América del Sur siempre estará herida mientras
su corazón, Bolivia, palpite debilitada por la falta de brisa marítima del
Océano Pacífico. Bolivia necesita de una salida soberana al mar. Sus hijos e
hijas la reclaman.
El desarrollo económico de Chile –desde la invasión
de Antofagasta en 1879 hasta hoy– está intrínsecamente relacionado con las
riquezas adquiridas del subsuelo y las plataformas usurpadas a Bolivia.
La región de Caracoles, ubicada entre Mejillones y
San Pedro de Atacama, fue uno de los grandes yacimientos de plata de la región
latinoamericana en su tiempo. Los depósitos de cobre descubiertos en
Chuquicamata, territorio boliviano, han sido y son el pulmón de la economía
chilena. Chile actualmente es el principal extractor de litio en el mundo,
obtenido del Salar de Atacama, territorio boliviano. Por el contrario, el
enclaustramiento de Bolivia no simplemente retardó nuestra economía sino
también produjo periodos de inestabilidad social y política.
La administración de Michelle Bachelet debe hacer
eco de las palabras del expresidente chileno, Salvador Allende, quien dijo: “Ha
llegado la hora de la gran reparación de una injusticia cometida contra
Bolivia: Chile tiene una centenaria deuda con Bolivia y estamos dispuestos a
emprender una solución histórica”.
El gobierno
de Michelle Bachelet comete con esto un error de proporciones y aleja la
posibilidad de un entendimiento entre nuestros pueblos. Se argumenta por los
expertos chilenos y por extensión de la clase política nacional “la incapacidad
del tribunal para revisar tratados previos a 1948” año en que se firma el
denominado Pacto de Bogotá. Con ello se echa por tierra la posibilidad de
sentarse a dialogar, de “obligar a Chile a discutir sobre la salida de Bolivia
al mar” es decir, se echa por la borda el pedido boliviano de discutir
seriamente el tema de recuperación de su cualidad marítima. Bolivia solicita y
Chile le cierra la puerta que de buena fe se discuta sobre los derechos
expectaticios (un derecho latente no perfeccionado) que La Paz dice tener de
Chile, por promesas dadas de discutir una vuelta al Pacífico.
Pero, no me
detendré en este trabajo a analizar las razones jurídicas, ni los argumentos
sesudos desde el punto de vista de las leyes y de lo que se debe hacer o no
frente a un tratado firmado en 1904 y no posterior al año 1948. No me detendré
frente a los diplomas, los doctorados en derecho internacional de los agentes
que defienden a Chile en La Haya. No caminaré por el argumento manido y que
desprecio profundamente que aquí los tratados no se tocan o como lo ha dicho
con toda las soberbia que podría tener un Canciller de la República “La puerta
de una salida soberana al mar para Bolivia está cerrada para siempre” como lo
dijo, sin que le temblara la barbilla el Ministro de Relaciones Exteriores de
Chile Heraldo muñoz. Un mensajero, por tanto, de malas noticias para nuestro
vecino.
La demanda
presentada por Bolivia en la Haya es inconducente sostuvo el alto funcionario
público chileno “la posición de Chile es hoy y ha sido así por mucho tiempo,
que Bolivia no tiene derechos y una demanda como la que ha planteado no conduce
a nada, probablemente muy larga, muy onerosa para ambas partes. Es una demanda
que no tiene sustento jurídico. Uno quizás nunca debería decir nunca pero la
posición de Chile hoy y ha sido así por mucho tiempo, es que Bolivia no tiene
derechos”.
Para que no
quedarán dudas que la teoría de las cuerdas separadas tan arraigada en el seno
de piñerismo no ha salido del ADN de la cartera de exteriores, Muñoz sostuvo en
esa entrevista dada a CNN Chile el pasado mes de junio, cuando se avizoraba que
Chile se decantaría por la incompetencia de La Haya que “con Bolivia hay que
seguir buscando grado de cooperación, independientes de esta demanda”. Es decir
negociar, negociar, ganar dinero, aspirar al gas boliviano y a sus aguas que
tanto necesita el norte chileno pero, las puertas al Pacífico están cerradas.
Socios sí pero no me pidan que los considere hermanos se lee tras las palabras
del heraldo de la presidenta.
En el marco
de los vínculos entre Chile, Perú y Bolivia existen asuntos de clara
connotación geopolítica, considerados como intransables, sobre todo en el campo
de los límites territoriales, sean estos continentales o marítimos,
ensombreciendo la búsqueda de las buenas relaciones vecinales. Que error
estimada presidenta, que error frente a la posibilidad de buscar el
acercamiento con nuestros hermanos bolivianos. Pues sí¡¡¡son nuestros hermanos
aunque a la mestiza sociedad chilena, influenciada por décadas de argumentos,
de discursos, de conductas de desprecio a nuestros hermanos del norte, les
parece mejor mirar el norte brutal y revuelto que nos desprecia a acercar
sueños, esperanzas y desarrollos sostenible con aquellos que son nuestros
vecinos y con quienes compartimos una historia común.
Entender los
procesos actuales de relación entre Chile y Bolivia es remontarse
históricamente, es refrendar la máxima que no hay peor ciego que el que no
quiere ver y en ello Chile, ha dado palos de ciego en sus vínculos regionales
inmediatos y la imperiosa necesidad de solucionar sus querellas. En el caso
específico de Perú, parte importante de ese contencioso quedó definido y
enmarcado en el dictamen de la Corte Internacional de Justicia de la Haya dado
a conocer a inicios de este año. Considerado un fallo de carácter salomónico,
ha logrado descomprimir uno de los problemas limítrofes que tenía el Estado
chileno, a pesar de su negativa a considerarlo, históricamente, un tema
necesario de resolver, bajo el crónico argumento que era un tema netamente
jurídico, ya definido y acordado por acuerdos y tratados firmados entre ambos
gobiernos.
La decisión
de la Corte Internacional de Justicia de La Haya resolvió en el mes de enero
del año 2014, modificar lo que era, hasta entonces, la frontera marítima entre
Chile y Perú, mediante una sentencia de carácter inapelable. En una salida
jurídica, que para algunos analistas de derecho internacional, sigue la
doctrina de la justicia contextualizada, que siguió la lógica de una salida en
que ninguna de las partes puede sentirse enteramente perdedora o ganadora, por
ello hablamos de “salomónica”.
Perú
consiguió un triángulo exterior que hasta enero del 2014 era enteramente
chileno, cuya línea de equidistancia se fijó en las 80 millas náuticas y no en
las 200 pretendida por Chile y menos aún se tuvo en cuenta la pretendida
insistencia chilena que con respecto a límites y tratados estos eran
inmodificables. Bolivia al presentar su memoria en La Haya ha hecho lo que
haría cualquier pueblo que ha visto truncado su desarrollo por una
mediterraneidad injusta e impuesta a punta de bayonetas y corvos, los mismos
que hoy se regalan por participar en competencias de futbol.
Un poco
historia no le hace mal a nadie
135 años
atrás, en la denominada Guerra del Pacífico o Guerra del Salitre según la
historiografía que se consulte, tres naciones sudamericanas se enfrentaban:
Chile contra Perú y Bolivia. La contienda finalizó con el triunfo del ejército
chileno sobre la coalición, que significó para Chile la incorporación de los
actuales y ricos territorios de la Primera y Segunda Región (Tarapacá y
Antofagasta respectivamente). Bolivia, en aquella contienda, acabó aislada y en
condición mediterránea al perder su acceso a los puertos del Pacífico. Esta
situación ha sido una reivindicación centenaria del vecino país y bandera de
lucha de todos y cada uno de sus políticos. Para Perú, la Guerra significó la
pérdida de la ciudad de Arica e Iquique, actuales polos de desarrollo económico
de la primera región chilena y centro de salida del 70% de las exportaciones
bolivianas.
En ese mismo
período y aprovechando la Guerra en el norte, la República Argentina ocupó
militarmente el área al sur del Río Negro y obligó al gobierno chileno de la
época, dirigido por el presidente Domingo Santa María, a firmar un Tratado de
Límites que entregó ese amplio territorio a la soberanía argentina. Más de 1
millón de kilómetros cuadrados, ricos en yacimientos de hidrocarburos, gas
natural y de placidez alimentaría para millones de cabezas de ganado. Todo esto
confirmado en la actualidad pero que en aquellos tiempos se suponía, bajo el
influjo de los estudios del naturalista Charles Darwin, que eran territorios
sin ningún valor.
El mes de
marzo representa para el pueblo boliviano, un período de recuerdos dolorosos,
pues se conmemora la pérdida de su cualidad marítima y con ello el comienzo de
135 años de enclaustramiento mediterráneo. El 23 de marzo del año 1879 las
tropas chilenas, en pleno desarrollo de la Guerra del Pacífico o Guerra del
Salitre, según la historiografía que se consulte; atacaron el pueblo minero
boliviano de Calama, muriendo en la defensa de ese enclave el considerado héroe
nacional altiplánico, Eduardo Abaroa Hidalgo. Desde ese momento el mencionado
23 de marzo deviene en el hito histórico por excelencia de Bolivia, que
significó no sólo el retiro de las tropas de ese país del denominado en ese
entonces Departamento del Litoral, sino también el impedimento para volver a
ocupar territorio con acceso al Océano Pacífico y con ello el inicio de un
contencioso, a estas alturas crónico y poco beneficiosos para las relaciones
entre ambos pueblos.
Con Bolivia,
el tránsito de demanda, por una salida soberana al Océano Pacífico, pérdida en
una Guerra sostenida contra Chile entre los años 1879 y 1881 ha sido un camino
duro, un diálogo de sordos, en muchas ocasiones y esperanzas de lograr
acuerdos, en otras. Búsqueda de arreglos, que fracasaron con gobiernos civiles
e incluso dictaduras militares como la de Augusto Pinochet en Chile y Hugo
Banzer en el país altiplánico, que paradojalmente supuso el momento de mayor
cercanía para lograr el ansiado deseo boliviano de retornar al Pacífico en el
denominado abrazo de Charaña en el año 1978. Un año complejo, pues ese mismo
año la Dictadura Militar chilena estuvo a punto de enfrascarse en una guerra
con la Dictadura Militar Argentina en los mares del sur – por el dominio de las
islas, Picton, Nueva y Lenox ubicadas en el Canal Beagle – y que supuso la
intervención del Vaticano, en una mediación que detuvo una contienda bélica ad
portas.
Charaña
representó un Acta Histórica, que permitió restablecer las relaciones
diplomáticas entre Chile y Bolivia, suspendidas desde el año 1962, sentando,
además, las bases para la elaboración de un diseño político internacional, que
permitiera concretar una solución aceptable para Bolivia en materia de su
recuperación de la cualidad marítima. El gobierno chileno propuso, en aquella
ocasión el ceder una franja de tierra a lo largo de la frontera que se tenía
con Perú, que iba desde el Océano Pacífico hasta la frontera con Bolivia. Esta
idea fracasó estrepitosamente, principalmente porque uno de los actores en las
negociaciones – que no estuvo presente en aquella ocasión – se negó a aceptar
una partición de territorio que supusiera el dejar de tener frontera con Chile,
apelando para ello a lo estipulado en el Tratado del año 1929. Efectivamente,
como Bolivia exigía una salida soberna al mar y ante la posibilidad que Chile
se la diera cediéndole territorios anteriormente peruanos, el gobierno peruano
que firmó el tratado de 1929 con Chile exigió la incorporación de un protocolo
complementario en la que se estipularía que Chile no cedería ningún territorio
que hubiese sido peruano a Bolivia sin consultar primero al Perú.
Existe una
fecha anterior al Acta de Charaña, tres décadas antes, que también permitió
vislumbrar un acuerdo favorable a Bolivia. Me refiero a las conversaciones
llevadas a cabo, entre Santiago y La Paz, en el período que va desde el año
1947 al 1950, para otorgar una salida al mar a Bolivia, bajo la idea de un
corredor terrestre que tendría como contrapartida, una serie de compensaciones
en el área económica, fundamentalmente vinculadas a la utilización de las aguas
del lago Titicaca, para un norte chileno sediento en materia de agua para seres
humanos y la industria minera en pleno desarrollo.
Dichas
tratativas quedaron estancadas, por dos razones principales: negativa recepción
de la parte peruana a la idea de llegar a un acuerdo chileno-boliviano que se
negaba a otorgar su voto positivo, para que Chile ocupara las aguas del lago
Titicaca unido a una percepción de las sociedades chileno-boliviana y peruana
poco favorable a consensuar un acuerdo que para unos y otros implicaba ceder
“demasiado”. Medio siglo después, para Ollanta Humala, actual presidente
peruano, frente a la posibilidad de ceder un corredor a Bolivia al norte de
Arica ha sostenido, que respalda la reivindicación boliviana de salida al mar y
que está plenamente de acuerdo con ese corredor pero que sea al sur del puerto
de Arica. Cualquier mecanismo de negociación bilateral entre Chile y Bolivia
involucra, necesariamente, al Perú, sus intereses y su política de Estado. Y,
si ello no se considera y planifica así, “cualquier mesa de negociación será
una mesa coja” ha sostenido el mandatario peruano.
Política de
Estado en materia exterior
Cuando en
Bolivia el MAS aún definía cuál iba a ser la fórmula presidencial para
enfrentar las elecciones del año 2005 – que finalmente le dieron la victoria a
Evo Morales – este articulista entrevistó en su departamento de la capital
boliviana, a quien sería finalmente vicepresidente: el sociólogo y ex
guerrillero Álvaro García Linera quien ante la interrogante sobre el cómo
mejorar las relaciones con Chile sostenía “ el mundo innegablemente ha cambiado
y ello implica mudar las viejas formas de entender las relaciones entre
nuestros pueblos. Relaciones que deben avanzar de manera franca, abierta y
honesta y ello obliga a resolver el viejo tema del acceso marítimo de Bolivia.
Tema que está inmerso en la identidad cultural de nuestro pueblo.
El boliviano
se define como boliviano a partir de las expropiaciones que considera que ha
sufrido, tiene una carga histórica victimizada muy fuerte. Pensar que es posible
articular relaciones de colaboración, integración y de hermandad entre países
que nos necesitamos, soslayando una carga hereditaria tan fuerte, es muy
difícil. Hay que avanzar en la integración, paralelamente al reconocimiento de
nuestra demanda centenaria y esa señal debe venir de vuestro gobierno, de éste
o del que venga”
Para García
Linera esa aspiración no cambiará (y no ha cambiado en absoluto desde aquel
entonces) y hace imposible integrar a nuestros pueblos sin que ello vaya
acompañada de solucionar la reivindicación boliviana centenaria de recuperar el
mar “La posibilidad de integración con Chile en el plano energético, hídrico,
económico, político u otros pasa, obligatoriamente, por dar una solución al
enclaustramiento marítimo boliviano. No lo ponemos como paso previo a los temas
que enumeré, no se trata de no poder hablar sin antes tener salida soberana al
mar. Puede ser un trabajo paralelo, con avances simultáneos. Con Chile lo que
queremos tener no es una relación entre empresas petroleras transnacionales,
sino que una relación de Estado a Estado, de dueños de sus riquezas naturales a
otros dueños de sus riquezas. Queremos relaciones con Chile, sin empresas que
consideran a los pueblos donde se instalan, sólo como mano de obra barata. Ya
tuvimos la amarga experiencia de los acuerdos del año 2001 iniciados por Banzer
y continuados por Tuto Quiroga, asumidos por Sánchez de Losada y que generaron
la denominada Guerra del Gas. Eso en Chile lo tienen que recordar y no cometer
los mismos errores creyendo que hay que negociar con transnacionales en lugar
del Estado Boliviano y en eso seremos inflexibles”
Las palabras
de García Linera, tras nueve años de pronunciadas, están más presente que
nunca, concretadas incluso con una presentación ante la corte internacional de
Justicia de La haya, mostrando con ello que Bolivia está dispuesto al uso de
todos los instrumentos legales de que se dispone para sentar a Chile a la mesa
de negociaciones para que “de buena fe se discuta sobre los derechos
expectaticios (un derecho latente no perfeccionado) que La Paz dice tener de
Chile, por promesas dadas de discutir una vuelta al Pacífico.
Para el
abogado e internacionalista boliviano, Fernando Salazar Paredes este derecho
expectaticio más que la idea de un oxímoron definido por algunos cientistas
chilenos, es un pleonasmo, entendido éste como una especie de redundancia de
palabras distintas que sirve para intensificar, resaltar o destacar el concepto
que se quiere transmitir. Los derechos expectaticios de Bolivia están librados
a la buena voluntad de dos países hermanos, uno más que el otro. Para este
intelectual boliviano los derechos expectaticios de su país tienen, por ahora,
más validez política que jurídica; son para ser esgrimidos en las negociaciones
políticas, no ante una Corte que juzga en derecho; éstos, lamentablemente,
carecen de una legitimidad jurídica ‘per se’, aunque sí tienen un valor
ilustrativo y de convencimiento de primer orden.
En aquellas
fechas, igualmente, tuve la oportunidad de entrevistar a quien sería pocos
meses después el primer presidente indígena de Bolivia: Evo Morales Ayma. En
esa ocasión, Morales expresó su deseo que Chile tuviera un cambio sustancial en
la manera de llevar adelante su relaciones con Bolivia.
Algo de ese
deseo se ha ido cumpliendo. ¿La posición chilena de no ceder en el tema
marítimo puede ocasionar un conflicto en la región? pregunté en aquella
ocasión, Evo respondió “Chile tiene miles de kilómetro de costa, nosotros
tenemos millones de metros cúbicos de gas y agua. Podemos compartir nuestros
recursos naturales pero a cambio de recuperar nuestra cualidad marítima” Esas
palabras siguen tan vigentes hoy como ayer, a pesar que la propia miopía
política de la política exterior chilena y las presiones políticas internas
condujeron al gobierno boliviano a dirigir su mirada y sus legajos de
documentos a la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Es este tipo de
miopía lo que hace concluir que Chile tiene una mirada soberbia, de sostener la
vista en el norte y tener escasa habilidad y voluntad de solucionar
contenciosos en el ámbito vecinal.
Al asumir su
primer período presidencial, en marzo del año 2006, el mandatario boliviano Evo
Morales se planteó trabajar por dotar a su país de una política exterior
profesional y enfocada, principalmente en acercarse a Latinoamérica y tener
como eje prioritario el retorno al Pacífico, como permanente aspiración de la
sociedad boliviana, radicado en su ADN político y social. Fue así que al poco
tiempo de asumir el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores, el canciller
boliviano David Choquehuanca se reunió en las riberas del lago Titicaca, con la
plana directiva de la Cancillería boliviana, además de diversos representantes
de instituciones y sectores de la sociedad civil boliviana, para comenzar a
definir lo que se denominó como eje estratégico “necesidad de dotar a Bolivia
de una nueva política exterior”.
Una política
que estableciera, tal como lo sostuvo el vicecanciller René Dorfler “una
revisión y un estudio de la agenda bilateral que tiene Bolivia y Chile. Desde
hace 180 años que Bolivia viene persiguiendo el establecimiento de una política
exterior de Estado y llegó el momento de definirla”. Uno de los participantes a
dicho encuentro confidenció a este articulista que “uno de los puntos coincidentes
en dicha reunión fue el considerar la política exterior chilena como una
política de Estado: permanente y coherente, que debía ser la aspiración de
nuestra política en aras de poder enfrentar a Chile en su propio terreno y ello
implica profesionalizar nuestra cancillería y plantearnos objetivos
estratégicos posibles de concretar, sin dejar de lado nuestra aspiración de
recuperar nuestra cualidad marítima”
Mirada
bastante generosa pues sostengo que Chile no ha tenido una política de Estado
en estas materias de relaciones vecinales, sino más bien miradas coyunturales,
poco asertivas y sobre todo soberbias y distantes de la necesidad de estrechar
vínculos. Podrán coincidir los partidos políticos, el Senado y la Cámara de
Diputados pero ello, en modo alguno refleja una mirada de Estado, sino que
intereses particulares, ciegos y sordos a la necesidad de integración
latinoamericana. Si la obsecuencia, el mirar para el lado o alejarse de los
vecinos es considerado por la clase política como “una política de Estado”,
esta visión debe ser modificada. Difícil hoy que el poder ejecutivo, sujeto a
enormes presiones ha decidido impugnar la competencia del Tribunal
internacional de La Haya.
Como parte de
las conversaciones dirigidas por Choquehuanca – considerado un duro con Chile,
dentro del núcleo cercano a Evo Morales y crítico de la escasa recepción que
han tenido la reivindicación boliviana ante las diversas autoridades chilenas –
se concluyó que la reintegración marítima sigue siendo el objetivo irrenunciable
de Bolivia. El tema energético también estuvo en la tabla de discusión ante la
posibilidad cierta de vender gas a Chile, a pesar de lo catalizador que
significó en la salida del ex presidente Carlos Meza el año 2003. La nueva
política exterior boliviana comenzó a ser definida a partir de la necesidad de
dotarse de ella. No existía, a no ser la consabida argumentación que no se
hablaría con Chile, no se restablecerían los vínculos mientras no hubiese una
solución a la mediterraneidad. Dicha idea ha sido mediatizada a partir de la
decisión, ya consensuada con Chile que Morales se reuniría con Michelle
Bachelet en una reunión privada, para abordar todos los temas de la agenda
bilateral.
Las
declaraciones de David Choquehuanca después de la reunión ampliada del año 2006
, sentaron las bases para entender que Bolivia comenzaba a transitar,
efectivamente, hacia la conformación de una nueva política exterior, visionada
en la perspectiva clara de no vincular como única y estricta decisión, la
política de gas por mar establecida en el gobierno del ex presidente Carlos
Mesa. El gobierno del ex mandatario Eduardo Rodríguez y el de Evo Morales en
ambos períodos presidenciales, han emitido señales potentes, encaminados a la
normalización de nuestras relaciones. Lo más nítido a partir del análisis de la
política exterior boliviana de la última década es que aquella línea discursiva
y práctica de gas por mar, establecida suicidamente por Mesa, no ha sido el eje
dominante de Palacio Quemado. El tema de la salida al mar para Bolivia tiene
mérito en sí mismo, es suficientemente sustantivo para la reivindicación del
pueblo boliviano como para ser vinculada a un mecanismo de intercambio.
El análisis
del primer período de gobierno de Evo Morales y su periplo internacional indicaron,
que a inicios del siglo XXI, se convertiría en un gobierno dotado de un nivel
de simpatía sin precedentes, con gran interés internacional, ya sea por la
amplitud de su política: en materia de cumplir sus promesas respecto a la
propiedad de los hidrocarburos o la constitución de una asamblea constituyente,
sino también por el origen de su mandatario y su base social de apoyo. De todo
este proceso, Chile debía tomar buena nota, pues todo indicaba que el tema de
la reivindicación marítima boliviana generaría un vasto campo de apoyo tanto de
Estados como de opinión pública mundial. Eso permitirá que Bolivia colocara,
como parte de una normalización estratégica de las relaciones con Chile el tema
del mar sin precondicionarlo discursivamente y eso, desde ya, era dotarse de
una nueva política exterior. Lo que quieren algunos políticos, aupados con
empresarios y sectores militares, tanto en Chile, como en Bolivia y Perú es
simplemente dividir para reinar y eso lo tiene que entender Chile y no seguir
con una política económica expansionista, creyendo que las soluciones son sólo
monetarias y no políticas. Los gobiernos chilenos deben dejar de lado su
actitud egoísta ante sus países vecinos y hermanos. Los conflictos de hoy son
producto de nuestra falta de entendimiento, de escalada de declaraciones y
acciones que no conducen a nada bueno. En conclusión, Chile no ha tomado nota
en absoluto del proceso político vivido en Bolivia en la última década.
La bipolar
trilateralidad
El diseño de
construir política interna, con temas de política exterior, suele dar buenos
resultados, pero coyunturales. Por un lado, la diplomacia del gas con Bolivia y
su apoyo tácito a su reivindicación marítima con Chile, el desarrollo de
Camisea en el Perú y el diferendo marítimo encauzado hacia La Haya, son
componentes de una misma opereta. Es legítimo que Chile y Perú hayan tenido
diferencias sobre un tema tan técnico como es la delimitación de las millas
marítimas, como también que Bolivia reivindique su centenaria aspiración de
volver al Pacífico, pero constituye un peligroso precedente, que la forma de
enfrentarlo se encuentre gobernada por la conveniencia coyuntural de la
política interna. Eso genera un cuadro de tripolaridad bipolar, que
generalmente termina en episodios de sicosis declarativas y acciones de las
cuales solemos arrepentirnos dramáticamente.
Chile debe
construir una predisposición nítida clara de buena vecindad, emitir señales
respecto a que su agenda exterior es una agenda múltiple, que no excluye ningún
tema. Eso implica profundizar los acuerdos comerciales, establecer un profundo
acercamiento en los terrenos culturales, intelectuales, de la sociedad civil,
de los flujos migratorios, estableciendo leyes más acogedoras y también hablar
sobre el acceso boliviano al Pacífico. Por el lado boliviano Evo Morales dio en
su momento claras señales lo suficientemente poderosas y positivas que buscaba
encontrar una solución al diferendo con Chile, tal vez porque en ello se marque
la impronta de su gobierno que incluye la posibilidad cierta de reestablecer
relaciones diplomáticas plenas con Chile. Esto a pesar de haber sido un
fustigador acérrimo de la política exterior chilena y que sin embargo hoy, en
su papel de jefe de Estado exige otra mirada y otra conducta.
La política
exterior chilena, en materia de relaciones con los países vecinos ha diferido
entre oposición y gobierno, marcado sobre todo, por la mediocre política
exterior del ex Presidente Sebastián Piñera y su equipo de Cancillería
encabezado por el ex Ministro Alfredo Moreno, que nos alejó claramente de
Latinoamérica, enfocándose en acuerdo como la Alianza del Pacífico o centrando
nuestra política regional en la poco asertiva política de las cuerdas
separadas. Creyendo que más enfocados y motivados por lograr la mayor cantidad
de acuerdos en el ámbito comercial, lograríamos sortear los intrincados
vericuetos políticos donde políticos aficionados como los que gobernaron Chile
entre el año 2010 y 2014 se pierden como en el laberinto del Minotauro.
En Bolivia,
en cambio, su clase política, analistas y el propio gobierno coinciden en la
visión estratégica respecto a su relación con Chile: exigir la recuperación de
su cualidad marítima y eso une transversalmente a la clase política y a la
sociedad boliviana en general. Sea mediante la ratificación de la agenda de los
trece puntos iniciada con Bachelet – y a la cual se le exigirá en su segundo
mandato que se trabaje en ella, al margen de La Haya – o una nueva agenda, que
surja hipotéticamente de la cancillería chilena presidida por un hombre con
mirada más norte que sur: Heraldo Muñoz. Bolivia sabe, que como nunca antes el
tema del mar está unido a factores económicos que no pueden ser soslayados por
Chile sin que ello explote de forma catastrófica: gas boliviano, las aguas del
Silala y el comercio exterior boliviano que en un 70% transita por puertos
chilenos (Arica-Iquique y Antofagasta) que implica un mutuo beneficio, pero que
Bolivia está explotando hábilmente.
Chile
necesita a sus vecinos y estos a Chile. Estamos inmersos en un barrio pequeño,
frágil, donde cada uno cumple una función y que puede ser potenciada si el
ánimo, la voluntad y el deseo de ser más que uno logra imponerse sobre el
chauvinismo, el egoísmo y los conflictos que sólo desunen. Mientras no se
entienda que tres son más que uno y que la integración política, económica y
comercial es posible, necesaria e ineludible, seguiremos anclados en un pasado
que se resiste a liberar nuestras mentes y acciones. Seguir pensando como aquel
empresario chileno quien sostenía que nuestros vecinos – en especial Perú – no
son de fiar, es dar pié para que los proyectos de integración se queden sólo en
el papel y eso es el suicidio para nuestros pueblos. Entre el Mar y La Haya hay
puentes que construir y ese es un imperativo.
Una herida abierta
Para el
analista paceño Jorge Zambrana Jiménez, con la ocupación chilena del litoral
boliviano “se le ha cercenado a Bolivia un pedazo de territorio, que constituía
la verdadera válvula de su vida, pues hemos quedado completamente aislados del
mar y con un carácter tributario de las naciones limítrofes…la invasión chilena
fue una acción filibustera que agredió, ocupó, degradó y comenzó a dominar
nuestro litoral por la fuerza militar y la violencia usurpadora…la obligada
mediterraneidad a que Bolivia ha sido sometida clama pronta reparación… Lo que
ha hecho Chile con Bolivia no tiene antecedentes en la historia mundial. Ningún
Estado ha condenado a la asfixia perpetua a otro, como en el presente caso,
cercenándole sus únicos vitales pulmones habilitados”
Para Zambrana
con la pérdida de Antofagasta, Tocopilla, Mejillones y Cobija – 400 kilómetros
de costa y 120 mil kilómetros cuadrados de lo que sería después la principal
región minera chilena (actual II región de Antofagasta) Bolivia perdió parte
importante de su posibilidad de desarrollo, por ello “Chile tiene la obligación
moral, política y ética de restituir a Bolivia su acceso propio y soberano al
mar, terminando con el funesto tutelaje que ha imperado hasta hoy… El Gobierno
transandino debe aceptar que persiste el problema y que no tenemos una
“aspiración” a conseguir algo que es suyo sino un derecho a recuperar nuestro
mar, el litoral y los puertos soberanos que nos fueron arrebatados” concluye el
mencionado analista boliviano.
Pongo en
extenso esta expresión de sentimientos, porque de una forma u otra, con bemoles
más o menos, la opinión de Zambrana es la opinión de gran parte de la clase
política –al menos en el discurso – de los historiadores y el sentido común de
la sociedad boliviana, que ha sido sopesada y conocida, a su vez, por la clase
política chilena, sus fuerzas armadas y todo aquel que de una u otra manera ha
tratado en escritos, opiniones o en relaciones bilaterales este contencioso
chileno-boliviano con relación al tema marítimo. Las negociaciones entre
Bolivia y Chile, de la última década tuvieron un salto cualitativo en julio de
2006, bajo el primer gobierno de la presidenta chilena Michelle Bachelet y el
primer período presidencial del mandatario boliviano Evo Morales. Ello, sobre una
agenda de 13 puntos (pie de página 1). Puntos de discusión que incluyeron
variados temas, entre ellos el tema marítimo, los recursos hídricos, la
integración fronteriza, la complementación económica, la seguridad y materias
de defensa entre otros.
En consonancia
con la política denominada de “diálogo sin exclusiones”, inaugurado el 2006
entre Chile y Bolivia, coincidente con el inicio las administraciones de Evo
Morales y Michelle Bachelet (con el puntapié inicial dado por el ex presidente
Ricardo lagos), Bolivia y Chile han iniciado una política basada en un “diálogo
sin imposiciones”. Se trata de una agenda de 13 puntos que incluye el tema
marítimo.
La
Agenda de Trabajo incluye trece puntos a discutir dividida en dos áreas de
trabajo
AREA N° 1
El desarrollo de la confianza mutua.
La integración fronteriza.
El libre tránsito.
La integración física.
La complementación económica.
Recursos Hídricos (las aguas del Silala)
AREA N° 2
El tema marítimo.
La lucha contra la pobreza.
Seguridad. y Defensa
Cooperación para el control del tráfico ilícito de drogas y precursores.
Educación, Ciencia y Tecnología.
Culturas y otros temas.
AREA N° 1
El desarrollo de la confianza mutua.
La integración fronteriza.
El libre tránsito.
La integración física.
La complementación económica.
Recursos Hídricos (las aguas del Silala)
AREA N° 2
El tema marítimo.
La lucha contra la pobreza.
Seguridad. y Defensa
Cooperación para el control del tráfico ilícito de drogas y precursores.
Educación, Ciencia y Tecnología.
Culturas y otros temas.
Esa claridad
de puntos de discusión acercó a Santiago y La Paz en forma muy positiva,
después de muchos años de desencuentros y declaraciones y acciones belicosas.
Los encuentros bilaterales en reuniones internacionales entre la Bachelet de su
primer período presidencial y Morales llamaron la atención pro el respeto,
delicadeza y prudencia con que se llevaron a cabo. Como ratificación de la excelente
sintonía entre Chile y Bolivia, el 30 de junio del año 2007 las cancillerías de
ambos países lograron un preacuerdo sobre las aguas del Silala.
Esta “cesión”
fue criticada por cívicos de Potosí, ex cancilleres, expertos en el tema y el
ex presidente boliviano Carlos Mesa Gisbert quien sostuvo que “nunca vio un
Gobierno tan entreguista como el de Morales”. Otros guiños bolivianos a Chile
se dieron cuando Morales afirmó que la demanda limítrofe peruana ante La Haya,
perjudicaba a la salida marítima de Bolivia e incluso aseguró en su momento,
que tenía información que el mandatario peruano sabe que perderá el proceso.
Esto hizo arder Troya y Evo Morales fue duramente criticado por políticos del
vecino país que lo acusaron de injerencia en los asuntos internos del Perú.
Tanto el
gobierno de Evo Morales como el de Michelle Bachelet negaron, por separado, en
su oportunidad que se haya llegado – bajo el marco de la agenda de los 13
puntos – a un acuerdo para dar salida al mar a Bolivia. Tales afirmaciones no
convencieron a Lima, que siguió insistiendo y ratificó sus sospechas, sobre un
presunto pacto “bajo la mesa” entre ambos países, por lo que demandó participar
en cualquier decisión de Chile sobre una eventual salida al mar para Bolivia
por territorios que fueron peruanos, porque así lo establece el tratado de
1929. Así lo declaró, el ex canciller peruano José Antonio García Belaúnde
quien reiteró que “cualquier solución soberana por (la ciudad fronteriza
chilena de) Arica, tiene que ser de común acuerdo entre Perú y Chile”.
El embajador
boliviano en Perú, Franz Solano, salió a la palestra afirmando que “el diálogo
con Chile, sobre los 13 puntos, no es nada secreto y nuestras conversaciones
para acceder a una salida al mar se encuentran bastante avanzadas” Según la
agencia peruana de noticias Andina, Solano señaló que entre las posibles
fórmulas de solución, se contempla la salida boliviana al mar a través de la
Línea de la Concordia. El diplomático boliviano precisó que existirían otras
fórmulas que se están buscando y otros esquemas que se vienen evaluando a favor
de Bolivia como son los enclaves y la supremacía territorial”.
Desde Chile
se optó por la cautela, pero sin dejar de lado firmes declaraciones frente a
las denuncias peruanas. El Ministro de Relaciones Exteriores chileno de ese
entonces, Mariano Fernández, sostuvo que “con relación a Perú y las
declaraciones de su presidente ya hemos contestado lo que correspondía y no
tenemos nada más que decir. Nosotros optamos por dar prioridad a cuestiones determinantes
en su relación con los países, y en el caso de los vínculos con Perú, optamos
por relaciones inteligentes que no obstaculicen materias fundamentales como el
comercio bilateral y las inversiones…la pretensión peruana de modificar el
actual límite marítimo entre ambas naciones, crea situaciones que “inhiben una
mayor creatividad en cosas que serían muy positivas para los dos países y para
el conjunto de América Latina”.
En su
oportunidad el profesor Pedro Godoy, Presidente del Centro de Estudios Chilenos
(CEDECH) y un profundo conocedor de la realidad política de Latinoamérica
señaló a este articulista una reflexión hoy más vigente que nunca “los excesos
de declaraciones empapadas de nacionalismo tiene su explicación, pues el
chauvinismo como conducta episódica es una muestra que las heridas de la Guerra
del Pacífico aún perduran. Sostener que no hay nada pendiente con Perú y con
Bolivia es un error trágico, pues impide el desarrollo armónico de nuestros
pueblos, paraliza el avance de estas repúblicas y bloquea una idea integradora
como son los corredores bioceánicos. El disponer de un enclave portuario
boliviano implicaría un vigoroso polo de prosperidad, necesario para superar la
decadencia de nuestro norte. Chile padece de hambruna energética y déficit de
agua dulce. Por ello estamos obligados a negociar y nuestra cancillería tendrá
que terminar su añoso maridaje con el dogmatismo patriotero”.
En febrero
del año 2011, tras un año de gobierno del ex presidente derechista chileno,
Sebastián Piñera, el presidente boliviano Evo Morales señaló a pocos día de la
celebración del Día del mar, , que esperaba que el día 23 de marzo el gobierno
chileno entregara una propuesta “concreta” sobre la centenaria demanda marítima
del país altiplánico que permitiera recuperar lo que nuestros vecinos denominan
“su cualidad marítima” y a cuyo enclaustramiento achacan sus males crónicos en
materia de desarrollo económico. “que bueno sería que el día 23 de marzo haya
una propuesta concreta del gobierno de Piñera. Sería una enorme satisfacción
para el pueblo boliviano – expresó Morales a medios periodísticos en Palacio
Quemado – pues valoramos positivamente los encuentros que hemos sostenido en el
ámbito de nuestras cancillerías”
Morales no
desconoció que se habían logrado avances en materia de normalización de
relaciones diplomáticas con Chile desde la Agenda de los 13 puntos y los
primeros y escasos acercamientos con el gobierno del saliente presidente
chileno Sebastián Piñera (recordemos que son relaciones diplomáticas suspendidas
a nivel de embajadores desde el año 1978) “Siento que hemos logrado avances con
estas reuniones y pienso que sería bueno entonces tener respuestas frente a
nuestra aspiración de retornar al Pacífico. Tal vez la presentación de la
propuesta no será la solución al conflicto pero sería un avance. Cuando hay
confianza se pueden resolver los problemas y no sólo estancarnos en el tema del
mar, que es por supuesto un tema histórico, que estoy seguro que avanzará hasta
lograr acuerdos” declaró Morales a inicios de ese año 2011. Declaraciones que
no encontraron eco alguno en la Moneda, más interesada en acercarse a Perú,
Colombia y México a través de la Alianza del Pacífico, vía influjo de
Washington.
El recurrente
tema marítimo volvió a tener un salto comunicacional, cuando el vicepresidente
de la cámara de diputados, en ese entonces, el derechista Iván Moreira señaló
que durante la administración de la presidenta Michelle Bachelet se habló
“claramente con el gobierno de Evo Morales, de una cesión de territorios por
parte de Chile y también por parte de Bolivia como compensación”. Tal
afirmación, desmentida en los círculos cercanos a Bachelet, como también por
las autoridades diplomáticas bolivianas, parece haber sido sacada por Moreira
de informes dados a conocer por el ex vicecanciller de Bolivia Hugo Fernández.
Éste, reveló días antes del discurso de Morales, que el gobierno de la ex
presidenta Bachelet ofreció al gobierno de Evo Morales un enclave sin soberanía
de 28 kilómetros de costa en la zona ubicada al sur de la Quebrada de Camarones
y al norte de la ciudad de Iquique, por un tiempo estimado de 99 años.
El canciller
David Choquehuanca, a nombre del gobierno boliviano desmintió tajantemente
dicha versión, que además iría contra toda lógica de cumplimiento de Tratados
firmados con Perú. Convenios que establecen, expresamente, que el Gobierno de
Chile no podrá ceder a un tercero, territorios que hayan sido peruanos, tal
como acontece en esa zona, conquistada al Perú tras la Guerra del Pacífico
entre los años 1879 y 1884. Y aquí es donde surge el problema principal, en
cualquier negociación que se tenga entre Chile- Perú y Bolivia, en materia de
conceder una salida al mar para este último país: el concepto de soberanía y la
viabilidad de llevar a la práctica una cesión de territorios que suele levantar
los más encendidos ánimos chauvinistas.
Así lo
corroboró el diputado socialista chileno Marcelo Díaz, presidente de la
Comisión de Relaciones Exteriores de la cámara baja, quien señaló en aquella
oportunidad, que el tema de la soberanía hace compleja la negociación marítima,
sugiriendo una negociación gradual. “El problema está en la soberanía –a afirma
Díaz- Ya el gobierno del ex presidente Lagos exploró la fórmula de un
denominado enclave exportador, pero al hablar de soberanía se traban las
conversaciones pues no es una decisión fácil para ningún gobierno.
Este tema no
se va a resolver en un solo acto se requieren varios actos y buena voluntad de
las partes. Lo importante es llegar, más temprano que tarde a un acuerdo entre
las relaciones chileno-bolivianas que ponga fin a este asunto pendiente y nos
permita un camino de cooperación estratégica entre ambos pueblos”.
El deseo
boliviano, a la luz de las conversaciones sostenidas por este articulista con
asesores de gobierno y analistas políticos del vecino país, era el mismo: tener
en la mesa de negociación una propuesta clara y concreta del gobierno de
Piñera, que se había metido en un callejón de difícil salida en su afán de ser
recordado como el presidente que logró solucionar los contenciosos con sus
vecinos. Evo Morales a su vez tenía prisa por mostrar avances en una
reivindicación que une a moros y cristianos, a collas y cambas y tener una
respuesta del gobierno chileno, traspasándole así la presión que puede derivar
en un impasse diplomático de marca mayor.
Es lo que
temía la cancillería chilena, que trató con todos los medios posibles de
bajarle el perfil a la exigencia del día 23 de marzo como fecha tope anunciada
por La Paz para tener una propuesta a la pretensión boliviana de volver al
Pacífico. Astutamente, Palacio Quemado dejó la pelota dando bote en el área
chilena, lo que mostró la impericia del equipo que había conformado el
millonario ex canciller chileno Alfredo Moreno.
Al no obtener
la respuesta deseada se volvió a fojas cero en el diálogo Santiago- La Paz y
con ello se comenzó a tejer la red que desembocaría finalmente en la decisión
boliviana de seguir los pasos de Perú: llevar el tema marítimo a la Corte
internacional de justicia de La Haya. Recordemos, que el diferendo limítrofe
marítimo, que enfrentó en la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ) a
los gobiernos de Chile y Perú encontró en los alegatos jurídicos, la
presentación de memorias, contramemorias, replicas, dúplicas y fases de defensa
oral de los argumentos esgrimidos por uno y otro país, el espacio menos
sangriento donde dirimir un contencioso que se arrastraba ya por 27 años.
Hablamos de casi tres décadas, pues el año 1986 Perú, por primera vez, a través
del fallecido ex Canciller Juan Miguel Bákula presentó el 23 de mayo del año
1986 ante su par chileno de la época (el ex canciller Jaime del Valle) la
exigencia de proceder a la delimitación de los espacios marítimos entre Chile y
Perú.
Tal
presentación se conoce como el memorándum Bákula y fue exhibido por Torre Tagle
(la sede de la cancillería peruana) como una muestra que la exigencia de
delimitar la zona en disputa estaba presente en la política exterior peruana. Y
en ayuda de esa postura el dictamen de la CIJ en favor de Nicaragua contra
Colombia vino a allegar más agua al molino favorable a la pretensión peruana de
acceder a 35 mil kilómetros cuadrados de mar frente a sus costas.
En el caso
boliviano, el propio mandatario Evo Morales en su discurso por el Día del Mar,
el 23 de marzo del año 2013 explicitó – convencido ya que bajo el gobierno del
ex presidente chileno Sebastián Piñera nada se podría conseguir en materia de
acceso al Pacífico que “en pleno siglo XXI, Chile no puede continuar siendo un
mal vecino”. Palabras calificadas como inamistosas por parte de la Cancillería
chilena, que nuevamente se quedó sólo en la forma de los argumentos bolivianos,
sin profundizar en los deseos profundos de ese gobierno y su sociedad. Las
afirmaciones de Morales fueron defendidas por altos funcionarios de su
gobierno, como es el caso del responsable de la Dirección Estratégica de
Reivindicación Marítima (DIREMAR) Juan Lanchipa quien señaló que “sobre la mala
vecindad, es evidente y demostrable la declaración del presidente Morales ¿cómo
puede un Estado considerarse un buen vecino si primero usurpa territorios,
incumple tratados y llega a minar toda su frontera?”.
El Director
de Diremar, el organismo creado especialmente por Morales para llevar adelante
todas las estrategias de Bolivia destinadas a conseguir la salida soberana al
mar sostuvo que la calificación de “mal vecino se ajusta a la realidad. No son
declaraciones ofensivas.
Somos un país
pacifista y de ninguna manera pretendemos generar actitudes de ofensas a otros
Estados” Con esta declaración, Lanchipa daba respuesta a las afirmaciones del
ex canciller chileno, Alfredo Moreno, que calificó las palabras de Evo Morales
“como una versión interesada de la historia que distorsiona el presente y que
utiliza expresiones ofensivas y hace cargos infundados que no coinciden con la
buena vecindad que Chile ha ofrecido”. Ofrecimiento basado en la derruida
política de las cuerdas separadas – es decir separar los manejos políticos de
las relaciones comerciales con nuestros vecinos especialmente – como si ambas
materias no tuvieran una clara cercanía.
La expresión
de Morales, las opiniones de historiadores y la sociedad boliviana en general,
aparentemente tan extrema, no se diferencia mucho en mucho del otro extremo
argumentativo surandino, cuyo ejemplo son las palabras del ex Canciller Moreno
o la clase política chilena en general, , que suelen desconocer tener cualquier
problema con su vecino altiplánico e incluso desmerecen sus reivindicaciones
bajo argumentos como “ganamos una guerra y los triunfadores ponen las
condiciones” “Los Tratados son inmodificables” o aquel que afirma que “no
existe temas pendientes con Bolivia”.
Mismo
argumento sostenido con Perú a lo largo de las últimas décadas y que obligó,
finalmente a Torre Tagle (sede de la cancillería peruana) a presentar su
demanda ante la CIJ de La Haya con los resultados ya conocidos. La teoría de
las cuerdas separadas, el diálogo de sordos no pueden ser una política de
Estado. Con los vecinos se conversa, se llega a acuerdos, se piensa en un desarrollo
común, se discrepa pero, obligatoriamente se deben establecer canales de
comunicación que evite recurrir a instancias que suelen separar a los pueblos,
más por la impericia del manejo estatal de sus gobiernos, que el deseo de sus
sociedades.
Únase a ello
la percepción de la masa social, aquella que suele responder a eslogan,
llamados patrioteros y soflamas nacionalistas, respecto a cierta condición de
inferioridad de nuestros vecinos, que expresan cierto desdén de vivir en el
mismo barrio regional, con los vecinos que tenemos. Ideas que suelen expresarse
sin tapujos en cuanto chat, foro o declaraciones públicas que alientan el decir
lo primero que les viene a la cabeza en un sentido de chauvinismo extemporáneo
y que desmerece los esfuerzo de unidad latinoamericana.
El progreso
de nuestros pueblos exige que los países, sobre todo si estos son vecinos y
complementarios, logren acuerdos en múltiples planos, más allá de las
diferencias históricas que suelen matizar sus relaciones. La política externa
suele estar teñida de los avatares internos pero, no puede ser la causa de los
problemas, sino más bien la posibilidad de buscar soluciones comunes.
El
enclaustramiento boliviano indudablemente debe inquietarnos como
latinoamericanos, al Cono Sur latinoamericano y, lógicamente, a Chile pues el
no resolver esta reivindicación boliviana de recuperar su cualidad marítima,
seguirá tiñendo cualquier posibilidad de lograr otros acuerdos. Más aún cuando
la riqueza hidrocarburífera del país altiplánico y el líquido elemento – que
ellos poseen en abundancia y fronteriza con Chile y que requieren con vital
necesidad las minas y ciudades del norte chileno – han implicado la presencia
de personajes nuevos en la mesa de negociaciones: Gas y Agua, como elementos a
tener muy presente en los futuros acuerdos chileno-bolivianos.
Para
analistas chilenos y bolivianos consultados por este articulista, existe una
clara coincidencia respecto a entender las relaciones entre Chile y sus
vecinos, en especial con Perú y con Bolivia no sólo entre gobiernos y estados,
sino que imbricar también en esta correspondencia la rica y extensa relación
entre los pueblos, que establecen consonancias sociales, económicas y
culturales. Por tanto, para hacer un balance de las relaciones bilaterales chileno-bolivianas
debemos mirar esta relación desde la globalidad, desde la complejidad de dos
pueblos hermanos, con sus diferencias pero también con sus similitudes y no
caer en ello en una visión reductiva y coyuntural.
Las tensiones
aumentan, porque las diferencias, en primer lugar deben ser procesadas por
canales diplomáticos y si los organismos y los seres humanos que manejan este
canal tienen visiones y conductas radicalmente distintas, difícilmente exista
un encuentro. Por otra parte, la forma en que se han manejado las relaciones
diplomáticas, los deseos bolivianos de volver al Pacífico y las respuestas de
los gobiernos chilenos han contribuido a aumentar el ruido político
internacional entre ambas naciones. El mundo dejó de ser ese espacio pequeño, mezquino
de resolver diferendos a partir de la negación o del mero ámbito bilateral. Las
sociedades modernas se han dado instrumentos y formas de diálogo que implican
la multilateralidad y ello implica entender al otro en su globalidad, no a
partir de nuestro concepto y realidad local meramente.
El 24 de
abril de 2013, tras seis años de negociaciones fracasadas al amparo de la
denominada agenda de los 13 puntos (impulsada por el primer gobierno de la
presidenta Chilena Michelle Bachelet el año 2006) el gobierno boliviano pidió
formalmente a la Corte Internacional de Justicia de la Haya que se pronuncie y
dictamine sobre la necesidad de obligar a Chile a “negociar de buena fe” una
solución a su centenaria demanda marítima, en el sentido de recuperar su cualidad
oceánica. El objeto central de la demanda boliviana es que la CIJ de La Haya
obligue la gobierno chileno a sentarse a negociar por una salida al mar y no
que La Haya resuelva este diferendo.
Y esta línea
de trabajo ha sido muy inteligente por parte de la diplomacia boliviana, pues
La Paz se ha cuidado mucho de no considerar el tratado de 1904 como inválido,
lo que hubiese sido una estrategia fallida en el seno de la haya donde se
hubiese considerado que tal tratado siguió las formalidades del derecho internacional,
que es anterior al Pacto de Bogotá del año 1948 y que estaba, por tanto
plenamente vigente. Bolivia más bien le ha dicho a la CIJ que aquel tratado se
firmó con la promesa de Chile de otorgar una salida al mar a Bolivia y tal
promesa ha sido incumplida, con lo cual, lógicamente, se entra en la discusión
sobre un Tratado desnaturalizado en esencia. Y es aquí donde los derechos
expectaticios, que se unen a las conversaciones de 1950, 1978 y la agenda de
los trece puntos firmados con el primer gobierno de Michelle Bachelet adquieren
relevancia.
Una memoria
que se hace presente
El día martes
15 de abril del 2014 , el mandatario boliviano, Evo Morales, acompañado de su
canciller, David Choquehuanca y el grupo de jurista británicos, Suizos,
españoles, argentinos y de la propia Bolivia que defenderán la posición
boliviana en la CIJ entregaron el documento denominado memoria. Este legajo
político-legal recoge, en esencia los argumentos históricos y jurídicos de lo
que reclama Bolivia a Chile en materia de volver al pacífico.
La Corte
Internacional de La Haya fijó el 17 de abril como plazo máximo para que Bolivia
entregara la documentación que fundamenta su demanda marítima contra Chile y lo
obliga a negociar. Con dos días de anticipación, Bolivia cumplió con el trámite
presentando un texto de más de 200 páginas. Morales sostuvo en aquella
oportunidad que tenía muchas esperanza y confianza en la justicia
internacional, al igual que en la presidenta Michelle Bachelet. Para Morales,
en declaraciones efectuadas a la prensa internacional “El mar para Bolivia con
soberanía no solamente es un tema bilateral, sino es un tema de carácter
multilateral. Si pensamos en una verdadera integración, una paz plena pues ese
tema debe resolverse, no solamente tomando en cuenta a la hermana República
vecina de Chile, sino también a todos los países que tenemos que ver con las
soluciones pacíficas y duraderas para nuestro continente” “ ¿qué pensará hoy?
Una vez que
se conoció la presentación boliviana las declaraciones altisonates, las frases
clicjhés comenzarón a iunundar la Moneda, la cancillería y cuanto micrófono se
puso en labios de los voceros de la enemistad. Podemos resumir esas impresiones
en la que el propio Canciller chileno señaló “ “esta acción- la memoria
boliviana – convoca a nuestro país a asumir con la mayor unidad, convicción y
serena sobriedad una demanda artificiosa, que carece de fundamento jurídico, y
que revierte un proceso de diálogo constructivo y de generación de confianzas
mutuas que Chile ha privilegiado, con total respeto al derecho internacional y
a los tratados que lo unen con el Estado Plurinacional de Bolivia”.
“Venimos a
Holanda para entregar esa Memoria histórica con mucha esperanza y confianza en
el trabajo que pueda realizar la CIJ” Palabras que complementan el discurso
pronunciado en la localidad de Tarija previo a su viaje a Holanda, donde
Morales señaló que “viajamos a Holanda, no sólo confiados en la justicia
internacional sino también confiados en los pueblos, en nuestra madre tierra,
en nuestros dioses, convencidos de que esta injusticia debe ser reparada desde
la Corte Internacional de Justicia. Esperamos que muy pronto Bolivia vuelva al
océano Pacífico con soberanía después de 130 años de diálogo infructuoso hemos
consultado a los ex presidentes y ex cancilleres, al pueblo boliviano, de
acudir con mucho respeto y con mucha confianza al tribunal internacional para
que un daño histórico se resuelva mediante la Corte Internacional de Justicia”,
agregó.
Tanto en
Bolivia como en los sectores más progresistas de la diplomacia chilena se
expresaba la expectativa que el canciller chileno de la nueva administración de
Michelle Bachelet proviniera del mundo progresista, que conociera de mejor
forma el mundo latinoamericano, de tal forma de expresar un mayor énfasis en el
mundo vecinal y multilateral. La designación de Heraldo Muñoz como Ministro de
Relaciones Exteriores y el democratacristiano Edgardo Riveros (vinculado a la
fundación alemana Konrad Adenauer) fue percibida en Palacio Quemado, a lo menos
por ahora, como la continuación de la lógica chilena de seguir privilegiando el
marco de entendimiento fundamentalmente económico, una política exterior
centrada en la firma de los TLC y el énfasis en la liberalización y a los
mecanismos de extensión comercial. Muñoz y Riveros y lo que será la política
exterior chilena son vistas con cautela “habrá que darle una oportunidad al
tándem” afirman en La Paz.
Chile, ya sea
en gobiernos dictatoriales, de la Concertación, hasta marzo de este año 2014 de
derecha y hoy, nuevamente con la mandataria Michelle Bachelet, sigue
sosteniendo como política de Estado que sólo el ámbito bilateral es el marco de
discusión adecuado en materia de relaciones diplomáticas, sobre todo si se
trata de diferendos de límites. Y se ha mostrado reacio a aceptar que la Corte
Internacional de Justicia de La Haya se inmiscuya en temas que cree son de
resorte gobierno-gobierno (sólo la decisión hábil y política de Perú fue el
resorte obligado para que la Moneda tuviera que aceptarlo sí o sí). Y el hecho
de estar en La Haya, nuevamente con Bolivia, contratar abogados para la defensa
de sus argumentos, entrar en la fase de presentar una contramemoria a los
documentos presentados el día 15 de abril, personalmente por el presidente
boliviano Evo Morales ante la CIJ de La Haya y estar convencido que nuevamente
nos enfrentaremos a los dictámenes salomónicos, son la constatación más nítida
que Torre Tagle (sede de la cancillería peruana) y palacio quemado en Bolivia,
han sido más hábiles que la miope política exterior chilena, que sobre todo en
los cuatro años de gobierno derechista dio pasos en falso que le han costado a
Chile imagen y credibilidad, sobre todo ante sus pares latinoamericanos.
Bien sabemos
que en Chile aquellos que se visten con el ropaje del nacionalismo, del
chauvinismo exacerbado, de la defensa territorial a ultranza son, precisamente,
aquellos que tiñen sus colores políticos de derecha, bien arropados también por
políticos de la Nueva Mayoría e incluso de sectores considerados progresistas,
que suelen olvidar que la cooperación, que la amistad entre los pueblos y no
sólo entre empresarios y políticos, son los que garantizan buenas relaciones
vecinales. La derrota que sufrió el gobierno chileno en La Haya, en el
diferendo de límites marítimos con Perú bajo el concepto de criterio de
equidad, que ya había sido mostrado en el contencioso entre Nicaragua y
Colombio, es la clara señal que la decisión política de La Haya no se rige
meramente por aspectos técnicos como repitieron como una letanía los juristas,
políticos y diplomáticos chilenos. Lo más probables es que La haya determine
que chile debe sentarse de buena fe a conversar con Bolivia respecto a los
derechos expectaticios de recuperar su cualidad marítima.
La soberbia
de una cancillería chilena dirigida por políticos poco hábiles en materias
internacionales, bajo los gobiernos de la Concertación, luego por un ex gerente
de retail, por un comerciante, por un empresario que supo hacer buenos negocios
para sus jefes, pero que se mostró como un novato, inoperante y poco
profesional frente a una cancillería peruana profesional, firme, clara,
contundente, que llevaba años, con seriedad preparando sus alegatos fue un
mazazo a un cuerpo diplomático chileno anquilosado y con poca visión latinoamericanista.
La decisión de La Haya respecto a Perú fue un duro varapalo, para una clase
política que se vio enfrentada a sus peores demonios: verse derrotado en la
arena internacional y tener que decirle al mundo “aceptamos la decisión de la
CIJ de La Haya porque así lo hemos anunciado a los cuatro vientos” si no es así
este gobierno, su clase política, sus militares y el chauvinismo trasnochado
quedarán en la peor de las vergüenzas. Mismo panorama que se enfrenta a hora
con el gobierno boliviano y su clara, precisa y disciplinada presentación ante
la CIJ de La Haya. Parece ser que el destino de la diplomacia chilena es
entender que las relaciones con los vecinos se cultivan a punto de dictámenes.
Yo me inclino
por la cooperación, por el desarrollo conjunto, por un puerto de Arica
trinacional, por ejemplo, por un futuro donde el cobre, la infraestructura vial
chilena, su apertura al mundo, junto a los recursos minerales, hídricos,
comercial con Bolivia, se unan a las riquezas hidrocarburíferas peruanas, a sus
migración que tanto bien le hace a un país que vivía encerrado entre cuatro
paredes. El desarrollo es también aporte, generosidad, apertura de mentes y
fronteras. No puede ser sólo aprovechar del otro sus riquezas y ponerle trabas
con las nuestras. Nos necesitamos, peruanos, bolivianos y chilenos, somos
vecinos hasta el fin de los tiempos y eso no lo cambia ni los campos minados ni
las declaraciones militarotas, ni el chauvinismo trasnochado, ni los deseos de
mandar a la Corte Internacional de Justicia de La Haya al baúl de los recuerdos
sino dice lo que queremos.
El gobierno
de Bachelet y su cancillería estaban preocupados, pues debían preparar antes de
febrero del 2015 la contramemoria a la memoria presentada por Bolivia el pasado
15 de abril Y creo que esa preocupación le viene bien- porque creo que
terminaran presentándola, igualmente – a la clase dirigente chilena y la
sociedad chilena, que debe despertar de un letargo y del adormecimiento
respecto a lo que deben ser las relaciones con nuestros vecinos, dejando en
manos de políticos y diplomáticos la necesaria participación en hechos que
involucran a nuestras sociedades. Pues la ceguera frente a las demandas de
nuestros vecinos tiende a pasar la cuenta.
No podemos
seguir sosteniendo que los Tratados son intocables cuando la propia dinámica de
relación entre los pueblos muestra que los cambios deben ser considerados. El
Chile de la Guerra del salitre es distinto al Chile del Tratado de Paz con
Bolivia del año 1904 o con Perú respecto a Tacna y Arica del año 1929. Como
también es distinto a los acuerdos pesqueros firmados con Lima los años 1952 y
1954 o lo señalado en Charaña, la Agenda de los 13 puntos o las promesas de
entendimiento. Chile es diverso, ha cambiado, se ha abierto al mundo pero
debemos hacerlo más allá de criterios económicos.
La derecha
está preocupada, como también la clase política de todos los colores y me
parece bien, que se preocupen pues sostengo que La Haya usará el Principio de
Equidad para zanjar este asunto, que marca las relaciones entre los gobiernos y
por extensión y deseos de sumar a la sociedad en sus razonamientos, suelen
solicitar el apoyo ciego, destemplado, vociferante y chauvinista. Yo, no estoy
para eso, no presto mi voto para conductas patrioteras.
Creo que el
gobierno chileno comenzó tarde una campaña en defensa de sus argumentos
recurriendo para ello a sus corifeos de turno para comenzar a despotricar
contra Bolivia, para sostener que sus problemas internos desean tener salida
vía chilena, que los tratados no se tocan que Chile debe desconocer la solución
que determine La Haya, que nos salgamos del Pacto de Bogotá, que desconozcamos
la competencia de la CIJ de La Haya para ver estos temas, que el mundo no nos
entiende…y bla, bla, bla, bla, bla, palabrería patriotera e inconducente.
Sumando
alguna opinión de ex Comandantes en Jefe, la noticia de la pronta compra de
armas, modernización de armamentos y unidades navales y un correlé de
declaraciones altisonantes e irresponsables que suelen desembocar en marchas
hacia las embajadas de los países considerados inamistosos, la movilización de
tropas a la frontera y un suma y sigue que ciega a nuestros pueblos y los pone
en una vorágine peligrosa a la que me opongo con todas mis fuerzas. Como
también a palabras de ese tenor expresadas en Lima, Piura o Tacna, por Diario
como La Razón o semanarios incendiarios y políticos irresponsables al otro lado
de la Línea de la Concordia o allende Visviri.
La
responsabilidad exigida es para todos. Seguramente saldrán a relucir argumentos
respecto a la sangre derramada en la Guerra del salitre, el ejército vencedor,
jamás vencido que debe defender nuestras fronteras, que la Armada debe ir al
norte y defender nuestra soberanía y todas esas barbaridades que se suelen
decir de estos ejércitos gloriosos que me hacen bostezar. Pues a la hora del
llamado a las armas los que van no son los acérrimos defensores del territorio
nacional, ellos suelen esconderse en las faldas de sus familias y la carne de
cañón es colocada, precisamente por aquellos que más alejados están de
intereses económicos o de motivaciones patrioteras.
Ni una gota
de sangre por una línea territorial ni por un pedazo de mar que podemos
compartir, ni una gota de sudor por problemas que deben ser subsanados y no
agravados, ni una lágrima por la “pérdida de un pedazo de territorio que luce
en los mapas pero no en la posibilidad de futuro como vecinos” el obligar a las
partes a sentarse a discutir de buena fe la recuperación de la cualidad
marítima de un hermano. Acepto lo que diga La Haya, desde ya, tal como lo hizo
con Perú.
Solución
trilateral
“Es hora de
hablar de efectiva integración vecinal. Hipótesis no descabellada, que puede
ser el antecedente que permita transitar hacia caminos que conviertan el sur
peruano, el norte chileno y el occidente boliviano en una zona de integración
efectiva. Con un puerto de Arica convertido en Puerto internacional, una zona
por definir pero que tendría a Arica como núcleo con carácter trinacional y que
permita encontrar vías de solución al tema energético, étnico, hídrico, de
infraestructura y despliegue de las conexiones Atlántico-Pacífico, como también
de los temas vinculados a la biodiversidad y sobre todo el ámbito político,
para una zona que no resiste las denominadas razones geopolíticas y que requiere,
urgentemente, vías de solución creativas, eficientes y que ayuden a superar
divisiones y disensos. Una zona integrada con soberanías compartidas, con
complementación económica, política y cultural.
Uno de los
puntos que el nuevo gobierno de Bachelet debería contemplar es la constitución
de un equipo de tarea de alto nivel especializado en temas de integración
latinoamericana, particularmente con relación a nuestros vecinos inmediatos. No
es descabellado pensar en la posibilidad de elevar el rango de la Dirección
Multilateral para temas latinoamericanos al nivel de Subsecretaría que le de
peso político de la mayor relevancia a la necesidad de entenderse con nuestros
vecinos.
Para el
analista político Esteban Silva “Bolivia transita efectivamente hacia la conformación
de una nueva política exterior, visionada en la perspectiva clara de no
vincular como única y estricta decisión, la política de gas por mar establecida
por gobiernos anteriores Lo claro, a partir de las propias declaraciones de
diplomáticos bolivianos es que la política de gas por mar, no será su eje
dominante. El tema de la salida al mar para Bolivia tiene mérito en sí mismo,
es suficientemente sustantivo para la reivindicación del pueblo boliviano, como
para ser vinculada a un mecanismo de intercambio”
Las ideas
para buscar el retorno al Pacífico por parte de nuestro vecino se han sucedido,
tal como antaño, lanzando a la mesa de negociación: ya sea un corredor al norte
de Arica o un enclave situado en territorio chileno – un matutino nacional señaló
que ese enclave estaría situado en la II región, cercano a Antofagasta, con
toda la carga simbólica que dicha zona representa para el pueblo boliviano.
Esto, porque la segunda región fue territorio boliviano, estaba allí su puerto
– Cobija – y en una de sus ciudades – Calama – murió su principal héroe
nacional: Eduardo Avaroa. Se ha mencionado, igualmente, la posibilidad de
convertir el puerto de Arica en un puerto trinacional, toda vez que allí
comparten terrenos y derechos tanto peruanos, bolivianos como chilenos.
Si el acuerdo
– el menos imposible – implica un corredor al norte del puerto de Arica, el
Tratado firmado entre Chile y Perú el año 1929 establece que cualquier cesión
de territorio que alguna vez fue de Perú, requiere la aprobación de los del
Rímac y esto, lo saben bien en el Palacio de Pizarro, tendría que ser
condicionado a una solución del contencioso marítimo entre nuestro país y Perú
o al veredicto que un probable arbitraje de la Corte Internacional de Justicia
determine. “Bien sabemos, señala el analista Cristian Meneses, que a la hora de
los contenciosos, de las especulaciones pero también de las decisiones todos –
Chile, Perú y Bolivia – tratan de allegar agua a sus molinos de política
interna y no agitar demasiado las aguas con cesiones que los presenten como
débiles ante la contraparte”.
Los
parlamentarios chilenos, transversales en cuanto a pertenencia a tiendas
políticas han rechazado de plano cualquier opción de soberanía compartida con
Perú, como fue el planteamiento del Embajador de Bolivia en Lima hace un par de
semanas. Asimismo han sostenido que ningún territorio que se otorgue a Bolivia
puede afectar la continuidad del territorio chileno. Por tanto ¿qué queda? Hoz
de Vila ha señalado que en las conversaciones con sus colegas chilenos les han
transmitido la necesidad de no interpretar el concepto de soberanía desde un
solo punto de vista, de una posición indefinida de un territorio “sino
ampliarla para llegar a una fórmula híbrida de uso soberano de una franja
territorial que puede otorgar Chile a Bolivia, en usufructo por 100 años, que
le devolvería a nuestro país su cualidad marítima.
Esta franja
necesariamente tendría que estar ubicada en el norte de Arica, por debajo de la
Línea de la Concordia. Allí – según Hoz de Vila – los bolivianos tendrían que
poder adquirir propiedades, elegir autoridades para la región, establecer
impuestos, regirse por leyes bolivianas. Las únicas restricciones que se
establecerían en un nuevo tratado serían la prohibición de instalar plantas
nucleares, bases militares y otras plantas que amenacen al medio ambiente”
Necesidad de
pensar con visión de futuro
La realidad
de las relaciones bilaterales escapan a esta radicalidad y señalan la necesidad
de buscar mecanismos de cooperación, acercamiento y búsquedas políticas de
solución a las demandas que tenga uno de los contendientes. Si eso no se
entiende así y se sigue pensando que está todo zanjado por un Tratado, nos
seguiremos enfrentado a reclamos territoriales y presentaciones ante organismos
internacionales como ha sido el caso con Perú y la actual controversia en la
Corte Internacional de Justicia de La Haya y la decisión boliviana de seguir el
mismo camino en pos de recuperar su cualidad marítima. Resulta contradictorio
que pensemos en abrirnos al mundo, de hablar de libre mercado, de fronteras que
deben abrirse al comercio y nos cerremos al entendimiento con nuestros vecinos
permanentes. Estamos en el barrio, estos son nuestros vecinos y debemos
trabajar con ellos sí o sí.
Al cabo de
135 años de una guerra que enfrentó a Chile contra Perú y Bolivia, donde este
último país perdió 400 kilómetros de costa y su acceso al Pacífico, el
contencioso sigue más presente que nunca. Hoy, en una batalla verbal entre el
gobierno de Bolivia y el Chileno a partir de las declaraciones de Evo Morales
respecto a la condición de mal vecino de Chile y la respuesta chilena señalando
que somos un buen vecino y no hay asuntos pendientes. Es decir, discursos
paralelos y sin posibilidad de confluir en un punto de acuerdo que no sea
continuar con esta política de dimes y diretes.
Pero, el
fondo del asunto no está en una definición si eres mal o buen vecino, sino que
las acciones que realizas para lograr esa consideración y al parecer Chile
tendrá que revisar parte de su política con Bolivia y comenzar un serio proceso
de escucha y de toma de acciones encaminadas a mejorar las relaciones
bilaterales. En visiones más pragmáticas se han alzado voces como la del
diplomático, historiador y ex Cónsul de Bolivia en Chile Ramiro Prudencia Lizón
quien ha señalado que es hora de reflotar la idea de “Mar Por Gas” tal como lo
señaló en su oportunidad el Jefe de la bancada de Senadores del MAS, quien
propuso reconsiderar la decisión de no vender “una molécula de gas a Chile”
alegando que Brasil pronto dejará de interesarse por este combustible, al
comenzar a explotar grandes reservas en su propio territorio. Para Ramiro Lizón
“nuestro país, en lugar de esmerarse tanto en llevar el caso marítimo con chile
a tribunales internacionales – lo que demoraría mucho su solución, el gobierno
nacional debería buscar nuevas negociaciones bilaterales en base al
ofrecimiento de gas a Chile, porque debemos tener presente que si este país
utiliza nuestro gas, estaría muy llano a buscar un arreglo satisfactorio a
nuestro magno problema”.
Las
autoridades chilenas y su sociedad debemos tomar en serio las demandas
bolivianas y razonar en virtud de objetivos generales y no por intereses
particulares pues, en el caso del puerto de Arica, su propia privatización
influye en la manera en que se desarrolla el vínculo con las autoridades
bolivianas incrementando su valores unilateralmente y dejando de lado el
concepto de compensación que está establecido en el tratado de 1904. En el caso
de las aguas del Silala hemos usufructuado por 100 años de un líquido vital que
ha tenido su desviación hacia la producción minera chilena, esencialmente
privada en desmedro de la población.
Sumen a ello
los propios informes de organismo internacionales como el Instituto Para la
investigación de la Paz (Sirifi) al señalar que los dos países que acumulan el
45% del gasto militar en Sudamérica son Chile y Venezuela, que avalan las
críticas respecto a nuestra carrera armamentista. El siglo XXI debe ser un
siglo de relaciones bilaterales pragmáticas, respetuosas y con capacidad de
escuchar y acoger las propuesta del otro. Y en ese panorama el pensar en canjes
territoriales o en determinar una posible solución al centenario
enclaustramiento boliviano por el gas que ese país poseen abundancia es, a lo
menos, una idea a considerar seriamente.
Opiniones más
o menos radicales, guerrilla verbal inconducente, presentaciones ante
tribunales internacionales u otros mecanismos que no sean en base al
entendimiento parecen estar destinados al fracaso en las siempre difíciles
relaciones chileno-bolivianas. Por tanto, el pensar una salida al contencioso
entre nuestros países, que implique también una salida al mar para nuestro
vecino es un imperativo ético e histórico. No entenderlo así es seguir
prolongando el subdesarrollo de amplias regiones tanto de Chile como de
Bolivia, que a pesar de tener enormes riquezas, no suelen entregarla para el
beneficio de sus poblaciones. Pensar los vínculos entre países en el siglo XXI
implica abrirse en confianza y avanzar en nuestras relaciones bilaterales y
regionales con visión de futuro.
Pensar sólo
con criterio jurídico es limitado, vago, peligroso, incierto, banal, pues las
relaciones entre nuestros pueblos requieren miradas profundas: solidarias,
políticas, de cooperación, de pensar el futuro con caminos de desarrollo que
nos complementen y no que nos separen. La Haya era la oportunidad para el
lucimiento de jurisconsultos, de políticos y de nacionalistas de uno y otro
país pero, no la veo como la oportunidad de desterrar viejas rencillas, de
enfrentar los desafíos del futuro en un plan común, de sepultar definitivamente
a los muertos de la guerra del salitre y no hacerlos aparecer cada vez que los
problemas acechan. La Haya era la oportunidad de pensar a nuestros pueblos unidos
y decirle adiós a discursos y soflamas trasnochadas y chauvinistas. Si no es
así que alguien nos pille confesados. (www.radio.uchile.cl)
EL DÍA EN QUE CHILE LE CEDIÓ SOBERANAMENTE MAR A BOLIVIA
Justo en días cuando Bachelet anuncia que se objetará la
competencia de La Haya en la demanda marítima de Bolivia, el ex embajador de
Chile en Perú, Demetrio Infante, entrega sabrosos detalles del mítico acuerdo
de Charaña, donde nuestro país le entregaba mar y soberanía a Bolivia en plena
dictadura militar en un acuerdo que no fue aceptado por los altiplánicos.
Terra de Chile (www.noticias.terra.cl/nacional)
“El acuerdo de Charaña estuvo dado, de hecho incluso estuvo dibujado. Bolivia obtuvo el
mar, nosotros le dimos mar a Bolivia
pero sus problemas internos lo impidieron”, afirma el ex embajador de Chile en
Perú, Demetrio Infante, cuando recuerda aquellos días de 1975 que pudieron
cambiar la historia entre ambos países si se hubiera firmado el histórico
acuerdo de Charaña entre Pinochet y Banzer.
Así lo deja en
claro el ex embajador chileno en Lima,
Demetrio Infante, quien en su
libro “Confidencias limeñas. Charaña,
espionaje y algo más” relata parte de sus años viviendo en el Rimac,
sobre todo en los 70 y 80 cuando las historias de diplomacia, inteligencia,
espionaje y mucho más, estaban a la orden del día.
El proceso de
escritura de estas historias -cuasi memorias- fue intenso pero muy especial
para el ex diplomático: “Hubo momentos en que pasaba 8 horas diarias
escribiendo. Luego de Perú trabajé en oficinas diplomáticas en Washington,
Nueva York, Tokyo, Brasil, Sudáfrica, Nueva Zelanda y mis cajas con archivos y
recortes de esa época siempre viajaban conmigo a todos lados. Quedé conforme
pues se cuentan muchas cosas que me
tocó vivir y se mezclan con diversas anécdotas de esos tiempos”.
LA VERDAD SOBRE EL ACUERDO DE CHARAÑA
Justo cuando la
Presidenta Bachelet anunció que se objetará la competencia de La Haya en la
demanda marítima de Bolivia, el ex diplomático recuerda como si fuera ayer uno
de los momentos más desconocidos de esta larga historia de desencuentros y
polémicas con nuestros vecinos, el momento en que en plena dictadura Chile
cedería soberanía a Bolivia en el acuerdo
de Charaña de 1975 que firmarían Pinochet y Banzer: “El acuerdo de Charaña estuvo dado, de hecho incluso estuvo
dibujado. Bolivia obtuvo el mar, nosotros
le dimos mar a Bolivia pero sus problemas internos lo impidieron.
Nosotros lo único que le decíamos era que si les entregábamos 10 kilómetros
cuadrados nosotros queríamos esos mismos 10 kilómetros cuadrados de vuelta pues
nunca en la historia de Chile un Presidente había entregado el mando con menos
territorio de lo que recibió, nunca se había regalado territorio”, rememora
Infante.
“Banzer estaba de acuerdo con las
compensaciones pero él perdió apoyo político interno, se le bajaron
grupos de los sindicatos y el hombre perdió pie y una vez más el problema interno boliviano fregó todo, tal como ha
pasado toda la vida. Piensa que lo del Silala fue hace poco tiempo también, eso
se negoció por mucho tiempo y se llegó a un acuerdo pero finalmente los grupos
políticos le dijeron que no al gobierno y no aceptaron ese otro acuerdo con
Chile. Eso nos pasará con los
bolivianos siempre”, afirma enfático el ex embajador.
Infante
recuerda cómo se llevaron adelante las conversaciones y cuál era la solución
para la salida soberana al mar para Bolivia: “Cuando nosotros presentamos lo de
Charaña, el Perú hizo una entelequia, una cosa horrorosa pues puso una especie
de rombo ahí. La contraposición peruana
nosotros la rechazamos de inmediato pues ponía en duda la soberanía chilena sobre Arica, y además la solución peruana tampoco le daba mar a
Bolivia, pero eso nadie lo dice”, recuerda.
CHILE ENTREGABA PLAYA, MAR Y SOBERANÍA
“Los bolivianos que estaban metidos en
esto no encontraron nada mejor que
hacerle caso a Perú y optar por eso. Ellos deberían haber optado por
decir, ‘la única solución que nos da mar, tierra y corredor es la chilena por
lo que yo llamo a la comunidad internacional a presionar al Perú para que
acepte la propuesta chilena’ pero no lo hicieron”, señala enfático.
“Por otra parte
la propuesta chilena era un corredor de
aproximadamente 7 kilómetros al sur del Punto de la Concordia y era un corredor
que no solamente daba playa, costa, mar sino que unía hasta Bolivia mismo.
Además le entregábamos el aeropuerto de
Arica pues quedaba en la franja, pero bueno, se tasaba y se entregaba.
También le entregábamos el ferrocarril
Arica-La Paz por lo que había que valorarlo y cobrar un justo precio por
ello”, asegura el ex embajador Infante.
Con esta
propuesta chilena, el terreno cedido a Bolivia quedaba entre nuestro país y
Perú por lo que para cruzar a Tacna
incluso se pensaba en un túnel que no sería barato pero que sería
absolutamente viable y con aduanas en ambos extremos.
“Igual primero
había que terminar la negociación y ver qué pasaba, pero considerando la
integración económica entre Tacna y Arica se podía hacer perfectamente un túnel
de 4 pistas como los que hoy existen en una autopista como Costanera Norte”,
reflexiona Infante.
Sin embargo, el
ex embajador asegura que la misma situación boliviana hizo que nunca se
confiaran en el éxito de la propuesta: “Nosotros íbamos viendo cómo se
desarrollaban las cosas y a medida que
Banzer iba perdiendo apoyo interno imaginábamos que esa cosa no la iban a
aceptar, porque ellos se agarraron de las compensaciones y nosotros no
podíamos aceptar terminar con menos territorio”.
A cambio Chile
solicitaría una proporcional de terreno que pudiera ayudar en ciertos temas
específicos, “nosotros habíamos buscado dos áreas en la zona cercana a Antofagasta
pero hacia la frontera, cada una de las cuales era del mismo tamaño de la que
entregaría Chile. Nosotros como negociadores no conocíamos la zona y le pedimos
ayuda a gente experta entre ellas a Zauschkevich, un ingeniero experto en
cobre, entonces hicimos una reunión en Cancillería y le dijimos ¿qué opinas
tú?, entonces él dijo que habían antecedentes que al este de Chuquicamata
existía una gran mina de cobre, tal como se ha confirmado hoy en día, pero que
al mismo tiempo existía un gran problema de agua, agua que estaba en dos sitios
específicos tras las líneas bolivianas”, afirma el ex diplomático.
“Entonces
nosotros esos dos bolsones que dibujamos eran los que tenían agua, pero tan
pronto como dijimos eso en Bolivia se dijo ‘ahhh los chilenos saben que ahí hay
oro y por eso quieren esa zona’, lo que Infante asegura era totalmente mentira,
pues ese eventual oro nunca fue el interés.
EL MOMENTO QUE PERÚ AFORTUNADAMENTE NO
APROVECHÓ
El ex embajador
de Chile en Perú, Demetrio Infante, recuerda aquellos momentos en que nuestro
país vivió el peligro de un enfrentamiento armado y que afortunadamente no
fueron utilizados por las fuerzas militares peruanas: “Hay dos momentos en que
Perú pudo dar un manotazo importante a Chile. Uno fue justo después del 11 de
septiembre del 73 pues en Chile se vivía una situación calamitosa en las FF.AA.
y los militares tenían como objetivo el control interno y el año 1978, en medio
de la crisis con Argentina pues era un hecho evidente que todas nuestras
fuerzas estaban presentes en el sur y en el norte no había nada. Eso habría
sido un paseo y hubieran llegado a Iquique cantando la marinera”, señala ahora
con un dejo de sonrisa el ex diplomático.
Consultado por
qué Chile no tomó resguardos en el norte, Infante afirma insólitamente “la
verdad es que Chile se jugó a que esa alternativa no pasará” algo que también
estaba dado por las características del gobernante de turno en Perú: “Yo creo
que aquí influyó mucho la personalidad del presidente Morales Bermúdez. Él
tenía como objetivo en su mente que el Perú tuviera una capacidad militar para
que nunca más se repitiera lo de la Guerra del Pacífico. Además tenía de
segundo al general Molina Paloquia, un tipo muy decente que fue el interlocutor
ante el embajador argentino”.
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“El general
Morales Bermúdez era un tipo muy respetado por lo que nadie le iba a decir
‘aprovechemos y tirémonos’ y a pesar de que si él hubiera optado por tomarse
Arica le habría sido muy fácil, él tenía otro objetivo claro, él quería pasar a
la historia como el general que llevara a Perú a un gobierno democrático. En
ese sentido, él era mucho más estadista que un simple general exitoso, pues su
bisabuelo fue Presidente de la República”, recuerda Demetrio Infante.
En
“Confidencias limeñas. Charaña, espionaje y algo más”, Infante además toca las
polémicas acciones de espionaje entre
Chile y Perú en esos años y recuerda cómo se vivía esa época en la
embajada de Chile en Lima: “En la
inteligencia hay una cuestión básica y es que si te pillan no hiciste bien la
pega. Esos errores chilenos fueron unas tonteras y ellos optaron por
echar al embajador que nunca supo lo que estaba pasando. Fue una etapa intensa
pues meses antes habíamos pillado a tres peruanos espiando en Valparaíso cuando
decían que venían a un partido de fútbol. Los casos nuestros fueron tontos y no
sabíamos de nada en la embajada”.
Ese mismo
ambiente los obligaba a inventar muchas cosas en pro de buscar información, “leíamos
y analizábamos todo en Perú. Alguna vez en una recepción el nuevo
embajador italiano se acerca y me dice ‘me
dijeron que quien más sabe de Perú es usted’ y comenzó a hacerme
mil preguntas de política interna de ellos y yo le respondía. Luego me tocó
preguntarle por la compra de aviones
Aeromachi a Italia, cantidad de naves y si las turbinas serían francesas
o inglesas, hasta que se molestó y le señalé que la entrega de información era
de a dos. Finalmente me señaló en inglés que yo era un hombre ‘muy complicado’
y se acercó al oído para decirme ‘son inglesas’ y se fue. Esas cosas hacíamos y
trabajábamos como equipo con el resto de la embajada”, finaliza Infante.
SURGE NUEVO ESCENARIO EN DEMANDA MARÍTIMA DE BOLIVIA
CONTRA CHILE
Spanish China (www.spanish.china.org.cn)
Un nuevo
escenario surgió hoy en la demanda marítima de Bolivia contra Chile luego de
que la presidenta chilena, Michelle Bachelet, anunciara su decisión de impugnar
la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en el caso.
De inmediato,
Bolivia rechazó este martes la "pretensión" chilena de desconocer la
competencia de la CIJ y el canciller de Chile, Haroldo Muñoz, auguró un pronto
cierre del caso.
"Quiero
manifestar con firmeza que Bolivia rechaza la pretensión del gobierno de Chile
de desconocer la competencia de la Corte para resolver esta causa", dijo
el presidente Evo Morales en la ciudad boliviana de Sucre.
Añadió que
Bolivia tomará conocimiento de los alcances de la posición del gobierno de
Chile, la analizará y contestará. "Bolivia mantiene su confianza en la
Corte y los jueces, los únicos competentes para resolver este incidente",
expuso Morales.
El mandatario
consideró "contradictorio que Chile se manifieste como respetuoso del
derecho, pero simultáneamente rechace la competencia del principal órgano de administración
de justicia para resolver las diferencias entre estados".
Opinó que
"es más contradictorio que Chile repudie a la misma Corte que resolvió las
diferencias entre Chile y el Perú", al aludir el dictamen de la Corte en
enero pasado que dispuso la entrega de Chile de más de 50.000 kilómetros
cuadrados de mar a su vecino del norte.
Desde Francia,
donde consulta a abogados para impugnar la competencia de la Corte, el
canciller chileno subrayó que "vamos a mencionar el capítulo 6 del Pacto
de Bogotá que dice que aquello que ha sido zanjado por Tratados no puede ser
conocido por la Corte".
Muñoz ratificó
que la postura de Chile en el caso "es muy clara".
El jefe de la
diplomacia chilena aludió el convenio firmado en 1948 por la mayoría de los
países de América Latina, según el cual no se pueden revisar los tratados
suscritos antes de esa fecha, donde cabe el que suscribió Chile con Bolivia en
1904 para fijar sus límites fronterizos.
El 24 de abril
del 2013, Bolivia solicitó a la CIJ que "obligue de buena fe" a Chile
a negociar un acuerdo para que ceda una salida soberana al mar.
En la víspera,
en cadena nacional de radio y televisión, la presidenta Michelle Bachelet
anunció que Chile impugnará la competencia de la Corte en torno a la demanda de
Bolivia por una salida al mar por territorio chileno.
Chile se
enfrentó en la llamada Guerra del Pacífico (1879-1883) a Perú y Bolivia,
venciéndolos y ocupando miles de kilómetros de sus territorios, dejando a los
bolivianos sin su litoral en el Pacífico de 400 kilómetros.
Según Muñoz,
"teníamos la otra alternativa de presentar la contramemoria ante la Corte,
pero eso nos habría llevado a esperar hasta febrero, y preferimos hacerlo
ahora", para mandar una señal clara a Bolivia.
A su juicio,
"la demanda boliviana es una manera encubierta de desconocer el Tratado de
1904, porque en la medida que lo que pide es una salida soberana por territorio
chileno, evidentemente que desconoce un Tratado que ha regido nuestras
relaciones bilaterales por 110 años".
Bolivia señaló
que no desconoce el Tratado de 1904, pero insiste en las propuestas de
gobiernos chilenos, sobre todo en los años 50 y 70 del siglo pasado, para
entregarle una salida al Pacífico, destacando la negociación entre los
gobiernos militares de ambos países en 1975.
El ministro
Muñoz puntualizó que "ese tratado no contempla una cesión territorial o
soberanía" para Bolivia.
Para Muñoz,
existen tres posibles escenarios luego de que la delegación chilena entregue el
escrito a La Haya, entre ellos el rechazo o aceptación de la objeción de Chile,
o que la Corte se pronuncie sobre la objeción al final del caso.
Dijo que la
Corte "puede rechazar la objeción preliminar o puede aceptar nuestra
objeción preliminar, y con eso se da por terminado el caso", conforme la
expectativa del gobierno chileno, en un proceso que duraría unos 18 meses y
quedaría suspendida la demanda boliviana.
Chile tiene
plazo hasta el 15 de julio para presentar el escrito de objeción a la Corte,
por lo que Muñoz comentó que se encuentran trabajando en los puntos finales
para entregar la objeción preliminar antes de la fecha límite.
A su vez, el
Parlamento de Bolivia criticó la decisión de Chile de objetar la competencia de
La Haya para dirimir la demanda interpuesta por La Paz y que busca una salida
soberana al mar.
El presidente
de la Cámara de Diputados de Bolivia, Marcelo Elío, dijo que la decisión
"políticamente va a afectar a la presidenta (Michelle) Bachelet, va a
mostrar esa debilidad, ese miedo de volver a perder como ha perdido con Perú.
Sabe que va a perder".
El titular del
Senado, Eugenio Rojas, sostuvo que existe "mucho nerviosismo en la clase
política (chilena) y lamentablemente están buscando cualquier artificio con el
fin de evadir una sentencia muy importante que tendría que darse de manera
histórica en La Haya".
Destacó que
"es una forma de escabullirse del tema y seguir dando largas, como siempre
lo ha hecho, en el tema marítimo".
CHILE DESAFÍA A LA CORTE DE LA HAYA POR UNA DEMANDA DE
BOLIVIA
La Nación de Argentina (www.lanacion.com.ar)
Con el apoyo de
todo el espectro político chileno, la presidenta, Michelle Bachelet, anunció
que su país impugnará la competencia de la Corte Internacional de Justicia de
La Haya (CIJ) en relación con la demanda marítima interpuesta por Bolivia.
"Después
de escuchar a diferentes actores y cumpliendo mi deber de salvaguardar el
interés superior de Chile, he tomado la decisión de presentar objeciones
preliminares a la jurisdicción de la Corte Internacional de La Haya", dijo
la mandataria en cadena televisiva transmitida en horario pico para todo el
país.
De esta forma,
según confirman fuentes de Cancillería a la nacion, la estrategia chilena
apuesta a que la CIJ suspenda la tramitación de la demanda boliviana y abra un
nuevo juicio que, en el mejor de los casos, no se resolvería antes de un año.
El principal
argumento chileno radica en el tratado de límites en vigor suscripto con
Bolivia en 1904 tras la Guerra del Pacífico (1879-1883), conflicto tras el cual
Bolivia perdió extensos territorios a manos de Chile y, junto con ello, su
salida al mar.
Así, siempre
según la lógica chilena, el Tratado de Bogotá que delega la mediación de
futuros conflictos en la CIJ, firmado en 1948 y ratificado por ambos países, no
cuenta con la potestad para dirimir situaciones anteriores a tal fecha. Ello,
pese a que la memoria boliviana no cuestiona el tratado de 1904.
La decisión
chilena fue rápidamente criticada por el presidente de Bolivia, Evo Morales,
quien calificó la estrategia de "contradictoria", al recordar las
consecutivas ofertas de negociación hechas a su país por varios ex gobernantes
chilenos, incluido el fallecido Augusto Pinochet.
"Es
contradictorio que el gobierno de Chile se proclame como un país respetuoso del
derecho y los tratados y, simultáneamente, rechace las competencias del
principal órgano administrador de justicia en materia internacional. Y es más
contradictorio aún que repudien a la misma corte que acaba de resolver la
disputa que sostuvo con Perú", dijo Morales.
"Esas
declaraciones no merecen respuesta", afirmó ayer el canciller chileno,
Heraldo Muñoz.
En Santiago,
Bachelet recibió el apoyo oficialista y de la oposición, esta última
representada por el ex presidente Sebastián Piñera. "Lo mejor para Chile
es objetar ahora la competencia de esa Corte y enviar un mensaje oportuno,
fuerte y claro en defensa de los legítimos derechos e intereses de Chile y de
respeto irrestricto a los tratados existentes", dijo Piñera.
En otra puesta
en escena pocas veces vista en el país, salvo para temas de este tenor, el
presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados,
el oficialista Jorge Tarud, y el senador opositor, Iván Moreira, realizaron una
conferencia de prensa conjunta para responderle a Morales.
"Evo
Morales está muy ofuscado porque sabe que su demanda no tiene ningún argumento
real de derecho", aseveró Tarud. "Se terminó esta política exterior
equivocada que Chile ha llevado adelante: la política de los abrazos, de
colocar siempre la otra mejilla a nuestros vecinos, que nos han ido arrebatando
nuestra soberanía en el tiempo", agregó Moreira, en directa alusión a los
territorios perdidos desde el regreso a la democracia a manos de la Argentina y
Perú.
En las calles
chilenas, en tanto, aún resuena el amargo eco dejado por el fallo de la propia
CIJ sobre el diferendo marítimo con este último país, que tras un largo juicio
de seis años entregó en enero de este año a Perú unos 50.000 km2 de mar en el
océano Pacífico. Aunque algunos sociólogos ya alertan sobre la posibilidad de
que se instale un peligroso tufillo nacionalista en la población; de acuerdo
con los últimos sondeos, el grueso de los chilenos prefiere un firme pero
respetuoso rechazo a la cesión de soberanía.
SENADOR LETELIER CALIFICA DE “ARTIFICIOSA” LA DEMANDA
MARÍTIMA DE BOLIVIA
Chile y Bolivia
establecieron sus limites en el Tratado de Paz y Amistad de 1904, el cual ha
sido respetado por ambos Estados. Nuestro país ha respetado el derecho al libre
tránsito comercial de Bolivia por el territorio y el Pacífico.
El Tipógrafo
de Chile (www.eltipografo.cl)
La noche del
lunes, a través de una cadena nacional, la Presidenta Michelle Bachelet anunció
la decisión de objetar la competencia de la Corte Internacional de la Haya,
dando a conocer la posición del gobierno ante la demanda marítima de Bolivia.
El senador Juan Pablo Letelier, en su calidad de presidente de la
Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara Alta, manifestó su total
respaldo a los dichos de la Jefa de Estado.
El 24 de
abril del año pasado, Bolivia solicitó a la Corte Internacional declarar la
obligación de Chile de negociar un acuerdo a través del cual nuestro país
debería ceder territorio para que Bolivia tenga acceso soberano al mar.
Respecto a
esto, Letelier declaró que “la importancia de la determinación de la Presidenta
tiene que ver con una señal a la comunidad internacional, para que el tribunal
de La Haya comprenda que el derecho internacional tiene límites. Acá la señal
es que tenemos una frontera fijada desde 1904 y no se puede modificar por un tribunal
que fue creado mucho después”.
Según palabras
de la Mandataria, “Chile y Bolivia establecieron sus límites definitivos en el
Tratado de Paz y Amistad, el cual ha sido respetado e implementado por ambos
Estados por más de un siglo. Dando Chile cumplimiento al más amplio y libre
derecho de tránsito comercial por su territorio y puertos del pacífico a
Bolivia”.
El senador
catalogó como “artificiosa” la demanda boliviana, por la forma de presentarla y
de construir una realidad basada en sus propias expectativas. “Bolivia va a ser
el más perjudicado con esta demanda, los líderes políticos deberán rendir
cuentas a sus propios compatriotas”, aseguró el Senador.
En el contexto
político internacional, Letelier explicó que “tenemos un plan de diálogo
bilateral y Bolivia equivocadamente ha errado el camino. La relación de los
chilenos y bolivianos es muy distinta a la del Presidente Morales, por ejemplo,
el 80% de la actividad portuaria del norte es para Bolivia, la interdependencia
de las familias bolivianas es sumamente relevante, y son ellas la que saldrán
perjudicadas en esta demanda”.
Asimismo,
señaló que la Presidenta fue determinante en afirmar que “la defensa
inclaudicable de nuestra integridad territorial y de los intereses nacionales
coinciden plenamente con los principios esenciales del derecho internacional y
de las relaciones entre los Estados, incluyendo, de manera principal, la
inviolabilidad de los tratados y la estabilidad de las fronteras”.
Finalmente, el
presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores puntualizó que “esperamos
que la corte internacional entienda que en este caso en particular debe dar un
paso al costado”.
PREOCUPACIÓN
DE USUARIOS POR COMERCIO CON BOLIVIA
La
Estrella de Iquique (www.estrellaiquique.cl)
Con atención
están mirando los usuarios de Zona Franca el desarrollo de la solicitud
boliviana a la corte Internacional de La Haya y la objeción anunciada por
nuestro país ante la demanda marítima del vecino país.
Ello, porque
el destino del 47% de las mercaderías vendidas por Zona Franca el año fueron
hacia países extranjeros y de ellos, el 55% tuvo como destino Bolivia.
La inversión
del vecino país, en materia de importaciones desde Zofri S.A., alcanzó un monto
de 1.134 millones de dólares, destacando en ello los rubros automotriz, prendas
de vestir, electrónica y menaje.
Por lo
anterior, la Asociación de Usuarios de Zona Franca (AUZ), confirmó que existe
un monitoreo de este proceso, aunque también una confianza en que las
relaciones continuarán en franco ascenso.
Así lo
confirmó el gerente de la agrupación, Miguel Ángel Quezada. 'Nosotros estamos
mirando el proceso con mucha atención y esperamos que esta situación no vaya a
mermar las relaciones comerciales con el principal destino comercial', opinó.
Quezada
apuntó que la labor debe ser ahora de la sociedad administradora, 'en hacer un
esfuerzo para entregar las condiciones para que nuestro socios comerciales,
Bolivia continúen invirtiendo y continuar con el éxito de más de 39 años', dijo
Finalmente
agregó que el tema comercial debe tratarse en forma separada y sin que exista
un aprendizaje en esta materia.
'Yo creo que
en general la evidencia empírica al final del día ha demostrado que van por
cuerdas diferentes. Ellos y nosotros hemos aprendido que el comercio va más allá
del tema político', concluyó Quezada.
HERNÁN SALINAS CALIFICÓ DE "ILEGÍTIMA" Y
"ENCUBIERTA" LA DEMANDA DE BOLIVIA EN LA HAYA
CNN Chile (www.cnnchile.com)
El 15 de julio
es el último plazo que tiene Chile para presentar las excepciones preliminares
ante la Corte Internacional de La Haya, luego que nuestro país decidiera
impugnar la competencia de este tribunal. Por su parte, el presidente de
Bolivia, Evo Morales, manifestó tener plena confianza en los argumentos
presentados.
En entrevista
con CNN Chile, el ex director de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Relaciones
Exteriores, Hernán Salinas, ahondó en la decisión de la Presidenta Bachelet.
"Ha optado por un camino correcto (...). Creo que hay sólidos argumentos,
tanto jurídicos como políticos", expresó.
Respecto a la
demanda boliviana, destacó que ésta es "ilegítima" ya que cuestiona
el tratado de 1904 de manera "encubierta". Además, aseguró que el
cuestionamientos de la competencia de la CIJ se plantea diferente en cada caso,
por lo que no se podría entregar una estadística sobre otras excepciones.
Para más
detalles sobre esta entrevista, revisa el video adjunto.
CHILE PIDE A CORTE INTERNACIONAL NO INTERVENIR EN
CONFLICTO CON BOLIVIA
Michelle Bachelet dijo que objetará la intervención de la
Corte Internacional en la disputa para salvaguardar el interés nacional
CNN de México (www.mexico.cnn.com/mundo)
La presidenta
de Chile, Michelle Bachelet, anunció este martes que su país objeta la
competencia de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya para juzgar
la demanda marítima presentada por Bolivia.
"Después
de un proceso de consulta en el cual he escuchado a diferentes sectores y
cumpliendo con mi deber de salvaguardar el interés superior de Chile, he tomado
la decisión de objetar la competencia de la Corte Internacional de Justicia de
La Haya", señaló Bachelet.
Chile
"objetará la competencia de la Corte de La Haya, dentro del plazo previsto
para estos efectos, que vence el 15 de julio", añadió la mandataria en un
mensaje transmitido por cadena nacional de radio y televisión en el que detalló
los argumentos para impugnar la jurisdicción del tribunal de la ONU en relación
con ese caso.
En abril de
2013, el gobierno del presidente boliviano, Evo Morales, demandó a Chile ante la CIJ y en abril de este
año presentó la memoria que sustentaba dicha acción, con el fin de que el
tribunal ordenara a las autoridades chilenas negociar un acceso soberano al
mar.
En Chile, que
tenía de plazo hasta febrero de 2015 para responder a los argumentos de la
demanda boliviana, la idea de impugnar la competencia del tribunal fue ganando
adeptos en los últimos meses, al considerar que afecta a un tratado suscrito
antes de la creación de esa instancia, en 1948.
"El
interés nacional está en juego y sabremos defenderlo con toda la fuerza,
determinación y sobriedad que exige este desafío", aseguró la jefa de
Estado la noche de este lunes.
Añadió que
"Chile y Bolivia establecieron sus límites definitivos en el
Tratado de Paz y Amistad de 1904, el cual ha sido respetado e implementado por
ambos estados por más de un siglo".
Bachelet
sostuvo que "Chile ha dado cumplimiento al más amplio y libre derecho de
tránsito comercial por su territorio y puertos del Pacífico a
Bolivia".
"El
Gobierno de Chile ha sometido la memoria presentada por Bolivia a un riguroso
análisis, que fue examinado por un equipo que reúne a las más destacadas
personalidades jurídicas tanto nacionales como extranjeras", explicó la
mandataria.
Para concretar
el anuncio de la mandataria, Chile presentará "objeciones preliminares a
la jurisdicción" de la CIJ dentro del plazo previsto para esos efectos,
que vence el próximo día 15 de julio.
Tras defender
la "inviolabilidad de los tratados y la estabilidad de las fronteras, Bachelet
argumentó que la decisión adoptada "refleja la política de Estado que
tradicionalmente caracteriza la conducción de las relaciones exteriores"
de Chile.
Bolivia, que
solo tiene relaciones diplomáticas con Chile a nivel consular, perdió su acceso
al mar en una guerra contra este país ocurrida a finales del siglo XIX.
Las fronteras
entre ambos países quedaron establecidas en un tratado suscrito en 1904, un
cuarto de siglo después del conflicto.
A pesar de
ello, Bolivia ha mantenido como objetivo histórico recuperar una salida
soberana al océano Pacífico.
"Las
relaciones entre Chile y Bolivia deben sustentarse en principios y valores
permanentes, en el marco de relaciones de vecindad pacífica y en el
irrenunciable respeto al Derecho internacional", dijo Bachelet la noche de
este lunes.
"Y en
particular, al Tratado de Paz y Amistad de 1904, que fijó definitivamente las
fronteras entre los dos países", agregó.
El ultimo
episodio de la controversia entre Chile y Bolivia tuvo lugar el pasado 26 de
junio, cuando el gobierno chileno envió una nota de protesta a Bolivia por un
reloj con la forma del país andino que el Ejecutivo de Morales regaló a los
asistentes a la reciente cumbre del G77, al que se le agregó una porción de
territorio chileno y una salida al mar.
GIRARDI ASEGURA QUE BOLIVIA “DESQUICIA LA FORMA EN QUE SE
RELACIONAN LOS PUEBLOS”
Radio Bio Bio de Chile (www.biobiochile.cl)
El jefe de la bancada de senadores del PPD, Guido Girardi, anunció que
propondrá al canciller Heraldo Muñoz “formar equipos plurales de parlamentarios
y dirigentes políticos, sociales y empresariales que de manera ordenada y
sistemática viajen donde los países amigos a contar nuestra verdad y advertir
sobre los riesgos que corre el sistema internacional si se aceptara la tesis
boliviana”.
“Bolivia, con
su planteamiento, desquicia la forma en que se relacionan los pueblos y hace
imposible la diplomacia como instrumento al servicio de la paz y la cooperación
entre los pueblos”, acotó el parlamentario.
Girardi apoyó
la decisión del Ejecutivo de objetar la competencia de la Corte Internacional
de Justicia de La Haya en la demanda marítima que presentó Bolivia contra Chile
en abril de 2013.
Para el senador
por Santiago Poniente, en la actual situación “es indispensable acompañar el
proceso judicial con una acción política concertada de todas las fuerzas
políticas”.
NUEVO CAPÍTULO EN DIFERENDO MARÍTIMO ENTRE BOLIVIA Y
CHILE
Con la declaración de incompetencia presentada por Chile
a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya respecto a la demanda
boliviana de una salida soberana al mar, el centenario diferendo marítimo
entre ambas naciones inicia una nueva etapa
Granma de Cuba (www.granma.cu)
Con la
declaración de incompetencia presentada por Chile a la Corte Internacional de
Justicia (CIJ) de La Haya respecto a la demanda boliviana de una salida soberana
al mar, el centenario diferendo marítimo entre ambas naciones inicia una nueva
etapa.
El presidente
Evo Morales rechazó ayer la decisión tomada por el Gobierno de Chile de
desconocer la competencia de la CIJ y calificó esa acción de “contradictoria”.
En conferencia
de prensa dictada desde Chuquisaca, el mandatario boliviano recordó que
tanto Bolivia como Chile son países que suscribieron el Pacto de Bogotá de
1948, que reconoce a la CIJ como una instancia válida para la resolución de
conflictos internacionales.
A su juicio, es
más contradictorio aún que Chile repudie a la misma Corte que resolvió la
disputa que sostuvo con el Perú por límites marítimos, una diferencia que
surgió como resultado de la Guerra del Pacífico (1879-1883), que involucró a
los tres países vecinos.
Morales aseguró
que Bolivia mantiene su confianza en la Corte y sus jueces, que —a su juicio—
son los “únicos competentes” para resolver ese incidente, en el contexto de una
resolución pacífica de las controversias.
El lunes
pasado, la mandataria chilena Michelle Bachelet se dirigió a la nación para dar
la noticia del recurso interpuesto ante la CIJ.
“Esta decisión
se basa en los principios fundamentales que inspiran la acción de política
exterior de Chile y que el Gobierno ha mantenido invariablemente. El primero
de ellos es la defensa inclaudicable de nuestra integridad territorial y los
intereses nacionales”, dijo Bachelet citada por La Nación.
Ratificó la
posición de su país de que los límites fronterizos con Bolivia se
establecieron en el tratado de Paz y Amistad de 1904, el cual ha sido
respetado e implementado por ambos Estados por más de un siglo.
El proceso de
impugnación puede demorar entre un año y un año y medio. La CIJ podría
resolver aceptar que no tiene competencia para abordar el asunto o rechazar el
recurso. Asimismo, existe la posibilidad de que el debate toque argumentos de
fondo y se decida postergarlo hasta el debate central sobre la demanda boliviana.
En la guerra
del Pacífico, Bolivia perdió 120 mil km2 de territorio y 400 km de línea de costa.
En 1978 Bolivia y Chile cortaron relaciones diplomáticas, que en la actualidad
se entabla mediante las vicecancillerías.
CANCILLER MUÑOZ: “LAS DECLARACIONES DE BOLIVIA NO MERECEN
RESPUESTA”
El Dínamo de Chile (www.eldinamo.com.cl)
La respuesta de
Bolivia luego del anuncio que realizó anoche la Presidenta Michelle Bachellet
sobre impugnar la competencia de La Haya, en relación a la demanda presentada
por La Paz, llegó esta mañana desde el país vecino.
“El gobierno de
Chile sostiene que es respetuoso de la vigencia de los tratados, pero no fue
esa misma actitud la que invocó para invadir militarmente a nuestro territorio
y enclaustrar a Bolivia. En ese tiempo también teníamos tratados vigentes, pero
Chile usó la fuerza para invadir e imponer tratados”, aseguró el Presidente Evo
Morales sobre el conflicto histórico con Chile.
Sus
declaraciones se suman a la de algunos sectores políticos del país, donde
aseguran que La Moneda “tiene miedo de perder soberanía”, posturas que no
cayeron bien en el gobierno. En este sentido, el Canciller Heraldo Muñoz
aseguró a CNN Chile que dichas “declaraciones no merecen respuesta”.
“Chile siempre
ha sido respetuoso de los tratados internacionales y estamos usando las mismas
herramientas (ante) una demanda carente de méritos jurídicos. Estamos
tranquilos sobre lo que puedan decir personeros bolivianos“, aseguró el
ministro.
En esta línea,
el secretario de Estado recalcó que “resultan sorprendentes las declaraciones
de Bolivia, pero estamos acostumbrados a escucharlas. Seremos prudentes,
reafirmamos nuestros derechos en un tratado internacional que está amparado por
la práctica y el Pacto de Bogotá“.
Muñoz, como en
otras oportunidades, señaló que la demanda presentada por el gobierno de
Morales busca “desconocer un tratado internacional de manera encubierta.
Eso va en contra del tratado internacional de 1904, firmado por ambos países”.
La decisión
El Canciller
aseguró que se espera que la corte acoja la incompetencia, pero aclaró que
también existen otras posibilidades. Sin embargo, catalogó la presentación del
recurso como “una señal categórica” que busca aclarar que “la corte no tiene
competencia” ante un tratado que fija fronteras.
Según Muñoz, la
determinación de presentar el recurso se tomó luego de “escuchar a ex
presidentes, ex cancilleres, miembros de las comisiones de RR.EE y de los jefes
de partidos políticos”, recalcando que habían “pros y contra, pero la decisión
(de la Presidenta Bachelet) se tomó en sintonía de lo que recomendamos”.
DEMANDA BOLIVIANA ANTE LA HAYA: “LO QUE HACE CHILE ES UN
PATALEO PARA DEMOSTRAR EL PATRÓN DE FUNDO QUE ES”
Luego de conocer la decisión del gobierno chileno, el
Mandatario de Bolivia, Evo Morales, se refirió a los pasos a seguir por su país
en esta demanda.
El Nortero de Chile (www.elnortero.cl)
“Después de un
proceso de consulta, donde he escuchado a diferentes actores de nuestro país y
cumpliendo mi deber de salvaguardar el interés superior de Chile, he tomado la
decisión de objetar la competencia de la Corte Internacional de La Haya”. Esas
fueron las palabras que la Presidenta Michelle Bachelet utilizó para dar a
conocer la decisión del Gobierno.
De esta forma,
se pone término a una serie de especulaciones y corona además, la ofensiva
comunicacional emprendida por representantes de ambos lados del denominado
duopolio político que, desde hace semanas, insistían en que se tomara este
camino.
Los argumentos
del Gobierno son conocidos, “defensa de la territorialidad” y la insistencia de
que la postura nacional está acorde con “lo expresado en el derecho
internacional”, similar discurso al utilizado en la demanda marítima peruana y
que, como sabemos, no resultó fructífero.
Además, desde
el Ejecutivo insisten en posicionar esta acción como una política de Estado,
que iría más allá de las diferencias o posturas políticas. Por lo mismo, se
efectuó un proceso de consulta de diversos actores, los que en su totalidad
apostaban por desechar las capacidades de la Corte para dirimir un tema, que según
la postura de Gobierno, está zanjado en el tratado de “Paz y Amistad” de 1904.
Pero, dicho
proceso de consulta no pasó, en ningún momento, de los ex Presidentes de la
República, que durante sus periodos al mando lograron pocos avances en esta
materia, o expertos que se alinearon finalmente con la postura mayoritaria de
la clase política.
Luego de
conocer la decisión del gobierno chileno, el Mandatario de Bolivia, Evo
Morales, se refirió a los pasos a seguir por su país en esta demanda “Tenemos
plena confianza de nuestros fundamentos de hecho y de derecho. (…) Es
contradictorio que Chile diga ser respetuoso del derecho internacional y
rechace la competencia de la Corte de La Haya”, afirmó.
Desde los
sectores ajenos al duopolio político criticaron la decisión de la Presidenta
Michelle Bachelet y la poca capacidad política que ha tenido la clase
gobernante de nuestro país para encontrar una solución consensuada y que
represente un beneficio para ambas naciones.
La ex candidata
presidencial y representante del Partido Igualdad, Roxana Miranda, fustigó la
decisión del Gobierno señalando que “lo que hace Chile es un pataleo para
demostrar el patrón que fundo que es, me parece mal la forma y, sobre todo,
cuando se está desconociendo que éste es un tema de territorios”, sostuvo.
La dirigente de
Andha Chile democrático agregó que “Bolivia en algún momento sí tenía salida al
mar y ahora no lo tiene, ¿quién produjo esto?, los mismos gobiernos que han
permitido que los límites de Chile sigan en mano de quienes ya sabemos y que
tienen como propósito negarle la salida al mar a Bolivia”.
Por su parte,
el ex candidato presidencial del Partido Humanista, Tomás Hirsch, negó que
exista apoyo unánime a la postura expresada por el Ejecutivo.
“No acepto el
chantaje que pretenden imponer quienes dicen que aquí, como es un tema de
Estado, todos tenemos que cerrar filas y opinar igual. No opinamos todos igual,
algunos creemos que es mejor el camino del diálogo, de la integración, de la
validación de los instrumentos jurídicos internacionales, así que, siendo un
tema de Estado, tenemos distintas miradas y aspiramos a que estas sean
escuchadas”, afirmó.
Similar
apreciación tiene el representante de la Izquierda Autónoma y ex vicepresidente
de la Fech, Francisco Figueroa, quien manifestó que la decisión de Bachelet es
“una postura que dificulta la posibilidad de llegar a un acuerdo con Bolivia,
que permita a los dos pueblos sacar un acuerdo complementario que contribuya al
desarrollo de un país. En aras de una supuesta unidad nacional bien frágil, se
está ocultando una necesidad mucho mayor”.
Desde el mundo
académico también existen reparos a la decisión, en este caso, por los tiempos
elegidos para la presentación de las “excepciones preliminares”.
Así lo señala
el abogado experto en derecho internacional de la Universidad de Chile, Jaime
Lagos Erazo, quien advierte que esta decisión pueda ser contraproducente.
“Siempre he
considerado, y es el mismo tema que estudiamos dos años y medio atrás en el
caso de Perú, que es arriesgado, porque uno revela todas sus cartas, además
tiene un impacto psicológico muy importante ganar una incidencia procesal, por
lo tanto, ciertamente es un ejercicio riesgoso, mucho más prudente es esperar
un tiempo más y plantearlo en la contramemoria”, afirmó el abogado.
El próximo 15
de julio vence el plazo para presentar la impugnación ante la Corte
Internacional de Justicia de La Haya, que será, en definitiva, la que decidirá
si acoge o no la postura nacional.
GOBIERNO DE CARTES SUSCRIBIRÁ ADHESIÓN DE BOLIVIA AL
BLOQUE
Paraguay ya realizó contactos con autoridades bolivianas
para iniciar un proceso de negociación tendiente a suscribir el Protocolo de
Adhesión del vecino país al Mercosur, en calidad de miembro pleno, considerando
que este instrumento fue aprobado por los otros socios del bloque, estando
nuestro país suspendido.
Ultima Hora de Paraguay (www.ultimahora.com)
De esto habló
ayer el canciller Eladio Loizaga, al salir del Palacio de Gobierno, aunque sin
explicar cómo se zanja el hecho de que el Protocolo de Adhesión no fue suscrito
por Paraguay en diciembre del 2012, cuando le estaba vedado participar de las
reuniones del bloque, como castigo por la destitución del presidente Fernando
Lugo.
El ministro de
Exteriores explicó que ya conversaron con el Gobierno y la Cancillería
boliviana sobre el tema. Además refirió que el viceministro de Relaciones
Exteriores del área económica de Bolivia vino a Asunción y se reunieron con
miembros de la Cancillería Nacional.
“Acordamos ya
con ellos iniciar un proceso de negociación para la suscripción del ingreso de
Bolivia al Mercosur”, expresó.
Aclaró que la
posición paraguaya es favorable al ingreso de Bolivia. “Queremos que Bolivia
ingrese, porque Bolivia es para el Paraguay un socio muy importante, así como
Paraguay lo es para Bolivia”, manifestó.
Además, agregó
que el país andino ya está utilizando la hidrovía Paraguay-Paraná, y es un
socio estratégico. “Tenemos que ir construyendo esa confianza que comenzó con
la visita del presidente Cartes (Horacio) al presidente Morales (Evo)”, indicó
y anunció que el mandatario boliviano ya expresó su intención de visitar el
Paraguay.
“QUEREMOS QUE NOS DIGAN QUÉ PODEMOS COMPRAR EN BOLIVIA”
Afirmaron que aceptan los controles en la ruta, pero que
se especifique cuánto pueden transportar. Algunos trabajan desde hace 30 años
en esta actividad Vendedores de ropa protestaron por la mercadería secuestrada
por Gendarmería
La Gaceta de Argentina (www.lagaceta.com.ar)
Hace 30 años,
Myriam Vaca comenzó a viajar a Bolivia para comprar ropa y de esa manera
ganarse la vida. Viviana realiza los viajes desde hace 27 años. Son madres
solteras, y dicen que con esta actividad mantienen a su familia. “No somos
delincuentes. Mi hijo estudia en la universidad con el esfuerzo de lo que
vendemos”, contó Viviana.
Las dos mujeres
estuvieron ayer en la protesta que un grupo de alrededor de 50 personas
realizaron frente a la Casa de Gobierno, luego de los controles que Gendarmería
realizó en el último mes al norte de la provincia, donde fueron decomisados los
bultos que contenían ropa comprada en Bolivia.
Los tours de compras,
según contaron los vendedores, salen de Tucumán los lunes, miércoles y viernes
desde distintos puntos de la provincia. Uno de esos lugares de partida, dijo
Viviana, es la Esquina Norte (Avellaneda y Belgrano).
Los colectivos
llegan hasta el playón que se encuentra frente a la terminal de ómnibus de San
Ramón de la Nueva Orán, y los pasajeros recorren generalmente en remises los 60
kilómetros que restan para llegar a la frontera de Aguas Blancas con Bermejo,
en Bolivia. Al regresar, venden la ropa en los negocios que tienen en sus
casas, y algunos de manera ambulante.
Los
manifestantes aseguraron que no rechazan los controles que se realizan en la
ruta. “Lo que pedimos es que nos especifiquen cuál es la cantidad que podemos
llevar. Por un lado nos dicen que podemos traer hasta cuatro o cinco bultos por
persona, pero cuando llegamos a Trancas nos quitan todo”, comentó Vaca.
Los
procedimientos
“Últimamente
nos sentimos agraviados por Gendarmería Nacional”, comentó Vaca. “Nos piden que
no ocupemos los pasillos del colectivo ni los baños con los bultos de ropa y
cumplimos. Pero cuando regresamos igual nos quitan las cosas. Nosotros no
tenemos planes sociales, vivimos de esto”, agregó Viviana.
Quienes protestaron ayer en plaza Independencia viajaban en el colectivo que el jueves fue detenido en Trancas, cuando estaban descargando la mercadería en una camioneta. Pero el primer gran operativo, afirmaron los vendedores, ocurrió el 1 de junio.
Quienes protestaron ayer en plaza Independencia viajaban en el colectivo que el jueves fue detenido en Trancas, cuando estaban descargando la mercadería en una camioneta. Pero el primer gran operativo, afirmaron los vendedores, ocurrió el 1 de junio.
Ese día, un
ómnibus de la empresa “Norte Indio” fue detenido a la altura de la “Cuesta del
25”. Llevaba 42 pasajeros, según comentaron fuentes de Gendarmería Nacional. El
chofer del ómnibus, Emmanuel, estuvo ayer en la protesta y afirmó que cuando estuvo
detenido, fue maltratado.
“Me decían de
todo, me trataron como si fuera una basura. Ahora no puede manejar”, contó el
joven. El segundo operativo ocurrió el 11 de junio. Los ocupantes de un tour de
compras se enfrentaron con los policías y con los gendarmes que estaban en un
puesto de control en Ticucho, sobre la ruta 9. Los cuatro choferes y otras
cinco personas fueron detenidas, y recuperaron la libertad a fines de junio.
El 27 de junio,
otro colectivo fue detenido en Las Cejas con más de $ 1,5 millón en ropa. En
este caso, el destino final habría sido provincia de Buenos Aires.
En el operativo
del jueves pasado, en tanto, personal de la Regional Norte de la Policía
provincial se percató de que un colectivo se había desviado de la ruta a la
altura de Trancas, tomando un camino vecinal. Al llegar, descubrieron que
estaban bajando la mercadería del ómnibus y subiéndolas a una camioneta. “Los
problemas los tenemos en los controles de Trancas. Nos dejan pasar a Bolivia a
comprar la ropa, pero después no las quitan”, afirmó Viviana.
“Lo único que
pedimos es que nos estipulen qué podemos comprar, y nosotros cumpliremos. No
tenemos problemas que nos controlen. En todos los operativos jamás hallaron
droga”, agregó Vaca.
REGISTRAN EN LOS ANDES BOLIVIANOS EL NIVEL MÁS ALTO DE
RADIACIÓN ULTRAVIOLETA
ABC de Paraguay (www.abc.com.py)
Un equipo
científico ha medido en los Andes bolivianos los niveles más altos de radiación
ultravioleta registrados en la superficie de la Tierra, según un artículo que
publicó la revista Frontiers in Environmental Science. “La altitud, la fina
capa de ozono y el cielo despejado producen una intensa radiación ultravioleta
en Los Andes tropicales”, señaló el estudio, en el cual colaboraron científicos
del Servicio Meteorológico de Alemania y del Centro Ames de
Investigación de la agencia espacial estadounidense NASA.
Los modelos
ambientales recientes indican que el ozono tropical en la estratosfera
disminuirá levemente en las próximas décadas, lo cual podría resultar en más
anomalías de la radiación ultravioleta.
Según los
autores, los datos recolectados entre 4.300 metros y 5.916 metros sobre el
nivel del mar en Bolivia muestran que “esta tendencia podría tener un impacto
enorme en la irradiación solar de la superficie terrestre”.
Los niveles de
radiación ultravioleta sin precedentes “no se midieron en la Antártida, donde
durante décadas han sido un problema los agujeros en el ozono”, indicó la
directora del equipo Nathalie Cabrol, del Instituto Ames. “Esto
ocurre en los trópicos, en una región donde hay ciudades pequeñas y villas”,
agregó.
Las mediciones
se hicieron en el verano (hemisferio sur) de 2003 y 2004 con instrumentos
desarrollados para la Red Europea de Dosímetro de Luz y el equipo de Cabrol
realizó el trabajo durante una investigación de los lagos andinos como parte de
un estudio de astrobiología sobre ambientes similares a Marte.
Los
investigadores instalaron los dosímetros en la cumbre del volcán Licancabur y
en la cercana Laguna Blanca. Según el artículo, la combinación de la luz
solar al mediodía cerca del cenit con la altitud de esos sitios produce niveles
de alta irradiación porque naturalmente el ozono es escaso en tales áreas.
Cabrol explicó
que en una playa, durante el verano, puede experimentarse un índice de 8 o 9 en
la radiación UV, lo cual ya requiere protección, pero alertó de que se considera
extremo un índice 11 de radiación ultravioleta.
Ante estos
parámetros, aseguró que en algunas regiones el nivel ha llegado a índice 26,
“pero el 29 de diciembre de 2003 medimos un índice de 43” en esa región andina,
agregó.
La exposición a
altos niveles de radiación ultravioleta afecta a la biosfera entera y no
solamente a los seres humanos, apuntaron los autores. Esa radiación daña el
ácido desoxirribonucleico, afecta la fotosíntesis y disminuye la viabilidad de
huevos y larvas.
"SI MORALES COMPLETA SU PLAN DE DESARROLLO, BOLIVIA
SERÁ UN PAÍS CLAVE EN AMÉRICA LATINA"
Claridad de Puerto Rico (www.claridadpuertorico.com)
Evo Morales ha
propuesto un amplio plan de 12 puntos de inversiones en tecnología, ciencia e industria
para los años 2015-2020. Uno de los puntos claves es el desarrollo
de energía nuclear con fines pacíficos, según ha expresado el mandatario,
que señaló como uno de los objetivos centrales de su política la eliminación de
la pobreza extrema y la creación de una cobertura total de servicios básicos
para el pueblo.
Con un amplio
plan de inversiones en tecnología e industria, Evo Morales espera convencer a
los electores bolivianos e imponerse en los comicios presidenciales del próximo
12 de octubre. Diferentes sondeos reflejan que el actual presidente de la
nación cuenta con alrededor del 70% de respaldo para afrontar un tercer
mandato.
La economía de
Bolivia ya ha crecido de forma "considerable" y "ha podido
cubrir varias propuestas" que tenía Evo Morales, como la nacionalización
de biocarburos, el lanzamiento de su primer satélite, varios planes
sociales, bonos para los jubilados, estudiantes, a la niñez, recuerda el
analista Gastón Pozo, director del Observatorio de Bolivia en Argentina,
subrayando que los "beneficios serían enormes".
Según él, si
los proyectos tecnológicos propuestos por Evo Morales logran completarse
"sería un despegue económico muy importante para Bolivia". Según él,
en este caso Bolivia estaría cumpliendo un papel muy importante no solamente a
nivel interno, sino a nivel latinoamericano. Mientras tanto,
la oposición "no tiene un rumbo" actualmente, cree el
experto.
DESCUBREN 351 KILOS DE COCAINA EN UN MICRO
EL DOBLE PISO NO ERA PARA PASAJEROS
Página 12 de Argentina (www.pagina12.com.ar)
Un minibús con
matrícula ecuatoriana llevaba oculto en un doble piso un cargamento de 351
kilos de cocaína; la droga fue incautada en la aduana de la localidad salteña
de Salvador Mazza, conocida popularmente como Pocitos, en la frontera con
Bolivia. En un comunicado, la Administración Federal de Ingresos Públicos
(AFIP) resaltó que para la detección de la carga ilegal “se utilizaron métodos
no intrusivos” de control: un escáner y un can adiestrado en la lucha antidroga
llamado Paca. Las autoridades señalaron que la droga tenía a Europa como
destino final. El kilo de cocaína se cotiza, en ese continente, a un precio de
45 mil dólares, lo que significa que el total de lo secuestrado ascendería a un
costo, en la etapa final de comercialización, de más de 15 millones de dólares.
Por el hecho hay 11 ecuatorianos detenidos.
El operativo, a
cargo de personal de Gendarmería y de agentes de AFIP en la Aduana de Salvador
Mazza, se realizó en el cruce internacional, cuando la autoridad de control
fronterizo de la Argentina detectó, mediante el escaneo del minibús, “una
presencia extraña”. En ese punto fue que intervino Paca, que al ingresar y
recorrer el vehículo, dio muestras claras –mediante ladridos de aviso– de la
presencia de cocaína en algún lugar del transporte de matrícula ecuatoriana.
Luego de hacer
descender a todos los viajeros –el chofer y diez pasajeros, todos de
nacionalidad ecuatoriana–, se comprobó la existencia de un doble piso en la
parte delantera del minibús y de un espacio oculto en la parte trasera.
Finalmente, las “imágenes sospechosas” que se habían advertido a través del
escáner se aclararon con el hallazgo de 300 ladrillos de cocaína, con un peso
total de 351 kilos.
El operativo,
sobre el que se informó recién ayer, se realizó a principios de este mes,
durante un control vehicular de rutina en la zona de Pocitos. Los funcionarios
de AFIP que participaron en el procedimiento fueron los que apelaron al escaneo
del vehículo y a la posterior intervención de Paca.
Se estima que
los once detenidos son los que no sólo escondieron el cargamento, sino que
acondicionaron los paquetes y los envolvieron “en láminas de plomo recubiertas
con grasa y pimienta para neutralizar los controles de escáner y de los canes
antinarcótico”, según explicaron los expertos. Precisaron que la pimienta,
sobre todo, sirve “para desorientar a los perros adiestrados en la detección de
drogas prohibidas”.
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