La derecha festeja. Camacho, Pumari, Áñez y demás golpistas salen en libertad. Víctimas de las masacres de Sacaba, Senkata, Ovejuyo y el Pedregal repudian fallo judicial. Se revela el pacto de impunidad que fueron construyendo desde el MAS y la oposición derechista. Es urgente impulsar la más amplia movilización obrera, campesina y popular contra la impunidad y por justicia para las víctimas de las masacres.
El
reciente fallo del Tribunal de Sentencia Anticorrupción Cuarto de El Alto, que
se declaró incompetente para juzgar a Jeanine Áñez en la vía ordinaria por las
masacres de Senkata y Ovejuyo, marca un nuevo capítulo en la larga cadena de
dilaciones y maniobras que buscan garantizar la impunidad de los responsables
del golpe de Estado de 2019. La justicia, bajo el argumento de que se necesita
un juicio de responsabilidades debido a su condición de expresidenta, ha
aplazado nuevamente un caso que lleva casi seis años sin una respuesta real
para las víctimas.
Si
bien Áñez no debería salir en libertad por tener sentencia ejecutoriada de 10
años de prisión en el proceso conocido como Golpe II, donde fue hallada
culpable de los delitos de incumplimiento de deberes y resoluciones contrarias
a la Constitución, todo es posible en manos de esta justicia al servicio de los
ricos y derechistas. Este fallo le favorece en los casos vinculados a las
masacres de Senkata y Sacaba.
Según
la normativa boliviana, un juicio de responsabilidades es un proceso destinado
a expresidentes y altas autoridades por presuntas faltas en el ejercicio de sus
funciones. Requiere el aval de dos tercios de la Asamblea Legislativa
Plurinacional (ALP) para iniciar.
Luego
de las elecciones presidenciales del pasado este 17 de agosto donde la derecha
disputará la segunda vuelta, la conformación de la ALP, que asumirá en el mes
de noviembre del presente año, quedará en manos de la derecha. El MAS queda
reducido a tan solo 2 representantes en la Cámara de Diputados mientras que
ALIANZA LIBRE de Tuto Quiroga y UNIDAD de Doria Medina suman poco más de la
mitad de diputados quedando el resto compuesto por representantes del PDC. En
la Cámara de Senadores LIBRE y UNIDAD suman la mitad, según los resultados
oficiales y el MAS quedó fuera.
Significa
que Áñez logra este fallo en un escenario favorable, donde prácticamente todas
las bancadas legislativas están en manos de los mismos actores que impulsaron y
legitimaron el golpe y la represión de 2019. Este fallo es un duro golpe
judicial para las víctimas de las masacres de Senkata, Sacaba, Ovejuyo y
Pedregal, que aún siguen sin justicia.
El
informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI, 2021)
estableció que los sucesos en Senkata y Sacaba, Ovejuyo y el Pedregal
constituyeron masacres. En ese lugar, las fuerzas policiales y militares
hicieron un uso “excesivo” de la fuerza, lo cual resultó en violaciones severas
de los derechos humanos, detenciones arbitrarias e irregulares, torturas y
ejecuciones extrajudiciales. Asimismo, el informe refutó la versión oficial que
buscaba argumentar la represión en El Alto, evidenciando que no había un
verdadero peligro de explosión en la planta de YPFB. Los sucesos fueron
consecuencia de una operación que el Estado había planificado y llevado a cabo
con el fin de suprimir la oposición popular al golpe.
Áñez,
Camacho y Pumari no son los únicos responsables de las masacres y de las
víctimas de tortura. También están detrás de esos crímenes personajes como Tuto
Quiroga, Carlos Mesa, Samule Doria Medina, la Resistencia Juvenil Cochala, la
Unión Juvenil Cruceñista y las cúpulas policiales y militares que participaron
activamente en la asonada derechista de 2019. Todos ellos formaron parte de un
frente reaccionario, cívico, militar y clerical, que abrió paso al régimen de
facto y desencadenó una de las represiones más sangrientas desde el retorno a
la democracia.
No
obstante, esta impunidad no puede ser explicada únicamente a través de la
perspectiva judicial. El rol del Movimiento al Socialismo (MAS) ha tenido un
impacto decisivo. En vez de liderar una lucha coherente por la verdad y la
justicia, el MAS ha empleado los trámites judiciales como moneda de cambio para
llegar a acuerdos con la oposición golpista. No solo eso, dividieron a las
organizaciones de las víctimas, intentaron cooptarlas y las desmovilizaron. Si
bien aseguraban justicia para las víctimas y sus familias, en la realidad esos
compromisos se han vuelto solo palabras. A lo largo de estos años el
oficialismo ha estado más centrado en sus disputas internas por la sigla del
partido que en proteger los derechos de las víctimas de tortura y masacre. Han
negociado con la sangre derramada, aprovechándose de manera vil de los sectores
populares que pusieron en ellos su esperanza y confianza.
A
esta traición se añade la responsabilidad de Evo Morales, quien en primer lugar
dejó el país en noviembre de 2019, exponiendo a la población a la represión; y
después, en 2020, desmovilizó a los que habían cercado a Áñez en agosto,
pidiéndoles que esperaran las elecciones en vez de derrocar al régimen con
movilizaciones. Los acuerdos de impunidad entre la derecha y el MAS, así como
las instituciones corruptas, no generarán justicia verdadera.
Desde
el ProDHCre (Profesionales por los Derechos Humanos y contra la Represión
Estatal) consideramos que la única manera de conquistar la justicia es
impulsando la más amplia movilización independiente, denunciando la impunidad
de los golpistas y derechistas que hoy creen que pueden atropellar a las y los
trabajadores y al pueblo. Para esta tarea es urgente poner en pie una
organización independiente para la defensa de los DDHH de las y los
trabajadores. Lamentablemente la APDHB (Asamblea Permanente de Derechos Humanos
de Bolivia) se ha transformado en la oficina de los DDHH de los golpistas, por
eso es que necesitamos impulsar una organización por los DDHH que responda a
los intereses de las y los trabajadores, mujeres, población LGTBIQ+ y demás
bases populares, indígenas y campesinas que no se resignan a esperar
eternamente mientras los verdugos disfrutan de la libertad. (https://n9.cl/k506rw)
VÍCTIMAS
DE SENKATA DENUNCIAN IMPUNIDAD TRAS ANULACIÓN DE PROCESO CONTRA JEANINE ÁÑEZ
Los
familiares de las víctimas, anunciaron que llevarán el caso ante la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Telesur
de Venezuela (https://n9.cl/ugdzpr)
Las
organizaciones de víctimas de la masacre de Senkata denunciaron este martes la
existencia de un “manto de impunidad” luego de que el Tribunal Cuarto de
Sentencia de El Alto decidiera anular los obrados en el proceso contra la
expresidenta de facto Jeanine Áñez y otros acusados por los hechos de noviembre
de 2019.
La
resolución ordena remitir el caso a la Fiscalía General del Estado para evaluar
un posible juicio de responsabilidades, lo que generó un profundo rechazo de
los familiares de las víctimas, quienes anunciaron que llevarán el caso ante la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Gloria
Quisbert, representante de las víctimas, calificó el fallo como “una firma con
sangre” y denunció que la decisión judicial otorga privilegios a los
responsables de la represión que dejó decenas de muertos en Senkata y Sacaba.
“Nos han dejado nuevamente con un dolor más. La justicia tiene que ser
imparcial, quien tiene que pagar que pague, pero tiene que hacerse justicia. No
vamos a cansarnos, vamos a buscar otras vías y hemos denunciado a la CIDH lo
que nos han hecho el día de ayer”, declaró.
El
activista por los derechos humanos y representante de las víctimas, David Inca,
señaló que la audiencia de anulación fue un acto de revictimización: “Los
victimarios argumentaron ser víctimas y a las víctimas se las dejó en
indefensión. La impunidad ganó con el respaldo del Tribunal Supremo de
Justicia”. Según Inca, esta decisión se suma a la reciente anulación del juicio
a Leopoldo Fernández por el caso Porvenir y obedece a intereses políticos que
podrían liberar a Áñez, Luis Fernando Camacho y Marco Antonio Pumari.
La
indignación también alcanzó a las asociaciones de presos y perseguidos
políticos del régimen de Áñez, quienes denunciaron haber sido encarcelados y
torturados sin pruebas durante los conflictos de 2019. “Fuimos detenidos solo
por defender símbolos indígenas como la whipala. Hoy la justicia protege a los
responsables”, señaló un afectado.
La
medida adoptada por el Tribunal Supremo de Justicia, a través del instructivo
18/25, ha puesto en alerta tanto a las víctimas como a más de 33.000 privados
de libertad en el país, quienes exigen trato igualitario si se abre paso a lo
que llaman un “juicio de privilegios”.
En
un pronunciamiento público, delegados de las principales cárceles de Bolivia
advirtieron que tomarán medidas de presión si se mantiene la decisión que
favorece solo a tres figuras políticas.
La
CIDH y el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) ya habían
confirmado en 2021 que los hechos de Senkata y Sacaba constituyeron una masacre
y exigieron sanciones para los responsables.
Sin
embargo, la reciente decisión judicial reaviva el temor de impunidad y abre la
posibilidad de que Áñez y otros acusados pasen a un juicio de responsabilidades
en la Asamblea Legislativa, prolongando aún más la justicia que reclaman las
familias de las víctimas.
Se
preveía para este martes una audiencia clave para definir si la expresidenta
será apartada del juicio ordinario, con la presencia del Alto Comisionado de la
ONU para los Derechos Humanos como observador. Sin embargo, la convocatoria ha
sido pospuesta.
Las
víctimas reiteraron su compromiso de acudir a instancias internacionales si la
justicia boliviana persiste en lo que consideran un retroceso en la lucha
contra la impunidad.
MOVIMIENTO
SOCIALISTA INDÍGENA
La
figura de Pepe Mujica se agiganta en el mundo. Pepe no se creyó el dueño del
movimiento en Uruguay, nunca pensó en ser un líder eterno. La falta de humildad
de Evo Morales, sumado a una lectura incorrecta de la coyuntura, lo llevaron a
la destrucción de su obra: si no soy yo, que se hunda el barco.
Rio
Doce de México (https://n9.cl/jpi0y)
El
Movimiento Socialista Indígena en Bolivia duró 20 años. Su principal creador
Evo Morales, lo enterró. Bolivia, mayoritariamente indígena, cerró este domingo
17 de agosto, la primera vuelta de las elecciones presidenciales.
El
Movimiento al Socialismo (MAS), que bajo el liderazgo de Evo Morales inauguró
en 2006 un ciclo político a favor de los más pobres de Bolivia, marcado por la
expansión del Estado, la redistribución de la renta y un inédito protagonismo
de los sectores indígenas y campesinos, ha reducido a la marginalidad su fuerza
electoral. El resultado de las elecciones del 17 de agosto representa una
derrota estructural: la izquierda boliviana fue derrotada, después de 20 años
de hegemonía. Editorial del periódico El País.
Partido
o movimiento que se divide es derrotado. El MAS pagó el precio de sus
divisiones internas, del enfrentamiento entre “evistas” y “arcistas”, la
cerrazón de Evo Morales por tratar de regresar al poder y de la falta de
renovación de sus cuadros.
El
voto nulo, alentado por el propio expresidente Evo Morales, como protesta
contra su inhabilitación, alcanzó casi una quinta parte de las papeletas y
debilitó aún más al que se consideraba su delfín, Andrónico Rodríguez, quien
apenas logró un 8 por ciento de apoyo. Al final, el MAS quedó reducido a un
actor secundario sin representación significativa en diputados ni senadores.
Como un referente contestatario.
El
caso boliviano encaja en una tendencia más amplia en la región. Tras la ola
progresista que marcó el inicio del siglo, varios países de América Latina
viven un retorno a liderazgos conservadores o liberales, con matices
nacionales. Argentina, Ecuador y ahora Bolivia se inscriben en esa secuencia
que, aunque no siempre responde a la misma lógica, comparte un denominador
común: el desgaste de proyectos progresistas que no lograron renovar su
legitimidad después de largos años de poder.
Con
lo que acaba de pasar en Bolivia, la figura de José Alberto Mujica Cordano
(Montevideo, 20 de mayo de 1935-13 de mayo de 2025), mejor conocido como José
Mujica, o El Pepe, su figura se agiganta en el mundo. Pepe no se creyó el dueño
del movimiento en Uruguay, nunca pensó en ser un líder eterno, la reelección
interminable no fue su problema, como otros líderes en Latinoamérica. Pepe no
compartió las reelecciones del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.
La
falta de humildad de Evo Morales, sumado a una lectura incorrecta de la
coyuntura, lo llevaron a la destrucción de su obra: si no soy yo, que se hunda
el barco. Partido o movimiento que no es capaz de crear nuevos cuadros, está
condenado a dejar el poder a otras fuerzas.
Partido
o movimiento que no es capaz de renovar su legitimidad después de largos años
de poder, está condenado a la derrota.
El
MAS de Evo Morales vivirá desde la oposición una situación bastante difícil,
con un pequeño grupo en el parlamento.
BOLIVIA,
UN CAMBIO HISTÓRICO TRAS EL DECLIVE DE EVO MORALES
El
gobierno de izquierda que hegemonizó los últimos veinte años de la historia del
país termina abatido por el naufragio económico, la fractura interna y al borde
de la guerra civil.
El
Tribuno de Argentina (https://n9.cl/jv6in)
La
primera vuelta de la elección presidencial boliviana marcó un hito histórico
que trasciende las fronteras del país del Altiplano y abre un nuevo ciclo cuyas
características definitivas, todavía inciertas, recién empezarán a divisarse
con claridad con el resultado del balotaje, a realizarse el 19 de octubre. El
viraje implica, ante todo, una rotunda derrota para el declinante "eje
bolivariano" y marca el triste final del mandato del presidente Luis Arce
y el agotamiento definitivo de un ciclo de veinte años, iniciado con la
victoria de Evo Morales en las elecciones presidenciales de 2005 y que
encuentra hoy al fundador del Movimiento al Socialismo (MAS) refugiado en su
bastión cocalero del Chapare para eludir una orden de detención por una
acusación judicial de abuso de menores y trata de personas.
Este
verdadero giro copernicano coincide con una crisis económica de enormes
proporciones cuyas consecuencias repercuten en el nivel de vida de una
población afectada por los frecuentes cortes de electricidad y el
desabastecimiento de combustibles y otros productos esenciales. El déficit
fiscal asciende al 10% del producto bruto interno, la deuda pública trepó al
95% del PBI y las reservas del Banco Central apenas alcanzan 165 millones de
dólares frente a los 15.000 millones de dólares del 2014.
La
crisis económica fue acompañada por la descomposición del sistema gobernante,
expresada en la brutal confrontación entre Morales y Arce, su ex Ministro de
Economía y ex ahijado político, que pujaban por la candidatura presidencial del
oficialismo. El resultado fue un clima de violencia lindante con el caos social
promovido por los acólitos de Morales en reclamo contra la declamada
"proscripción" de su candidato que generó una situación de virtual
ingobernabilidad. Álvaro García Linera, ex vicepresidente de Morales y el
intelectual más lúcido de la izquierda marx-indigenista, describió
lapidariamente el conflicto y sus consecuencias: "Un mediocre economista
que está por casualidad como presidente y que creyó que podía desplazar al
líder carismático indígena proscribiéndolo electoralmente. Por el otro, el
líder que, en su ocaso, ya no puede ganar elecciones, pero sin cuyo concurso
tampoco se gana y que se venga ayudando a destruir la economía sin comprender
que en esta hecatombe está destruyendo su propia obra".
En
este contexto, la izquierda quedó marginada de la competencia. El balotaje
enfrentará al ex presidente Jorge Quiroga, que en la primera vuelta obtuvo el
27% de los sufragios, con Rodrigo Paz Pereira, un "tapado" que sin
haber figurado en una posición destacada en ninguna de las encuestas
preelectorales protagonizó en los días previos a la elección un meteórico
ascenso que le permitió ocupar el primer lugar con el 32% de los votos y
sorprender a los más calificados observadores, que ahora coinciden en considerarlo
el amplio favorito para la compulsa de octubre.
En
un escenario de enorme fragmentación política, el tercer lugar en la primera
vuelta correspondió al empresario derechista Samuel Doria Medina, con el 19,5%,
recién el cuarto puesto a Andrónico Rodríguez, el postulante más votado de la
izquierda, que alcanzó el 8,2 %, seguido por el conservador Manfred Reyes Vilas
con el 7% y por Eduardo Del Castillo, candidato del oficialista Movimiento al
Socialismo (MAS), con apenas el 3,2%. El voto nulo, propiciado por Morales en
protesta por la inhabilitación judicial de su candidatura, trepó al 19%.
Paz
Pereira, nacido en Tarija y enrolado hoy en el Partido Demócrata Cristiano, es
hijo del ex presidente Jaime Paz Zamora, también tarijeño, fundador del
Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) en la década del 70 y
vicepresidente del mandatario izquierdista Hernán Siles Suazo entre 1982 y
1984. Paz Zamora accedió a la primera magistratura en 1989, ungido por el
Congreso y a pesar de haber salido tercero en las urnas, gracias a un salto
acrobático que le valió el inesperado respaldo del general Hugo Banzer, que
había sido presidente del régimen militar instaurado en 1971 y al que luego
retribuyó con su apoyo en las elecciones que llevaron a éste a la presidencia
constitucional en 1997.
Pero
Paz Zamora es, a su vez, miembro de una dinastía iniciada por su tío segundo,
Víctor Paz Estenssoro, jefe de la Revolución Boliviana de 1951, cuya
trayectoria también experimentó un tránsito poco común que lo llevó desde la
nacionalización de los yacimientos minerales, principal fuente de ingresos de
Bolivia, ejecutada en su primera presidencia (1952-60), a su privatización,
implementada en su tercer mandato (1985-1989), cuando aplicó un plan de
estabilización elaborado por un equipo asesor integrado por el economista
estadounidense Jeffrey Sachs, el chileno Felipe Larraín, quien años después fue
Ministro de Economía en el gobierno conservador de Sebastián Piñera, y el
argentino Martín Redrado. Su hijo Rodrigo hace honor a esa historia de pasaje
desde la izquierda hacia el realismo económico. Nacido en 1968 en España, donde
su padre había partido exiliado durante el régimen militar encabezado por el
general René Barrientos, vivió en diferentes países, estudió en colegios
jesuitas y volvió a Bolivia en 1982. Ingreso a la política activa en 2002. Fue
intendente de la ciudad de Tarija en el período 2015-2020 y actualmente es
senador por ese departamento. En 2016, pese a estar en la oposición al MAS,
tuvo una activa intervención en favor del "sí" en el referéndum para
reelección de Morales.
Pero
cuando Morales desoyó el mandato negativo de aquella consulta popular e
insistió en postularse para la presidencia, Paz Pereira volvió a alejarse del
líder cocalero y, siempre con un perfil propio, engrosó las filas de la cada
vez más nutrida oposición boliviana. Su plan de gobierno, sintetizado en la
consigna de "capitalismo para todos, no para unos cuantos", confronta
con el estatismo de los gobiernos del MAS pero se diferencia también de la
derecha tradicional, encarnada por su rival Quiroga, que fue vicepresidente de
Banzer.
El
plan de gobierno de Paz Pereira, apodado "platita para todos",
incluye el otorgamiento de créditos accesibles para las familias de
menores
ingresos, facilidades tributarias para el blanqueo de la actividad informal
(columna vertebral de la economía popular boliviana), la eliminación de los
aranceles para los productos no fabricados en Bolivia, la privatización o el
cierre de las empresas públicas deficitarias y una redistribución de los
ingresos públicos a favor de los gobiernos regionales y en detrimento del poder
central.
Hacia
una nueva época
Un
valor agregado para la victoria de Paz es su compañero de fórmula: el capitán
Edman Lara, nacido en Cochabamba, retirado de la policía, que hizo furor en las
redes sociales con sus denuncias contra la corrupción en las fuerzas de
seguridad: "las clases subalternas están con el capitán Lara y los altos
mandos están temblando", proclamó el candidato, conocido popularmente como
"El Capitán".
En
2023, tras el triunfo en la Argentina de Javier MIlei, la consultora de opinión
Coolosa hizo una encuesta acerca de quién podría ser el "Milei
boliviano". Lara ganó esa votación con el 21,6% de los votos, muy por
encima de otros dirigentes de la oposición. El acompañamiento de Lara fue
decisivo para volcar el apoyo a Paz en una franja de antiguos votantes de
Morales.
Pero
para el balotaje Paz cuenta también con el significativo respaldo del
multimillonario boliviano Marcelo Claure, residente en Miami y dueño del
popular club de fútbol Bolívar, que fue el financista de la campaña de Doria
Medina y ahora avala la decisión de su protegido de apoyar a Paz en la segunda
vuelta.
Claure,
con cuantiosas inversiones en Bolivia, convocó meses atrás en Miami a una
reunión de figuras de la oposición para presentar un ambicioso programa de
gobierno destinado a servir como base para un acuerdo de gobernabilidad para la
etapa post-Morales, basado en el aliento a la inversión privada y la liberación
de las fuerzas productivas para permitir el desarrollo de un pujante
"capitalismo andino". Un conjunto de factores confluye para abrir la
oportunidad propicia para el comienzo de una nueva era en la política
boliviana. La Bolivia previa a Morales quedó definitivamente atrás y todo
ensayo por resucitarla está condenado a tropezar con el serio peligro de una
guerra civil. Paz Pereira protagoniza una nueva alternativa.
¿LA
DESAPARICIÓN DE LA IZQUIERDA BOLIVIANA?
Diario
Exterior de España (https://n9.cl/laywe)
Los
votos obtenidos por los candidatos presidenciales de centroderecha en las
recientes elecciones de Bolivia suman casi el 80 por ciento, mientras que los
dos candidatos de izquierda no obtuvieron más del 11 por ciento.
La
izquierda está tan desacreditada en el país cuya política y vida institucional
dominó en las últimas dos décadas que sus dos principales figuras no pudieron
postularse. El actual presidente Luis Arce decidió no buscar la reelección
porque no tenía ninguna posibilidad, y el expresidente Evo Morales, una de las
figuras populistas icónicas de América Latina, fue excluido de postularse
porque el Tribunal Constitucional y otras entidades legales dictaminaron que la
constitución solo permite dos mandatos presidenciales, y él tenía tres (y buscó
ilegalmente un cuarto) cuando era presidente. Morales está escondido en la
región cocalera del Chapare, rodeado por una Guardia Pretoriana de
simpatizantes bien armados, evitando ser arrestado por presuntamente violar a
una niña de quince años. Los tribunales nunca habrían soñado con fallar contra
Morales y el fiscal general de ordenar su arresto cuando él y la izquierda
unida controlaban el sistema, lo que hicieron hasta hace muy poco.
Quien
gane la segunda vuelta de las elecciones en octubre, Rodrigo Paz Pereira, el
hijo centrista de un expresidente que representa al Partido Demócrata
Cristiano, o Jorge Quiroga, el líder de centroderecha de la alianza Libre, lo
hará porque los bolivianos están experimentando las consecuencias catastróficas
del modelo socialista/populista que prevaleció durante dos décadas. Se basó en
vender gas natural a Brasil y Bolivia a precios superiores a los del mercado
durante el auge de las materias primas de la década de 2000 y utilizar las
ganancias inesperadas para llevar el gasto público a alturas borrascosas, por
así decirlo; poner bajo propiedad estatal docenas de empresas que operan en
diversas industrias; poner límites a los precios con la ayuda de subsidios
masivos y construir una vasta clientela política que aseguró la capacidad del
gobierno para ser reelegido una y otra vez. Al mismo tiempo, el gobierno
central usó su poder para controlar a los fiscales y jueces, y para perseguir a
los opositores políticos.
La
situación comenzó a desmoronarse en 2019 cuando Evo Morales intentó asegurar un
tercer mandato a través de un fraude electoral, que los observadores
internacionales denunciaron. Después de esto, renunció y huyó del país. Sin
embargo, el caos resultante creó las condiciones que permitieron su regreso. En
las elecciones celebradas para elegir un sucesor de la presidenta interina
Jeanine Añez, un aliado de Morales llamado Luis Arce ganó y asumió el poder.
Con el tiempo, Arce se distanció de Morales, lo que llevó a una amarga lucha de
poder que fracturó el partido gobernante Movimiento al Socialismo (MAS).
Finalmente, surgió una tercera facción, liderada por Andrónico Rodríguez, el
presidente del Senado, que prácticamente garantizó el declive del otrora poderoso
partido MAS.
La
implosión tuvo lugar en el contexto del colapso del modelo socioeconómico
puesto en marcha por Morales y Arce, quien se desempeñó como ministro de
Hacienda del primero durante muchos años antes de convertirse en presidente en
2020. El país se ha quedado sin dólares y está experimentando una fuerte
inflación (24 por ciento), así como escasez de diésel, gasolina y alimentos
básicos. Las finanzas del gobierno están en una situación desesperada: el
déficit fiscal ha alcanzado el equivalente al 10 por ciento del PIB del país y
el gasto público asciende al 80 por ciento del tamaño de la economía. La
mayoría de las cien empresas estatales están paralizadas por la falta de
energía. La producción de gas se ha reducido casi a la mitad desde 2014, y las
vastas reservas de litio se encuentran en su mayoría inactivas en el subsuelo
debido a la falta de capital y las protestas de las comunidades locales a pesar
de los contratos firmados con empresas rusas y chinas.
Tal
es el legado de veinte años de socialismo populista por enésima vez en América
Latina. ¿Aprenderán los bolivianos la lección esta vez? Mucho dependerá de cuán
valiente y eficiente sea el próximo presidente para revisar el modelo y de si
los líderes de las muchas fuerzas de centroderecha mantienen un alto grado de
convivencia y unidad. De lo contrario, el MAS revivirá y, con él, comenzará un
nuevo y deletéreo ciclo de socialismo populista.
ANALISIS.
NUEVO CICLO POLÍTICO EN BOLIVIA
Solo
resta saber si esa nueva senda la inaugurará un líder emergente y con nuevas
ideas, como es Rodrigo Paz, o uno tradicional a partir de una mayor experiencia
institucional, como Jorge Quiroga. Cualquiera que gane deberá concitar un apoyo
mayor para poder llevar adelante un programa de gobierno.
El
Mostrador de Chile (https://n9.cl/35f15)
El
domingo pasado se llevaron a cabo las elecciones de presidente y Congreso en
Bolivia. Su resultado fue sorpresivo, alcanzando el primer lugar el senador y
exalcalde de Tarija, el democratacristiano Rodrigo Paz, con el 32,1% de los
votos. Al no configurarse los escenarios para ser electo en primera vuelta,
habrá balotaje el 19 de octubre. En segundo lugar, quedó el centroderechista
Jorge “Tuto” Quiroga, con el 26,81%. Fue una elección participativa con casi
80% del padrón.
El
resultado fue inesperado en una doble dimensión. En primer término, porque el
Movimiento al Socialismo (MAS), que llevaba 20 años gobernando –salvo un breve
interludio posterior a la defenestración de Evo Morales en 2019–, fue
literalmente obliterado, y porque un candidato hasta entonces desconocido a
nivel nacional, de un partido menor, sacó la primera mayoría, relegando al
tercer lugar a quien las encuestas posicionaban primero, Samuel Doria. Esto
significa que es la primera vez en dos décadas que en la papeleta no habrá un
candidato de izquierda.
En
los 20 años del MAS con Evo Morales (2006-19) y Luis Arce (2020-25), la
constante política fue la división de la oposición y su consecuente debilidad,
lo que permitió un control cada vez más amplio de toda la institucionalidad por
parte del Gobierno del MAS, lo que a su vez aumentó la debilidad opositora y
sus posibilidades de generar alternancia.
La
victoria de dos candidatos opositores fue posible fundamentalmente por la
implosión del MAS, pero también por la grave crisis económica y social que
afecta al país, estando ambos fenómenos relacionados.
Evo
Morales –quien, recordemos, fue forzado a renunciar en 2019 por acusaciones de
fraude en su intento inconstitucional de reelegirse indefinidamente– nunca
abandonó sus pretensiones de volver al poder y, aunque su partido retomó las
riendas del país en 2020 con Luis Arce, desde entonces comenzó una feroz pugna
interna por el control partidario y su proyección, lo que terminó con el mismo
Morales yéndose del MAS y fundando una nueva agrupación.
Esa
división interna paralizó al Gobierno, el que no supo hacer frente a los
problemas económicos, los que derivan del modelo instalado por el MAS con un
control estatal excesivo y una distribución insostenible vía subsidios, que
asfixió la inversión, impidiendo la generación de riqueza, y desangró las
finanzas públicas.
Bolivia,
que al comienzo del Gobierno de Morales se estaba convirtiendo en una potencia
gasífera, generando recursos para elevar el nivel de vida de la población con
perspectivas cada vez mejores, con las medidas que implementó, terminó
espantando la inversión extranjera y hoy el país se ha degradado económicamente
y sufre de una aguda carencia de combustible, falta de divisas y una alta
inflación.
El
quiebre del MAS se tradujo en dos candidaturas que entre ambas sacaron un magro
11,5%. Eduardo Castillo, por la facción de Arce, y Andrónico Rodríguez, como
opción renovadora entre los sectores enfrentados. Morales por su parte,
inhabilitado por la Justicia para presentarse a las elecciones, promovió el
voto nulo, lo que habría restado aún más papeletas a la izquierda. Los votos
nulos sumaron 1.165.000, el 18,9%, muy por encima del promedio de los pasados
comicios, que rondaba el 3,7%.
En
materia parlamentaria, la oposición también arrasó. Si en el Congreso saliente
el MAS tenía mayoría en ambas Cámaras, en la elección actual pasó a tener solo
1 diputado y desapareció del Senado.
El
Partido Demócrata Cristiano, del candidato Rodrigo Paz, obtuvo 15 de 36
asientos en el Senado, seguido de Alianza Libre de Quiroga, con 12. En los
lugares tercero y cuarto las agrupaciones de Samuel Doria (derecha) y Manfred
Villa obtuvieron 8 y 1 curules, respectivamente. Aunque ningún partido tiene
mayoría, el predominio de la derecha es claro.
En
la Cámara de Diputados, de 130 escaños, se da el mismo panorama, sin el control
de un partido. Los democratacristianos obtuvieron 51 cupos, Alianza Libre 41 y
Alianza Unida de Samuel Doria 22. La izquierda, sumando al único electo del
MAS, sacó 7 diputados.
Independientemente
del que salga electo el 19 de octubre, esta elección marca un cambio de ciclo
para Bolivia, lo que sin duda repercutirá en el entorno vecinal.
En
2006, Evo Morales alcanzó la presidencia de la nación y el control del
Congreso, siendo el primer indígena en la historia republicana de Bolivia en
llegar a ese cargo. Desde ahí introdujo profundos cambios políticos.
Tempranamente se alineó con el socialismo del siglo XXI impulsado por el
venezolano Hugo Chávez. Inspirado en esa ideología, promulgó una nueva
Constitución, lo que ocurrió casi en paralelo al Ecuador de Rafael Correa. La
nueva Constitución consagró la plurinacionalidad del país, rompiendo así el
histórico predominio de la élite tradicional
Ese
alineamiento derivó en la participación en instancias como el Foro de Sao Paulo
y el Grupo de Puebla. Evo Morales también tuvo un activo rol regional,
procurando expandir el indigenismo como ideología política. En ese aspecto
destaca la creación de RUNASUR, organización transnacional fundada en 2021 con
el objetivo de articular movimientos sociales, indígenas, sindicales y
populares de América Latina en torno a una visión de una “América
Plurinacional”. Ese activismo y la permanente intención de incidir en sus
vecinos peruanos y chilenos, se tradujo en roces permanentes con ambos países.
Con
Chile trató de recuperar el acceso marítimo, amenazando con desahuciar el
Tratado de Paz de 1904 y también mediante el litigio ante la Corte
Internacional de Justicia, fracasando en ello.
La
estrepitosa derrota de su proyecto apunta más allá de una alternancia. El MAS
era uno de los pocos sobrevivientes del socialismo del siglo XXI. Este
movimiento combinó la imposición del autoritarismo político con una visión
económica estatista y centrada en la redistribución populista. Esa receta ha
sido un absoluto fracaso en todos los países que la aplicaron. Aquellos que
escaparon de la dictadura, como Ecuador y Bolivia, han experimentado un serio
deterioro económico (para qué hablar del dramático caso venezolano).
La
población boliviana dio una potente señal de querer un radical cambio de rumbo.
Eso lo captó muy bien el candidato Rodrigo Paz, quien en su discurso la noche
del triunfo de la primera vuelta dijo: “Lo que queremos es la reconstrucción de
la patria. Que la economía sea de la gente y no del Estado”. El político centró
su campaña en la lucha contra un Estado burocrático, que obstaculiza la labor
privada.
Rodrigo
Paz es hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-93) y, aunque no había
destacado en la escena nacional, representa una alternativa distinta a la élite
tradicional, como sucede en el caso de Quiroga. Por eso, y porque Samuel Doria
le endosó su apoyo, es quien tiene más probabilidades de triunfar en octubre.
En
política regional y, particularmente, en la relación con Chile, ha dado luces
de buscar un acercamiento que permita a ambos países una relación fructífera en
torno a tantos desafíos y oportunidades comunes.
Si
bien lo que está ocurriendo en Bolivia responde a sus propias condiciones, hay
elementos que trascienden el ámbito doméstico, como es la concepción sobre el
rol del Estado y la forma de desarrollar la economía.
Buena
parte de los gobiernos de izquierda de la región, particularmente aquellos
seducidos por el socialismo del siglo XXI, apostaron por recetas sesenteras de
nacionalización, empresas estatales y restricciones a la inversión extranjera,
con alzas impositivas y esquemas de subsidios que a la larga han causado crisis
fiscales y pesados endeudamientos, sin solucionar las situaciones de pobreza
más allá del asistencialismo de las transferencias.
Lo
que fue la “marea rosa” (extensión de gobiernos de izquierda en la región),
cuya última recurrencia se dio entre 2018 y 2022 con la instalación de los
gobiernos en México (AMLO, 2018), Argentina (Fernández, 2019), Bolivia (Arce,
2020), Perú (Castillo, 2021), Chile (Boric, 2021), Colombia (Petro, 2022),
Brasil (Lula, 2022), parece a punto de dar lugar a un movimiento contrario en
la mayoría de estos países, cuyas elecciones serán también dentro de los
próximos meses.
En
todos ellos la gente pide desarrollo económico, que en el esquema actual parece
ser incompatible con el papel del Estado, y de ahí que estén favoreciendo
opciones que privilegian el rol privado y recortes a la burocracia estatal.
Bolivia
ha iniciado un nuevo ciclo político tras 20 años del MAS bajo la figura de Evo
Morales. Solo resta saber si esa nueva senda la inaugurará un líder emergente y
con nuevas ideas, como es Rodrigo Paz, o uno tradicional a partir de una mayor
experiencia institucional, como Jorge Quiroga. Cualquiera que gane deberá
concitar un apoyo mayor para poder llevar adelante un programa de gobierno.
BOLIVIA
DEJA EL SOCIALISMO Y ABRAZA A LA DERECHA
Yo
Influyo News de México (https://n9.cl/84s37)
En
un país marcado por dos décadas de gobiernos socialistas liderados por el
Movimiento al Socialismo (MAS), Bolivia vive una sacudida histórica: en las
elecciones del 17 de agosto de 2025, el MAS sufrió una caída abrupta, cediendo
terreno a fuerzas de centro y derecha que prometen un cambio radical en el
modelo económico, institucional y ético. Rodrigo Paz Pereira, del Partido
Demócrata Cristiano, y Jorge “Tuto” Quiroga, de orientación conservadora,
avanzan a un balotaje inédito que podría redefinir el rumbo político boliviano.
Contexto
histórico y colapso del MAS
El
MAS, liderado históricamente por Evo Morales y luego por Luis Arce, gobernó
Bolivia con una agenda que combinaba hegemonía indígena y expansión del Estado,
financiada principalmente por exportaciones de gas y recursos naturales. Sin
embargo, en esta elección, su derrumbe ha sido contundente: el candidato
oficial, Eduardo del Castillo, apenas alcanzó cerca del 3 % de los
votos, y MAS quedaría con solo un escaño
en el Congreso
Este
desplome se explica por varios factores: la crisis económica (inflación
elevada, escasez de combustible y divisas), las reservas agotadas de gas, los
escándalos de corrupción y la fractura interna entre Morales y Arce. Además, el
liderazgo de Morales se vio dañado por su intento fallido de retorno y su
llamado al voto nulo, que en esta elección alcanzó cifras inéditas —el 19 %—
y eclipsó incluso las votaciones de dirigentes
opositores
Las
figuras del cambio: Paz y Quiroga
Rodrigo
Paz Pereira (Partido Demócrata Cristiano) irrumpió en la escena de modo
inesperado. Hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, el senador logró cerca del
31–33 % de los votos, superando estimaciones iniciales que apenas le daban el 3
%. Su discurso centrado en la “limpieza” del Estado, la lucha anticorrupción y
los valores cristianos cautivó a jóvenes urbanos y votantes desencantados con
el MAS
A
su lado, Jorge “Tuto” Quiroga, expresidente y líder de la coalición Alianza
Libre de tendencia conservadora, obtuvo entre el 26–28 %, consolidándose
como la alternativa de derecha en el balotaje. Quiroga propone reformas
profundas: privatización parcial de recursos, propiedad
individual sobre gas y litio mediante fondos mutuales, recortes presupuestarios
y una apertura hacia Estados Unidos (incluyendo un posible tratado de libre
comercio). Su programa también incluye
acciones judiciales contra Morales
El
impacto del voto nulo y el desencanto social
El
voto nulo, impulsado por Morales, alcanzó un 19 %, una cifra invalidante que
reconfiguró los resultados. Morales afirmó
que ese porcentaje lo ubicaba en “tercer lugar”,
superando a figuras como Samuel Doria Medina . Este fenómeno
revela una ciudadanía agotada del ciclo político
y resignada frente a opciones polarizadas, en un clima electoral marcadamente
conflictivo
Crisis
ecológica e institucional bajo lupa
El
contexto del cambio no está exento de desafíos críticos. Organizaciones
indígenas y ambientalistas alertan que tanto Paz como Quiroga han sido vagos
respecto a desafíos ecológicos urgentes. Bolivia enfrenta deforestación
acelerada, contaminación por mercurio debido a la minería aurífera, incendios
forestales, y escasez de agua, todo esto agravado por la fragilidad
institucional del Estado
La
situación exige políticas integrales que no repitan errores del pasado. Pero
mientras Paz apuesta por regulaciones e imagen moderada, Quiroga propone
terminar con los títulos comunales indígenas, lo que podría agravar la tensión
sobre el uso de territorios y recursos naturales
En
El Alto, bastión tradicional del MAS, el cambio también se siente en las
calles. Carla Choque, cholet-empresaria de 32 años, comparte su experiencia:
“Antes votaba sin dudar por Morales. Ahora tengo miedo del futuro, pero también
esperanza de que el Estado deje de ser corrupto y vuelva el trabajo digno”. Su
testimonio refleja el desencanto de la juventud y pequeños emprendedores, que
ven en Paz o Quiroga una oportunidad de cambio real, aunque incierta.
Bolivia,
al girar hacia modelos más individualistas o tecnocráticos, enfrenta el riesgo
de perder equilibrios esenciales. Un enfoque que ponga en el centro la justicia
social, la participación comunitaria, la persona al centro, el bien común como
meta y la protección ambiental podría enriquecer cualquier ruta hacia la
modernización.
Asimismo,
desde los valores mexicanos —cultura democrática, pluralismo y justicia
social—, es vital que el nuevo ciclo promueva estabilidad, diálogo y respeto a
la legalidad. Bolivia, tras una elección tan polarizada, requerirá un liderazgo
que inspire confianza sin caer en el autoritarismo o en el clientelismo
populista.
Camino
por delante
La
elección de agosto de 2025 marca un punto de inflexión para Bolivia. El fin de
la hegemonía del MAS abre la puerta a una era de centro derecha o derecha
conservadora, con figuras nuevas como Paz y Quiroga en el epicentro. La segunda
vuelta del 19 de octubre no solo definirá su liderazgo, sino también el estilo
y la ética de una nueva etapa política.
Es
imprescindible que cualquiera de los candidatos adopte una visión integral:
crecimiento económico con equidad, legalidad con transparencia, desarrollo con
justicia social, y modernidad con respeto al medio ambiente y a las identidades
indígenas. Los jóvenes bolivianos, hartos de esquemas caídos, esperan no solo
un cambio de partido, sino un cambio real en las estructuras y valores del
Estado.
ELECCIONES
EN BOLIVIA: “A PARTIR DE ESTA COYUNTURA SE PODRÁN GENERAR LIDERAZGOS
ALTERNATIVOS”
Marcha
Org. de Argentina (https://n9.cl/6muenh)
A
pocos días de las elecciones generales del 17 de agosto en Bolivia, el panorama
político y social está atravesado por la fragmentación del movimiento popular,
el desgaste del oficialismo y la falta de representación en las opciones que
llegan a la contienda electoral. En este contexto, conversamos con Mijail
Miranda, periodista y Director Editorial y Estratégico del medio boliviano Muy
Waso, quien analiza con claridad las tensiones internas del MAS, los efectos de
la estrategia del voto nulo y el rol de la figura de Evo Morales en la
izquierda boliviana.
“Creo
que es importante mencionar que ninguno de los candidatos, ninguna de las
ofertas que está dentro de la carrera electoral de manera oficial supera el 20%
de votación. Y ese es uno de los síntomas más claros de lo que está sucediendo
en la política boliviana: una representatividad y una legitimidad bastante
bajas”, advierte Miranda.
Desde
Muy Waso, sostienen que la debilidad del bloque popular no puede explicarse
únicamente por el avance de la derecha, sino por la implosión interna del
Movimiento al Socialismo. “La posible irrupción de la derecha en el gobierno
boliviano tiene que ver más con la destrucción interna del MAS propiciada por
sus mismos liderazgos, antes que por méritos propios de la derecha”, afirma.
“La
figura de Evo Morales es una sombra más que un aporte”
Miranda
sostiene que el movimiento indígena, campesino y popular en Bolivia ha sido
históricamente diverso y complejo, pero que la concentración del liderazgo en
torno a Evo Morales ha reducido esa pluralidad.
“Creemos
que es importante desmitificar la idea de que el bloque popular, campesino,
indígena y trabajador es uno solo. Y también desmitificar la figura de Evo como
el único liderazgo posible. Esta mirada oculta una realidad que está presente
hace al menos una década: el cuestionamiento interno al liderazgo de Evo
Morales y a ciertos cuadros del MAS que desplazaron a las bases para tomar
decisiones sin consulta”.
Desde
su lectura, estos conflictos internos han deteriorado las organizaciones
populares. “El quiebre en el MAS también representó una fractura en los
movimientos de base. Y no fue producto de luchas justas, sino de una disputa de
poder al interior del partido, que aún está en el gobierno. Reconstruir esos
vínculos rotos va a llevar décadas”.
En
ese sentido, advierte que Evo Morales hoy genera más obstáculos que
articulaciones: “A estas alturas representa más una sombra y un estigma antes
que un verdadero aporte aglutinador de las luchas populares. En muchas regiones
ya se cuestiona por qué no puede aportar desde otro lugar, que no sea
necesariamente la presidencia”.
“El
voto nulo tiene riesgos concretos”
Respecto
al creciente apoyo al voto nulo, Miranda propone una lectura crítica y
diferenciada. Por un lado, reconoce que expresa descontento e incertidumbre
ante una oferta electoral limitada. Pero, al mismo tiempo, subraya que no se
puede perder de vista su impacto práctico en la configuración del poder
legislativo.
“Desde
sectores afines a Evo, el voto nulo se promueve simplemente porque él no está
en la papeleta. Es una postura utilitaria, que no reconoce la diversidad de
motivaciones que hay detrás del voto nulo. Pero más allá de eso, hay un
problema concreto: el voto nulo va a favorecer a que la derecha tenga más de
dos tercios en la Asamblea Legislativa. Eso significa que van a tener una
aplanadora para hacer con el país lo que deseen: ajustes económicos, agendas
extractivistas y recortes que van a afectar a los sectores más vulnerables”.
Además,
anticipa que Morales utilizará ese porcentaje para reposicionar su liderazgo en
la escena política. “Desde el evismo, un alto porcentaje de voto nulo será un
recurso de campaña post electoral. Como ya ha hecho antes, Evo intentará
instalar un nuevo ciclo de movilizaciones, no necesariamente en función de
demandas populares, sino para seguir forzando su liderazgo como figura única
dentro de la izquierda”.
“Se
viene una reconfiguración dolorosa, pero necesaria”
Para
Miranda, lo que está en disputa no es solo una elección presidencial, sino el
futuro del campo popular en Bolivia. “Seguramente a partir de esta coyuntura se
podrán generar alternativas y liderazgos nuevos. La cuestión será salir a
marchar no por Evo, sino por las ollas, por el alimento de las familias, por
los territorios y contra el saqueo del Estado que ya comenzó”.
“Sabemos
que la derecha está esperando la oportunidad para volver, pero no se puede
seguir culpando únicamente a los sectores conservadores. El problema central es
que el MAS y sus liderazgos destruyeron por dentro el proyecto político que
representaban. Ahora, lo urgente será pensar cómo se organiza la resistencia
sin tutelaje, sin verticalismos, y con una apuesta real por las demandas
populares”.
EL
CAMBIO EN BOLIVIA
Los
resultados de este ejercicio dieron diversas sorpresas: en principio el partido
en el gobierno, Movimiento al Socialismo (MAS), se desploma para quedar en el
sexto lugar
El
Heraldo de México (https://n9.cl/5zv62)
El
pasado domingo 17 de agosto se celebró la jornada electoral de las elecciones
generales en Bolivia, en la que se votó por titulares del Órgano Ejecutivo
(presidente y vicepresidente), 36 escaños para el Senado y 130 Diputados. Ocho
candidatos presidenciales se dieron cita a esta justa comicial, 7.9 millones de
electores habilitados estuvieron convocados, la duración de las campañas fue de
90 días en la que, por cierto, se celebró el primer debate presidencial
televisado tras 20 años de prohibición.
En
la jornada se registró una alta participación con más del 85% de votantes, unos
6.9 millones.
Los
resultados de este ejercicio dieron diversas sorpresas: en principio el partido
en el gobierno, Movimiento al Socialismo (MAS), se desploma para quedar en el
sexto lugar con apenas el 3.2% de la votación; en primer lugar quedó Rodrigo
Paz Pereira, postulado por el Partido Demócrata Cristiano, con el 32.2% y en
segundo lugar el expresidente boliviano Jorge “Tuto” Quiroga, postulado por
alianza LIBRE, quien obtuvo el 26.8 de los sufragios. En tercer lugar quedaría
el candidato puntero en las encuestas Samuel Doria, de Alianza Unidad, con el
19.9 por ciento.
Rodrigo
Paz Pereira y “Tuto” Quiroga irán a una segunda vuelta el 19 de octubre de este
año para definir al nuevo mandatario, para el periodo 2025-2030.
Así,
el MAS, Movimiento fundado por el ex presidente Evo Morales, se perfila a
perder el poder que había ostentado ininterrumpidamente por 20 años, esto tras
los tres mandatos de Morales (2006-2019) y el del actual presidente Luis Arce,
el cual culmina en el próximo mes de noviembre. Cabe mencionar que Arce podía
haberse presentado a la reelección, no obstante declinó a esa posibilidad en
mayo pasado; y el MAS apenas alcanzó a mantener la personería jurídica con los
resultados de la primera vuelta.
Luego
de que Luis Arce se hiciera con la dirigencia del MAS y un tribunal
inhabilitara a Evo Morales para ser candidato por ese partido en la actual
contienda electoral, Morales intentó postularse por el Frente a la Victoria,
acción que fue negada también por un tribunal ya que ese partido no contaba con
la personería jurídica. Así, Evo convocó a los electores al voto nulo, sin que
esta convocatoria tuviera repercusiones en los resultados.
Así,
en la segunda vuelta de octubre próximo se enfrentarán el candidato puntero
Rodrigo Paz, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, quien tuvo el acierto de
definir como fórmula a la vicepresidencia al “capitán” Edmand Lara, un policía
que denunció corrupción en su departamento y se volvió popular; y el segundo
lugar Jorge Quiroga, expresidente de carácter conservador y tecnócrata que
logró ser el presidente de Bolivia más joven después de tres intentos. Atentos.
ELON
MUSK CONQUISTA MARTE. BOLIVIA REGALA TIERRA Y REZA POR UN MILAGRO
¿Por
qué un país entero no avanza? Tengo la esperanza que algún día Bolivia tenga
una visión de futuro, empecemos a caminar donde valgamos no por lo que tenemos
bajo los pies, sino por lo que somos capaces de crear con la mente.
Testimonios
BA de Argentina (https://n9.cl/3pzv0r)
En
las puertas de un nuevo gobierno, me puse a pensar en la encrucijada histórica
donde se sitúa Bolivia. Por un lado, se encuentra atrapada en el círculo
vicioso del extractivismo, donde políticos de «colas de paja» —frágiles como
sus promesas— negocian a escondidas el litio de Potosí, o quieren crear leyes,
pero el objetivo es extraer como sea la «sal blanca del siglo XXI», repitiendo
los viejos tiempos coloniales de vender materias primas a precio de gallina
muerta y lo peor prometiendo bonos en plena crisis económica. Por otro lado,
existe una Bolivia soñada por sus pensadores: una nación que podría convertirse
en ejemplo mundial, saltar de la economía extractivista a la economía del
conocimiento, de la innovación.
Entre
2006 al 2015, Bolivia vivió su época de bonanza con la «potencia gasífera»,
pero todo se esfumó como agua entre las manos. No existen las universidades de
primer nivel, parques industriales, empresas tecnológicas bolivianas
compitiendo en el mundo. Solo el mismo viejo patrón: vender lo que la tierra
nos da sin agregar valor, ahora con el litio, se repite el mismo guion.
Mientras países sin recursos como Suiza, Suecia lideran la innovación global,
los bolivianos seguimos discutiendo cómo sacar más toneladas del suelo o quemar
bosques para expandir la agricultura, en lugar de preguntarnos: ¿Por qué no
fabricamos aquí las baterías? ¿Por qué no desarrollamos patentes? ¿Por qué no
tenemos un Silicon Valley andino u amazónico o chaqueño?
Para
mí, el problema de fondo no es económico, sino socioeducativo. Por ejemplo: la
corrupción no solo es problema de políticos ladrones; es el reflejo de una
sociedad que durante décadas ha premiado la viveza criolla y castigado el
mérito, es un sistema podrido desde la raíz, mientras en otros países un
ingeniero boliviano podría estar desarrollando inteligencia artificial, aquí
muchos sueñan con un puesto burocrático estatal o dedicarse al contrabando o
sorprendentemente como dijo una estudiante de 15 años en una entrevista:
“quiero ser narco”.
La
solución no está en dejar de explotar nuestros recursos, sino en dejar de
depender de ellos.
Como
poeta y soñadora que soy, me imagino una Bolivia donde:
Potosí
no sea sinónimo de minería, sino de conexión global: construir un mega
aeropuerto internacional en Uyuni, convertiría a Bolivia en el hub del turismo
sudamericano (centro estratégico), recibiendo viajeros de alto poder
adquisitivo que hoy eligen Perú o Chile. El Salar de Uyuni no sería solo un
paisaje para fotos baratas, sino un destino de lujo ecológico, con hoteles
sostenibles y experiencias únicas que generen divisas reales, y el litio
tendría que esperar hasta que seamos capaces de industrializar de manera
sostenible y solo en ciertos sectores del salar, caso contrario vender como
materia prima deja ganancias ínfimas frente al potencial real, además el precio
del litio tiende a bajar; es decir nos deja más problemas a mediano y largo
plazo, y casi nada de beneficios considerando que la venta solo como materia
prima serán ingresos volátiles acompañados con daño ambiental, perdida de
desarrollo tecnológico y lo peor de todo existiría un agotamiento del recurso o
el mercado puede cambiar a otro tipo de baterías, “al final Bolivia quedará sin
salar turístico y sin industria propia”. Yo apostaría por el turismo, porque la
inversión seria moderada, es un recurso renovable y no como el litio que es no
renovable; existe mayor empleo de gente, nuestro gran ejemplo es Costa Rica e
Islandia, estos países nos han demostrado que se puede vivir de turismo
sostenible.
Por
otro lado, en lugar de expandir la frontera agrícola quemando bosques y
animales en vida, Bolivia podría liderar en agricultura del futuro con granjas
verticales y superalimentos andinos y amazónicos tecnificados, asegurarían una
alimentación sostenible. Proteínas alternativas, podrían reducirán la
dependencia de la ganadería extensiva. Con sistemas agroforestales inteligentes
y mercados digitales, Bolivia podría ser líder en seguridad alimentaria sin
dañar sus bosques y enriquecer a unos cuantos, además de considerar tecnología
y servicios digitales; medicina natural, cosmética y farmacéutica; economía
cultural; turismo de altura para deportistas; moda ética con exportación de
joyas, tejidos autóctonos; energías renovables, potenciando la energía solar en
el altiplano, eólica en zonas ventosas de Tarija e hidroeléctrica en cuencas
amazónicas.
Y
no hay que olvidar a las universidades, qué tal si estas se convirtiesen en
fábricas de startups (empresas emergentes), no de desempleados: ¿Qué pasaría si
en lugar de graduar abogados y contadores en masa, formáramos ingenieros en
biotecnología o expertos en energías renovables? Empresas como SpaceX o Mercado
Libre demuestran que una sola compañía innovadora puede generar más riqueza que
toda la exportación de materias primas de un país. Y tantas acciones económicas
y sociales que no se escuchan en Bolivia, parecemos Cuba, nos encontramos
ajenos al mundo por ideologías retorcidas de la izquierda, pero también por la
miopía crónica de liberales, derechas, centros que repiten las mismas
propuestas y fracasos.
No
se necesita los mismos planes estatales estropeados ni slogans políticos. El
verdadero cambio comienza con los siguientes puntos que detallo a continuación:
• Revolucionar la educación: Menos
teoría memorizada, más pensamiento crítico; menos titulitis crónica, más
laboratorios equipados. Que toda educación formal compita por producir
patentes, no por tener la matrícula más económica, pero también formar humanos
íntegros con valores, habilidades y conocimiento. Una patria se construye con
personas educadas.
• Premiar al que innova, no al que tiene
padrino: Crear un sistema donde un joven por ejemplo de El Alto con una idea
brillante pueda acceder a capital semilla sin tener que mendigar al Estado o a
un banco o castigarlo endeudándolo si le va mal en su emprendimiento, los
préstamos para emprendedores tienen que ser a fondo perdido.
• Convertir la corrupción en un delito
inadmisible: En países serios, un político corrupto no vuelve a aparecer en
público. Aquí, muchos los aplauden, incluso si su salud mental está
deteriorada: pedófilos, acosadores, aquellos que incentivan el aborto, feminismo
radical tiene su club de fans. Eso debe terminar; es decir que estos actos al
tener consecuencias irreversibles, los valores colectivos se pueden
reconfigurar.
• Revolución ecológica: Prohibir la
minería destructiva y reemplazarla con tecnología limpia obligatoria; prohibir
en un 30% del territorio toda actividad extractiva, conectar ecosistemas
estratégicos para que la fauna migre y los bosques se regeneren y delegar la
gestión a comunidades locales y científicos, no a políticos, estas tierras
tienen que ser “intocables”; multar con el 100% de sus ganancias a empresas
contaminantes y destinar ese dinero al cuidado de nuestros bosques y animales,
y finalmente exigir a las universidades que el 50% de sus investigaciones sean
soluciones climáticas aplicables y para la seguridad alimentaria.
Bolivia
tiene todo para ser potencia, lo único que nos falta es creérnoslo. El litio
puede ser una oportunidad, pero no será la salvación si seguimos pensando como
colonia, en vez de ser vendedores de piedras, mejor convertirnos en creadores
de soluciones, sin embargo, la Bolivia de hoy esta inundada de las mismas
propuestas, avanzamos con un pie. Si un solo humano puede cambiar el futuro
como Elon Musk, ¿por qué un país entero no avanza? Tengo la esperanza que algún
día Bolivia tenga una visión de futuro, empecemos a caminar donde valgamos no
por lo que tenemos bajo los pies, sino por lo que somos capaces de crear con la
mente.
LA
IZQUIERDA QUEDA CASI ELIMINADA DEL CONGRESO TRAS LAS ELECCIONES EN BOLIVIA
Independent
en Español (https://n9.cl/y0sztp)
Tras
casi 20 años de hegemonía el izquierdista Movimiento Al Socialismo (MAS) de
Bolivia obtuvo apenas dos diputados y quedó sin senadores en la Asamblea
Legislativa, según los resultados oficiales de los comicios del 17 de agosto
presentados el martes por el Tribunal Supremo Electoral
El
centrista Rodrigo Paz y el derechista Jorge “Tuto” Quiroga están habilitados
para una histórica segunda vuelta presidencial el 19 de octubre. Se espera que
el miércoles el Tribunal haga la convocatoria al balotaje.
De
un total de 166 asambleístas, el partido de Paz obtuvo 65 y el de Quiroga 51,
mientras que la alianza del empresario Samuel Doria Medina se quedó con 32. En
tanto, la fuerza Súmate del alcalde de la región de Cochabamba, Manfred Reyes
Villa, consiguió seis legisladores.
“Lo
que estamos viendo es un desplazamiento hacia la centroderecha del bloque
nacional popular como llamó el MAS a sus bases sociales. Hay un desmembramiento
en varios pedazos”, dijo la comunicadora política Verónica Rocha.
En
las anteriores elecciones de 2020 el MAS había obtenido 96 asambleístas, lo que
le permitió controlar dos tercios del Congreso. Pero la crisis económica y la
disputa entre el exmandatario Evo Morales (2006-2019) y el actual presidenta
Luis Arce por el control del partido lo llevaron a su peor elección.
Fracturado,
el MAS llevó este año como candidato a la presidencia al exministro de
Gobierno, Eduardo Del Castillo, quien obtuvo 3,17% de los votos, sólo unas
décimas por encima del mínimo exigido por la ley para que el partido conserve
su personería jurídica.
El
mejor posicionado de la izquierda fue el presidente del Senado, Andrónico
Rodríguez, quien se postuló por una fuerza disidente del oficialismo y alcanzó
8,5% de los votos, obteniendo una representación de ocho diputados.
Otros
dos partidos menores se repartieron los asambleístas restantes.
Arce
culpó a Morales por la derrota de la izquierda en las elecciones para las que
el exgobernante llamó a votar nulo, que llegó al récord de 19,87% cuando en
anteriores comicios rondaba el 4%.
“El
MAS está prácticamente muerto como partido, como movimiento; está acabado”,
dijo Diego von Vacano, politólogo especializado en América Latina y profesor en
la Universidad de Texas A&M. Esto ”muestra el fin de la izquierda en
Bolivia, pero también que Evo Morales sigue siendo una voz y una fuerza muy
poderosa en la política”, agregó.
Los
resultados muestran que ninguna de las fuerzas obtuvo los dos tercios que se
necesitan para aprobar las leyes y así poder poner en marcha su plan de
gobierno, por lo que el ganador del balotaje “va a necesitar hacer pactos entre
las fuerzas para poder avanzar”, dijo el analista político Carlos Saavedra.
PARTIDOS
DE DERECHA ALCANZAN MAYORÍA ABSOLUTA EN EL PRÓXIMO CONGRESO DE BOLIVIA
La
Alianza Popular, de los fieles al excandidato izquierdista Andrónico Rodríguez,
obtuvo ocho diputados. Y el oficialista MAS, apenas dos
Diario
Las Américas de EEUU (https://n9.cl/h9mnai)
Los
partidos de derecha serán mayoría en el próximo Congreso de Bolivia, donde la
izquierda oficialista quedó diezmada tras las recientes elecciones generales,
según los datos definitivos divulgados este martes por el Tribunal Supremo
Electoral (TSE).
Los
partidos del centroderechista Rodrigo Paz y del liberal de derecha Jorge
Quiroga, quienes disputarán la presidencia en un balotaje el 19 de octubre,
controlarán el Senado y la Cámara de Diputados.
Durante
el acto de proclamación de resultados, el TSE dio a conocer la lista de
legisladores elegidos y firmó la llamada "acta de cómputo nacional",
con la que cerró el proceso electoral del 17 de agosto.
El
poder cambiará de manos después de dos décadas de dominio aplastante en el
Congreso por parte del Movimiento Al Socialismo (MAS), que lideraron Evo
Morales y el actual presidente Luis Arce. Ahora cuatro partidos de derecha
tendrán 119 diputados de un total de 130 y la totalidad de los 36 senadores.
La
principal bancada será la del Partido Demócrata Cristiano (PDC), cuyo candidato
presidencial es Paz, con 49 diputados y 16 senadores.
La
segunda fuerza será la coalición Libre, impulsada por Quiroga, con 39 escaños
en la cámara de diputados y 12 senadurías.
Castigo
aplastante
En
medio de una severa crisis económica, los bolivianos castigaron en las urnas a
la izquierda.
El
gobierno de Arce casi agotó sus reservas internacionales de dólares para
sostener una política de subsidios a los combustibles que importa.
Bolivia,
un país de 11,3 millones de habitantes, padece una grave escasez de divisas,
así como una inflación interanual de casi el 25%, la más alta desde 2008.
La
Alianza Popular, de los fieles al excandidato izquierdista Andrónico Rodríguez,
obtuvo ocho diputados. Y el oficialista MAS, apenas dos.
Morales,
que gobernó en tres ocasiones entre 2006 y 2019, quedó impedido de postularse
por un cuarto mandato tras un fallo judicial que prohibió más de una
reelección.
Sus
partidarios, que no consiguieron un partido político para inscribir candidatos,
se quedarán sin representación en la asamblea legislativa por primera vez desde
2002.
El
líder cocalero, en protesta por la exclusión de su movimiento, promovió una
campaña por el voto nulo, que alcanzó un pico histórico de 19,2% de los
sufragios totales.
BOLIVIA
PODRÍA RESCINDIR CONTRATOS MULTIMILLONARIOS DE EXTRACCIÓN DE LITIO FIRMADOS CON
RUSIA Y CHINA.
La
medida representaría un duro golpe para Moscú, que considera estratégico el
proyecto con Bolivia para reducir su dependencia de las importaciones de
baterías de iones de litio de China, que actualmente se sitúa en el 60 por
ciento.
Agencia
NOVA de Rusia (https://n9.cl/r5fri)
Bolivia
corre el riesgo de poner en peligro los multimillonarios contratos de
extracción de litio firmados con Rusia y China. El candidato presidencial...
jorge quiroga, que llegó a las urnas el 19 de octubre con el 26,7 por ciento de
los votos, ha anunciado que pretende cancelar los acuerdos concluidos por el
gobierno saliente de luis arce Con la filial rusa del holding nuclear ruso
Rosatom, Uranium One, y con la china CBC (filial del grupo CATL), cuyo valor
total asciende a aproximadamente 2 millones de dólares. Los acuerdos, firmados
entre 2023 y 2024, contemplaban no solo la extracción de carbonato de litio en
el Salar de Uyuni —el salar más grande del mundo—, sino también su
procesamiento industrial en baterías. Esta medida representaría un duro golpe
para Moscú, que considera estratégico el proyecto con Bolivia para reducir su
dependencia de las importaciones de baterías de iones de litio de China, que
actualmente representa el 60 %. Si bien Rusia ocupa el quinto lugar mundial en
reservas de litio, la producción industrial nacional es prácticamente nula, y
no se prevé la puesta en marcha de una planta en la región de Múrmansk antes de
2031. Por lo tanto, la cancelación de los contratos dejaría a Moscú sin
alternativas concretas a medio plazo, además de suponer un retroceso en su
presencia económica y política en Latinoamérica.
Para
Bolivia, que posee aproximadamente 21 millones de toneladas de reservas y forma
parte del llamado "triángulo del litio", junto con Chile y Argentina,
que representa hasta el 60 % de los recursos mundiales, la suspensión de los
acuerdos podría tener consecuencias reputacionales y legales, desalentando
futuras inversiones y privando al país de las tecnologías necesarias para
completar su cadena de suministro de baterías. Al mismo tiempo, ambos
candidatos en la segunda vuelta —Quiroga y el centrista Rodrigo Paz— parecen
orientados a fortalecer las relaciones con Estados Unidos y la Unión Europea,
aunque con enfoques diferentes, lo que marca un posible punto de inflexión
geopolítico. El presidente saliente, Luis Arce, ya advirtió que los acuerdos
sobre el litio podrían no sobrevivir a un cambio de gobierno. Está en juego no
solo el futuro de la cooperación con Rusia y China, sino también la capacidad
de Bolivia para posicionarse como un socio creíble en la carrera global por una
materia prima crucial para la transición energética.
CRIPTOMONEDAS
EN BOLIVIA: ¿UN PASO AL FUTURO DIGITAL O UNA RESPUESTA A LA CRISIS CAMBIARIA?
Lex
Latin de España (https://n9.cl/2279ym)
En
Bolivia, el uso de criptoactivos se ha incrementado a tal punto que genera la
interrogante si esto responde al entusiasmo por la innovación tecnológica o si
es una respuesta espontánea de la población a una situación económica cada vez
más asfixiada por la escasez de dólares, una inflación que crece y el
consiguiente debilitamiento de la moneda local.
Y
es que, la brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo no ha dejado de
ampliarse desde hace más de un año, sumado a que, el acceso a divisas está
fuertemente restringido para las personas naturales y las jurídicas, obligando
a estas últimas a buscar soluciones “creativas” para poder cubrir sus demandas
de pago a proveedores del exterior. Bolivia es un país prominente importador,
razón más que suficiente para depender del dólar no solo para transacciones
internacionales, sino también, para sostener gran parte de nuestra economía y
las actividades comerciales cotidianas.
Debido
a este deterioro económico, se ha generado un cambio silencioso pero profundo,
ya que, cada vez más personas y empresas están recurriendo al uso de
criptomonedas como refugio de valor, mecanismo de pago, herramienta para
transferir dinero fuera del país, o directamente como alternativa al dólar.
Es
de conocimiento general que, el uso de plataformas P2P, billeteras digitales y
redes sociales, permiten operaciones diarias que antes solo podían hacerse por
canales bancarios o casas de cambio, lo que ha generado que las USDT y otras
criptomonedas estén ganando terreno como “moneda” funcional, cuya práctica no
cuenta con una regulación propiamente dicha.
Criptoeconomía
de emergencia
Este
creciente uso de medios digitales dio paso a la llamada “revolución fintech”
que, impulsada desde el Estado, nace como una solución a las operaciones que se
daban en la informalidad. Podría decirse que esta “criptoeconomía de
emergencia” ha generado una especie de revolución digital no planificada,
empujada por la necesidad de la ciudadanía y el mundo empresarial que
simplemente encontró soluciones por sus propios medios.
A
nivel normativo, Bolivia mantiene una regulación escasa frente a las
criptomonedas. En 2014 y en 2020, el Banco Central de Bolivia (BCB) estableció
que el uso criptoactivo no estaba autorizado dentro del sistema financiero
formal, lo que impedía que cualquier entidad participara en operaciones con
criptomonedas.
A
partir de la emisión de la Resolución de Directorio N°082/2024 de 25 de junio
de 2024 por parte del Banco Central de Bolivia, el perímetro regulatorio se
amplía, levantando la prohibición de uso de criptoactivos y para 2025, con la
promulgación del Decreto Supremo N° 5384, se reglamenta el funcionamiento de
las Fintech, permitiendo que estas entidades, sean privadas, públicas o mixtas,
y ofrezcan servicios digitales en los ámbitos de servicios financieros, mercado
de valores y seguros bajo la supervisión de la Autoridad de Supervisión del
Sistema Financiero (ASFI).
Fuera
de esta regulación, actualmente en Bolivia no existe una ley que establezca el
marco regulatorio de intercambio de activos digitales, como tampoco existe
marco tributario, generando un vacío problemático para responder preguntas como
las que nacen en materia contable y financiera. Ello ha llevado a que los
especialistas tributarios se enfrenten a preguntas frecuentes de: ¿Cómo se
declara una ganancia en criptomonedas si no hay reglas sobre su tratamiento
fiscal? ¿Qué ocurre si una empresa realiza pagos en cripto como parte de su
actividad comercial? ¿Deben aplicarse impuestos? ¿Se puede considerar un activo
intangible sujeto a tributo? Las respuestas son diversas y muchas veces
contradictorias y, ante el riesgo latente, prima la necesidad de mantener la
economía activa.
Innovación
y regulación
Está
claro que, el uso de criptomonedas no es una solución mágica, y que no se trata
de copiar al pie de la letra modelos de otros países que legalizaron su uso,
pero sí es momento de regular una práctica ya existente, que actualmente mueve
millones de dólares mensuales, y que seguirá creciendo, en las penumbras de la
legalidad, cerrando la posibilidad a que el mismo Estado pueda aprovechar,
regular o incluso recaudar de los ingresos emergentes de un fenómeno que está
modificando el sistema financiero, económico y comercial actual.
Este
proceso no es solo un desafío legal, sino que, es una oportunidad para pensar
en el futuro desde la óptica digital en una formalización del mercado
boliviano, ya que, en la actualidad, las soluciones a los problemas de
obtención de divisas, pagos y transferencias al exterior, así como el resguardo
del valor de los ingresos en moneda bolivianos, son buscadas en el ecosistema
de los criptoactivos en donde, como ya hemos dicho, no existen reglas claras.
El uso creciente de criptomonedas es ya una realidad tangible, y postergar su
regulación solo profundiza la informalidad y nos coloca en una desventaja
competitiva tecnológica frente a otros mercados.
La
regulación está pendiente, y debe ser un tema de prioridad que deberá analizar
y generar el gobierno próximamente entrante, pero ya no se puede postergar.
Debemos construir reglas que acompañen la realidad y que coadyuven a la
estabilidad de la economía.
En
definitiva, Bolivia se encuentra en una encrucijada normativa. Por un lado, el
crecimiento sin control y desmesurado del uso de criptomonedas es una respuesta
directa a los desafíos y necesidades económicas que enfrenta Bolivia; y por
otro, la falta de regulación integral, especialmente en el ámbito tributario,
contable y comercial, convierte a este fenómeno en una práctica sin resguardo
jurídico, ni capacidad de ser canalizada por las instituciones. La necesidad de
diseñar un marco legal que acompañe esta transformación económica con reglas
claras, seguridad jurídica y visión estratégica es imperante. Pero debemos
entender que, regular no significa frenar la innovación, sino integrarla al
orden institucional y aprovecharla para generar estabilidad, confianza y, por
qué no, nuevas fuentes de recaudación fiscal.
La
regulación de operaciones transaccionales con criptoactivos en Bolivia ya no es
una posibilidad futura, es una necesidad real, actual y urgente, y como tal,
requiere inmediatez, en su decisión y aplicación, porque ya estamos tarde, sin
embargo, la pregunta que queda por resolver es: ¿Bolivia está lista para todo
lo que conlleva esta digitalización?
EL
GOBIERNO DE SÁNCHEZ ENTREGA 400.000 EUROS A BOLIVIA PARA PROTEGER HUMEDALES Y
ANIMALES COMO LLAMAS Y ALPACAS MIENTRAS ABANDONA A LOS AGRICULTORES ESPAÑOLES
La
Gaceta de España (https://n9.cl/7h92b)
El
Ministerio de Asuntos Exteriores, dirigido por José Manuel Albares, destinará
400.000 euros de dinero público a Bolivia para la conservación de humedales y
animales como las alpacas y llamas. La partida forma parte de una convocatoria
de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID)
y se otorgará en forma de subvención directa a particulares, según informa
Vozpópuli.
La
cifra sería anecdótica si no fuese porque el Gobierno de Bolivia dedica apenas
1,4 millones de euros anuales a su medio ambiente, lo que convierte a España en
financiador de un tercio de todo su presupuesto ecológico. Es decir, los
españoles pagan lo que el Ejecutivo de Arce no está dispuesto a costear.
El
dinero irá destinado a proyectos de conservación de bofedales —humedales
característicos del altiplano andino— y a la protección de camélidos. La
convocatoria, registrada el pasado 20 de agosto, permanecerá abierta hasta el
31 de diciembre de 2025 y no se ejecutará hasta el próximo año.
Este
nuevo gasto se suma a los 100 millones de euros comprometidos por España con
Bolivia entre 2022 y 2025, bajo el llamado Marco de Asociación País que orienta
la cooperación hacia la «transición ecológica justa». Otros 100 millones fueron
enviados entre 2018 y 2021.
En
total, la cooperación española ha canalizado más de 200 millones en ocho años,
a lo que se añaden programas específicos financiados por el Fondo de
Cooperación para Agua y Saneamiento, como 5 millones para redes de agua y
alcantarillado periurbano y otros 3 millones para gestión hídrica urbana.
La
paradoja es evidente: mientras La Paz depende de la generosidad española, en
2024 Bolivia sufrió los peores incendios forestales de su historia, que
arrasaron cientos de miles de hectáreas. El gasto ambiental del Gobierno de
Arce —equivalente al 0,04% de su presupuesto general— resulta ridículo frente a
la magnitud del desastre.
Ecologistas
del país denuncian que la falta de inversión compromete la respuesta ante
nuevas emergencias y evidencia que la protección de ecosistemas estratégicos
queda relegada, mientras el Ejecutivo español se convierte en el gran sostén
económico de la «agenda verde» boliviana.
NO
SE HABRÍAN DADO CUENTA: CINCO POLICÍAS BOLIVIANOS DETENIDOS EN TERRITORIO
CHILENO
Tele
13 de Chile (https://n9.cl/f0gfk)
Cinco
policías bolivianos fueron detenidos luego de traspasar la frontera de su país
hacia Chile durante la jornada de este martes 26 de agosto.
El
hecho se registró en la región de Antofagasta y, según las autoridades
bolivianas, los uniformados se encontraban en una persecución de un vehículo
con drogas y no se habrían dado cuenta de que cruzaron hacia Chile.
La
detención de los sujetos se amplió para poder esclarecer las circunstancias en
que ocurre este traspaso a la frontera nacional.
Además
de los cinco policías bolivianos, se registró la detención de un hombre que
sería el supuesto conductor del vehículo que perseguían los uniformados que
circulaba con droga.
El
General Augusto Russo, Comandante General de la Policía Boliviana, reveló que
"una patrulla conformada por cinco sargentos habría realizado un operativo
en un punto de control de pasos y rutas no autorizadas hacia la república de
Chile. Proceden a la incautación y aprehensión de un sujeto y también,
inmediatamente, en el lugar estos evidencian la presencia de la policía de
Chile".
"Y
si los han encontrado en territorio chileno esto ha sido sin ninguna intención,
mucho menos dolo. Es ante la adrenalina de la persecución que los servidores
públicos policiales ingresan a territorio chileno y son sorprendidos por
policías", cerró.
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