Monday, July 05, 2021

FAMILIAS DE PUNO AHORRAN S/ 15 COMPRANDO GAS BOLIVIANO DE CONTRABANDO


Sobrevivencia. Balones llegan en bote hasta el lado peruano, se embarcan en triciclos y camiones. En tanto, las autoridades se hacen de la vista gorda y los ciudadanos lo compran por necesidad.

El balón de gas en Puno cuesta S/ 45, diez soles más que antes de la pandemia. Una de las alternativas de las familias del sur del altiplano para sacarle la vuelta a la situación ha sido recurrir al gas boliviano que ingresa de contrabando, puesto que ahorran casi S/ 15.

La República se trasladó a la localidad fronteriza de Desaguadero-Perú, ubicado en la zona sur de la región de Puno. Ahí la mayoría de familias peruanas compra este combustible.

El puente internacional está cerrado por la pandemia. Lo custodian militares y policías.

Pese al cierre de la frontera, los comerciantes peruanos navegan en botes el Lago Titicaca rumbo a Bolivia y traen balones de gas de 10 Kg. Lo compran a 25 soles, equivalente a 45 bolivianos. En Perú lo comercializan a S/ 30 en promedio, y le añaden algunos soles más por la distancia.

Los balones bolivianos llegan bajo la modalidad de contrabando hormiga. Los comerciantes, después cruzar el Titicaca, los transportan en triciclos o motocargas. Un triciclo puede cargar seis balones, mientras que una moto carga hasta 12 balones.

Una comerciante puede realizar cuatro viajes sin que las autoridades policiales realicen un control. Al día, pueden movilizar 24 balones en triciclo. Se estima que en Desaguadero habría 50 puestos de venta de gas boliviano al menudeo.

No solo a través de los triciclos y motocargas se realiza el traslado, también existen comerciantes que utilizan combis o camiones pequeños para distribuir los balones en diferentes localidades, según la Policía. Este tráfico se efectúa en horas de la noche.

En el lado boliviano de Desaguadero, los residentes ya cuentan con conexión domiciliaria de gas.

Nely Ajalla, una joven madre de familia peruana, compra gas boliviano a 30 soles. La ama de casa que vive en Desaguadero-Perú recordó que los candidatos presidenciales en campaña electoral suelen ofrecer gas barato, sin embargo, no cumplen.

“Esperamos que el nuevo presidente del Perú impulse este proyecto del gas peruano a bajo costo. Nuestros hermanos bolivianos ya tienen conexión de gas a domicilio y nosotros nada”, señaló.

Todas son promesas

En 2019, los gobernadores de Moguegua y Tacna se reunieron con representantes de Yacimientos Petrolíferos Fiscalizados de Bolivia (YPFB). Acordaron que esta empresa vendería gas en el sur peruano a 28 soles el balón de 10 kilos, sin embargo, esta idea se estancó tras los graves problemas políticos en Bolivia.

El exgobernador regional de Puno, Walter Aduviri, también alentó ese acuerdo, pero no se llegó a concretar tras su vacancia. La República de Perú (https://bit.ly/3xiHcQR)

 

 

 

 

 

ALEXANDRA MOREIRA: «NO ES JUSTO EXIGIR LO MISMO A QUIENES HAN CONTRIBUIDO MENOS AL CAMBIO CLIMÁTICO»

 

Revista Nobbot (https://bit.ly/3wjgYMM)

 

Desde hace más de 40 años, el Tratado de Cooperación Amazónica unifica los esfuerzos de los ocho países que comparten la cuenca del río Amazonas. Buscan un modelo de desarrollo propio, sostenible, integrado con una de las regiones ecológicas más importantes del planeta.

La Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) es el organismo intergubernamental que nace como consecuencia directa de este tratado. Constituido por Bolivia, Brasil, Colombia, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela, da forma a un bloque social y ambiental con fronteras e intereses compartidos.

La actual secretaria general de la OTCA, Alexandra Moreira, ha estado al frente del organismo en uno de los periodos recientes más difíciles para la región. Su mandato, a punto de concluir, ha estado marcado por la pandemia y por la continua búsqueda de respuestas a una pregunta complicada: cómo avanzar en la igualdad y el desarrollo de la Amazonía al tiempo que se protege su inmenso legado natural.

– Las imágenes de Manaos, Brasil, el año pasado sobrecogieron al mundo. ¿Qué vacíos ha dejado al descubierto la pandemia en la Amazonía?

La pandemia ha dejado vacíos al descubierto a nivel planetario. Sobre todo, la fragilidad de nuestros sistemas de salud. En la región Amazónica, hemos visto que es necesario fortalecer las redes de cooperación y las redes de salud dentro de cada país y también entre ellos. En particular, en los estados fronterizos. Aquí hay mucha población asentada en zona de fronteras, personas que viven en un país y son atendidas en otro.

Por otro lado, la pandemia ha destacado la necesidad de reforzar la atención directa a las poblaciones vulnerables y a los pueblos indígenas. Es necesario trabajar estrechamente con los líderes indígenas que son responsables de sus comunidades. Debemos trabajar más con ellos en temas de salud, pero también en otras cuestiones medioambientales y sociales.

También hemos visto la urgencia de establecer una red de cooperación entre los institutos de salud de cada país. Es necesario para mejorar en el seguimiento de las variantes de la COVID-19. Dentro de nuestra región, existen brechas en conocimiento, en infraestructura, en capacidades. Pero durante el último año y medio los ocho países amazónicos han demostrado la voluntad de trabajar de forma conjunta para solucionarlas.

– La vacunación avanza a ritmo desigual en todo el mundo. ¿Cómo es la situación en la región Amazónica?

La vacunación compete a cada país, nosotros no somos una entidad supranacional. Lo que sí hemos hecho ha sido reunirnos con cada país para intentar priorizar la vacunación de algunos colectivos vulnerables, como los pueblos indígenas. De nuevo, creo que las asimetrías y los retrasos en la vacunación se están viendo a nivel global, no solo en la Amazonía.

Aquí, creo que nuestros países están haciendo muchos esfuerzos, pero la situación se ha complicado en algunos lugares. Naciones como Bolivia han liderado el movimiento para solicitar la liberación de las patentes de las vacunas para poder producirlas en América Latina. Pero, hoy por hoy, el ritmo de vacunación en nuestros países no es el que se necesita.

«Con mayor innovación, mayor productividad y más tecnología, luchando contra la desigualdad, la Amazonía podría encontrar un modelo de desarrollo sostenible propio».

– Mirando ya hacia el final de la pandemia, ¿qué papel puede jugar la Amazonía en la recuperación de América Latina?

Soy una creyente convencida de que la región Amazónica tiene un gran potencial. Ocupa el 40% del territorio de América Latina y en ella viven más de 40 millones de personas. Tiene grandes recursos naturales y humanos. Como indica el Tratado de Cooperación Amazónica, debemos cerrar las brechas sociales, económicas y ambientales de la región e incorporar la Amazonía a la economía mundial. Debemos buscar el desarrollo armónico de la región.

Con mayor innovación, mayor productividad y más tecnología, luchando contra la desigualdad, la Amazonía podría encontrar un modelo de desarrollo sostenible propio. Es muy necesario entender que la desigualdad es muy negativa para el desarrollo.

– ¿Cómo puede avanzarse hacia esta igualdad?

En este sentido, la cooperación internacional es importante. Existe la idea de que la Amazonía es una región de renta media. Esto ha conllevado una disminución de los recursos financieros disponibles en los últimos años. Pero no es así. La región Amazónica necesita más recursos, tanto nacionales como internacionales. Si continuamos con los porcentajes de desigualdad que tenemos, el desarrollo y la gestión sostenible de la región no pueden avanzar.

Por otro lado, esta es una región muy afectada por el cambio climático, pero no todos los países ni todos los grupos sociales han contribuido a las emisiones de gases de efecto invernadero de la misma manera. Los países que más emiten tienen más herramientas para hacer frente al cambio climático. Nuestros países, que están entre los que menos han contribuido, también tienen menos capacidad de hacerle frente al problema.

– Cuando hablamos de medioambiente y Amazonas, los países desarrollados se centran en la conservación, mientras los países de la región buscan el desarrollo. ¿Cómo encontrar el equilibrio?

Con mucho esfuerzo. Los países amazónicos están comprometidos con encontrar un modelo de desarrollo propio. Este compromiso no es solo de las administraciones, también existe en la academia, en la ciencia y en muchos sectores sociales. Teniendo en cuenta que la región tiene más de 40 millones de habitantes repartidos en una gran extensión de territorio, el desafío es enorme.

Si hablamos de soluciones concretas, se busca trabajar más con productos no maderables, apostar por la innovación y la tecnología, investigar más para multiplicar y diversificar la producción y encontrar nuevos mercados que valoren los productos responsables del Amazonas. La comunidad internacional debe implicarse en esto también.

«Contra la deforestación, los apoyos serían mucho más útiles que las críticas. Estamos en un momento de proponer, de unir esfuerzos, de ser prácticos».

– La deforestación recibe mucha atención internacional. Pero después vemos que algunas empresas de los mismos países desarrollados que critican la desforestación son las que están detrás del problema.

Ojalá tuviésemos una receta sencilla para solucionar la deforestación. Es un problema que tiene muchas causas: la exportación de madera, los cultivos extensivos, las explotaciones agropecuarias… Los países que exigen conservación deben ser coherentes. Se exige a los países amazónicos frenar la deforestación o no contaminar. Y después vemos, por ejemplo, que las empresas mineras de otros países vienen a explotar los recursos e incumplen las regulaciones ambientales locales.

Esto no quiere exculpar a los países de la región. Creo que los estados de la Amazonía tienen que ser mucho más estrictos. Deben controlar y fiscalizar la deforestación y aplicar las normativas actuales, que ya son buenas. En muchos sentidos, las leyes fracasan en su aplicación. Además, debemos generar alternativas. Por ejemplo, en Brasil se ha demostrado que la producción y la exportación del azaí es mucho más rentable que la de madera.

La región Amazónica tiene tantos productos gracias a su biodiversidad que existen alternativas. Se necesita tecnología e investigación y más apoyo para su comercialización y para desarrollar la cadena de producción. Creo que este tipo de apoyos serían mucho más útiles que las críticas. Estamos en un momento de proponer, de unir esfuerzos, de ser prácticos.

– Algo similar sucede con el cambio climático y el Acuerdo de París. ¿Es justo que se impongan objetivos de reducción de emisiones de CO2 sin tener en cuenta la contribución total de cada país a lo largo de la historia?

No es justo, ni correcto ni realista. Los países en vías de desarrollo tenemos otros temas sociales y económicos que resolver, cuestiones que en los países desarrollados están cubiertas. Pienso, por ejemplo, en el acceso al agua potable y el saneamiento o en el acceso a la educación y a la salud. En la región Amazónica tenemos muchas brechas que cerrar.

No es justo exigir lo mismo a los países que han contribuido menos al cambio climático que los países desarrollados. No va a conducirnos a nada positivo. Es un tema que se ha discutido mucho. Creo que hay que entender que la región Amazónica necesita más financiación y apoyo internacional para reforzar los objetivos de sostenibilidad.

«En la lucha contra el cambio climático y la protección de la biodiversidad es necesario rescatar el conocimiento indígena».

– ¿Qué papel debería jugar el conocimiento indígena en la gestión de la naturaleza y la lucha contra el cambio climático?

Nuestros pueblos indígenas juegan desde hace tiempo un papel fundamental en la conservación de las tierras y la biodiversidad. Se tiene que valorar su conocimiento y su labor. Por ejemplo, en mi país, Bolivia, algunas políticas públicas de gestión de agua y adaptación al cambio climático han incorporado los conocimientos tradicionales de los pueblos indígenas. Todos los países tienen ejemplos en este sentido.

La misma forma de vida de los pueblos indígenas contribuye al mantenimiento del territorio. Además, trabajar con los representantes de estas comunidades, como se ha hecho durante la pandemia, resulta beneficioso para todos. Ayuda a mejorar la gestión pública del territorio.

En la lucha contra el cambio climático y la protección de la biodiversidad es necesario rescatar el conocimiento indígena. Ahora mismo estamos haciendo un estudio regional para conocer el estado de la diversidad biológica amazónica bajo la metodología de la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES). En este estudio estamos incorporando el conocimiento práctico de los pueblos indígenas. En los planes de contingencia de la región Amazónica también trabajamos con representantes de estas poblaciones.

– Han pasado 40 años de la firma del Tratado de Cooperación Amazónica (TCA). ¿Qué objetivos se marca la organización que preside?

Yo ya estoy cerca de terminar mi periodo como secretaria general. Pero el objetivo siempre es fortalecer la cooperación regional. El tratado busca un trabajo conjunto más técnico y práctico. Nosotros nos hemos concentrado en poder mejorar la financiación de los proyectos; y en ampliar nuestras conexiones con aliados estratégicos en la región y en el mundo para trabajar en gestión del agua, gestión forestal y protección de la biodiversidad.

El trabajo está siempre encaminado a reforzar la institucionalidad de la organización. En América Latina es muy necesario respetar y fortalecer las instituciones que se han ido construyendo con mucho esfuerzo. El Tratado de Cooperación Amazónica es uno de los mejores ejemplos de que se puede trabajar de forma conjunta por la región.

 

 

 

 

 

El escenario es peor de lo que el socialista pudo prever

 

ARCE LLEVA A BOLIVIA A UN PRIMER SEMESTRE DE FRUSTRACIONES FRENTE A LA CRISIS

 

La Gaceta de España (https://bit.ly/2UZPHCc)

 

En Bolivia se discute sobre un problema crítico y con tres aristas fundamentales: la gestión de la pandemia, la falta de financiamiento de corto plazo, y la persecución política.

Mala gestión de la crisis de la pandemia

A Arce no se le puede pedir que enmiende ahora mismo todas las malas inversiones que realizó durante todo el auge mientras fue ministro de Morales, y que hoy se traducen que tener menor capacidad relativa para encarar la pandemia, pero sí que se le puede reclamar lo mal que lo ha estado haciendo hasta e momento.

Luis Arce lleva siete meses al mando del gobierno, pero hay países latinoamericanos que lo están haciendo -francamente- mucho mejor en una cantidad de tiempo menor.

El mejor caso en plan de vacunación no sólo en América Latina, sino en el mundo, es Chile. Sebastián Piñera ha sido un buen gerente administrativo en esta área. Hoy este país tiene al 55,1% de su población vacunada con dos dosis, mientras Bolivia tiene apenas al 5,93% de su población vacunada con ambas dosis.

Peor todavía, si acaso Chile no fuera un caso de comparación válido, Guillermo Lasso habiendo asumido el mando del gobierno en Ecuador el 24 de mayo, ha aplicado 2.125.000 dosis, es decir, en menos de mes y medio. En cambio, Arce ha aplicado a una cifra apenas superior, 2.647.614, en al menos el doble de tiempo, si acaso no exactamente los 7 meses que lleva gobernando.

De esta manera, Bolivia supera solamente a Paraguay y Venezuela en cuanto a eficiencia y eficacia para encarar la crisis de la pandemia en la región.

Pero los cuestionamientos sobre la manera en que la crisis de la pandemia está siendo encarada en Bolivia surgen sobre todo con la improvisación. Pues no sólo existe escasez de vacunas, sino que ante tal escasez -sobre todo por incumplimiento de contratos con Rusia- se utilizan primeras dosis como segundas, y segundas como primeras, y además se amplía el rango de la vacunación de personas mayores de 30 años a personas mayores de 18 años.

Urgente financiamiento de corto plazo

Cuando los distintos candidatos discutían sus planes de gobierno antes de las elecciones de octubre de 2020 se mostraban confiados sobre la posibilidad de conseguir financiamiento de distintos organismos internacionales como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional (FMI), primero porque, gracias a los procesos de devaluación monetaria masiva y simultánea por parte de la gran mayoría de bancos centrales alrededor del globo, no falta liquidez en los mercados internacionales, y segundo porque estos organismos se compadecerían de la crisis particularmente de países en vías de desarrollo como Bolivia, indistintamente de quién gobernara.

Sin embargo, Arce Catacora fue el elegido en primera vuelta para sorpresa y disgusto de los mercados internacionales. Sin escucharlos planteó que recurrir a estos organismos -que no guardan elogios para “el arquitecto de unas políticas fiscales que facilitaron al país «convivir con periodos no tan buenos”- no era necesario, porque tenía un plan alternativo: incrementar la deuda pública externa mediante la emisión de bonos soberanos por $3.000 millones, ofrecidos a esos mismos mercados que ya le habían bajado el pulgar.

Estos recursos, que fueron prometidos para el primer trimestre del año, hubieran servido para refinanciar la deuda que vence en 2022 y 2023 –sobre la que propuso suspender pagos durante dos años–. También habrían sido útiles para pagar una serie de sueldos y salarios que incluyen los del sector sanitario público, así como para sostener el nivel de reservas del Banco Central de Bolivia y aliviar las preocupaciones del sector bancario y financiero. Es justamente este sector el que –ya antes de la caída de Morales en 2019– arrastraba problemas de liquidez que se agudizaron con la acumulación de los diferimientos que vencían este 30 de junio, que sumarían $4.000 millones.

Para decepción de Arce, la emisión fracasó, por tanto, los problemas que se pretendía solucionar con esos recursos se agravaron, al punto en que la única fuente de financiamiento que queda es justamente el denostado Fondo Monetario Internacional.

Luego de todo lo visto, los siete meses que Arce lleva al mando del gobierno constituyen demasiados anuncios y promesas, y una cantidad de tiempo y oportunidades perdidas que no volverán, y que se traducirán en frustraciones todavía mayores.

No existe vocación democrático-institucional

Los siete meses de gobierno de Arce han servido para demostrar que no existe vocación democrático-institucional alguna ni de su parte ni de los miembros de su partido, y esto dificulta las posibilidades de encarar la crisis sin todavía mayores sobresaltos a los observados en el país en los últimos dos años.

El inicio de la persecución política no empezó el primer día de gobierno de Arce Catacora, sino recién en 2021, concretamente el 12 de marzo, con la detención abusiva e ilegal de la expresidenta Jeanine Añez, que hoy guarda prisión preventiva desde entonces, y a pesar de que, por si fuera poco, ha presentado 50 pruebas de inocencia frente a los cargos que se presentan contra ella.

Pero la persecución política tampoco terminó con Jeanine Añez, sino que continuó con varios de sus ministros, muchos de ellos guardando refugio en el exterior, y que ahora incluyen al exviceministro del Tesoro y Crédito Público, Carlos Schlink, que tramitó un financiamiento sin condiciones del FMI a principios de 2020, que no se utilizó, y a quien se responsabiliza por el costo de haberlo devuelto.

Ahora el exviceministro Schlink guarda prisión preventiva en una celda de La Paz.

Perspectivas para el segundo semestre

Con todo esto, muchos todavía ponen sus expectativas en la recuperación de los precios de los commodities, y en particular del petróleo y el gas, porque entienden que esto se traduce en mayores ingresos estatales y, por tanto, en una mayor capacidad de gasto y endeudamiento público.

Sin embargo, este justamente el problema, el de haber llevado el gasto, endeudamiento y acumulación de déficits durante el auge, que ahora impiden encarar la crisis.

Sucede que, a medida que el Estado tiene mayor capacidad de gasto, incrementa sus atribuciones y competencias sobre la economía, y en la medida que esto sucede, las oportunidades para el privado de primero planificar su vida y luego tratar de generar riqueza, se pierden en una medida cada vez mayor.

La industria petrolera y gasífera de Bolivia ya no tiene más capacidad de producción. El país se verá forzado a importar gas más pronto que tarde –algunos calculan que tan pronto como en 2025–.

Por eso, en la medida que más se incrementan los precios, más se encarece el costo de vida del ciudadano boliviano. Si tenemos que importar gas no está bueno que los precios suban. Tampoco está bueno que los precios suban, porque el Estado empezará a gastar todo lo que el privado podría invertir.

Entonces, ahora mismo las cifras macroeconómicas de Bolivia se encuentran cada vez más deterioradas, al punto en que el Banco Central de Bolivia compra oro físico para apuntalar las reservas.

El país apenas aspira a ser la décima economía de la región, pero la única alternativa visible para encontrar financiamiento de corto plazo es el FMI, con quien ya se encontraría en negociaciones.

Si bien ha sido muy indulgente con Bolivia y Arce en particular, el FMI ha empezado a cambiar de tono, probablemente debido a que instituciones como la Unión Europea se han manifestado sobre toda la serie de detenciones ilegales y la persecución política que se observa desde hace varios meses. En su último informe habla de la necesidad de reducir la deuda, el gasto y el déficit, y empezar a considerar la idea de incurrir también en una devaluación cambiaria -aunque sería altamente indeseable-.

Este escenario implica desafíos para Arce que no había previsto enfrentar tan pronto y en condiciones de negociación tan desfavorables. El FMI no se limitará a exigir ciertos equilibrios macroeconómicos únicamente –que podrían incluir al menos un gasolinazo y el incremento de algunos impuestos–, sino además la firma de otros acuerdos multilaterales como el del intercambio automático de información financiera y fiscal con la OCDE, que podría traducirse en la apertura de una auténtica caja de Pandora.

 

 

 

 

 

EL MITO DE LA DERECHA DEMOCRÁTICA

 

Revista Caras y Caretas de Uruguay (https://bit.ly/3jIQthi)

 

La derecha nunca fue democrática, no lo es hoy y jamás lo será. Pese a que el veredicto de la historia es irrefutable el saber convencional de las ciencias sociales y la opinión establecida difunden sin cesar la errada concepción de que la derecha latinoamericana se ha reconciliado con la democracia.

Insisten en que ya cortó amarras con su génesis oligárquica, racista, patriarcal y colonial; que puso fin a su historia como conspicua instigadora y frecuente ejecutora directa de innumerables golpes de Estado, atentados, sabotajes, masacres y toda clase de violaciones a los derechos humanos y las libertades políticas. Pese a ese origen perverso ahora, dicen algunos académicos y “opinólogos” despistados (o que juegan para la derecha) que esta se ha “aggiornado” y acepta las reglas del juego democrático.

Trágico error, confirmado, como decíamos al principio, por la vida práctica: la derecha nunca fue democrática, no lo es hoy y jamás lo será en el futuro. Por su raigambre e intereses de clase está llamada a defender con uñas y dientes el orden social del capitalismo dependiente del cual es su exclusiva beneficiaria. Por eso apela a todos los inmensos recursos de que dispone (dinero, huelga de inversiones, fuga de capitales, evasión y elusión tributarias, ataques especulativos contra la moneda local, despidos de personal, cierre de establecimientos, terrorismo mediático, invocación al intervencionismo militar, el favor de jueces y fiscales, protección de “la embajada”, etcétera) ante cualquier amenaza, por moderada que sea.

En mi “Siete tesis sobre reformismo, revolución y contrarrevolución en América Latina” (incluido en el libro de descarga gratuita que compilara Clacso bajo el título Atilio Borón. Bitácora de un Navegante) aporto algunos antecedentes decisivos sobre el tema. Por eso sugiero a las personas interesadas en el tema que lean dicho artículo para acceder a una elaboración más completa sobre este argumento.

De momento, me conformo con este breve recordatorio sobre la conducta de la derecha latinoamericana para que los lectores extraigan sus propias conclusiones.

En la Argentina, en el año 2015, aquélla representada por Mauricio Macri triunfó en la segunda vuelta de la elección presidencial sobre Daniel Scioli. La diferencia fue de un 3 por ciento, y la coalición perdedora admitió la derrota esa misma noche. En 2017 el narcopolítico Juan O. Hernández se impuso en la elección presidencial hondureña gracias a un escandaloso fraude que fue tan descarado que postergó por varias semanas el reconocimiento de Washington, del cual aquél era su alfil. Pese a las protestas de la oposición ésta no tuvo más remedio que admitir su “derrota.” En las presidenciales brasileñas de 2018 triunfó Jair Bolsonaro, vocero de los golpistas que desalojaron, lawfare mediante, a Dilma Rousseff de la presidencia. Pese a las groseras y múltiples violaciones de la legislación electoral (entre las cuales la no comparecencia de Bolsonaro el debate presidencial); al siniestro papel jugado por el poder judicial -que ilegalmente impidió que Lula fuese candidato- y los medios de comunicación, férreamente controlados por la derecha, la derrotada alianza opositora respetó el veredicto de las urnas. Los políticos brasileños en el Congreso, la “justicia” de ese país y los grandes medios de comunicación de masas, a cuál más corrupto, están haciendo pagar un precio inmenso al pueblo de ese país por haber instalado en el Palacio del Planalto a un sociópata como Bolsonaro, que con su negacionismo de la pandemia envió a más de medio millón de sus compatriotas a la muerte.

En Uruguay, en 2019, el candidato de la derecha Luis Lacalle Pou derrotó a Daniel Martínez, del Frente Amplio, por un 1,5 por ciento de los votos válidos, y el perdedor admitió su derrota sin chistar. A poco de asumir la presidencia, Lacalle Pou hizo gala de un suicida negacionismo, proclamando con una actitud chovinista que a Uruguay no le ocurriría lo mismo que a sus vecinos argentinos y brasileños. Tuvo que tragarse sus palabras y hoy Uruguay está pagando un precio muy elevado por la soberbia de su presidente.

En México, el candidato izquierdista Cuauhtémoc Cárdenas iba ganando la elección presidencial de 1988 hasta que una sospechosa “caída del sistema” de la Comisión Federal Electoral obró el milagro: al reiniciarse computadoras, el candidato de Washington, Carlos Salinas de Gortari, aparecía disfrutando de una amplia ventaja sobre su oponente y fue proclamado ganador. De nada valieron las protestas populares ante un fraude tan descarado como ese. La derecha quería ganar “a como diera lugar” y, con el visto bueno de Washington y la OEA lo hizo.

También en México, en 2016, la derecha produjo otro atraco electoral. Varios días después de finalizados los reñidos comicios, el Instituto Federal Electoral emitió un comunicado anunciando el fin del conteo de los votos y que el candidato conservador Felipe Calderón se imponía por una diferencia del 0,62 por ciento de los sufragios sobre Andrés M. López Obrador. Pese al generalizado repudio ante tan descarada estafa electoral -por ejemplo, en numerosas mesas de votación sufragó mucha más gente de la que estaba registrada- Calderón fue proclamado ganador de la contienda electoral.

En la elección presidencial de Nicaragua (25 febrero de 1990) triunfó la candidata de la Unión Nacional Opositora, Violeta Barrios de Chamorro. Obtuvo el 55 por ciento de los votos, doblegando a Daniel Ortega, a la sazón presidente de Nicaragua y candidato del Sandinismo, que fue apoyado por el 41por ciento del electorado. Dos días después de finalizada la elección Ortega reconoció públicamente su derrota y felicitó a la candidata triunfante. Ortega recién volvería a ser electo como presidente en el año 2007.

En la Argentina de la década de los años 30 el fraude de la derecha adquirió un estatus cuasi institucional, bajo el nombre de “fraude patriótico”. El propósito: impedir a cualquier costo que la “chusma radical” y los socialistas y comunistas accedieran a cualquier cargo de elección popular. El fraude era exaltado como un servicio que una virtuosa oligarquía, con sus partidos, jueces y diarios, rendía a la patria. Hasta el día de hoy persisten en esa actitud de pretender burlar la voluntad popular, claro que apelando a las nuevas tecnologías del neuromarketing político para manipular, mediante el odio y el temor, las actitudes y las conductas de las masas. La derecha no sólo apeló al fraude; además proscribió durante dieciocho años al peronismo, la principal fuerza política del país. Y cuando ni el uno ni el otro eran suficientes, la “carta militar” siempre estaba a mano: una interminable sucesión de “planteos militares” carcomían a los débiles e ilegítimos -a causa de la proscripción del peronismo- gobiernos civiles surgidos después del derrocamiento del peronismo en 1955. Dos brutales dictaduras jalonaron este proceso de descomposición política: primero, la encabezada por Juan C. Onganía en 1966 y, diez años después, la apoteosis del crimen y el genocidio con la dictadura cívico militar instaurada con el golpe militar del 24 de marzo de 1976 que sumiría al país en un inolvidable e imperdonable baño de sangre. En ambos casos, la colaboración de la derecha argentina fue esencial proveyendo ideas, proyectos, funcionarios, diplomáticos y poniendo su aparato mediático al servicio de los dictadores.

Por contraposición, el 20 de octubre del 2019 Evo Morales ganó las elecciones presidenciales de Bolivia al obtener el 47,08 por ciento de los sufragios contra el 36,51 del candidato de la oposición Carlos Mesa. La legislación electoral de ese país establece que si ningún candidato alcanza el 50 por ciento de los votos válidos debería llamarse a una segunda vuelta electoral, salvo cuando se superase el 40 por ciento y hubiese una diferencia de diez por ciento o más en relación al segundo, cosa que efectivamente se verificó por aproximadamente el 0,60 por ciento del caudal electoral. No obstante ello, sendos informes de la OEA, uno anterior y otro posterior a la votación, señalando supuestas irregularidades en el recuento de los votos instalaron un clima de fraude y sospecha que potenció hasta el infinito las denuncias de una derecha que ya antes de los comicios había afirmado que no reconocería otra victoria que no fuera la del candidato de la oposición. Luego de una serie de violentas manifestaciones y ante la incomprensible indefensión oficial, los altos mandos del Ejército y la Policía apoyaron las denuncias de la derecha racista y exigieron la dimisión del presidente Morales. Pocas semanas más tarde diversos informes de organismos académicos estadounidenses, especializados en la temática electoral, confirmaban la transparencia y honestidad de las elecciones bolivianas, pero ya era tarde y Bolivia se desangraba ante la violencia del nuevo régimen. Un año después, el MAS boliviano recuperaba la presidencia aplastando electoralmente a la derecha golpista.

El más reciente capítulo de esta fraudulenta saga de la derecha latinoamericana se está escenificando en estos días, en junio de 2021, en el Perú, donde el candidato presidencial de la izquierda, Pedro Castillo, se impone ante la corrupta representante de los poderes fácticos en ese país, Keiko Fujimori. Pese a los virulentos reclamos de la oposición el conteo definitivo le otorga una ventaja clara, aunque pequeña, al candidato de Perú Libre. Complejos procedimientos de chequeo de actas con irregularidades realizadas por organizaciones especializadas concluyen que en ningún caso éstas alteran el resultado electoral. Pese a ello la coalición derechista ha apelado a toda clase de recursos, incluyendo el subrepticio llamado a un golpe militar hecho por Mario Vargas Llosa para impedir que Perú “caiga en las garras del totalitarismo chavista.” Hubo inclusive un pronunciamiento de militares retirados en ese sentido, enérgicamente repudiado por el presidente Francisco Sagasti. De todos modos no se descarta que pueda producirse un golpe parlamentario encaminado a anular las elecciones o a descalificar a su ganador, Pedro Castillo.

Desgraciadamente, el Congreso de la República del Perú, compuesto por 130 miembros, cuenta con atribuciones para destituir al presidente por múltiples causas, entre ellas la muy enigmática “incapacidad moral”. La presidenta de esa institución, Mirtha Vásquez -frenteamplista de extensa experiencia en defensa de los derechos humanos en su país- ha llamado a la reflexión a sus colegas para evitar convertirse en cómplices de la maniobra destituyente o golpista de la derecha. Para que tal cosa suceda esta debe controlar los dos tercios de los votos en el Congreso, o sea 87 congresistas, que por ahora no tiene, pero, como se rumorea en Lima, “no los tiene, pero los puede alquilar”. El éxito o no de esta maniobra dependerá, como siempre, de la capacidad de movilización y organización de las fuerzas de izquierda que se opongan a la misma. El desenlace de esta elección lo conoceremos en los próximos días.

Conclusión de este breve repaso: cuando gana la derecha, la izquierda admite el veredicto adverso de las urnas; cuando gana la izquierda, la derecha apela al chantaje, al fraude o al golpe militar o institucional, ratificando por enésima vez que la derecha no es ni será democrática. No olvidemos esta lección. A la derecha no se le puede confiar ni un tantito así, ¡nada!, como decía el Che Guevara en relación al imperialismo. Y la misma actitud conviene seguir con los hijos putativos del imperio, esparcidos por toda América Latina y el Caribe.

 

 

 

 

 

MORIR POR EL CHACO EN BUENOS AIRES

 

Diario Siglo XXI de España (https://bit.ly/3ynctCv)

 

Acababa de finalizar la última guerra de Sudamérica, la guerra por el Chaco Boreal entre Paraguay y Bolivia, que había sido ignorada en la mayor parte de su desarrollo por la prensa mundial. Nadie pensaba que el entonces presidente de Estados Unidos, un icono de aquel tiempo con su Nuevo Trato, su discapacidad para moverse y hoy recordado como uno de los artífices de la victoria sobre la Alemania Nazi y el Japón Imperial en la Segunda Guerra Mundial, podría tener algún interés en una guerra entre las dos más miserables republiquetas de América.

Una guerra de soldados descalzos y desnudos, habían etiquetado célebres escritores y periodistas de la época a esta matanza entre las cenicientas de América.  El Senador norteamericano Huey Long denuncio en Washington que era una guerra por recursos del subsuelo, en la cual Rockefeller y los amos de las finanzas de Wall Street habían alquilado en Sudamérica sus asesinos. Ya no estaría para interferir en las negociaciones que se iniciaron en Buenos Aires en 1936, pues asesinos hasta el día de hoy desconocidos, lo sacaron de en medio en septiembre de 1935.

Roosevelt llegaría a la Buenos Aires de una Argentina por aquel entonces con delirios de potencia mundial, que se suponía con el peso específico en la región, y capaz de enfrentar la arremetida del imperio norteamericano en el Sub Continente.  El viaje en el acorazado Indianápolis, luego hundido por los japoneses en la guerra del Pacifico, demuestra que existía un enigmático interés estadounidense en resolver la disputa entre dos países expoliados, miserables y mediterráneos de Sudamérica. El viaje tendría un alto costo para el presidente norteamericano.

En este viaje de FDR, que no era precisamente para recorrer Caminito o bailar tango, su hombre de mayor confianza, August Adolph "Gus" Gennerich, quien lo sostenía del brazo en apariciones públicas y empujaba su silla de ruedas, falleció de un supuesto ataque cardiaco. De apenas 49 años y en buena forma, Gennerich había sido tentado por sus colegas de la Policía Federal Argentina para conocer mujeres y locales bailables de la lujuriosa Buenos Aires. Había completado la asignación de protección de su día, que incluía proteger al presidente Franklin D. Roosevelt quien la  había pasado interactuando en lugares públicos con ciudadanos argentinos, dice la página oficial del servicio secreto norteamericano que lo considera un héroe. Estaba cenando con los agentes de inteligencia y seguridad argentinos  cuando colapsó y murió.

Luego de despedirse de Buenos Aires, tras haber perdido al hombre de mayor confianza de su servicio secreto,  el 16 de diciembre de 1936, FDR suspendería por un día sus actividades para dedicarlas a los funerales de Gennerich en la misma Casa Blanca. Al abandonar el ilustre visitante Buenos Aires, sería detenido su edecán e intérprete argentino, Guillermo MacHannaford, por una supuesta denuncia de la embajada paraguaya. Los argentinos atribuyen la protesta al coronel Torreani Vieira, agregado militar de la embajada de Paraguay. Era un secreto a voces que la Argentina había dado ayuda extraoficial a Paraguay porque rechazaba las pretensiones de Bolivia, y pretendía que un oleoducto discurra por su territorio.

Pero no era Torreani Vieira el único responsable de la denuncia, pues fue Horacio Pita Oliver quien  mencionó al mayor Mac Hannaford, que era ayudante del jefe del Estado Mayor, el General Nicolás Accamé. Era toda una sorpresa: Mac Hannaford había sido, hasta dos días antes, uno de los edecanes argentinos del presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt, que había presidido en Buenos Aires la Conferencia Interamericana de la Paz. El caso Mac Hannaford comenzó el 3 de diciembre de 1936, en el despacho del ministro de Guerra, general Basilio Pertiné, abuelo de la esposa del ex presidente Fernando De la Rúa. El juicio a Mac Hannaford, por casualidad muy casual, se inicio con la apertura de las negociaciones de límites entre Paraguay y Bolivia, y concluyó por las mismas fechas que dichas negociones finalizaban,  a fines de julio de 1938. Sabía demasiado, evidentemente, de como se habían malversado dinero del pueblo argentino en una guerra solo para que un oleoducto pase por su territorio.

Mac Hannaford se negó a la alternativa ofrecida de suicidarse, y fue condenado a cadena perpetua en lo que algunos consideran como el caso Dreyfus argentino. Lo indultarían luego de dos décadas, abatido y tuberculoso, para morir poco después. Ya por entonces habían triunfado los intereses norteamericanos sobre los argentinos en una negociación presidida por Spruille Braden, y concluida en 1938.  Braden reaparecía en la historia argentina en la década siguiente, en episodio bien conocido.

Pero Franklin D. Roosevelt ya había perdido a su hombre de mayor confianza, su edecán Argentino había arruinado su carrera militar y su propia vida, y el Paraguay había entregado el territorio del Chaco mucho más acá del Parapiti.

 

 

 

 

 

PREOCUPAN LOS PASOS FRONTERIZOS E INGRESOS ILEGALES AL PAÍS POR LA VARIANTE DELTA DE CORONAVIRUS

 

El principal reclamo lo originó el intendente de Salvador Mazza, en la provincia de Salta, en el límite con Bolivia. Rubén Méndez, pidió que los controles que se hacen en los aeropuertos también se realicen en las fronteras. Existen decenas de pasos fronterizos no habilitados.

 

Aire de Santa Fe, Argentina (https://bit.ly/3hFha41)

 

Salvador Mazza se ubica al norte de la provincia de Salta, a 400 km de la capital y limita con la ciudad de Yacuíba en Bolivia, comunicándose con el puente internacional que lleva el mismo nombre de la ciudad argentina. Su intendente Rubén Méndez, pidió que las medidas de restricción que se aplican en los aeropuertos se apliquen en los pasos fronterizos. El motivo del reclamo es la preocupación del ingreso de la variante Delta de coronavirus, ya que según Méndez, hay personas que aterrizan en el aeropuerto de Santa Cruz en el país vecino e ingresan sin ningún problema por Salta.

Si bien existen más de 500 km de distancia entre Santa Cruz de las sierras y Yacuíba, esta última también cuenta con aeropuerto, por lo que existe la posibilidad de las combinaciones de vuelos. La vinculación en esa zona geográfica entre Argentina y Bolivia se realiza a través de la ruta nacional 34.

Este viernes Méndez tuvo contacto con las autoridades de la Dirección de Migraciones, en dónde les dejó en claro la necesidad de trabajar más en los controles y evitar el ingreso de personas que vienen desde otros países y hacen escala en Santa Cruz de las Sierras, "también entran los choferes y los acompañantes que trabajan en el tráfico internacional de mercaderías, expresó el mandatario.

El intendente resaltó la preocupación de los ciudadanos de Salvador Mazza que se sienten potencialmente expuestos, "hasta ahora con el PCR negativo era suficiente, pero el nuevo decreto del Poder Ejecutivo Nacional ordena una cuarentena de siete días a cargo de quien ingresa al territorio nacional, por lo que debemos determinar donde van a realizara quienes ingresen al país".

Pero la preocupación más grande que tienen en el norte salteño son las decenas de pasos no habilitados que conectan ambas naciones. Los primeros casos de coronavirus que se dieron en el departamento San Martín fueron precisamente de quienes ingresaban desde la vecina nación. Esta semana, la Central Operativa de Control y Seguimiento COVID-19 (COCS) determinó, en base a la normativa nacional, que una persona que ingrese al país deberá hacerse el primer PCR en el país del exterior en que se encuentre tres días antes del retorno.

Los que lleguen a Salta en el mismo día en que entraron al país, en el caso del ingreso por Bolivia, deberán permanecer cuatro días en un hotel. Luego de ese período tendrán que realizarse la segunda prueba. Si da negativo podrán irse a sus domicilios para quedarse allí sin salir durante tres días más.

 

 

 

 

 

LITIO, EL CONTROVERSIAL MINERAL DEL FUTURO

 

El Periódico de Guatemala (https://bit.ly/3wlFkWi)

 

Desde hoy, China iniciará las operaciones de su nuevo contrato de litio, la primera oferta bursátil del país para el componente esencial de baterías para vehículos eléctricos, según informó la Bolsa de Acero Inoxidable Wuxi.

De acuerdo con el organismo bursátil, el contrato del primer mes para el carbonato de litio, que será entregado físicamente en octubre de este año, según el comunicado mostrado por la bolsa, situaba el precio de apertura en US$13.57 por kilo.

La bolsa de Wuxi ya comercializa otros componentes claves para la fabricación de baterías como el níquel y el cobalto, al contado y a plazos, y sirve como referencia para las transacciones nacionales.

Su contrato de litio, que permitirá a los productores y consumidores gestionar la exposición a los precios, llega cuando las principales bolsas de productos básicos de Estados Unidos y Gran Bretaña lanzan sus propias ofertas de este metal.

No habrá contrato para la entrega de noviembre en Wuxi, ya que la bolsa saltará directamente al contrato de diciembre de 2021, dijo Li Jincheng, director sénior de productos en el intercambio de Wuxi.

Los productores de litio están agregando nueva capacidad de producción para satisfacer la creciente demanda del metal, que se ha convertido en crítico en medio de la transición energética mundial, y esperan que la demanda aumente con la adopción de vehículos eléctricos y el almacenamiento de baterías.

“La industria está creciendo rápidamente y tenemos un pronóstico muy optimista sobre el consumo de litio”, dijo el vicepresidente de Ganfeng Lithium, Wang Xiaoshen.

La oferta

Los países productores de litio han tenido poco éxito en agregar valor a sus industrias de materias primas dada su distancia de los centros de demanda. América Latina, una región que representa más de la mitad de los recursos de litio del mundo, busca aumentar el papel del Estado en una industria que es crucial para alejar al mundo de los combustibles fósiles.

Bolivia, Argentina y Chile han puesto las miradas en este metal y en México, el Gobierno está estudiando la posibilidad de nacionalizar prospectos de litio.

También General Motors está invirtiendo un proyecto en EE. UU.

Un elemento

El litio, metal alcalino de color blanco plateado, es de los más buscados desde que la Comisión Europea lo declaró materia prima estratégica. El hidróxido de litio es clave en la fabricación de baterías para autos eléctricos, y Europa quiere reducir la dependencia de China y Latinoamérica.

 

 

 

 

 

EL LITIO RECURSO ESTRATÉGICO: ERRORES Y CERTEZAS ALREDEDOR DE ESA CATEGORÍA

 

Página 12 de Argentina (https://bit.ly/3hztt1y)

 

Mucho se ha venido hablando en los últimos años acerca de la importancia del litio como un mineral fundamental para el desarrollo regional/nacional, la diversificación de la matriz energética y la generación de energías limpias, pero no cabe duda que en este último año, sobre todo con la especial mención dada por el Presidente Alberto Fernández en la apertura de las Sesiones Ordinarias del Congreso de la Nación vinculado a la electromovilidad, el Litio se ha instalado en el discurso del común de las personas.

Ejemplo de ello son las publicidades en horarios centrales dirigidos al público en general en reconocidos canales de aire, en donde se invita a invertir en fondos comunes de inversión vinculados al desarrollo del Litio.

La región del Norte de Argentina (Salta/Catamarca y Jujuy) forma parte de lo que se conoce con el nombre de “Triángulo del Litio” junto a los países de Chile y Bolivia, los cuales concentran el más del 60% de las reservas mundiales identificadas de litio, y más del 80% del litio concentrado en salmueras. Y si a esto se le suma que el litio duplicó su demanda a nivel mundial en menos de una década desde comienzos del año 2000 y las proyecciones a futuro coinciden en que el incremento en la demanda será sostenido en el tiempo, no cabe lugar a duda que estamos hablando de un mineral estratégico para las tres provincias, para el país y para la región.

Tal vez los tiempos electoralistas o su creciente visibilidad e importancia, han encendido un caluroso debate sobre una supuesta nacionalización del Litio a través de supuestos proyectos de nacionalización del mineral, equiparando las palabras Recurso Estratégico a Nacionalización.

Lo cierto es que no cabe lugar a duda que conforme el art 124 de la C.N. “corresponde a las provincias el dominio originario de los recursos naturales existentes en su territorio.” Tan es así, que con otros recursos también considerados estratégicos como lo son los Recursos Hidrocarburíferos, la ley 26.197 ratificó lo consagrado por nuestra C.N. al disponer que …las provincias asumirán en forma plena el ejercicio del dominio originario y la administración sobre los yacimientos de hidrocarburos que se encontraren en sus respectivos territorios…., por lo que para pretender nacionalizar un recurso, no bastaría con un simple proyecto de ley que le dé un tratamiento diferencial a este mineral.

El error en el que se incurre en considerar que la declaración del Litio como un Recurso Estratégico equivaldría o pretendería la nacionalización del mismo, tal vez sea por el error de considerar vigentes los art 410, 412, 431, 434 y 450 y todo el Titulo XIX del Ex Código de Minería Ley 22.259, derogado por el art. 15 de la Ley 24.498, que habilitaba la posibilidad que los minerales declarados como Recursos estratégicos en supuesto de minería a gran escala, puedan ser explotados por el ejecutivo nacional previo acuerdo y autorización concedida por el ejecutivo provincial en donde se encuentren estos recursos. Lo cierto es que actualmente este proceso no se encuentra vigente.

Cuando se habla en la actualidad acerca de porque el Litio es un Recurso Estratégico para nuestro país, esta declaración tiene un efecto eminentemente político tanto para la región como para el mundo.

En consonancia con diversos autores, un Recurso natural puede ser considerado estratégico cuando: a) es clave en el funcionamiento del modo de producción capitalista; b) y/o ser clave para el mantenimiento de la hegemonía regional y mundial c) y/o ser clave para el despliegue de una economía verde o de posdesarrollo; y en cuanto a su disponibilidad, ser: a) escaso –o relativamente escaso–; b) insustituible –o difícilmente sustituible–; c) desigualmente distribuido.

Su declaración como estratégico para el país, no implica la nacionalización o apropiación del mismo por parte del Ejecutivo nacional, pero sí implica la formulación por parte del Gobierno nacional, en conjunto con los gobiernos provinciales, de la construcción de políticas públicas tendientes a salir de la mera extracción primaria del recurso y fortalecer los esquemas de generación de valor agregado en origen, el desarrollo de conocimientos científicos y tecnológicos nacionales, la generación de empleo ya no solo en la etapa extractiva y en definitiva, el desarrollo de condiciones para convertir al país y a la región en polos de industrialización del litio, trabajando mancomunadamente con las empresas privadas que aspiren a invertir en el sector y/o la generación de empresas mixtas.

En un plano internacional y en consonancia con la Republica de Chile y el Estado Plurinacional de Bolivia, la declaración de Litio como Recurso Estratégico (siendo nuestro país el único integrante del Triángulo del Litio que aún no declaro al mismo como un RNE), implica poner de manifiesto que nuestro país también tomó real dimensión, y expresa frente al mundo (como lo ha hecho Chile y Bolivia) que ha decidido colocarse y asumir un rol hegemónico en la extracción del litio y en su generación de valor agregado en origen.

Eslabón sumamente importante y que no debe ser negociable por parte de nuestros Estados Provinciales como titulares del dominio originario de los recursos y por parte del Gobierno Nacional en la formulación de políticas públicas nacionales en la materia, es garantizar la sustentabilidad ambiental, conforme lo dispuesto por el art 41 de la C.N.-

Asimismo, atento a nuestra realidad provincial con la existencia de numerosas Comunidades Originarias en el territorio, es necesario e imperativo garantizar la participación de las mismas en los procesos de decisión de extracción de los recursos en el marco de lo ordenado por el protocolo de Consulta Previa, Libre e Informada conforme lo señalado por el Convenio 169 de la OIT, ratificado por nuestro país por la ley 24.071.

 

 

 

 

 

EL LITIO EN ARGENTINA: LOS MITOS QUE LO ESTANCAN

 

Infobae de Argentina (https://bit.ly/3qQygA6)

 

El auto eléctrico y las últimas tecnologías de almacenaje y entrega de energías piden litio y nosotros lo podemos producir. Unos USD 4.000 millones se proyectaban a principio del 2019 para llegar a nuestro país con ese fin, 9 proyectos y dos ampliaciones significaban subir al tercer peldaño de la producción mundial. La Puna Jujeña, Salteña y Catamarqueña vivió una verdadera revolución. Los compatriotas coyas ya pueden mandar a sus hijos a una universidad, acceder a uno de los mejores salarios del país, algunos incluso se convirtieron en empresarios, encarando nuevas producciones y ofreciendo servicios en la Argentina que está a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar.

Sin embargo, el nuestro, un país con riquezas minerales como pocos, continúa sin comprender. Nos seguimos preguntando por qué Australia o Canadá nos sacaron tantas ventajas, si en un tiempo estuvimos mejor. Nuevos hechiceros son escuchados con atención, en lugar de convocar a especialistas para comprender lo que hace falta, aprovechando una riqueza que el mundo necesita para mejorar. Otros profesionales ligados generalmente a las ciencias sociales, opinan sin saber, ideologizados, mostrando chapas académicas con las que tapan su desfachatez. Un escenario que rápidamente, abrazados al conocimiento deberíamos abandonar.

La gula intermediaria inventó lo del triángulo del litio, produciendo la confusión entre reservas y recursos, lo que está disponible ya y lo que puede llegar a estarlo. Bolivia es subida a una falsa oferta. Los salares de Uyuni y Coipasa contienen 10 veces más magnesio que litio, no hay allí reservas para mostrar. Oro blanco, OPEP del litio, recurso estratégico, empresa nacional para la producción de litio, en la boca de muchos dirigentes políticos son frases que hablan de una histórica incomprensión.

Para el 2026 se estima que el 70% del uso del litio se destinará a la producción de baterías, donde sólo un 5% de su costo final se debe al litio. El 95% restante son otros minerales y la tecnología necesaria para hacerlas funcionar con altísima eficiencia y seguridad. El premio Nobel de química 2019 se otorgó por esas consideraciones. Hoy las grandes factorías que las producen se reparten en China (61%), EEUU (22%), Corea del Sur (12 %) y Polonia (5%). Bienvenidas las posibilidades de producir baterías en Argentina, una actividad no impedida, promovida por el gobierno de Jujuy, que encaró un emprendimiento público-privado en asociación con una empresa italiana, a las que por convenio en el 2016 se les sumara Y-TEC.

Sepamos que la producción en el país de LCE (carbonato de litio equivalente) genera un enorme valor agregado, que no debemos desconocer. Desde la cosecha y disposición de la salmuera para su concentración vía evaporación en grandes piletas, el paso a una planta de proceso en la que debe separarse el litio del resto de los elementos que lo acompañan, fundamentalmente potasio, sodio y el indeseado magnesio, repitiendo el proceso de separaciones hasta obtener un producto con alta concentración de litio grado industrial, o grado batería. Valor que está también en otorgar seguridad jurídica y garantizar competitividad a inversiones del orden de los 400 a 600 millones de dólares necesarios para poner en marcha una mina de litio. Está en el muy buen salario de 300 puestos de trabajo directos cada 20.000 toneladas de LCE que se produzcan. Está en las 100 nuevas Pymes demandadas para abastecer con bienes y servicios cada día de producción. Está en el desarrollo de nuevas infraestructuras y también en un horizonte de trabajos por 30 años.

La burbuja inmobiliaria (adquisición de derechos) y de precios (tonelada de LCE) creada alrededor del litio tiene fecha de extinción. La entrada de nuevas producciones en Australia, Chile, Canadá, China, Portugal, EE.UU., Zimbabue, Brasil, México y en nuestros salares impulsará el precio a una nueva normalidad. La caída del valor del CLE durante la pandemia, ante la interrupción en la fabricación de nuevos vehículos eléctricos, nos adelantó lo que habrá de suceder.

El litio es tan abundante que sólo Argentina aspiraba a tener instalada una capacidad de producción en el 2023, similar a lo que el mundo consumió en el 2020. Mientras que para la demanda actual de distintos metales hay reservas de plomo, oro y zinc para los próximos 18 años, plata para 21, níquel por 35, cobre para 37 y hierro por 60; existen reservas de litio teniendo en uenta el consumo proyectado para el año 2025: por los próximos 400 años. ¿En qué cabeza puede caber el formar una empresa nacional de litio, declararlo estratégico, ponerles trabas a la inversión, la que si no se hace ya jamás se concretará, pues el litio en poco tiempo sobrará?

Livent, con una capacidad de producción instalada de 19.000 toneladas de LCE por año en Catamarca, acaba de retomar inversiones por USD 300 millones para duplicarlas. Eramine en diciembre del 2019, antes del COVID19, le transmitió al presidente Alberto Fernández en París que su inversión en el salar de Centenario Ratones, Salta, para producir 20.000 toneladas de LCE se detendría hasta que Argentina supere controles de cambio y otras incertidumbres financieras. Faltan invertir allí unos USD 450 millones, de los 600 que se requieren para empezar a producir.

En informe reciente el Banco Mundial proyectó la necesidad impresionante de tener que producir unos 3.000 millones de toneladas de distintos minerales y metales, necesarios para una nueva sustentabilidad energética y consolidar el tránsito hacia la electro movilidad. Litio, cobre, plata, aluminio, cobalto, molibdeno: verán multiplicada su demanda actual, frente al objetivo de mantener el aumento de temperatura global en menos de 2° Celsius para el 2050.

Un viejo adagio enseñaba que hay tres cosas que no vuelven atrás: la flecha lanzada, la palabra dada y la oportunidad perdida. Ya no alcanzaremos los desarrollos de Australia o Canadá, fruto de tantas oportunidades que hemos perdido. Debemos dejar atrás una clara falta de visión e ideologismos que dejaron subdesarrollado a una mitad de nuestro país y a quienes lo habitan.

No somos el único país que tiene litio, sólo hace falta comprender que competimos con más de 10 países que intentan proveerlo. Necesitamos similitudes macro económicas con nuestros competidores que garanticen competitividad al producirlo y abandonar abrazados al conocimiento los mitos que nos estancan. De lo contrario habremos perdido una nueva, y tal vez en el tema litio, dada su abundancia en el planeta, nuestra última oportunidad.

 

 

 

 

 

LA COMUNIDAD ANDINA IMPULSARÁ LA DIGITALIZACIÓN DE ACTIVIDADES ECONÓMICAS

 

Andina de Perú (https://bit.ly/3ys3P5x)

 

La Comunidad Andina (CAN) bloque económico conformado por Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, impulsará la digitalización de las actividades económicas productivas, con transferencia de conocimientos en tecnología, a fin de enfrentar mejor la etapa pospandemia.

Para este objetivo, la Secretaría General de la Comunidad Andina y Huawei Technologies firmaron un convenio de cooperación institucional, el cual permitirá promover una colaboración conjunta mediante el aprovechamiento de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) y aquellas derivadas de la Cuarta Revolución Industrial.

El jefe de la CAN, Jorge Hernando Pedraza y el gerente general de Huawei Colombia, Cheng Peng suscribieron el acuerdo en un acto realizado en la sede de la multinacional en la ciudad de Bogotá, en la que estuvo presente el vicepresidente global de Huawei, Mark Xueman.

El secretario general destacó que el Acuerdo permitirá impulsar transferencia de conocimiento en tecnologías, fortaleciendo la implementación de la Agenda Digital Andina, prioridad para el organismo, en la cual se viene trabajando de forma transversal.

“Este convenio considera temas fundamentales como la conectividad, la nube, inteligencia artificial, Big Data, Internet de las cosas y otros como energía limpia, formación de talentos digitales, innovación tecnológica, seguridad cibernética y acompañamiento a la CAN en políticas de equidad de género”, resaltó.

Durante el acto, Jorge Hernando Pedraza afirmó que la Secretaría General apoyará la articulación de programas y capacitaciones que contribuyan a elevar el nivel de conocimiento en tecnologías de la información y comunicaciones de los países miembros de la CAN.

 “Fortaleciendo sus capacidades y haciéndolos más competitivos ante los nuevos desafíos y la etapa pospandemia”, afirmó.

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