertario de Argentina, Javier Milei, se encontró coincidiendo con
el socialista Morales, acusando a Arce de inventar el intento de golpe, citando
información de inteligencia no revelada.
En una conferencia de prensa a última
hora del miércoles, el Ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, presentó más
detalles sobre lo que describió como un intento real, aunque caótico, de Zúñiga
de derrocar al Gobierno. También afirmó que Zúñiga había tratado de pulir sus
credenciales políticas en las últimas semanas, recorriendo el país y
refiriéndose a sí mismo como un “líder planetario”.
Al menos 30 personas han sido detenidas
en relación con el complot de la semana pasada, la mayoría de ellas en prisión
preventiva o bajo arresto domiciliario. Los agentes acusados han ofrecido
relatos que han alimentado teorías conspirativas aún más extrañas.
El ex comandante de la Fuerza Aérea
Boliviana, general Marcelo Zegarra, dijo a los fiscales que Zúñiga contaba con
el apoyo de tres misiones diplomáticas en La Paz: Estados Unidos, la Unión
Europea y, curiosamente, Libia.
El país del norte de África no tiene
Embajada en Bolivia. La Secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine
Jean-Pierre, dijo el miércoles que había visto “acusaciones falsas” y quería
“asegurarse de que está claro que Estados Unidos no tuvo ninguna participación
en esto”. La UE no ha respondido públicamente.
Del Castillo dijo que las autoridades no
habían encontrado evidencia de participación extranjera.
Cansados por la niebla de relatos
contradictorios y la confusión, algunos bolivianos se dan por vencidos y dejan
de prestarle atención a todo.
El martes en La Paz, multitudes se
congregaron en torno a una enorme masa de 380 kilogramos de carne de cerdo
cortada en rodajas y zanahorias encurtidas rellenas de un panecillo gigantesco:
el intento de Bolivia de conseguir el récord mundial del “sándwich de chola”
más grande jamás elaborado.
“Nuestro cerdo asado con su piel
crujiente”, reflexionó una de las asistentes, Sofía Molina, mientras le daba un
bocado humeante.
“Eso nos representa”.
DESCRIPCIÓN DE BOLIVIA: ENTRE LA
DEMOCRACIA Y EL GOLPE DE ESTADO
Ivoox Magazine
(https://acortar.link/xPtFfd)
El intento de golpe de Estado denunciado
el pasado miércoles 26 de junio por el presidente Luis Arce refleja la compleja
situación por la que está atravesando Bolivia. Las interpretaciones sobre la
asonada militar, sofocada, difieren entre otras cosas, porque el propio líder
del levantamiento armado, el general Juan José Zúñiga, dejó caer a la prensa,
al momento de su arresto, lo siguiente: “EL DOMINGO 23 ME REUNÍ CON EL
PRESIDENTE EN EL COLEGIO LA SALLE Y ME PIDIÓ HACER ALGO PARA LEVANTAR SU
POPULARIDAD. ME AUTORIZÓ SACAR TANQUETAS”.
Mientras tanto, un nuevo Alto Mando
Militar, dos excomandantes de las Fuerzas Armadas encarcelados, el anuncio de
posibles detenciones de más militares y civiles, una gran confusión ciudadana y
la profundización de la crisis política, provocada por la enconada lucha entre
Luis Arce, Evo Morales y dirigentes de ambos bandos, son el escenario que marca
el devenir político después de la zozobra por la toma del Palacio Quemado con
tanquetas y armas, a solo 15 meses de las próximas elecciones presidenciales.
Si bien es cierto que según la versión
del Gobierno que asegura haber sofocado, en menos de cuatro horas y con éxito
el intento de golpe militar, también lo es que el relato de los seguidores de
Evo Morales y de sectores opositores define lo ocurrido como “un autogolpe”,
“un show político”, “un montaje” del presidente Luis Arce Catacora, acordado
con el general Zúñiga y sus adeptos, para victimizar al presidente, en un
momento crítico por las protestas de diversos sectores sociales debido a la
crisis económica y energética que enfrenta el país.
Como mencioné anteriormente, las
acciones militares fueron encabezadas por el general Juan José Zúñiga, quien
había sido destituido como jefe del Ejército tras realizar unas declaraciones
en contra del expresidente Evo Morales, un día antes del intento golpista. Este
episodio, repudiado por todos los sectores políticos, es una muestra de la
creciente tensión en la que ha estado sumida Bolivia durante los últimos meses.
Pero algo de lo que estoy seguro es que
no hay nada claro en ese intento de golpe de estado, sobre todo porque cuando
la prensa boliviana habló con el general Zúñiga a las puertas del Palacio
Quemado y le preguntó por el presidente Arce, este respondió: “El presidente
Arce puede seguir gobernando”. Me es difícil comprender esta crisis política.
Para entender esta situación, es
importante tener en cuenta tres elementos fundamentales:
Enfrentamiento político entre Luis Arce
y Evo Morales por el dominio del MAS
El intento de golpe denunciado por Arce
es el último episodio dentro de la convulsa historia política de Bolivia. En
sus 200 años de historia, Bolivia ha enfrentado distintos levantamientos
militares y sublevaciones; las causas han sido diversas, así como los
escenarios políticos en los que han ocurrido. Esta vez, la arremetida del
general Zúñiga fue antecedida por una creciente pelea de poder entre el
expresidente Evo Morales y su sucesor, Luis Arce, lo que provocó una división
del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido gobernante.
Esa división quedó de manifiesto en
septiembre de 2023, cuando el expresidente Evo Morales anunció su candidatura
presidencial para las elecciones de 2025, desafiando abiertamente no solo al
presidente Arce, de quien se espera busque la reelección, sino también al
Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) de Bolivia que anuló la reelección
presidencial indefinida en el país, lo que supone la inhabilitación de Evo
Morales para las elecciones de 2025.
En la Sentencia Constitucional
1010/2023, aprobada, se establece que la reelección presidencial indefinida no
existe y “no es un derecho humano”. Con ello queda claro que ni el presidente
ni el vicepresidente de Bolivia pueden ejercer el mandato más de dos veces de
forma continua o discontinua, al igual que senadores, diputados o las
autoridades judiciales.
De lo anterior se puede interpretar que
es imposible que Evo Morales se presente a los comicios presidenciales de 2025,
como era su intención. Vale señalar, además, que el líder del partido
Movimiento al Socialismo (MAS) gobernó durante tres períodos continuos entre
2006 y 2019.
La Constitución Política del Estado de
Bolivia establece que nadie puede gobernar el país por más de dos períodos
consecutivos y en febrero de 2016 se llevó a cabo un referéndum para aprobar o
rechazar el proyecto de modificación constitucional para revertir esto y
permitir que tanto el presidente como vicepresidente pudieran gobernar por más
períodos. Ganó el “No” con un 51,30 % de los votos. Ante estos resultados, Evo
Morales reaccionó desconociéndolos y en 2017, el Tribunal Constitucional lo
habilitó para volver a presentarse por considerar que se violentaba su “derecho
humano”.
Todo este escenario ocurre en medio de
una batalla del propio Evo con el actual presidente del país, Luis Arce, quien
pasó de ser su principal pupilo y aliado a “peor enemigo”, en palabras de
Morales, y ha amenazado con que habrá una «convulsión» en Bolivia si es que lo
inhabilitan. La grieta entre ambos políticos es tan grande que, en el presente
año 2024, el MAS celebró dividido, en actos separados, su 29 aniversario, con
los «evistas» en Santa Cruz y los «arcistas» en La Paz.
Ciertamente, la disputa en el partido de
Gobierno tiene consecuencias sobre su gestión. Hoy Bolivia tiene un Gobierno
débil que está inmerso en una grave crisis política y sin capacidad para
gestionar la conflictividad social y la crisis económica. La fractura del MAS
tiene hoy al Parlamento paralizado, sin que se reúna para aprobar los créditos
internacionales que Bolivia necesita para revertir una alarmante falta de
divisas. Ni siquiera se intenta buscar un modus vivendi que permita reactivar
el el Congreso.
El fin del «milagro económico» boliviano
Toda esta pugna política ocurre en un
momento económicamente muy complejo para Bolivia. Bloqueos de carreteras y
manifestaciones han tomado fuerza en los últimos meses debido al deterioro
económico del país, que paradójicamente había destacado en América Latina por
su rápido crecimiento, estabilidad y capacidad para contener la inflación,
motivo por el cual lo llamaron «el milagro económico boliviano».
Pero este modelo mostró sus grietas en
marzo de 2023, cuando se evidenció una grave escasez de dólares en el mercado y
comenzaron a aparecer largas colas de ciudadanos intentando conseguir la
divisa. La disponibilidad de dólares es cada vez menor, lo que dio paso a un
mercado paralelo de dólares en donde coexisten 13 tipos de cambios paralelos.
Lo anterior tendría su explicación, en
parte, por la caída en el nivel de producción de gas natural que le dio
cuantiosos ingresos al país luego de que en 2006 Evo Morales decretara la
nacionalización de los hidrocarburos, según Claudia Pacheco, presidenta del
Colegio de Economistas de Santa Cruz.
Según los informes del Banco Central,
las reservas internacionales pasaron de US$15.122 millones en 2014 a US$1.796
millones en abril de 2024 (fecha en que se publicó el último informe).
Con esos recursos se han mantenido
algunos de los programas sociales de los gobiernos de Evo Morales y Luis Arce,
como el subsidio a la compra de combustibles, que Bolivia tiene que importar y
pagar en divisas en los mercados internacionales.
Esto ha llevado al país a una crisis
porque, a pesar de que se cayeron los ingresos, se mantuvo un gasto muy alto.
Desde 2014, los ingresos del gas natural se empezaron a reemplazar por deuda
interna y externa. En términos coloquiales, «se gasta más de lo que ingresa al
fisco». Bolivia es importador de insumos y de bienes de capital en casi un 80%,
por lo que se ha visto muy afectado por la escasez de dólares.
Esta situación también ha afectado
directamente la importación de combustible. Según el propio presidente Arce,
Bolivia importa el 56% de la gasolina y el 86% del diésel que consume.
Descontento entre los bolivianos
Lo anterior ha generado descontento en
la población. Comerciantes y transportistas han realizado manifestaciones y
bloqueos viales en distintas ciudades del país, mientras que una multitud de
vendedores ambulantes ha marchado hasta La Paz denunciando la escasez de
dólares y combustibles. En las gasolineras se generan largas colas de personas
que intentan conseguir combustible.
Cualquier parecido con la realidad de
Venezuela es solo una coincidencia. Si bien se han adoptado medidas para
combatir estos problemas, como la disminución de las restricciones a las
exportaciones y la creación de una subasta de diésel para los grandes productores,
hasta el momento, las medidas parecen no haber sido suficientes.
El intento de golpe militar es síntoma
de que algo no está bien en Bolivia. La fractura entre Arce y su mentor
político, Evo Morales, lastra a la democracia boliviana, bloquea cualquier
estrategia contra la crisis económica, mantiene paralizado al Congreso y abre
la puerta a otras aventuras como las del general Zúñiga. Este capítulo de
inestabilidad política todavía no se ha cerrado.
Bolivia suma un capítulo más a su larga
historia de turbulencias políticas, que incluye desde golpes militares hasta
sombrías conspiraciones. Para tener una idea de la historia política del país,
“Bolivia es el país con más intentos de golpe de Estado en el mundo entre 1950
y el presente”, dice Jonathan Powell, un experto de la Universidad de Kentucky
en inestabilidad política.
En los dos siglos que han transcurrido
desde que declaró su independencia en 1825, Bolivia ha tenido en promedio un
nuevo gobierno cada 26 meses y medio. Un estudio global realizado por Powell y
Clayton Thyne, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Kentucky,
señala que, desde 1950 hasta el pasado martes, el país sumaba 23 casos de
golpes de Estado. Eso incluye 11 golpes exitosos, definidos como los que
permitieron a sus impulsores controlar el poder por lo menos durante una
semana, y 12 intentos fallidos.
La década en que Bolivia habría
registrado más golpes fue la de los 70 ‘s: ocho consumados o intentos, y en
algunos años con dos casos seguidos.
La pregunta es: ¿Hay solución política a
la crisis del MAS? No es tan fácil. En el corto plazo, el Gobierno tiene que
conseguir estabilizar su apoyo político, lo cual pasaría por algún tipo de
acuerdo de gobernabilidad entre Arce y Evo Morales. Si la pelea se profundiza,
no habrá salida alguna. Mientras que la oposición al MAS es casi inexistente y
es simple espectadora del desastre político y, por supuesto, con la mirada
atenta a una oportunidad que le permita revitalizarse.
No cabe la menor duda que la causa
central de la ingobernabilidad y la crisis política que ha paralizado sobre
todo al Parlamento se debe a la división de Evo Morales y Luis Arce. En ese
marco de inestabilidad, los bolivianos se encaminan lentamente a un nuevo
proceso electoral en el que se elegirá a un nuevo presidente en 2025, siendo
que el único partido con posibilidades serias de triunfo es el Movimiento al
Socialismo, MAS, el conglomerado de organizaciones sociales, sindicales e
indígenas que en 2006 llevó a Evo Morales al poder.
EL PUEBLO BOLIVIANO QUE SIEMPRE ESTÁ A
LA ALTURA DE LA HISTORIA, NO MERECE UN GOBIERNO REACCIONARIO
Resumen Latinoamericano Org.
(https://acortar.link/UNjCi6)
Existe aquella ley de las
probabilidades, imposible de cuantificar, pero que se llama comúnmente “la
fuerza de las cosas”, a la nueva derecha
ahora se ha sumado el militarismo reaccionario para tumbar al gobierno, y
aunque Reyes Villa, el mejor posicionado para la derecha, apueste verbalmente a
que es tiempo “de cuidar la democracia y evitar que intereses políticos lo
destruyan”, en su subconsciente, le conviene a sus intereses que el gobierno
sea derrocado por la vía violenta o que el Presidente sea obligado a renunciar.
El evismo alimentará el huevo de la
serpiente
El 20 de mayo del 2024, Ronald Maclean
revelaba de una reunión de algunos líderes de la derecha boliviana en EEUU,
donde supuestamente se firmó un “pacto secreto entre dos o tres candidatos
tradicionales para hacer sus cosas”, la pregunta es si era necesario y
suficiente ir a EEUU para definir candidaturas y/o hacer acuerdos electorales.
Un mes después la ministra de relaciones exteriores se reunía con la encargada
de negocios de EEUU para reclamarle sobre la intromisión en asuntos internos
del país, y una semana más tarde, se producía el golpe militar encabezado por
Zúñiga. Hasta este momento, la coyuntura política carecía de un motor
gravitatorio interno, ni la derecha reaccionaria ni el evismo podían fungir
como motor gravitatorio, porque expresan el vaciamiento de la democracia,
producto de sus errores tácticos y estratégicos. Así, Evo Morales días antes
del golpe, repetía sus acostumbradas denuncias contra el gobierno, “que no
había industrializado nada; que el plan del gobierno era inhabilitarlo como candidato;
y, que el mensaje de la ministra de la presidencia, que le exhortaba a no
desestabilizar el país, era un mensaje escrito por la embajada”. A esto se sumaba su pedido al pacto de unidad
de una reunión para cumplir la observación del TSE y organizar su congreso,
propuesta que fue rechazada contundentemente por las organizaciones sociales;
pero la coyuntura seguía sin un factor que gravitará. Solo el analista Alberto
Ruiz, afirmaba que las fuerzas armadas estaban atentas a lo que pasaba en el
país y el rol que podía jugar ante la destrucción del Estado de Derecho, y, que
mucho tenía que ver con este posicionamiento de las fuerzas armadas la
inhabilitación de Evo Morales.
“La dura oposición de la nueva derecha
(evismo-camachismo-mesismo), acompañado de todos los activos
desestabilizadores: legislativo, aparato mediático, plataformas ciudadanas,
aliados internacionales, embajada, con el objetivo de seguir socavando la legitimidad
del gobierno, hasta que se produzca el punto de ruptura”, esto decíamos en
(https://rebelion.org/un-golpe-de-estado-heterodoxo-que-se-vaya-lucho/).
Pero el punto disruptivo se adelantó, de forma provisional, por un sector
minoritario del ejército que puede ser un parteaguas de toda esta historia. Sin
embargo, Zúñiga, no logró un gran respaldo de los militares, y se frustro el
golpe de Estado; pero más allá del fracaso golpista, este hecho sigue
reafirmando que los militares pueden hacer uso de su fuerza en cualquier
momento. En otras palabras, como decía Zavaleta M. “los militares nacionalistas
creían en la patria pero no en las clases, a las que veían como una deformación
de la patria”; por esto, si los militares juegan un papel reaccionario, el proceso
de cambio puede convertirse en militarista, y solo podemos revertir esto, si
los militares se definen del lado del proceso de cambio. Pero esto no ocurrirá,
porque de manera insistente e infatigable, desde el inicio de la gestión del
Presidente, y a través de diversas formas y contenidos, la derecha
reaccionaria, al principio, y el evismo, después, se han posicionado con el
propósito de socavar el orden constitucional.
Régimen democrático y paz política se
implican de manera recíproca y lo que atenta contra uno atenta directamente
contra el otro. La nueva derecha (evismo-camachismo-mesismo) no cesara en
tumbar al gobierno, y solo en la medida que el gobierno logre mantener activos
los mecanismos democráticos, podrá Bolivia vencer a quienes anhelan la
violencia para imponer sus propósitos. En otras palabras, si el gobierno no
profundiza el régimen democrático, se impone el caos político, porque el
militarismo reaccionario y/o la nueva derecha, tendrán un campo abierto para un
abanico de posibilidades y dinamitar el proceso de cambio. Por estas razones,
el evismo no puede justificar lo que han denominado, como dice Andrónico
“autogolpe, donde el pueblo se hunde en la incertidumbre, con una profunda
crisis institucional del sistema democrático, y el daño que el poder judicial y
los militares que nos llevan al caos”; cuando es el legislativo el nido de la
sedición y la ingobernabilidad, que no hace nada y es garantía de nada, y es
Andrónico el que lo comanda, y el que menos interesado en que sea autogolpe o
golpe militar es el gobierno, porque si fuera un autogolpe no cambia en nada su
popularidad, y si es un golpe militar real, nuevamente como el 2019, le dicen
en sus narices al gobierno, que van tras de su caída. Por eso sus momios
políticos como son Quintana y Romero, no entiende ni comprenden de qué va esto,
solo arguyen que como es un autogolpe, “Zúñiga es el vocero del autogolpe
promovido desde el gobierno, y si o si Evo Morales será el próximo presidente”.
A esto llega su análisis político, porque están conscientes que han cerrado
todos los caminos legales y alzarse abiertamente en sedición, clausurando el
llamado proceso de cambio, porque más puede la fuerza de la costumbre, poseer
el poder por el poder, que es como un instinto animal que se reproduce casi de
manera indefinida. Éste es el mayor peligro, porque no es con palabras con lo
que se los va a convencer.
El gobierno está contra la pared, el
militarismo reaccionario y la nueva derecha conjuran su caída
El país convive con una variedad de
trincheras beligerantes: el TSE convocando una cumbre multipartidaria, donde no
se decidirá nada de temas fundamentales, y anulara el congreso en septiembre
convocado por el evismo; la justicia constituyéndose en un suprapoder que
define el futuro del país, mientras que Evo, Mesa y Camacho afirman que es un
juguete de Lucho ; el poder legislativo confrontado abiertamente contra el
poder judicial y el poder ejecutivo, poniendo en cuestionamiento no solo la
legalidad, sino también la legitimidad de esos dos poderes; y, por último, el
poder mediático en su conjunto, que por todos los medios intenta implantar
marcos mentales o de interpretación de cómo se deben ver las cosas de la
realidad. Apostando a la caída del gobierno. En otras palabras, estamos
hablando de una acción de dirección concertada del golpe blando o golpe
militar, donde todos los poderes del Estado, en diversos grados, y en una lucha
política con diversos intereses, se impone el objetivo de la nueva derecha, buscar
la confrontación y la deslegitimación de los poderes del Estado, y así
pretender forzar la renuncia del Presidente y acortar su mandato; por esta
razón, no son gratuitas las declaraciones de Evo y Loza, al acusar al gobierno
de “pacto con el fascismo”, que “ni la izquierda ni la derecha pueden permitir
la violación de la Constitución”; que Andrónico afirme que “todos los actos del
TCP son nulos de pleno derecho”, creando de esta manera la idea de que el país
es tierra sin ley, que no hay gobierno y que hay desinstitucionalización.
Nadie puede negar que hay una crisis de
los poderes del Estado, producto de catorce años de gobierno evista, un año de
golpismo y tres del actual gobierno; lapso de tiempo en el que no se sentaron
los cimientos del Estado Plurinacional, y llegamos a esta coyuntura, que es
funcional a los intereses de la embajada, así como lo es la narrativa creada
por el aparato mediático de la derecha: Estado inviable y gobierno corrupto, y
de todo esto va precisamente el golpe de Estado blando, al que se ha sumado la conspiración
militarista. Negar esta situación sería tratar de engañarse, y no hay nada peor
en política que crear escenarios ficticios para evitar confrontar la realidad;
hace tiempo el presidente del TSJ acusó al legislativo de haber buscado el
fracaso de las elecciones judiciales, porque hubo una estrategia y llegar a
este extremo, donde la crisis de la justicia, de análisis constitucional, se
transforma en crisis política; el TSE sostiene que, o una de dos, judiciales el
2024 sin primarias o primarias el 2024 y generales el 2025 y judiciales el
2026; la nueva derecha en el legislativo se ha conjurado por dinamitar la
estabilidad económica y política, no aprobarán créditos internacionales y si lo
hacen será a cuenta gotas, para maniobrar la agonía del gobierno; y, por
último, dos declarados aspirantes de la derecha reaccionaria, como son Manfred
y Jhonny, quienes, al igual que Evo, se presentan como los salvadores usando un
lenguaje populista.
Hay la existencia de redes de poder,
visibles y en la sombra, como es el de la embajada norteamericana, que operan
de manera coordinada; ya se demostró en el golpe del 2019; y, por tanto, no
cabe ninguna duda de que la ofensiva de los sectores más reaccionarios se está
activando con toda su fuerza, para alterar el orden constituido, y reventar
todo el proceso de cambio. El gobierno no debe olvidar que las huellas que
puede dejar una conspiración política son escasas en lo que se refiere a la
confabulación misma o a sus actos esenciales, esas huellas solo pertenecen a
una minoría bien pactada, a la que hay develar y mostrarlos como las grandes
traidores de la democracia.
El Presidente cuando declaro que
pretenden acortar su mandato, o sea que hay
un golpe de Estado en marcha, marco un distanciamiento dialéctico con el
evismo, que no solo implica comprender su significado, sino es necesario el
análisis del contexto y el futuro, así como los retos para el gobierno. A esta
altura del tiempo ya no son previsibles cambios en el gabinete, con este
gabinete tendrá que enfrentar la guerra política planteada por el evismo, pero
está en el deber de hacer cambios relevantes a corto plazo en las variables
estratégicas políticas que induzcan a modificar sustancialmente las
alternativas del gobierno y la correlación de fuerzas de cara a una próxima
coyuntura marcada por el golpe de Estado blando o militar. Porque, con este
golpe militar el gobierno no puede cerrar los ojos a la crisis institucional y
política que se está desarrollando ante la presencia de todos, y ya no se debe
descartar a otro actor político como es las fuerzas armadas.
El golpe militar o blando o el caos
social, siguen en curso; porque cómo debemos entender el mensaje del evismo “o
por la buenas o por las malas”, y eso lo presentan como el medio para superar
la crisis. Por esto, pasado y presente no se contradicen profundamente, cuando
éste presente es una simple prolongación de ese pasado, que nos conduce a la
deriva. El gobierno, ahora se da cuenta, ojalá, que tiene un enorme problema,
no controla todo el poder, porque el poder
también es controlar a los
servicios de inteligencia militar y policial, pero el Presidente lo ha
reconocido, “inteligencia militar no informo, dependía del comandante”; lo
mismo que ocurrió en el golpe del 2019, ni Morales, ni García Linera, ni
Zavaleta, tenían la peregrina idea de la coordinación del golpe:
militarismo-motines-
La contrafinalidad es un factor a tomar
en cuenta en el amor, la vida y la revolución
El gobierno no tiene el poder de
controlar esta situación y, la nueva
derecha con gusto hace y seguirá haciendo uso de la incitación a la convulsión;
frente a este posicionamiento el gobierno, el gabinete social, el pacto de
unidad y las organizaciones sociales, junto a los bloques urbanos, deben dejar
de pensar que el camino de la salvación es el «voluntarismo», porque es
ingenuamente optimista y totalmente inconsistente; el Zuñigazo se incorpora
como un factor más a la nueva derecha para el desarrollo de los
acontecimientos, y el que más preocupado tendría que estar es Evo Morales,
porque si triunfa el militarismo: se lo
cargaran, a no ser que tenga un pacto con intereses subalternos, llámese
embajada yanqui. En el fondo, Quintana, en particular, y Romero en el rol de
mimo, desean sacrificar a Evo, y más allá del cambio del alto mando militar y
la detención de jefes y oficiales de las
fuerzas armadas, que puede aparentar una purga, no impedirá que la deliberación
formal e informal dentro de los cuarteles entre los oficiales de rango
intermedio continúe. Por tanto, es inútil el llamamiento del gabinete de no
utilizar el golpe de Estado con “afanes de réditos políticos”; ya lo está
haciendo el evismo, la derecha encarnada en Mesa, Camacho, y Peñaranda, quienes
sostienen que es un autogolpe, igual que el evismo que es eco de la derecha
antinacional; los mismos que aspiran a poner como agenda que es un autogolpe, y
que el gobierno ya no está en la legalidad y que debe renunciar.
Entonces, el problema es que cuando la
coyuntura está acompañada de una crisis o deterioro político, la excepción se
convierte en una regla, se convierte en la experiencia cotidiana, por tanto, el
gobierno es inviable y hay que derrocarlo “por las buenas o por las
malas”. Zúñiga criticó el estado actual
de la situación, coincidiendo con lo que dicen Evo, Doria Medina, Peñaranda,
etc., que Lucho no da certezas, faltan dólares, combustibles, etc. pero el
límite de estos discursos o marcos de interpretación, se basa en su idea “ilustrada” de la política
como un asunto de falta de conciencia por parte del pueblo, al que deben
enseñarle quiénes son los traidores, corruptos y cobardes; olvidando que la
cuestión fundamental en juego no es la falta de conciencia, sino de cuerpo: en
qué tipo de cuerpo prende el mensaje reaccionario. Y el cuerpo de los
movimientos y organizaciones sociales, el cuerpo del pueblo, el cuerpo de las
clases medias, saben que esto no va de política y democracia, sino de angurria
de poder del evismo, de la derecha antinacional encarnada en Reyes Villa, en
los militares reaccionarios, y esto tiene que tomar en cuenta el gobierno.
La sedición de la nueva derecha, el
golpismo militarista, no fue derrotada, porque su raíz no fue tocada. Las
tensiones políticas y el aire de crisis institucional hacen mella en los
militares, la nueva derecha, y también, en el gobierno, que está rodeado de
enemigos; por tanto, estamos en presencia de una larga conspiración entretejida
desde diversos espacios. Pero esto no es lo decisivo, no es el cemento que unió
todos los hilos en una lógica conspirativa, todo esto comenzó el 2009, cuando
se hizo concesiones en la redacción de la nueva constitución, pero que fue
adquiriendo un rostro mucho más cotidiano el 2019, cuando la agroindustria, los
banqueros, y los militares, apostaron que el dilema de fondo a quebrar es el
vínculo gobierno- pueblo.
El gobierno, debe tomar conciencia que
solo la política y la organización, son los elementos para enfrentar la crisis
con la que se confronta; la consecuencia de negar la intensidad del combate que
la coyuntura requiere, puede llevar al gobierno a acabar simulando el
conflicto; cuando la lucha política también comprende el ámbito de la lucha
simbólica y de la lucha del relato, que si no lo ejecuta, el gobierno y los movimientos sociales
terminarán estrellándose con la derrota y el fracaso. La solución de esta
crisis política está en manos del gobierno y de la profundización de la
democracia protagónica y participativa, porque en lo alcantarillados, donde
corre el agua sucia: está el militarismo golpista que sigue activo.
¿QUÉ OCURRE EN BOLIVIA Y QUÉ LECCIONES
SIRVEN PARA COLOMBIA?
Proclama del Cauca de Colombia
(https://acortar.link/ClNujx)
El 26 de junio pasado se ejecutó un
intento de golpe de Estado en Bolivia. Fue realizado por militares encabezados
por el comandante del ejército general Juan José Zúñiga. Esa acción fue
abortada en forma pacífica y relativamente tranquila. Importantes sectores del
pueblo paceño se movilizaron para rechazar ese acto violento. El presidente
Luis Arce se dirigió desde el balcón de “Casa Grande” para emitir un mensaje de
victoria y calmar al pueblo boliviano.
Han surgido versiones sobre un posible
“autogolpe”. Ese relato se basa en las declaraciones del militar golpista que
fue detenido luego de que se posesionara una nueva cúpula militar. Ello se
explica por cuanto el gobierno necesita generar apoyo popular ante las fuertes
presiones políticas que enfrenta tanto de las derechas como de sectores de su
propio partido (MAS). Esas fuerzas opositoras aprovechan la grave situación
económica que vive ese país andino con caída de las reservas, déficit fiscal,
escasez de dólares y de combustibles y el auge del contrabando.
¿Qué es lo que realmente ocurre en
Bolivia y qué lecciones sirven para Colombia y América Latina? ¿Cuál es la
causa del enfrentamiento entre el presidente Arce y el expresidente Evo
Morales? ¿Cuál ha sido la evolución de la lucha de clases en ese país? ¿Qué
sectores sociales representan esos dirigentes? Si Arce fue el artífice de la
estabilidad y crecimiento económico durante el gobierno de Evo… ¿Por qué ahora
el manejo de la economía es el talón de Aquiles de su gobierno? ¿Cómo influye
el pulso entre China y EE.UU. por el control del litio boliviano?
Brevemente intentaremos aportar algunas
ideas y respuestas. Hay que tener en cuenta que, a pesar de las diferencias que
existen entre los pueblos y países de América Latina, nuestras sociedades
tienen muchos elementos en común. El pasado indígena y afrodescendiente, el
impacto de la colonización europea, la generación de un capitalismo dependiente
y la aplicación de las políticas neoliberales, han generado dinámicas comunes y
similares. No es casual que lo que ocurrió en Ecuador ahora pareciera repetirse
de alguna manera en Bolivia.
Algo de historia reciente de Bolivia
En la primera década del siglo XXI, el
pueblo boliviano impulsó un proceso constituyente después de derrocar a Gonzalo
Sánchez de Lozada en 2003, por entonces, el presidente más neoliberal y
pro-estadounidense de la región. Fue liderado por el dirigente campesino, de
origen indígena, Evo Morales, en compañía del intelectual revolucionario Álvaro
García Linera, quienes se colocaron a la cabeza del Movimiento al Socialismo –
Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS–IPSP).
En coordinación con organizaciones de
los trabajadores, indígenas, campesinos, cocaleros y, en parte, mineros de
Bolivia, se fortaleció el MAS. Evo fue elegido como presidente de la república
en 2005. Desde entonces ha sido la principal fuerza política de esa nación
andina que no tiene acceso al mar, pero que cuenta con la mayor reserva de
litio del mundo. En 2009 entró en vigencia la Constitución que declaró a
Bolivia como Estado Plurinacional.
A lo largo de un período de 15 años se
lograron avances democráticos que garantizaron la participación política de
importantes sectores sociales históricamente excluidos. Se avanzó en soberanía
nacional, la redistribución de recursos del Estado y justicia social, la
renegociación de los contratos con empresas transnacionales de hidrocarburos y
otras (“nacionalización”), fortalecimiento de los ingresos del Estado y se
inició un proceso de industrialización del aparato productivo (que no ha
avanzado gran cosa).
Evo y García Linera lideraron el MAS y a
una la amplia coalición que construyó una hegemonía política que se reivindicó
como ejercicio de los pueblos indígenas y campesinos cocaleros. Derrotaron en
elecciones consecutivas a las “derechas” reaccionarias y conservadoras que
representan los intereses de los capitalistas agroindustriales y de la
burguesía burocrática que se enriqueció con la explotación y entrega al capital
extranjero de los principales recursos naturales (gas, petróleo, minerales,
tierras, turismo, etc.). No obstante, esa “hegemonía” mostró en 2019 las
fisuras y debilidades que se acumularon durante las últimas dos (2) décadas.
La burguesía emergente y burocrática y
el “momento administrativo”
A pesar de los logros económicos del
gobierno “socialista” que aprovechó la bonanza de los precios internacionales
de los hidrocarburos para fortalecer las finanzas del Estado, garantizar
estabilidad y crecimiento económico sostenido durante su gestión gubernamental
y aprobar una serie de programas sociales de beneficio para amplios sectores
sociales, los esfuerzos por superar la economía extractivista (base real del
neoliberalismo) han sido insuficientes.
En realidad, los recursos que se han
invertido y redistribuido por parte del Estado fueron canalizados por la
burguesía emergente (“chola”) que, aunque no se ha organizado formalmente,
reclama espacio político tanto dentro del MAS como dentro de otras organizaciones
políticas. Igualmente, los “profesionales precariados” que buscan empleo en
grandes empresas transnacionales o que organizan diversas clases de
emprendimientos, exigen políticas que les garanticen condiciones óptimas para
fortalecer su desempeño e ingresos.
Paralelamente, surgió un fenómeno de
cooptación y burocratización al interior del MAS y de las organizaciones
sociales que apoyaban el “proceso de cambio”. Los líderes sociales se
transformaron en gobernantes y se convirtieron en el germen de una “nueva burguesía
burocrática” que se aferra a poder del Estado. El “momento administrativo”,
como lo llama García Linera, absorbió la dinámica de los dirigentes dejando de
lado la lucha por fortalecer “desde abajo” al movimiento social. La formación
de cuadros, el desarrollo del pensamiento crítico y la construcción de
autonomía y soberanía popular, base de la “plurinacionalidad” planteada en la
Constitución, dejó de ser atractiva para los activistas sociales. El resultado
está a la vista.
Así, en ese ambiente fueron surgiendo
los diferentes bandos que hoy se expresan alrededor del presidente Arce y del
expresidente Morales. Al abandonar la lucha por construir una “hegemonía social
y política” que impulse un consistente “proceso de cambio” que enfrente las
bases coloniales y capitalistas del neoliberalismo, la lucha ideológica y
cultural pasó a un segundo plano. Lo que se observa ahora es que el simple
indigenismo, las luchas identitarias (étnicas, de género, edad, etc.), y la
visión lineal y estática de la lucha de clases, no sirven para enfrentar las
contradicciones que la sociedad boliviana está mostrando en la actualidad.
En el fondo, se hizo evidente que el
“instrumento político” (MAS) era un partido eminentemente electoral y
clientelar. No existían en su interior dinámicas verdaderamente
revolucionarias, democráticas y participativas. Así, los liderazgos
individuales fueron construyendo camarillas que respondían a prácticas
“amiguistas” y de clanes familiares o sectoriales. El discurso no se
correspondía con la práctica social. El “comunitarismo indígena” es cosa del
pasado y las relaciones de producción capitalistas (incluyendo el consumismo)
han impactado a toda la sociedad boliviana.
El enfrentamiento entre el presidente
Arce y el expresidente Evo es consecuencia del fraccionamiento y la lucha por
el poder gubernamental entre cúpulas burocráticas surgidas dentro de las
organizaciones sociales y las instituciones estatales. La lucha de clases en
Bolivia se mueve en nuevos escenarios y tiene como protagonistas principales a
las diversas burguesías emergentes que, temporalmente, se pueden aliar con los
sectores populares (trabajadores, indígenas, campesinos, pequeños productores)
pero que, finalmente, cuando las contradicciones se agudicen, se unirán con los
grandes capitalistas “proimperiales”, que se mueven tanto dentro de los
imperios occidentales (USA, UE) como a los orientales (Rusia, China).
¿Cómo influye el pulso entre China y
EE.UU. por el control del litio boliviano? Tal parece que en el supuesto golpe
de estado contra el gobierno de Arce este conflicto geopolítico no se expresó
en concreto. No obstante, si se agudiza la división de las fuerzas sociales y
políticas que representaban en el pasado inmediato a los intereses populares,
es indudable que los grandes capitalistas agroindustriales y otros sectores
poderosos aliados de los EE.UU., van a aprovechar esa oportunidad para
restablecer y fortalecer sus alianzas con ese imperio.
Las lecciones para Colombia y América
Latina
Lo que ocurre en Bolivia (y en Ecuador,
Venezuela, Brasil, etc.) es el resultado de que no hemos sido capaces de
construir verdaderas organizaciones políticas que canalicen los liderazgos
individuales hacia causas colectivas y emancipatorias; que estén en permanente
evaluación, estudio, crítica y autocrítica; y que estén atentas y en sintonía
con las transformaciones socio-económicas que operan en el mundo por efecto de
las crisis del capitalismo, los desarrollos tecnológicos, los cambios
migratorios y culturales y la respuesta de la naturaleza a la crisis
socio-ambiental que hoy estamos viviendo.
Se ha demostrado, como lo estamos
presenciando en Colombia, que el “momento administrativo” (acción “por arriba”)
exige que las fuerzas populares nunca abandonen el “momento del estallido
social” (acción “desde abajo”) para lo cual se requieren formas de organización
socio-política y cultural muy diferentes y, hasta contrarias, a las que están
reguladas por el “Estado heredado”. Detrás del “partido electoral” debemos
tener un consistente y efectivo instrumento político de alto nivel que esté en
permanente conexión con los trabajadores y los pueblos. Hacer lo “uno” sin lo “otro”, nos lleva al
fracaso y a la derrota.
Y a la sombra de esas derrotas, que en
verdad son “autoderrotas”, crecen y se fortalecen las derechas, y ahora, las
derechas neo-proto y súper fascistas que aparecen por todas partes. Ahí estamos
y no podemos esquivar esa realidad.
EL ESPEJO DE BOLIVIA
Hoy de República Dominicana
(https://acortar.link/LVrklZ)
Una pugna interna entre Evo Morales y el
actual Presidente de Bolivia Luis Arce parece que fue el detonante que preparó
el escenario para la frustrada intentona golpista del destituido y encarcelado
jefe del ejército, Juan José Zúñiga. Sin pretender trasladar esa insólita
confrontación entre los dos líderes del partido gobernante boliviano con la
situación dominicana, donde gozamos de una sólida estabilidad política no
debemos olvidar las otroras luchas intestinas del viejo PRD, cuyas
consecuencias fueron catastróficas y el propio enfrentamiento entre Danilo y
Leonel que le costó el poder al PLD.
Si el PRM consolidado con las dos
aplastantes victorias electorales recientes, pero con señales internas de
aspiraciones presidenciables legítimas e igualmente prematuras en estos
momentos como ha afirmado Guido Gómez Mazara y advertido sutilmente José Ignacio
paliza, entonces procede que los perremeistas se vean en el espejo de Bolivia.
Si el PRM consolidado con las dos
aplastantes victorias electorales recientes, pero con señales internas de
aspiraciones presidenciables legítimas e igualmente prematuras en estos
momentos como ha afirmado Guido Gómez Mazara y advertido sutilmente José Ignacio
paliza, entonces procede que los perremeistas se vean en el espejo de Bolivia.
BOLIVIA: CRISIS DE EVO MORALES Y LUIS
ARCE
Diario Viral de Perú
(https://acortar.link/awLyVq)
El 26 de junio se produjo una intentona
de golpe de Estado militar en nuestra hermana república de Bolivia, hecho
sorprendente, por cuanto, ya quedó atrás en el siglo XX, la etapa de las
militaradas en América Latina.
El último, fue perpetrado por Alberto
Fujimori, el 5 de abril de 1992, siendo condenados, los integrantes del
entonces gabinete ministerial, también los generales de los altos mandos de las
Fuerzas Armadas, coautores y cómplices primarios del delito de rebelión.
El comandante general del Ejército de
Bolivia, general Juan José Zúñiga, declaró: “El presidente Luis Arce, me dijo,
necesito algo para levantar mi popularidad”. También, opinó, en relación al
expresidente Evo Morales, señalando no debería volver a la Presidencia de la
República, porque no respeta la constitución ni escucha al pueblo; se refería a
la prohibición constitucional de la reelección indefinida, que Evo Morales no
respetó; también a no acatar el mandato del pueblo, que en referéndum, le dijo
no a la reelección a Evo Morales; por último, al fraude electoral practicado a
favor de Evo Morales, cuando los resultados comiciales, dieron que el candidato
Morales no obtuvo la mayoría absoluta, por ende, iba haber segunda vuelta
electoral; al día siguiente, las cifras dieron que sí había ganado en primera
vuelta; este hecho fue calificado de fraudulento por los observadores de la
OEA, desatándose protestas ciudadanas, la renuncia de Morales a la Presidencia
de Bolivia, la nulidad de las elecciones y convocatoria a nuevas elecciones,
siendo elegido Luis Arce, con el 54 % de votos, resultados aceptados por el
oficialismo y la oposición. De todas maneras, un militar en actividad, no puede
dar opiniones políticas.
Arce denunció a intereses extranjeros
estar detrás del golpe fallido, para capturar los recursos naturales. Evo
Morales, se mofó del golpe, irónicamente, preguntó ¿qué clase de golpe es este?
En donde los ministros se paseaban por la plaza dando palmadas a la tanqueta,
no hay un solo herido, se ha hecho con balines.
Esto denota la crisis de rivalidad y
enfrentamiento, al interior del Movimiento al Socialismo (MAS), como en la
política de Bolivia, entre el presidente Arce y el expresidente Morales. ¿Es
acaso el ocaso del socialismo del siglo XXI en Bolivia?
LUIS ARCE INTENTA DESVIAR SOSPECHAS DE
“AUTOGOLPE” Y AHORA DICE QUE LOS RECURSOS NATURALES DE BOLIVIA SON LA CAUSA DEL
PRESUNTO GOLPE
El expresidente boliviano Evo Morales
(2006-2019) acusó al mandatario actual, Luis Arce, de haber orquestado un
"autogolpe" la semana pasada y haber mentido al mundo entero
ICN Diario (https://acortar.link/rNBAHl)
El presidente de Bolivia, Luis
Arce, ha vuelto a referirse al presunto
“golpe de Estado” diciendo algo de lo que no tiene pruebas, solo
especulaciones.
Arce percibe los recursos naturales de
Bolivia como la causa del fallido golpe de Estado y lo dijo en una entrevista
este jueves.
El presidente comentó que en su Gobierno
analizan lo ocurrido “con mucha cautela, porque esto no es casual. Los
intereses sobre nuestros recursos naturales no han desaparecido. Entonces
tenemos que estar alerta. Es lo que nosotros venimos diciendo a las diferentes
organizaciones sociales: que estén alerta”.
Según declaraciones del general Juan
José Zúñiga, líder de los sublevados, todo fue preparado por el presidente Arce
que le pidió que sacara los tanques a la calle para victimizarse y aumentar la
popularidad que venía en caída ante el avance de su excamarada Evo Morales.
El expresidente boliviano Evo Morales
(2006-2019) acusó al mandatario actual, Luis Arce, de haber orquestado un
“autogolpe” la semana pasada y haber mentido al mundo entero.
“El presidente Luis Arce engañó y mintió
al pueblo boliviano y al mundo. Es lamentable que se use un tema tan sensible
como la denuncia de un golpe”, tuiteó Morales el domingo.
El expresidente agregó que se siente
ante la necesidad de “pedir disculpas a la comunidad internacional por la
alarma generada y agradecer por su solidaridad” con Bolivia.
“Es importante que una investigación
completa e independiente demuestre la verdad de este hecho”, enfatizó.
Luis Arce negó en términos categóricos
la acusación.
BOLIVIA ENFRENTA RETOS Y BARRERAS ANTE
LA LEGALIZACIÓN DE BITCOIN
El macroeconomista Jonathan Fortun dio
su impresión sobre el impacto que tendrá la nueva regulación en la economía
boliviana. Los otros datos que exponen la problemática.
Criptonoticias Com.
(https://acortar.link/NaJ0po)
La histórica decisión del Banco Central
de Bolivia (BCB) de legalizar el ecosistema de bitcoin (BTC) y el resto de las
criptomonedas enfrentará un desafío que será difícil de sortear: la falta de
inclusión financiera de la población.
Así lo dio a entender el macroeconomista
del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), Jonathan Fortun, quien destacó
que la medida es “innovadora” y “potencialmente beneficiosa a largo plazo”,
aunque advirtió sus límites en una sociedad con carencias como la
boliviana.
El macroeconomista sostuvo en
declaraciones a Bloomberg que la adopción de estas tecnologías “requiere tiempo
y un cambio cultural significativo”, pero que esta tarea se vuelve más
dificultosa cuando existe una baja penetración de servicios financieros en la
sociedad.
El Índice de Inclusión Financiera de
Credicorp 2023, elaborado en conjunto con la consultora Ipsos, arrojó que dos
de cada cinco ciudadanos en Bolivia tienen un nivel bajo de inclusión
financiera. De acuerdo a ese análisis, Bolivia se ubica en el último lugar de
la nómina, con un puntaje de 40,4, en comparación con otros siete países de la
región.
Más llamativo es lo referido al uso de
servicios financieros. En esa dimensión, el estudio regional de Credicorp
expuso que Bolivia alcanza 20,5 puntos en ese indicador, que refleja que el 73%
de las personas consultadas «no usa» «medios formales para realizar
transferencias«. Este punto es un impedimento claro para operar con activos
digitales.
Ahora bien, un aspecto derivado a la
inclusión financiera y que profundiza el problema es el déficit tecnológico que
atraviesa la sociedad.
“La infraestructura tecnológica
necesaria para operar con criptomonedas, como el acceso a internet y
dispositivos móviles avanzados, no está ampliamente disponible. Esto reduce
significativamente la capacidad de las criptomonedas para influir en la economía
local a corto plazo”, expresó el analista del Instituto de Finanzas
Internacionales (IIF).
Bolivia presenta importantes carencias
de infraestructura en amplias zonas del país, como las áreas rurales. Cientos
de comunidades dependen de economías campesinas agrarias y de subsistencia, que
carecen de este tipo de recursos.
Según datos de la Autoridad de
Regulación y Fiscalización de Telecomunicaciones y Transportes (ATT), el 91% de
la población tenía acceso a internet a través de un celular al mes de diciembre
de 2023, mientras que apenas el 56% contaba con internet fijo en su
domicilio.
Esta realidad de amplias “brechas
digitales” es compartida con otros países de la región con matriz
campesina.
“Esta brecha urbano/rural es mayor en
Perú y Bolivia, dos países con enormes variaciones en topografía, subrayando el
hecho de que la geografía adversa incrementa significativamente el costo de la
conectividad”, según explica un informe del Banco Mundial.
Además, otro dato de la realidad de
Bolivia es que persisten los ingresos bajos, lo que levanta una barrera de
acceso a la utilización de las criptomonedas. Según Statista, en el año 2022,
Bolivia se ubicaba en el puesto 29 de 33 países analizados, con PBI per cápita
de 3600,12 dólares.
Como reflejó CriptoNoticias, el banco
central boliviano anunció el pasado 26 de junio el levantamiento de los
impedimentos a la libre comercialización de criptoactivos en el país. Esto se
resolvió en un contexto de protestas sociales ante las restricciones de acceso
a los dólares.
De esta manera, quedaron habilitados el
uso de canales e Instrumentos Electrónicos de Pago para operaciones de compra y
venta de BTC y otros activos digitales. Anteriormente, los bolivianos solo
podían adquirir las criptomonedas en exchanges y plataformas globales.
La medida atendió a las recomendaciones
del Grupo de Acción Financiera de Latinoamérica (GAFILAT), que solicitó a las
autoridades bolivianas proceder a la regulación de la actividad.
Para los analistas, ahora queda avanzar
en nuevas normas regulatorias que esclarezcan el funcionamiento del
ecosistema.
“Sin un marco legal sólido y claro, es
difícil que las criptomonedas sean adoptadas masivamente de manera segura y
eficiente. La falta de regulaciones sobre protección al consumidor, prevención
de fraudes y seguridad de las transacciones limita su impacto potencial”,
indicó Jonathan Fortun.
EL PUERTO DE SUDAMÉRICA QUE PERMITIRÁ A
PARAGUAY TENER SALIDA AL MAR Y PODRÍA BENEFICIAR A BOLIVIA
Esta inversión resulta fundamental para
Paraguay y abre nuevas oportunidades para Bolivia. Conozca este proyecto que
reforzará la integración regional en América Latina.
La República de Perú
(https://acortar.link/oqzT16)
En Sudamérica se está llevando a cabo un
ambicioso proyecto histórico: la construcción de un puerto en Uruguay. Esta
infraestructura permitirá a Paraguay tener acceso al mar y podría brindar una
solución similar a Bolivia, otro país sin litoral en la región. Con una
inversión de US$300 millones, el objetivo es fortalecer la soberanía del
comercio exterior paraguayo y establecer una alianza estratégica en la región.
El presidente Luis Lacalle Pou ha
apoyado con entusiasmo este proyecto desde 2015, cuando era senador. Según el
embajador paraguayo en Uruguay, Juan Manuel Brunetti, esta iniciativa no solo
fortalecerá el comercio de Paraguay, sino que también favorecerá la estabilidad
y el desarrollo económico en América Latina. Paraguay, siendo un socio
comercial importante para Uruguay con exportaciones que alcanzan los US$144
millones, podría ver un aumento en estas cifras gracias a este puerto.
¿Cuál es el puerto de Sudamérica que
permitirá a Paraguay tener salida al mar?
El puerto en cuestión se construirá en
el Departamento de Soriano, Uruguay, una ubicación estratégica que permitirá a
Paraguay acceder directamente al Atlántico. La obra se ejecutará en dos etapas
con una inversión total de US$300 millones. Este puerto es visto como una
solución a largo plazo para la salida al mar, un país que ha dependido
históricamente de otros para sus exportaciones marítimas.
Luis Lacalle Pou, presidente de Uruguay,
trabajó incansablemente para hacer realidad este proyecto. Desde su tiempo como
senador, ha promovido la idea de que ofrece una opción estable y confiable para
que Paraguay acceda al mar. La profundidad y estabilidad de las aguas uruguayas
son ventajas clave mencionadas por el mandatario del país oriental, quien
subraya la importancia de esta obra para la integración regional.
El embajador paraguayo Juan Manuel
Brunetti destacó que este puerto garantizará la soberanía del comercio
exterior, eliminará la dependencia de terceros países y permitirá un control
más directo sobre sus exportaciones. Este proyecto beneficiará a Paraguay, pero
también servirá como un importante punto de conexión comercial en Sudamérica.
¿Cómo el puerto podría beneficiar a
Bolivia?
Bolivia, al igual que Paraguay, es un
país sin litoral que ha buscado alternativas viables para sus exportaciones
marítimas. Desde la pérdida de su acceso al mar tras la guerra con Chile en
1879, Bolivia ha dependido de los puertos chilenos para su comercio exterior.
Sin embargo, la construcción del puerto en Uruguay le ofrece una nueva
esperanza al proporcionarle una salida alternativa al Atlántico.
El presidente del Fondo para los países
de la Cuenca del Plata (Fonplata), Juan Notaro, señaló que la cooperación entre
Uruguay, Paraguay y Bolivia podría fortalecer significativamente sus economías.
Para la nación boliviana, el acceso a un puerto en Uruguay reduciría los costos
operativos y ofrecería una ruta más directa y económica para sus exportaciones.
Además, el uso de la hidrovía
Paraguay-Paraná, que conecta con el Atlántico, podría ser una solución
eficiente y sostenible para Bolivia. Este canal navegable facilitaría el
transporte de mercancías y promovería el desarrollo económico en la región
oriental de Bolivia, que actualmente depende en gran medida de los puertos
chilenos.
¿Por qué Bolivia y Paraguay no tienen
acceso al mar?
Bolivia perdió su acceso al océano
Pacífico tras la guerra del Pacífico con Chile en 1879, un conflicto que dejó a
la nación andina sin salida al mar. Desde entonces, Bolivia ha buscado
alternativas para no depender exclusivamente de los puertos chilenos. En 2018,
un fallo de la Corte Internacional de Justicia en La Haya concluyó que Chile no
está obligado a negociar un acceso soberano al mar para Bolivia, lo que llevó
al gobierno de Evo Morales a explorar nuevas opciones.
Paraguay, por otro lado, es un país
mediterráneo que ha dependido de puertos en países vecinos para sus
exportaciones. La construcción del puerto en Soriano, Uruguay, representa una
solución estratégica para la nación, ya que eliminaría la necesidad de depender
de terceros países para acceder al mar. Esta obra servirá como un importante
nodo de conexión comercial en América Latina.
Este es el principal puerto de América
Latina
El puerto de Colón, en Panamá, se
posiciona como el mejor de la región. Con un movimiento anual que supera los 4
millones 915 mil 975 TEU, esta terminal es el puente por excelencia entre el
Mar Caribe y el Océano Pacífico. Su capacidad para operar buques de hasta 22
contenedores de ancho le confiere una ventaja competitiva única, lo que
refuerza su papel como centro logístico internacional. De este modo, es el más
importante de Latinoamérica.
Las 5 claves: el puerto de Sudamérica
que permitirá a Paraguay tener salida al mar
Acceso al mar para Paraguay: la
construcción de un puerto en el Departamento de Soriano, Uruguay, permitirá a
Paraguay tener una salida directa al océano Atlántico, mejorando su comercio
exterior.
Beneficio para Bolivia: Bolivia, otro
país sin litoral, también se beneficiará al usar este puerto como una
alternativa a los puertos chilenos, reduciendo costos operativos.
Inversión millonaria: el proyecto
requiere una inversión de $300 millones y se realizará en dos etapas,
promoviendo la integración regional en América Latina.
Hidrovía Paraguay-Paraná: esta hidrovía
facilitará el transporte de mercancías desde Paraguay y Bolivia hacia el
Atlántico, optimizando la logística y el desarrollo económico regional.
Apoyo gubernamental: el presidente
uruguayo, Luis Lacalle Pou, ha sido un defensor clave del proyecto desde 2015,
destacando la estabilidad y las ventajas estratégicas del puerto para la
región.
MEDIA TONELADA: LA COCAÍNA SECUESTRADA
EN SAN JUSTO FUE TRANSPORTADA EN AVIONETAS DESDE BOLIVIA
El estupefaciente tenía como destino la
provincia de Santa Fe, con escala previa en Paraguay.
El Litoral de Argentina
(https://acortar.link/x5SprX)
La Gendarmería Nacional detuvo en la
zona rural de San Justo a dos hombres (integrantes de una banda
narco-criminal), quienes transportaban en una camioneta VW Amarok casi media
tonelada de cocaína y poderoso armamento.
Respecto a dicho procedimiento se supo
que los gendarmes monitorearon los movimientos de los investigados mientras
circulaban en camioneta sobre la ruta nacional Nº11, los que fueron apresados
al intentar huir del control en el kilometro 571.
Las tareas de inteligencia criminal
llevadas a cabo por miembros de Gendarmería Nacional a raíz de los operativos
2018 y 2020 con incautación de más de 380 kilos de cocaína y 40 personas
detenidas en Argentina y España fueron claves para identificar con integrantes
de la organización proveedora.
Se constató que con avionetas desde
Bolivia trasladaban el estupefaciente hacia la provincia de Santa Fe, con
escala previa en Paraguay.
La causa iniciada en diciembre del año
2020 ante la Oficina de Narcocriminalidad del área de Casos complejos de la
Unidad Fiscal Rosario, dio sus frutos al avanzar en la investigación, cuando
efectivos del Escuadrón de Operaciones Antidrogas de Gendarmería y PROCUNAR
junto a otras unidades de la Fuerza, identificaron un vehículo sobre la ruta
provincial Nº39 en el que se trasladarían los investigados de la banda
encargada de proveer droga a organizaciones criminales del país.
El vehículo, al ingresar a la ruta
nacional Nº11, notó los controles establecidos por personal de la Sección Vial
"San Justo", girando bruscamente en "U" en su intento por
evadirse.
La persecución culminó con la detención
de los hombres que ocupaban el rodado y el secuestro de 464 kilos 770 gramos de
"clorhidrato de cocaína" acondicionados en 14 cajas.
Además, se hallaron 2 paquetes envueltos
en cintas de embalar con bolsas de arpillera. Al abrirla extrajeron dos fusiles
Colt calibre 7,62 x 51 mm con cargadores, 199 cartuchos del mismo calibre, un
GPS, un teléfono celular, un binocular, dos handies UVHF y una suma de 175.450
pesos argentinos.
La investigación no está terminada. En
este sentido trascendió que el Juzgado Federal de Rosario Nº 3 ordenó 5
allanamientos en dich ciudad, en infracción a la Ley 23.737.
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