ARGENTINA, BOLIVIA Y CHILE NECESITAN UN BOOM DEL LITIO RESPONSABLE
En Perú, los inversionistas chinos
han estado activos en el sector minero desde 1992. Sin embargo, su capacidad
institucional gubernamental se ha construido de manera reactiva en paralelo con
el aumento de la inversión china en el sector a mediados de la década de 2000.
Aunque Perú firmó Convención Internacional de 1989 Para garantizar que los
pueblos indígenas tengan derecho a una «consulta previa» sobre posibles
proyectos que afecten al medio ambiente del que dependen, dos de las
inversiones mineras más grandes de China en el país se han enfrentado a
disputas de larga data con los residentes locales, en parte porque Falta de
transparencia e inclusión en el proceso de toma de decisiones.
En 2007, Zijin compró la mina de
cobre Río Blanco en el distrito norte de Piura, pero el proyecto aún está sin
desarrollar después de unos 15 años, debido a Fuerte oposición y protestas de
las comunidades agrícolas locales. Consorcio liderado por Minerals and Metals
Group (MMG), de mayoría china Ella compró Las Bambas en Apurimac, sur de Perú,
en 2014 con más de 7 mil millones de dólares. Si bien la mina se encuentra
entre las minas de cobre más productivas de Perú, las comunidades locales
continúan haciéndolo. preocupante en temas sociales y ambientales.
Un desafío para los ministerios
jóvenes
El Ministerio de Medio Ambiente de
Perú fue creado en 2008, en medio del auge de la inversión minera en China
después de la compra de Río Blanco en 2007. Este fortalecimiento institucional
reactivo ha limitado su capacidad para desarrollar y hacer cumplir políticas de
consulta previa o mitigación del daño ambiental.
Al igual que Perú, los ministerios de
medio ambiente de la LTC también son jóvenes, con Bolivia desde 2009, Chile
hasta 2010 y Argentina hasta 2015. En esta próxima ola de inversiones en litio,
enfrentarán muchos desafíos similares, como lo hizo Perú con el cobre. Sin
embargo, el inicio temprano de unos años, combinado con fuertes regulaciones
internacionales de protección ambiental, le da a las empresas a largo plazo una
ventaja sobre Perú. Pero deben implementar con éxito reformas clave para la
transparencia, la participación y la rendición de cuentas.
En segundo lugar, los países
latinoamericanos deben cumplir con sus obligaciones bajo Acuerdo de Escazú.
Firmado en 2018 por 24 países de América Latina y el Caribe, este nuevo tratado
internacional garantiza los derechos nacionales a la información ambiental, la
participación pública en la toma de decisiones ambientales, la justicia
ambiental y un medio ambiente saludable y sostenible para las generaciones
actuales y futuras. Los componentes clave del acuerdo requieren que los países
vayan más allá del estándar de consulta previa, involucren a las partes
interesadas en las primeras etapas del proceso y les brinden una mayor agencia
para dar forma a los resultados.
Si bien Argentina y Bolivia han
ratificado plenamente el acuerdo, Chile aún no lo ha firmado y Perú sigue
siendo el único signatario. El acuerdo entró en vigor en abril de 2021, por lo
que sus efectos aún no son del todo visibles. Pero hasta que Chile y Perú
ratifiquen el acuerdo, las comunidades locales e indígenas en Argentina y
Bolivia tendrán derechos legales más amplios a la información, participación y
justicia ambiental que grupos similares en Chile y Perú.
Finalmente, China debe perseguirlo
nuevos compromisos Honrar las protecciones para las partes interesadas en sus
proyectos de financiamiento de desarrollo e inversión extranjera, especialmente
los pueblos indígenas y otras poblaciones vulnerables. La convivencia exitosa
con las comunidades locales que también dependen del agua subterránea del área
requerirá la inclusión de esas comunidades en la planificación del proyecto y
la gestión del agua, así como los beneficios económicos de las inversiones en
litio.
China ha asegurado a las Naciones
Unidas y a la comunidad internacional que implementará nuevos marcos de debida
diligencia tanto en protección ambiental como social, especialmente para sus
empresas que operan en áreas propensas a conflictos. Los gobiernos de LTC serán
en última instancia responsables de responsabilizar a los inversores chinos por
estas promesas, pero el interés internacional podría ser un incentivo
importante para cumplir.
Si el proceso se gestiona
correctamente, los bloques estarán listos para que todas las partes interesadas
en la minería de litio LTC se beneficien del auge que se avecina. Las
comunidades locales, especialmente los grupos históricamente excluidos como los
pueblos indígenas, tendrán más acceso y participación en los procesos de toma
de decisiones del gobierno. Una mayor transparencia y responsabilidad también
puede ayudar a prevenir daños ambientales significativos y cualquier conflicto
asociado en las áreas circundantes. También es probable que los gobiernos de
LTC y los inversores chinos se beneficien financieramente de resultados más
sostenibles y pacíficos.
En última instancia, la realización
de estos beneficios requerirá la entrega seria de compromisos amplios de
transparencia, inclusión y rendición de cuentas por parte de todas las partes. El San Miguelino de Argentina
(https://bit.ly/3E8gjTg)
DINI ALERTA DE INFLUENCIA DE EVO
MORALES EN EL PERÚ
Según el medio boliviano Página Siete, un informe
de la Dirección Nacional de Inteligencia de Perú advierte que esa presencia
incrementará la acción de grupos extremistas.
Revista Caretas de Perú (https://bit.ly/3lrOWMN)
Hasta la DINI, que se encuentra en
medio de un gran desorden de organización y nombramientos, y donde el Gobierno
puso al frente al policía retirado José Luis Fernández Latorre, alerta de la
actual influencia del expresidente boliviano Evo Morales en la política
peruana.
Según el medio boliviano Página
Siete, un informe de la Dirección Nacional de Inteligencia de Perú advierte que
esa presencia incrementará la acción de grupos extremistas. Durante este 2021,
el relacionamiento de militantes del Movimiento Al Socialismo (MAS) con actores
peruanos se ha visto visiblemente reforzado.
“La cada vez mayor presencia e
influencia de Evo Morales Ayma en Perú abrirá espacios hacia una mayor
politización de sectores extremistas sobre temas sensibles como el cambio de
Constitución Política y la despenalización de la hoja de coca”, advierte el
documento firmado por el propio Fernández Latorre.
En esa línea, detalla que ex
autoridades del gobierno de Morales participaron en eventos en el Perú para
promover la legalización de la hoja de coca, la reforma de la Constitución y la
expulsión de la DEA.
“El 10 de agosto ingresó al país por
Desaguadero una delegación del partido político boliviano MAS para participar
en el Foro Sindical de la Federación Nacional de Trabajadores de Educación del
Perú”, añade el documento.
Entre ellos figuran el exgerente de
la empresa estatal Mi Teleférico César Dockweiler, el expresidente de
Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) Óscar Barriga, el
exministro Fernando Huanacuni y el exviceministro Félix Cárdenas.
Se detalla que en agosto, septiembre
y octubre se incrementó la presencia de integrantes del MAS en Perú. Se
contabilizan nueve eventos para promover el modelo de gobierno aplicado por el
MAS, a los que asistieron Félix Cárdenas, los dirigentes nortepotosinos
Sebastián Felipe y Delia Chile, y el exviceministro de Coca Dionisio Núñez.
Según la DINI, Cárdenas comenzó a
operar en territorio peruano desde que fue posesionado en 2010, con discursos
que “criticaban las costumbres y leyes que sustentan el modelo
económico-político-social e incluso la democracia (consideradas colonialistas) opuestas
al modelo bolivariano que propugna”.
Entre 2012 y 2015 se detectó el
ingreso a territorio peruano de la actual ministra de Culturas, Sabina
Orellana.
Consultada por el medio boliviano, la
diputada de Comunidad Ciudadana (CC) Luciana Campero lamentó que el presidente
peruano Pedro Castillo se deje influenciar para implementar lo que considera el
“modelo totalitario” que Morales pretende exportar a Perú.
“Castillo quiere cambiar la
Constitución en Perú seguramente para perpetuarse en el poder, para darse las
artimañas de Evo Morales en Bolivia e implementar un modelo totalitario y
dictatorial del MAS. Se nota la intención de Morales en tener presencia en
Perú”, declaró.
Campero reveló que está en contacto
permanente con congresistas peruanos para seguir las acciones de “injerencia”
de Morales.
BOLIVIA: CINCO HIPÓTESIS POLÍTICAS
SOBRE LA MARCHA POR LA DEMOCRACIA
El País de España (https://bit.ly/3lqSGxT)
La marcha que concluyó el 29 de
noviembre en la plaza San Francisco (La Paz), que había comenzado en Caracollo
(Cochabamba) el 22, resultó un hito político que sorprendió a propios y ajenos
por su carácter multitudinario. No sería exagerado decir que es la mayor
movilización popular que ha visto Bolivia desde que el Movimiento al Socialismo
(MAS) ganó la Presidencia, por enero de 2006. A casi 16 años desde entonces, y
de los 22 que pasaron desde la marcha “Por el Territorio y la Dignidad”, los
pueblos en la calle han vuelto a hablar con contundencia. Al respecto algunas
reflexiones:
Contundencia popular frente al
golpismo. Los últimos acontecimientos desestabilizadores con epicentro en Santa
Cruz, como los paros arengados por el gobernador Camacho y su brazo armado ‒el Comité Cívico Pro Santa Cruz y la Resistencia
Juvenil Cochala‒ en contra de dos leyes económicas, parecieron ser un parteaguas en las
perspectivas de la gestión de Luis Arce. La escalada continuó con el planteo de
Camacho (con poco eco en otras latitudes bolivianas conducidas por opositores)
de la federalización del sistema político del país. Todo indicaba la
inauguración de una etapa inusualmente convulsa para un presidente electo hace
poco más de un año: el Gobierno hubo de retirar y abrogar las leyes en disputa,
la economía cruceña (de los pequeños) y la vacunación se detuvieron por unos
días, y ya parecía que Arce iría a gobernar a la defensiva hasta que culminara
su mandato, si es que lo dejaban. El mes pasado, como reveló la última encuesta
de CELAG, el 57 % de los bolivianos pensaba que podría producirse un golpe de
Estado en un futuro cercano. Sin embargo, la poderosa marcha “del millón” que
concluyó en La Paz, gritó colectivamente que el golpismo no va a pasar; que la
democracia que se recuperó en las urnas se respeta. Otra demanda concordante
con la primera, y ésta sí fue hacia los responsables políticos, fue la de
justicia y reparación a las víctimas del golpe de Estado.
Unidad. La marcha, encabezada desde
el inicio por Evo Morales, pero secundada de cerca por Arce y David
Choquehuanca, también mostró que las normales diferencias dentro de una gestión
de Gobierno, no cuentan cuando las amenazas de desestabilización y golpe se
tornan reales. Todos los mensajes fueron inequívocamente en la misma dirección,
incluyendo los de los cientos de organizaciones sociales, indígenas y campesinas.
Plurinacional-popular. El componente
social de la marcha dijo mucho. A pesar de las diatribas mediáticas que
avizoraban la pérdida de apoyo popular al Gobierno, la “muerte política” de Evo
Morales y una supuesta desastrosa gestión económica que empobrecía a la gente,
mientras los líderes hablaban en el palco, la fila de gente llegaba hasta El
Alto, a unos 10 kilómetros de ahí. Y no era sólo el MAS, no eran solamente
funcionarios del Gobierno enviados a “hacer bulto”, como la oposición quiso
instalar: mujeres, hombres, jóvenes y adultos mayores, campesinos, indígenas,
comerciantes, productores; muchos organizados, otros no, pero todos estaban
allí, sabiendo que volvían a hacer historia. Historia, porque lo vivido en los
últimos años enseñó que la calle no se cede, no se abandona; porque la calle
vaciada en una sociedad polarizada es igual al avance de los procesos
antipopulares y reaccionarios, como se pudo constatar en 2019.
Liderazgos. El Gobierno consiguió un
respaldo explícito que posiblemente no esperaba. A pesar de los excelentes
indicadores de recuperación económica y protección sanitaria, empezaba a
predominar cierto clima de desconcierto respecto del rumbo, de lo acertado o no
de las medidas tomadas, de una supuesta “lentitud” en la toma de decisiones, de
una inadecuada comunicación, o de la idoneidad de parte del g La marcha
demostró que buena parte del 55 % que apoyó en 2019 respalda a Arce y a Evo.
Cada uno de ellos tiene hoy un rol muy diferente al que ejercieron hace unos
años, y esta marcha ha demostrado que cada quien ocupa un rol político
distinto, pero complementario.
El desafío. Es una incógnita si este
apoyo popular en la calle tendrá una lectura que vaya más allá de la defensa de
la democracia y del proceso político popular en curso. En cuanto a la
evaluación de la gestión, ¿fue sólo una defensa del modelo económico en curso o
es, también, una señal de que hay respaldo para medidas más audaces? Como bien
afirma Álvaro García Linera, el “nuevo progresismo” tiene como característica,
entre otras, la de estar encabezado por “liderazgos administrativos” de las
instituciones del Estado en favor del campo popular. Quizás, en el caso
boliviano, se hayan abierto las puertas para pensar en la aplicación de un
nuevo programa de reformas de segunda generación.
"EL NEOLIBERALISMO CON
PERSPECTIVA DE GÉNERO ES CLASISTA, COLONIAL Y RACISTA"
El Periódico de España (https://bit.ly/3xDOrnG)
Pregunta.- El filósofo Paul B.
Preciado le atribuye a usted la invención del feminismo del siglo XXI.
Respuesta.- Creo que, en Feminismo
bastardo, Paul hace un prólogo muy afectuoso. Yo no me atribuiría ese lugar.
Pero sí soy consciente de que el libro es un instrumento para el planteamiento
de discusiones teóricas y profundas, no solo alrededor de los feminismos, sino
de las luchas sociales-
P.- Conforme va conquistando
espacios, surgen muchas reacciones en contra del feminismo como algo
monolítico. ¿Es mejor hablar de feminismos en plural?
R.- A lo largo de todo el libro yo
parto de esa premisa. En mi práctica política no se puede reducir al feminismo
a uno, no hay un solo feminismo. Pero la formulación de conquista en sí misma
no me gusta, prefiero hablar en términos de soberanía.
P.- ¿Qué es el feminismo bastardo?
R.- Es inventar un espacio político
que ya existe pero que no tiene nombre, que es el lugar del intersticio, de lo
ilegítimo, de la no pertenencia y de la desobediencia a todas las micro y macro
tiranías identitarias. Lo bastardo es un lugar político de gran alcance, porque
tiene muchos pliegues de interpelación al mismo tiempo.
¿Y el feminismo intuitivo?
R.- Muchas veces no se llama a sí
mismo feminismo, ya que no deviene de la instrucción académica. A mí me parece
muy importante porque no es elitario, puesto que no es un bloque de ideas que
aprendes en un aula, sino de decisiones soberanas que vas tomando en base a una
lectura de la sociedad y a una toma de posición. En el caso de la sociedad
boliviana, es el feminismo más potente y masivo, el que está colapsando los
departamentos de justicia para decir que el Estado es incapaz de producir
justicia.
P.- Tres ideas sobre las que pivota
su libro son despatriarcalización, descolonización y capitalismo. ¿Qué relación
guardan entre sí?
R.- Son indisolubles, tres
estructuras de poder que cuelgan la una de la otra, o que parecen una misma
estructura con tres componentes. Es imposible luchar contra estructuras
patriarcales sin entender que estas son además coloniales y capitalistas. Y lo
mismo pasa si quieres luchar contra estructuras capitalistas. Es casi un
absurdo no identificar el carácter patriarcal y colonial de las mismas. Y no
solo afecta a las mujeres bolivianas, es un orden global que afecta a
absolutamente todo.
P.- ¿La propia concepción del
feminismo dominante en Europa es colonialista?
R.- No sé ni siquiera si Europa
existe o si podemos hablar de un feminismo dominante. Pero sí que hay un
neoliberalismo con perspectiva de género al que yo llamo tecnocracia de género.
Esta estructura de poder de los organismos internacionales y estatales ha sido
asumida como guion en muchos medios de comunicación, y es clasista, colonial y
racista. Está anclada en la lógica de lucha por derechos, de una generalidad
casi absurda en el siglo XXI, como si hubiera una especie de demanda de
igualdad hombre mujer, sin tomarse jamás la molestia de aclarar de qué hombre y
de qué mujer estamos hablando.
P.- ¿Este feminismo se olvida de las
mujeres del sur?
R.- Toda mujer reconocida como
europea en esta parte del mundo está sentada sobre el trabajo de las mujeres
del sur exiliadas del neoliberalismo, que aportan su trabajo en condiciones
precarias. No se puede analizar la situación de las mujeres en España
supuestamente emancipadas sin tener en cuenta las bolsas de ocupación de esas
mujeres del sur mal pagadas, que con su trabajo de cuidados posibilitan que las
chicas que estén en las universidades o en otros trabajos, y no interpelando
las estructuras patriarcales coloniales.
P.- ¿Tiene que ver con su rechazo a
los símbolos coloniales el recibimiento que Mujeres Creando le preparó al rey
Felipe VI cuando asistió hace un año a la toma de posesión del presidente Luis
Arce?
R.- Yo no sé cómo España no ha
logrado disolver la monarquía, cuando muchas otras sociedades en Europa lo han
hecho. El rey es una figura anacrónica, un gran absurdo. Nosotras le preparamos
dos recibimientos. Rodearon con tela una estatua de Colón en el centro de La
Paz para que nadie la afectara delante de él, pero la grafiteamos con la frase
«las mujeres, ante el rey, de rodillas, jamás», porque el presidente del
Senado, un joven indígena del Movimiento al Socialismo, el partido de Evo
Morales, se inclinó casi de rodillas ante el rey. Este se alojó en una plaza
con una estatua dedicada a Isabel la Católica, que deconstruimos vistiéndola
como las indígenas bolivianas. Una horda de hispanistas destruyó nuestro
trabajo, pero le habíamos pintado la cara de rojo, y los trabajadores de la
limpieza nos dijeron que habían informado a sus patrones de que la pintura no
salía porque no querían cumplir sus órdenes, aunque no era cierto. Fue algo muy
lindo. El actual embajador de España en Bolivia me dijo que le pareció
fabuloso.
P.- ¿Quiénes son Mujeres Creando?
Es un movimiento heterogéneo que
cumplirá 30 años en el 2022. «Indias, putas y lesbianas juntas, revueltas y hermanadas»
es una metáfora para describir nuestra capacidad de funcionar desde las
alianzas insólitas y prohibidas, que son las únicas subversivas. Y no solo
hablamos de feminismo, sino que lo concretamos en prácticas útiles para la
sociedad. Por eso nos hemos ganado mucho amor en la sociedad boliviana. Si no,
nadie entendería que sigamos vivas 30 años después.
R.- Su programa de radio le ha hecho
muy popular. ¿Le ha traído problemas?
Radio Deseo está autogestionada por
Mujeres Creando casi sin dinero, pero llegamos a un público masivo. Todo
colectivo que lo ha pedido ha tenido un espacio de máxima audiencia. He
entrevistado a todo el país. El único personaje que se ha negado es Evo
Morales, pero hemos sido el único medio que ha reconstruido paso a paso su derrocamiento,
y hemos logrado destapar muchas cosas en pleno gobierno fascista. Por eso soy
objeto de campañas de odio, y una de las mujeres más insultadas de Bolivia.
Vivo en aislamiento social obligatorio desde hace 30 años porque pago lo que
hago con mi vida. Pero le hemos hecho encerronas al poder una y mil veces, y se
las vamos a seguir haciendo. Así que puedo asegurar que no soy una víctima
sacrificial. No sabe cuánto me divierto.
LA SEGUNDA OLEADA PROGRESISTA
LATINOAMERICANA – POR ÁLVARO GARCÍA LINERA
Nodal (https://bit.ly/3lmlt6Y)
El mundo está atravesando una
transición política-económica estructural. El viejo consenso globalista de
libre mercado, austeridad fiscal y privatización que encandiló a la sociedad
mundial durante 30 años, hoy se ve cansado y carece de optimismo ante el porvenir.
La crisis económica de 2008, el largo estancamiento desde entonces, pero
principalmente el lockdown de 2020 han erosionado el monopolio del horizonte
predictivo colectivo que legitimó el neoliberalismo mundial.
Hoy, otras narrativas políticas reclaman
la expectativa social: flexibilización cuantitativa para emitir billetes sin
límite; Green New Deal, proteccionismo para relanzar el empleo nacional, Estado
fuerte, mayor déficit fiscal, más impuestos a las grandes fortunas, etc., son
las nuevas ideas-fuerza que cada vez son más mencionadas por políticos,
académicos, líderes sociales y la prensa del mundo entero. Se desvanecen las
viejas certidumbres imaginadas que organizaron el mundo desde 1980, aunque
tampoco hay nuevas que reclamen con éxito duradero el monopolio de la esperanza
de futuro. Y mientras tanto, en esta irresolución de imaginar un mañana más
allá de la catástrofe, la experiencia subjetiva de un tiempo suspendido carente
de destino satisfactorio agobia el espíritu social.
América Latina se adelantó a estas
búsquedas mundiales hace más de una década. Los cambios sociales y
gubernamentales en Brasil, Venezuela, Argentina, Uruguay, Bolivia, Ecuador, El
Salvador, Nicaragua, dieron cuerpo a esta primera oleada de gobiernos
progresistas y de izquierda que se plantearon salir del neoliberalismo. Más
allá de ciertas limitaciones y contradicciones, el progresismo latinoamericano
apostó a unas reformas de primera generación que logró tasas de crecimiento
económico entre 3 y 5 por ciento, superiores a las registradas en tiempos
anteriores. Paralelamente, se redistribuyó de manera vigorosa la riqueza, lo
que permitió sacar de la pobreza a 70 millones de latinoamericanos y de la
extrema pobreza a 10 millones. La desigualdad cayó de 0.54 a 0.48, en la escala
de Gini y se aplicó un incremento sostenido del salario y de los derechos
sociales de los sectores más vulnerables de la población que inclinó la balanza
del poder social en favor del trabajo. Algunos países procedieron a ampliar los
bienes comunes de la sociedad mediante la nacionalización de sectores
estratégicos de la economía y, como en el caso de Bolivia, se dio paso a la
descolonización más radical de la historia, al lograr que los sectores
indígena-populares se constituyan en el bloque de dirección del poder estatal.
Esta primera oleada progresista que
amplió la democracia con la irrupción de lo popular en la toma de decisiones,
se sostuvo sobre un flujo de grandes movilizaciones sociales, descrédito
generalizado de las políticas neoliberales, emergencia de liderazgos
carismáticos portadores de una mirada audaz del futuro y un estado de estupor
de las viejas élites gobernantes.
La segunda oleada progresista
La primera oleada del progresismo
latinoamericano comenzó a perder fuerza a mediados de la segunda década del
siglo XXI, en gran parte, por cumplimiento de las reformas de primera
generación aplicadas.
El progresismo cambió la tasa de
participación del excedente económico en favor de las clases laboriosas y el
Estado, pero no la estructura productiva de la economía. Esto inicialmente le
permitió transformar la estructura social de los países mediante la notable
ampliación de las clases medias, ahora con mayoritaria presencia de familias
provenientes de sectores populares e indígenas. Pero la masificación de
ingresos medios, la extendida profesionalización de primera generación, el
acceso a servicios básicos y vivienda propia, etc., modificó no sólo las formas
organizativas y comunicaciones de una parte del bloque popular, sino también su
subjetividad aspiracional. Incorporar estas nuevas demandas y darle
sostenibilidad económica en el marco programático de mayor igualdad social,
requería modificar el modo de acumulación económica y las fuentes tributarias
de retención estatal del excedente.
La incomprensión en el progresismo de
su propia obra y la tardanza en plantarse los nuevos ejes de articulación entre
el trabajo, el Estado y el capital, dieron paso desde 2015 a un regreso parcial
del ya enmohecido programa neoliberal. Pero, inevitablemente, este tampoco duró
mucho. No había novedad ni expansivo optimismo en la creencia religiosa en el
mercado, sólo un revanchismo enfurecido de un libre mercado crepuscular que
desempolvaba lo realizado en los años 90 del siglo XX: volver a privatizar, a
desregular el salario y concentrar la riqueza.
Ello dio pie a la segunda oleada
progresista que desde 2019 viene acumulando victorias electorales en México,
Argentina, Bolivia, Perú y extraordinarias revueltas sociales en Chile y
Colombia. Esto enmudeció esa suerte de teleología especulativa sobre el fin del
ciclo progresista. La presencia popular en la historia no se mueve por ciclos,
sino por oleadas. Pero claro, la segunda oleada no es la repetición de la
primera. Sus características son distintas y su duración también.
En primer lugar, estas nuevas
victorias electorales no son fruto de grandes movilizaciones sociales
catárticas que por su sola presencia habilitan un espacio cultural creativo y
expansivo de expectativas transformadoras sobre las que puede navegar el
decisionismo gubernamental. El nuevo progresismo resulta de una concurrencia
electoral de defensa de derechos agraviados o conculcados por el neoliberalismo
enfurecido, no de una voluntad colectiva de ampliarlos, por ahora. Es lo
nacional-popular en su fase pasiva o descendente.
Es como si ahora los sectores
populares depositaran en las iniciativas de gobierno el alcance de sus
prerrogativas y dejaran, de momento, la acción colectiva como el gran
constructor de reformas. Ciertamente, el gran encierro mundial de 2020 ha
limitado las movilizaciones, pero curiosamente no para las fuerzas
conservadoras o sectores populares allí donde no hay gobiernos progresistas,
como Colombia, Chile y Brasil.
Una segunda característica del nuevo
progresismo es que llega al gobierno encabezado por liderazgos administrativos
que se han propuesto gestionar de mejor forma en favor de los sectores
populares, las vigentes instituciones del Estado o aquellas heredadas de la
primera oleada; por tanto, no vienen a crear unas nuevas. Dicho de otra manera,
no son liderazgos carismáticos, como en el primer progresismo que fue dirigido
por presidentes que fomentaron una relación efervescente, emotiva con sus
electores y disruptivas con el viejo orden. Sin embargo, la ausencia de
relación carismática de los nuevos líderes no es un defecto sino una cualidad
del actual tiempo progresista, pues fue por esa virtud que fueron elegidos por
sus agrupaciones políticas para postularse al gobierno y, también, por lo que
lograron obtener la victoria electoral. En términos weberianos, es la manera
específica en que se rutiniza el carisma, aunque la contraparte de ello será
que ya no puedan monopolizar la representación de lo nacional-popular.
En tercer lugar, el nuevo progresismo
forma ya parte del sistema de partidos de gobierno, en cuyo interior lucha por
ser dirigente. Por tanto, no busca desplazar el viejo sistema político y
construir uno nuevo como en la primera época, lo que entonces le permitió
objetivamente enarbolar las banderas del cambio y de la transgresión por
exterioridad al sistema tradicional. Lo que ahora se proponen es estabilizarlo
preservando su predominancia, lo que los lleva a una práctica moderada y
agonista de la política.
En cuarto lugar, la nueva oleada
progresista tiene al frente a unos opositores políticos cada vez más escorados
hacia la extrema derecha. Las derechas políticas han superado la derrota moral
y política de la primera oleada progresista y, aprendiendo de sus errores,
ocupan las calles, las redes y levantan banderas de cambio.
Han cobrado fuerza social mediante
implosiones discursivas reguladas que las ha llevado a enroscarse en discursos
antiindígena, antifeminista, antiigualitarista y anti-Estado. Abandonando la
pretensión de valores universales, se han refugiado en trincheras o cruzadas
ideológicas. Ya no ofrecen un horizonte cargado de optimismo y persuasión, sino
de revancha contra los igualados y exclusión de quienes se considera son los
culpables del desquiciamiento del viejo orden moral del mundo: los populistas
igualados, los indígenas y cholos con poder, las mujeres soliviantadas, los
migrantes pobres, los comunistas redivivos…
Esta actual radicalización de las
derechas neoliberales no es un acto de opción discursiva, sino de
representación política de un notable giro cultural en las clases medias
tradicionales, con efecto en sectores populares. De una tolerancia y hasta
simpatía hacia la igualdad hace 15 años atrás, la opinión pública construida en
torno a las clases medias tradicionales ha ido girando hacia posiciones cada
vez más intolerantes y antidemocráticas ancladas en el miedo. Las fronteras de
lo decible públicamente han mutado y el soterrado desprecio por lo popular de
años atrás ha sido sustituido por un desembozado racismo y anti-igualitarismo
convertidos en valores públicos.
La melancolía por un antiguo orden
social abandonado y el miedo a perder grandes o pequeños privilegios de clase o
de casta ante la avalancha plebeya han arrojado a estas clases medias a abrazar
salvacionismos político-religiosos que prometen restablecer la autoridad
patriarcal en la familia, la inmutabilidad de las jerarquías de estirpe en la
sociedad y el mando de la propiedad privada en la economía ante un mundo
incierto que ha extraviado su destino. Es un tiempo de politización
reaccionaria, fascistoide, de sectores tradicionales de la clase media
Y finalmente, en quinto lugar, el
nuevo progresismo afronta no sólo las consecuencias sociales del gran encierro
planetario que 2020 desplomó la economía mundial sino, en medio de ello, el
agotamiento de las reformas progresistas de primera generación.
Esto conlleva una situación paradojal
de unos liderazgos progresistas para una gestión de rutina en tiempos de crisis
económicas, médicas y sociales extraordinarias.
Pero, además, globalmente se está en
momentos de horizontes minimalistas o estancados: ni el neoliberalismo en su
versión autoritaria logra superar sus contradicciones para irradiarse
nuevamente ni los diversos progresismos logran consolidarse hegemónicamente.
Esto hace prever un tiempo caótico de victorias y derrotas temporales de cada
una de estas u otras opciones.
Sin embargo, la sociedad no puede
vivir indefinidamente en la indefinición de horizontes predictivos duraderos.
Más pronto que tarde, de una u otra manera, las sociedades apostarán por una
salida, la que sea. Y para que el porvenir no sea el desastre o un oscurantismo
planetario con clases medias rezando por orden a la puerta de los cuarteles
como en Bolivia, el progresismo debe apostar a producir un nuevo programa de
reformas de segunda generación que, articuladas en torno a la ampliación de la
igualdad y la democratización de la riqueza, propugne una nueva matriz
productiva para el crecimiento y bienestar económicos.
Pero, además, con ello, ayudar a
impulsar un nuevo momento histórico de reforma moral e intelectual de lo
nacional-popular, de hegemonía cultural y movilización colectiva, hoy ausentes,
sin los cuales es imposible imaginar triunfos políticos duraderos.
¿HACIA UNA BOLIVIA FEDERAL?
No es un secreto que en la sociedad boliviana
existen sectores radicalizados que quizá podrían asumir el federalismo como un
primer paso hacia la eventual escisión del Estado boliviano.
Mundiario de España (https://bit.ly/3Ec0A5R)
Comencemos diciendo que el debate
sobre el federalismo —y, en realidad, cualquier otro debate—, siempre y cuando
conlleve el uso de la razón y la puesta en práctica del respeto, es saludable
para la sociedad. No debe haber asunto prohibido, pues pocas cosas hay tan
perjudiciales para el espíritu abierto colectivo como la timidez, la propensión
a la diatriba frente a la del diálogo o la indiferencia para con el pensamiento
crítico de las realidades.
En Bolivia, el federalismo no es una
propuesta nueva. Los discursos parlamentarios decimonónicos de Andrés Ibáñez y
de Lucas Mendoza de la Tapia frente a los de Evaristo Valle, lo prueban. Es por
eso que pienso que quizás la conformación federal en Bolivia pudo haberse dado
desde el comienzo de la vida republicana. Y es que, al haberse fundado Bolivia
sobre una jurisdicción que no necesariamente aglutinaba a una sociedad
cultural, étnica, religiosa y lingüísticamente homogénea, probablemente sus
diferentes demarcaciones territoriales pudieran haberse asumido como
relativamente autónomas por ser diferentes unas de las otras. Creo que, en este
asunto, fue el espíritu tradicionalista de la mentalidad criolla el que se
impuso, haciendo centralista el gobierno. No es casual que la mayor parte de
los países europeos, dispuestos relativamente como Estados-nación, sean hoy
unitarios.
Ahora bien, desde la teoría política,
el federalismo no es sinónimo de un emergente espíritu segregacionista ni mucho
menos de una inexorable desintegración estatal. Pero eso, repito, desde la
teoría política. Muchas veces, lo que ocurre en la práctica, en el devenir
humano, en la praxis, dista mucho de lo que manda la teoría… El Estado federal
funciona de mejor manera cuando sus Estados federados son originarios. En
palabras sencillas, cuando el país nace queriendo adoptar el sistema federal, y
no cuando luego, con el paso del tiempo, se decanta por una progresiva
descentralización. El primer caso denota voluntad de unidad desde el inicio; el
segundo, lo contrario.
Creo que así como tendría ventajas
(por ejemplo, una mayor eficiencia de los asambleístas departamentales,
quienes, hoy por hoy, no hacen mucho, o un mejor aprovechamiento de los
recursos), el federalismo también podría suponer ciertos riesgos. No es un
secreto que en la sociedad boliviana existen sectores radicalizados que quizá
podrían asumir el federalismo como un primer paso hacia la eventual escisión
del Estado boliviano. El federalismo supone un pacto de Estados federados que
tienen una soberanía mucho mayor, un poder mayor. Esto funciona bien en democracias
estables, con instituciones, con sociedades bien educadas en lo que significa
el funcionamiento federalista y, sobre todo, cuando concurren tiempos de paz.
Me entusiasma pensar en una Bolivia
federal, que, además de fortalecer materialmente sus regiones, rompa con
mentalidades vinculadas con, verbigracia, el nacionalismo chovinista, el
patrioterismo o el espíritu gregario en general, pero no mientras no se tenga
un clima de paz para debatirla, y mucho menos si el debate es frivolizado con
banderas partidistas o de casta. El federalismo reformaría cimientos profundos
del país, pues no solamente tiene relación con cuestiones materiales y
económicas, también la tiene con el espíritu colectivo de la ‘bolivianidad’,
con la identidad boliviana. Cada Estado tendría sus leyes, y en esto se
pondrían a prueba las idiosincrasias, las intelectualidades regionales, la
voluntad de solidaridad para con los demás Estados, etc. Es por todo esto que
el debate debería tomar en cuenta no solo a políticos, sino también a pensadores,
historiadores, sociólogos e intelectuales en general.
Pero para llevar adelante un debate
así, primero se deben sanear las instituciones y el Estado de Derecho. ¿Qué
debate serio y profundo podría llevarse a cabo en un clima de tensiones y,
sobre todo, estando bajo un gobierno persecutor? Retomar la democracia en todos
sus aspectos y pacificar Bolivia es el primer paso para cualquier empresa
positiva que se quiera realizar en lo consiguiente.
LA FISCALÍA BOLIVIANA PRESENTA UNA
ACUSACIÓN FORMAL EN CONTRA DE JEANINE ÁÑEZ POR AUTOPROCLAMARSE PRESIDENTA
El País de España (https://bit.ly/3pik1DK)
La comisión de fiscales encargada del
caso de Jeanine Áñez presentó este martes una acusación formal contra la
expresidenta boliviana por dos delitos menores que conllevan penas de prisión
muy bajas. Áñez continua en una prisión de mujeres de La Paz, en la que lleva
encerrada desde marzo de este año, mientras la Fiscalía desarrolla una
investigación contra ella por los delitos de sedición, terrorismo y conspiración
para derrocar al presidente Evo Morales en 2019 y autoproclamarse la líder del
Gobierno. La defensa de Áñez considera que las acusaciones son falsas.
Los acusadores deben limitarse a los
hechos ilegales que supuestamente cometió por Áñez antes de asumir la
presidencia, ya que sus decisiones durante su gestión solo pueden ser
procesadas con una autorización parlamentaria previa, que la oposición se niega
a conceder. “La comisión de fiscales, después de haber realizado un análisis,
una investigación y una colección de evidencias tanto testificales como
documentales, así como las pericias correspondientes, ha logrado establecer que
existen los elementos suficientes de que la señora Jeanine Áñez Chávez hubiera
adecuado su conducta a esos tipos penales”, declaró Edwin Quispe, secretario
general de la Fiscalía.
Los delitos por los que se enjuiciará
a Áñez en este proceso, resoluciones contrarias a la Constitución y a las leyes
e incumplimiento de deberes, tienen una pena de un mes a dos años de prisión. Por
tanto, no ameritarían que la expresidente se encuentre detenida, pero al mismo
tiempo ella está acusada de otros delitos más graves, en particular el de
terrorismo, que se sanciona con 20 años de prisión. La investigación del
comportamiento de Áñez durante la crisis política boliviana se ha dividido en
dos casos, Golpe I y Golpe II, que es como los llama oficialmente la Fiscalía.
A partir de la acusación que se acaba
de conocer, el caso Golpe II pasará a juicio. En cambio, el primero se halla
empantanado por la dificultad de los fiscales de reunir los testimonios de
quienes supuestamente decidieron que Áñez se hiciera cargo del Gobierno en una
serie de reuniones convocadas por la iglesia católica y la Unión Europea, a las
que asistieron líderes del partido de Evo Morales, el Movimiento al Socialismo
(MAS), y los principales dirigentes de la oposición. Hasta ahora solo ha
declarado el expresidente Carlos Mesa, quien se acogió a su derecho a no
responder para no incriminarse. La Fiscalía aún no ha recibido la declaración
de Luis Fernando Camacho, líder de las protestas contra Morales en 2019 y
actual gobernador de Santa Cruz. Cada vez que este fue convocado se creó tal
tensión política en su región que las autoridades desistieron de su intención.
Junto con Áñez han sido acusados
formalmente los principales jefes militares del momento en el que se produjo la
renuncia de Evo Morales, entre ellos el excomandante de las Fuerzas Armadas
Williams Kaliman, que se encuentra prófugo. Otros exjefes acusados están detenidos
desde hace meses. El relato de la fiscalía plantea que inmediatamente después
de la salida de Morales del poder, y prescindiendo de una reunión de la
Asamblea Legislativa, Áñez, que entonces era segunda vicepresidente del Senado
y la única política opositora con un cargo parlamentario importante, actuó como
si fuera la encargada del país prescindiendo de los procedimientos
parlamentarios habituales cuando se da la renuncia de algún mandatario. Según
los acusadores, los militares transportaron a la entonces senadora en aviones y
automóviles, y le dieron protección, como si ya fuera presidenta de Bolivia, y
ella les ordenó salir a las calles a cuidar el orden público, que en ese
momento se hallaba alterado por manifestaciones y estallidos de vandalismo. Finalmente,
según la acusación, Áñez se “autoproclamó” gobernante del país en una reunión
legislativa que no contaba con el quorum necesario.
La defensa de la expresidenta y de
toda la oposición actual, que respaldó a su Gobierno en 2019, es que se produjo
un “vacío de poder” tras la renuncia del presidente, el vicepresidente y
también de los presidentes de las cámaras de diputados y senadores, todos ellos
del Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales, por lo que se aplicó una
sucesión “ipso facto” que sustituyó a los renunciantes por la primera autoridad
con más alto rango que quedaba, que era Áñez. Esta opinión fue respaldada en
ese momento por un comunicado de prensa del Tribunal Constitucional, del que
posteriormente, cuando el MAS ya había vuelto al poder, este se retractó. Según
la oposición, la sucesión para evitar un vacío de poder hacía innecesario el
tratamiento parlamentario de la renuncia de Morales y también que hubiera una
proclamación parlamentaria con el quorum legal.
La división de la investigación
contra Áñez en dos procesos ha sido atribuida por la defensa a la necesidad de
los fiscales de prolongar la detención preventiva de la exgobernante, que es de
un máximo de seis meses por cada acusación. Áñez la ha considerado una
estratagema para darle más tiempo a la Fiscalía para armar la acusación más
importante, violando así su derecho a un debido proceso.
SUBSECRETARIA DE RREE, CAROLINA
VALDIVIA, VIAJA A BOLIVIA EN LO QUE SERÍA UN PASO MÁS EN LA NORMALIZACIÓN DE
RELACIONES BILATERALES ENTRE AMBOS PAÍSES
El Mostrador de Chile (https://bit.ly/3IkjzO2)
En horas de esta tarde se espera que
una delegación chilena, liderada por la subsecretaria de Relaciones Exteriores,
Carolina Valdivia Torres, viaje a Bolivia, lo que vendría a representar un paso
más en la política de normalización de relaciones que han acordado las
diplomacias de ambos países. La normalización de las relaciones entre Chile y
Bolivia dio un primer paso en mayo de este año, cuando ambas naciones
establecieron una hoja de ruta para recomponer la compleja relación bilateral,
aunque dicho proceso no incluye la cuestión marítima ni el tema del Silala.
Un paso importante en la política de
normalización de las relaciones entre Chile y Bolivia se concretará en los
próximos días, luego que una delegación de la Cancillería chilena –presidida
por la subsecretaria Carolina Valdivia Torres– llegue al país vecino. Según
fuentes cercanas , la subsecretaria estaría viajando este mismo martes a
Bolivia.
De esta manera, se está dando un paso
más en la política de normalización de relaciones que han acordado las
diplomacias de ambos países, marcadas por un conflicto marítimo de larga data
que llegó hasta la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, y que el
2018 desestimó la demanda boliviana para obligar a Chile a negociar una salida
al mar.
"La corte ha puesto las cosas en
su lugar. Así que viva Chile", destacó en ese momento el Presidente
Sebastián Piñera, en su primera reacción oficial tras seguir, acompañado de
ministros, legisladores y el Poder Judicial, la lectura de la sentencia por
parte del juez somalí Abdulqawi Ahmed Yusuf.
De este modo, la reconstrucción de
relaciones con Bolivia se constituye en el logro mas importante de la
Cancillería chilena bajo la administración del Presidente Piñera, cuya política
ha sido fuertemente cuestionada por episodios como el viaje a Cúcuta –donde el
Mandatario invitó a los migrantes venezolanos a ir a Chile– y la negativa de
firmar el Acuerdo de Escazú, el que fue promovido por el propio Gobierno
chileno.
La normalización de las relaciones
entre ambos países dio un primer paso en mayo de este año, cuando ambas naciones
establecieron una hoja de ruta para recomponer la compleja relación bilateral,
aunque dicho proceso no incluye la cuestión marítima ni el tema del Silala.
DARÍO MARTÍNEZ: “CON EL GASODUCTO
NÉSTOR KIRCHNER, ESTAMOS MÁS CERCA DE PODER EXPORTAR GAS A LA REGIÓN”
Ambito de Argentina https://bit.ly/3G2RWa5
En lo que fue una jornada relevante y
durante su participación en el ciclo Ámbito Debate, el secretario de Energía,
Darío Martínez, se refirió a la inminente licitación por el gasoducto Néstor
Kirchner, que, sostiene, le permitirá al país ahorrar divisas y, en un futuro,
exportar gas a la región. También remarcó el impulso que el Plan Gas dio al
sector y destacó el incremento en la producción de petróleo, entre otros
aspectos.
Periodista: ¿La energía es uno de los
elementos fundamentales para el desarrollo económico en Argentina?
Darío Martínez: Sin dudas. Un país
que apuesta al desarrollo económico, tiene que tener energía en cantidad y
calidad. Un país federal, como establece nuestra Constitución, no sólo tiene
que tener energía en cantidad y calidad, sino que tiene que tener la
posibilidad de tener la energía en donde un vecino se quiere desarrollar y
donde una pyme se quiere instalar. Eso es parte de los objetivos que nos han
planteado el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina
Kirchner. La reconstrucción de una Argentina más federal, significa una energía
más federalizada. Sin esa energía, es muy difícil ese crecimiento del país que
todos nos merecemos y soñamos.
P.: ¿Es importante que Argentina
tenga un sendero para recorrer, con objetivos trazados? Y en ese sentido, un
ejemplo puede ser lo que se hizo con Vaca Muerta y el otro, el impacto que tuvo
el Plan Gas.Ar. ¿Cree que es así?
D.M.: Se han tomado decisiones, aun
en épocas de incertidumbre por la pandemia, como fue lanzar el Plan Gas.Ar,
cuyo objetivo era frenar el declino del alrededor el 8,5% que teníamos en
Argentina. Y no solamente pudimos frenar ese declino, sino que tenemos un
incremento del 5% en la producción general del país. Fue un programa que
estableció previsibilidad, reglas claras, un horizonte a cuatro años, una
integración nacional al valor agregado nacional creciente. Eso es un círculo
virtuoso, donde los trabajadores en vez de estar suspendidos están en sus
puestos: se recuperaron 11.000 puestos de trabajo rápidamente. Las pymes se
suman a la cadena de valor, intentando tener cada vez un porcentaje más grande
de ese proceso. Las productoras administran los recursos y los transforman en
producción. Las provincias que son las verdaderas dueñas del recurso, se ven
beneficiadas porque es un apalancamiento al desarrollo regional, pero también
regalías para el desarrollo de cada provincia. Eso es un círculo virtuoso que
la Secretaría puso a funcionar y los números acompañan. A tal punto, que en
invierno del año que viene vamos a tener topeados los gasoductos. Por eso, esta
nueva decisión del Presidente de reestructurar el Presupuesto y destinar una
partida más importante a la licitación que tenemos que lanzar antes de fin de
año para la primera etapa del gasoducto Néstor Kirchner. Que, además de los
beneficios que trajo el Plan Gas.Ar, hay que sumarle a una gran ventaja en el
ahorro de divisas que vamos a generar. Porque el objetivo ahora es que vamos a
dejar de importar GNL y dejar de quemar combustible para generar electricidad.
Medioambientalmente también es un avance, porque el primer vehículo de la
transición energética es el gas. En ese sentido, en invierno de 2023 queremos
estar inyectando unos 24 millones de m3 más de gas y en la segunda etapa,
llegar a 40 millones de m3. Nos va a resolver un tema de divisas importante,
para una Argentina que lo necesita. Un ahorro fiscal importantísimo. Es todo
ventaja, es una de las grandes obras de la gestión de Alberto Fernández.
P.: Mientras en Argentina está dando
buen resultado el Plan Gas.Ar, en otras partes del mundo, en Europa por
ejemplo, atraviesan una crisis energética importante y el precio del gas subió
mucho...
D.M.: No es que el Plan Gas AR nos
blinde de ese problema, pero nos ayuda mucho. Los aumentos de precios en
Europa, los cortes programados en China en más de 30 de sus provincias que
hicieron que se les caiga la producción. No es que estamos blindados de no
tener esos problemas, pero nos ayudó mucho tener el Plan Gas.Ar y tratar de comprar
la menor cantidad de GNL posible. Además, en el contexto de una crisis
energética internacional, también tenemos un horizonte que nos preocupa, que es
el declino de Bolivia, y el Plan Gas.Ar también nos ayuda a ir cubriendo ese
problema que tiene Bolivia, que es proveedor tanto de Argentina como de Brasil.
Y eso, que es un problema, lo transformamos en una oportunidad. Porque con el
gasoducto Néstor Kirchner, estamos muy cerca de poder exportar gas a la región:
sobre todo a Uruguay, Chile y Brasil. Y reemplazar quizá a ese proveedor de gas
que era Bolivia, por Argentina y por una Vaca Muerta que viene dando muy buenos
valores de producción.
P.: ¿La idea, entonces, es poder
exportar gas a aquellos lugares que consumen el gas de Bolivia?
D.M.: El primer objetivo es dejar de
importar GNL. Con la primera etapa, que cuesta unos u$s1.570 millones, se va a
producir un ahorro u$s1.500 millones en divisas. Y un ahorro fiscal superior a
los u$s1.100 millones por año. Con la segunda etapa del gasoducto, llegando a
Salliqueló, nos pone en la potencialidad y la posibilidad poner ese gas cerca
de Brasil, que tiene que hacer su inversión en un gasoducto. Nos da también
disponibilidad de gas para poder venderle a Chile, que se abastece a GNL y
tiene el problema que hay a nivel mundial; y nos da la posibilidad de abastecer
a Uruguay. Es un horizonte muy positivo para Argentina. Es una obra
importantísima.
P.: ¿Y en qué situación se encuentra
la producción de petróleo?
D.M.: Octubre fue la mejor marca de
producción en los últimos seis años. En noviembre, vamos a estar en 545.000
barriles diarios. Es un número importante, es el segundo mejor de los últimos
diez años. Y básicamente es porque se le dio confianza y previsibilidad a un
sector. Son las claves de un sector que Argentina necesitaba, porque no tener
producción propia, nos genera la dificultad de tener que importar con billetes
que no tenemos y a un precio más caro. Y, por supuesto, es una palanca para
cada una de las regiones y las cuencas. Y Vaca Muerta es la locomotora que
tracciona todo esto.
P.: ¿Cómo se lleva adelante el
proceso de inversión para ampliar la infraestructura?
D.M.: Siempre hay que estar abiertos
a la posibilidad de la inversión privada. La segunda etapa del gasoducto creo
que tiene que tener un componente importante de ello. Pero para eso hay que dar
estas señales claras. Comenzar a licitar la primera etapa, tener producción
luego para ese gasoducto, que no es menor. Esto tiene que ser una oportunidad
para el desarrollo de toda la industria nacional. Es la misma discusión o
planteo que tenemos con la transición energética. Argentina está en el camino a
la transición energética. Pero ese camino tiene que ser en función de la
potencialidad y la posibilidad de nuestra industria. No podemos ir a un esquema
de transición energética donde luego tengamos dependencia tecnológica o no
tengamos autonomía. En ese sentido hay que ir avanzando. El primer vehículo es
el gas, hay una ventana para aumentar la producción de petróleo. El desafío es
crecer en la producción, para que le vaya bien al país y a las empresas
productoras. Hay que producir más para exportar más. Son horizontes que nos
planteamos y las decisiones que tomamos, genera confianza y certidumbre en el
sector. Y si hay confianza y certidumbre, hay inversión. Con la inversión,
tenés producción, tenemos desarrollo de industria nacional. Es un circulo
virtuoso.
P.: ¿Cómo ve el momento de la
Argentina, con la negociación con el FMI que podría generar algún impacto en el
sector y en la disponibilidad de divisas?
D. M.: Hay una discusión que tiene
más que ver con el rol de Martín Guzmán. Yo me tengo que asegurar que Argentina
produzca más y hacerle más fácil el trabajo a (Miguel) Pesce y a Martín
(Guzmán) que lleva adelante todo ese proceso. Aun en el momento en el que
estamos, hablamos de valores de producción altísimos. No sólo en hidrocarburos,
también en renovables. En bioetanol estamos en niveles previos a la pandemia.
Aun con estas reglas de juego, tenemos números muy positivos. Creemos que luego
van a ser mejores. Trato de hacerle más fácil el trabajo al ministro de
Economía: producir y tener que importar menos. Y después tener la capacidad no
sólo para exportar energía, también conocimiento. Por eso queremos que las
pymes se fortalezcan y sean jugadores que puedan cubrir de manera creciente una
parte más importante.
P.: ¿Cuán relevante considera que es
y será YPF para la industria, que rol tiene reservado la compañía para el
futuro?
D.M.: Es importantísimo. Tengo la
suerte de que esté Pablo González, con quien coincidimos por dónde va el
desarrollo. Es la locomotora que tracciona el desarrollo del resto de los
hidrocarburos. Y se está preparando para la transición energética. Tiene un
gran desafío por delante, una empresa que tiene esa impronta y la
responsabilidad de ser quien lleva adelante el desarrollo, poder tener la
capacidad de hacer la inversión necesaria. Pero sigue siendo quien más invierte
y la que más se ocupa del mercado interno. Y tiene que ser de esa manera.
EL GRUPO DE PUEBLA LLAMÓ A LA UNIDAD
DE LA REGIÓN PARA FRENAR EL "DESEMBARCO FASCISTA"
En Ciudad de México se hicieron presentes la
expresidenta de Brasil, Dilma Rousseff, de Ecuador, Rafael Correa, y de
Paraguay, Fernando Lugo. También participaron de manera remota el presidente de
Argentina, Alberto Fernández, su par de Bolivia, Luis Arce, y el expresidente
de Brasil, Lula da Silva.
Página 12 de Argentina (https://bit.ly/3xGJfiM)
Con un llamado a la unidad de América
latina para enfrentar a la amenaza de la extrema derecha comenzó este martes el
séptimo encuentro del Grupo de Puebla, denominado "¡Cambio ahora!".
El foro de debate que agrupa a decenas de líderes progresistas de Latinoamérica
y España celebró, durante una asamblea que volvió a ser presencial desde Ciudad
de México, la victoria de Xiomara Castro en Honduras y confió en los triunfos
de Gabriel Boric en diciembre en Chile y de Luiz Inácio Lula da Silva el
próximo año en Brasil. Tampoco estuvo exento en el debate la preocupación
frente a las consecuencias sociales y económicas de la pandemia de coronavirus.
Al encuentro del Grupo de Puebla en
la capital mexicana asistieron la expresidenta de Brasil, Dilma Rousseff, de
Ecuador, Rafael Correa, de Paraguay, Fernando Lugo, y de Colombia, Ernesto
Samper, entre otros. También participaron de forma remota el presidente de
Argentina, Alberto Fernández, su par de Bolivia, Luis Arce, y el expresidente
de Brasil, Lula da Silva.
Unidad para negociar "en pie de
igualdad"
"América latina junta puede
mucho", expresó el expresidente de Brasil, Lula da Silva, durante el
séptimo encuentro celebrado por el foro regional, el tercero de forma
presencial. Lula dijo que se debe trabajar para "reconstruir la unidad de
América latina y el Caribe" porque "juntos podemos negociar en pie de
igualdad con China, con Estados Unidos y poder tener acuerdos más favorables
con la Unión Europea".
El líder de la izquierda brasileña y
potencial candidato presidencial en 2022 señaló que, si trabajan de manera
colectiva, los países latinoamericanos pueden exportar productos con valor
agregado y no solo materias primas. En otro tramo de su intervención, Lula
advirtió que "la ONU ya no representa lo que representaba" y que, por
ese motivo, se necesita "una nueva gobernanza mundial que tenga autoridad
moral para resolver conflictos, que construya más igualdad en el mundo".
La pandemia de covid-19 fue uno de
los temas más abordados por los líderes presentes en el encuentro. Lula señaló
que ésta empeoró la situación de los latinoamericanos, debido a que hoy existen
varios trabajadores que perdieron sus empleos, migrantes y personas que pasan
hambre. Por su parte el presidente de Bolivia, Luis Arce, pidió "tomar
medidas conjuntas para cuidarnos entre todos" y favorecer la distribución
de vacunas a nivel mundial.
Alerta ante el "desembarco
fascista"
Aludiendo al presente de Bolivia,
Arce alertó sobre un "reagrupamiento de la derecha" que busca generar
las "condiciones" para repetir un "golpe de Estado" como el
que existió contra Evo Morales en 2019. "Empiezan a esgrimir
argumentaciones para deslegitimar la ganancia de una contienda electoral muy
clara y tratar de desgastar al gobierno. Es un tema que me gustaría dar a
conocer", dijo el mandatario en línea con lo expresado el lunes en La Paz,
durante el cierre de la multitudinaria "marcha por la patria".
En esa misma línea, el expresidente
colombiano Ernesto Samper advirtió un "desembarco fascista" en la
región, un tema denunciado también por varios de los exmandatarios presentes,
como el ecuatoriano Rafael Correa y el español José Luis Rodríguez Zapatero.
"Ese desembarco fascista no nos da miedo. Tenemos con qué
enfrentarlo", concluyó Samper. En ese sentido, Correa consideró que
"la derecha judicializa la política para ganar lo que no ganó en las
urnas".
"El Grupo de Puebla debe servir
para generar pensamiento latinoamericano" ante el neoliberalismo, expresó
el expresidente ecuatoriano. "Hoy que nos quieren convencer de que las
ideologías están de más, es cuando más vigente debe estar el debate ideológico.
Nuestra ideología, la ideología progresista, debe ser la supremacía del ser
humano sobre el capital, en un mundo absolutamente dominado por el imperio del
capital", señaló.
Sobre ese punto, la exmandataria
brasileña Dilma Rousseff consideró que en América latina las democracias están
"atacadas" y puso como ejemplo el derrocamiento del hondureño Manuel
Zelaya en 2009, su propia destitución en 2016, la salida de Evo Morales de
Bolivia en 2019 y que ahora "están atacando" al presidente peruano,
Pedro Castillo, con un juicio político en su contra.
Elogios a Xiomara Castro y Gabriel
Boric
Más allá del temor frente a la
"derechización" de la región, también hubo tiempo para celebrar el
triunfo de la candidata presidencial del partido Libertad y Refundación (Libre),
Xiomara Castro, que pondrá fin a 12 años de gobierno del Partido Nacional. El
expresidente de Paraguay, Fernando Lugo, aseguró que la victoria de Castro en
las urnas fue "transparente y alegró a todo el continente". "Ese
viento suave ojalá se convierta en un huracán que nadie pueda detener",
expresó.
Al respecto, el expresidente del
gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, sostuvo: "Xiomara Castro
será la primera presidenta de Honduras en la historia. Es una noticia muy
importante, importantísima en esta Centroamérica siempre con tantos problemas
sociales". Zapatero también mostró "todo el apoyo" al candidato
chileno de izquierda, Gabriel Boric, en la segunda vuelta de las presidenciales
de diciembre frente al ultraderechista José Antonio Kast, para que Chile
"no regrese a un pasado que nos duele y nos conmueve".
"La victoria de Lula en Brasil
va a cambiar el continente y el orden internacional y ojalá una alianza
estrecha entre México y Brasil con dos presidentes progresistas en un momento
tan decisivo históricamente", agregó el exmandatario español sobre un
eventual triunfo del brasileño en las elecciones del próximo año.
El Grupo de Puebla cuenta con 54
líderes progresistas de 16 países. El séptimo encuentro del foro regional tiene
lugar en la Ciudad de México este martes y continuará con las actividades
pogramadas para el miércoles. Sus ejes centrales son el debate sobre nuevos
modelos solidarios de desarrollo y la definición de una agenda progresista para
el continente tras las profundas consecuencias políticas, económicas y sociales
que generó la pandemia, según señalaron los organizadores.
No comments:
Post a Comment