Monday, June 06, 2005

EL DESPLIEGUE DEL CORAZÓN FASCISTA DE LA OLIGARQUÍA CRUCEÑA

Editorial:

BOLIVIA, UN PAÍS AL BORDE DEL ABISMO

La República de Perú (www.larepublica.com.pe)

De pronto, todas las reivindicaciones y todas las contradicciones históricas parecen haberse dado cita en Bolivia, un país atravesado casi desde su nacimiento a la vida republicana por la rivalidad entre su zona andina y su zona oriental y por las diferencias étnicas entre las mayorías aimaras y las minorías mestizas. El gran trauma histórico que significó la pérdida de su zona costera hace un siglo ya no basta para rehacer su unidad nacional.
Las fuerzas enfrentadas en Bolivia han logrado plasmar sus diferencias en reivindicaciones políticas. Para las minorías radicales organizadas del Altiplano es la exigencia de una nacionalización de los hidrocarburos y el gas; para los departamentos con mayor potencial económico es la alternativa autonómica: lograr una mayor administración de sus recursos y una mayor capacidad de decisión sobre su presente y futuro.
Estas reivindicaciones contrapuestas coinciden con la existencia de un régimen débil y aislado, el que encabeza el presidente Carlos Mesa, llegado al poder súbitamente y como consecuencia del levantamiento popular que expulsó de la presidencia a su antecesor y compañero de fórmula Gonzalo Sánchez de Lozada, quien pagó caro el error de haber ordenado disparar contra la sublevada muchedumbre de El Alto, al costo de 80 muertos.
A la debilidad de Carlos Mesa se suma la crisis de los partidos políticos que se turnaron en el ejercicio del poder en los últimos 20 años, lapso en que se logró una consolidación constitucional en Bolivia y el abandono de la tradición golpista de sus FFAA. Pero esta buena noticia para un país con récord mundial de golpes de estado no estuvo acompañada por reformas que paliaran la situación de pobreza en que viven millones.
Pese a la crisis, Bolivia no forma parte de aquellos que se ha dado en denominar recientemente ‘países inviables’. No cuando cuenta con una de las mayores reservas de gas del continente y un enorme potencial en hidrocarburos; pero deberá cuidar que las utilidades que deja la explotación de estos recursos se reflejen realmente en mejoras en el nivel de vida de sus mayorías, aunque esto no signifique tener que seguir la consigna utópica de quienes ilusamente exigen su nacionalización ignorando compromisos.
Lo que está claro es que la situación de caos y desorden que impera en el hermano país no puede continuar. No sin llegar a una suerte de suicidio colectivo que acabará con la democracia y sus débiles instituciones, y concluirá en un salto al vacío de impredecibles consecuencias. Las partes enfrentadas deberán negociar y ceder en sus posiciones. Esta misión de mediación, complicada y casi imposible, ha sido acometida por la iglesia católica. Hay que desearle éxito por el bien de Bolivia, y antes de que las hogueras encendidas se conviertan en un voraz incendio que lo consuma todo.



Opinión:

BOLIVIA, DE CASTAÑO A OSCURO

…Una implosión con fragmentación eventual del país no puede ser indiferente para nadie en el cono sur. Las oportunidades estan del lado de Brasil y Argentina, colindantes con las provincias más prósperas de Bolivia, que buscan su autonomía. Chile y el Perú estarían entre los vecinos en riesgo.

La Nación de Chile (www.lanacion.cl)

Uno puede imaginarse el dilema que están viviendo los altos mandos de las Fuerzas Armadas de Bolivia.
Esos jefes saben que el horno regional no está para bollos golpistas. Un golpe de Estado tradicional los condenaría al aislamiento hemisférico, en virtud de la Carta Democrática. Además, no existe el necesario complemento de militaristas civiles que persigan objetivos políticos compatibles con el rol castrense. Los actores civiles más importantes de la oposición, étnicos o cocaleros, son funcionales a la fragmentación del Estado. Esto es, a la implosión de la estructura que corresponde defender a los militares.
Por eso, están asistiendo cómo espectadores a un notable espectáculo de vacío de poder. Ven a los bloqueadores de caminos que impiden el funcionamiento del país y paralizan sus conexiones con el vecindario. Ven vándalos sueltos en las calles y a la policía impotente para contenerlos. Ven como el Gobierno norteamericano advierte a sus ciudadanos sobre el riesgo de viajar a Bolivia. Ven a sus instituciones autobloqueadas respecto a una ayuda de la OEA, porque el secretario general de ésta es chileno. Ven que los políticos no han consensuado un marco normativo para la producción y exportación de la riqueza energética yacente. Ven a los dirigentes del sureste exigiendo autonomía para gobernarse. Ven a los dirigentes del noroeste entendiendo esa autonomía como “separatismo”. Ven que Evo Morales busca la revolución perdida, pero con nuevos actores sociales. Por último, ven como el Gobierno, agotados sus recursos para poder gobernar -inclusive el antichilenismo y la renuncia-, cae en la esquizofrenia política: por un lado, el canciller Juan Ignacio Siles dice que “no se ha producido ninguna alteración que justifique una mediación internacional”; su jefe, el Presidente Carlos Mesa, dice que “el país está viviendo una situación de confrontación de altísimo riesgo”...
En tales circunstancias, las Fuerzas Armadas están siguiendo el primer reflejo de cualquier institución castrense: replegarse sobre sí mismas para mantener la unidad. Así, la crisis general puede derribar al Estado, pero a los militares no, pues son los únicos que pueden levantarlo otra vez. Es el poder militar autopercibido como “ultima ratio” de la nación.
Sobre esa base autodefensiva, el jueves 19 de mayo el almirante Luis Aranda, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, hizo una advertencia pública: declaró la oposición institucional a cualquier manifestación autonomista al margen de la ley y anunció la decisión de controlar las “actitudes desintegradoras”.
El jueves siguiente cayó sobre Aranda la realidad más temida: el liderazgo del Ejército no estaba controlando a los suyos. Ese día, los tenientes coroneles Julio César Galindo y Julio Herrera, en representación de un “Movimiento militar generacional”, lanzaron una proclama por radio y televisión. Exigían la renuncia de Mesa, el cierre del Congreso y la nacionalización de los hidrocarburos. Herrera agregó que el pueblo pedía a gritos la intervención de los oficiales jóvenes “para dar soluciones correctas a toda la sociedad”.
Cualquier lectura del caso indica que la crisis está alcanzando a las Fuerzas Armadas. Fue un desacato a la jerarquía, equivalente al “tacnazo” chileno del coronel Souper de 1973, que aceleró la conspiración interna. En el caso boliviano y en el terreno de las hipótesis, las opciones actuales de los altos mandos -fuera de castigar a los dos oficiales rebeldes- son, básicamente, tres: una, exhumar el “modelo Bordaberry”. Esto implica arrastrar a Mesa a un cogobierno dictatorial, a imagen y semejanza del que existió en el Uruguay de los años 70.
Dos, dar el golpe de Estado que exigían los oficiales rebeldes. Esta opción privilegia el optimismo de quienes creen posible mantener unidas a las Fuerzas Armadas y dar gobierno al país.
Tres, mantenerse neutrales para evitar un golpe que consumaría la división en ciernes. Esta opción privilegia un realismo pesimista, según el cual la alternativa real no es el golpe exitoso o el golpe fracasado, sino el caos o la guerra civil.
Hasta el momento, el Ejército pasó a retiro a los dos Julios y sigue en sus cuarteles, pero no está claro que tenga una estrategia para actuar, antes o después del diluvio. Tampoco está claro que ambos coroneles estén siguiendo una estrategia “chavista” depurada. Es decir, aprovechando su protagonismo subversivo en el sistema mediático, para cosechar laureles políticos en una elección posterior. De ser así, habría que clasificarlos como superoptimistas o superingenuos. El país no va a congelar esta crisis hasta las próximas elecciones, para que ellos se candidateen.
Otro tema candente está vinculado a la posición geopolítica central de Bolivia. Una implosión con fragmentación eventual del país no puede ser indiferente para nadie en el cono sur. Los gobiernos respectivos, quiéranlo o no, estarían ante opciones diferenciadas, con percepciones de amenazas y de oportunidades.
Las oportunidades estarían del lado de Brasil y Argentina, colindantes con las provincias más prósperas de Bolivia, que buscan su autonomía. En los sectores fronterizos se desarrollarían fuerzas de asociación, absorción y rechazo, de pronóstico global reservado. Chile y el Perú, por su parte, estarían entre los vecinos en riesgo. Un estallido boliviano los pondría ante un menú de posibilidades negativas. Entre ellas, la avalancha de inmigrantes pauperizados y -en especial para Chile- de actos propios de la “amenaza asimétrica”. Esto es, riesgos de carácter no militar para nuestra seguridad nacional.
Cabe esperar que nuestro Gobierno tenga los escenarios previstos para poder actuar solidariamente con los bolivianos, según los principios latinoamericanistas y el ideario democrático.



Opinión:

LOS PAÍSES NO SE SUICIDAN

La Estrella de Arica, Chile (www.estrellaarica.cl)

Pero Bolivia bien podría ser la excepción, sostenía (si mal no recuerdo) el comentarista estadounidense Mark Falstoff. Los hechos que diariamente observamos demuestran que esa opinión -que a primera vista parece exagerada-, al parecer no lo es tanto. Unos quieren autonomía regional, otros no; unos quieren nacionalizar los hidrocarburos, otros saben que Bolivia no tiene los recursos para ello; unos quieren que se vaya Mesa, otros no, etc. etc. Al parecer se está construyendo una “Torre de Babel”, en la cual si bien todos hablan español, nadie se entiende con nadie, lo que genera un enigma que está haciendo imprevisible vislumbrar cuál es la salida a esta crisis. Mario Vargas Llosa dice que si los golpes militares fueran la solución, Bolivia sería un paraíso, pues han tenido tantos que estaría todo solucionado.
Sin duda todas las razones que se esgrimen para justificar las violentas protestas (autonomías, hidrocarburos, salida al mar, etc. etc.) no son más que la punta del iceberg quedando, al parecer, ocultos los graves problemas sociales que arrastra esa nación al parecer desde su independencia, lo que lo mantiene como el más pobre de Latinoamérica, después de Haití, que no puede usar la mediterraneidad como excusa de su situación, por ser una isla.
La erradicación de los cultivos de coca privó a los bolivianos de un ingreso que se calcula en 600 millones de dólares, que se repartía entre campesinos, transportistas, comerciantes, y por supuesto mafiosos íntegramente, quienes los quieren recuperar, aún encendiendo las iras de EE.UU.
Producto de las imposiciones del FMI, Bolivia debió reorganizar sus aduanas, ponerlas más serias, y comenzar a cobrar aranceles por sus “importaciones”, con lo cual dañó el negocio que realizaban miles de bolivianos, quienes también desean regresar a la situación previa.
La economía boliviana se desarrolló sin la intervención del Estado, no porque este no quisiera, sino por que casi no existía, o sus intereses (de los gobernantes de turno) eran otros, por lo cual cada agente económico actuaba dándose sus propias reglas, o conviniéndolas con el funcionario respectivo, lo cual generó una cultura económica, en la cual el desorden “ordenaba” la vida del país.
Pretender formalizar la economía, cambiando la cultura económica milenaria, en una población en la cual la educación sólo la tienen unos pocos, es lo que ha generado toda esta crisis, al parecer insoluble.
¿Se estará suicidando también Europa con el triunfo del No?



Opinión:

DESINTEGRACIÓN REGIONAL

Diario Yucatán de México (www.yucatan.com.mx)

Andrés Oppenheimer
¡Qué ironía! Justo cuando la retórica de los gobiernos sobre la unidad latinoamericana está alcanzando nuevos records de intensidad — y cuando 12 naciones de América del Sur acaban de crear la Comunidad Sudamericana de Naciones— la región está más dividida que en mucho tiempo.
La observación —hecha por Carlos Malamud, analista de asuntos latinoamericanos del Real Instituto Elcano en Madrid, España—, me vino a la mente en las últimas semanas, durante la batalla diplomática que terminó con la elección del diplomático chileno José Miguel Insulza como nuevo secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA).
La candidatura de Insulza había sido tenazmente rechazada por México y América Central, que habían presentado a sus propios candidatos para el puesto, así como por Perú y Bolivia, por sus propios problemas con Chile. Cuando Insulza tomo posesión del cargo el jueves pasado, la embajadora de Bolivia ante la OEA no acudió a una comida en su honor, según testigos.
Consideren el estado de las relaciones interregionales con el que deberá lidiar Insulza: Los vínculos entre Venezuela y Colombia difícilmente podrían estar más tensos. Hace pocas semanas, Venezuela suspendió temporalmente sus relaciones comerciales con Colombia tras el secuestro de un alto dirigente de la narcoguerrilla colombiana en territorio venezolano.
Aunque el conflicto se resolvió, la escalada militar del presidente venezolano Hugo Chávez —que están gastando 2,0000 millones de dólares en compras de armas, incluyendo docenas de aviones de combate Mig-29 y más de 100,000 rifles AK-47 de Rusia— ha generado airadas protestas en Colombia.
Las relaciones bilaterales se deterioraron progresivamente desde que Chávez se autoproclamó “'neutral”' en el conflicto armando de Colombia en 1999.
Bolivia y Chile casi no se hablan. Bolivia no sólo se opuso al apoyo sudamericano a Insulza, sino que hizo campaña activamente en su contra. Bolivia exige que Chile le entregue un territorio en la costa del Pacífico que quedó en manos chilenas en una guerra del siglo XIX. Los dos países no tienen relaciones diplomáticas.
Argentina y Brasil, que se habían jurado amor eterno hace dos años, se están peleando públicamente. El presidente de Argentina, Néstor Kirchner, se fue de una cumbre en Brasil un día antes del cierre, días después de que funcionarios argentinos se quejaran de la política comercial y exterior brasileña.
El canciller argentino tildó de “elitista y poco democrática” la decisión de Brasil de buscar una banca en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para Brasil, en lugar de un asiento rotativo para varios países sudamericanos.
Brasil y México, las dos potencias regionales, están enfrentados desde que Brasil creó la Comunidad Suramericana de Naciones —un grupo que por definición excluye a México— el año pasado. Funcionarios brasileños habían dicho que México no es parte de América Latina, sino de América del Norte.
México y Chile, que en los últimos años impulsaron conjuntamente varias iniciativas diplomáticas, quedaron con una relación llena de cicatrices después de su enfrentamiento en la OEA. Cuando Insulza fue electo el 2 de mayo, los delegados mexicanos no se unieron al aplauso general, según testigos.
Perú y Ecuador todavía están tratando de sanar las heridas de su guerra fronteriza de 1995. Los políticos hondureños y salvadoreños todavía se acusan unos a los otros por la “guerra del fútbol” de 1969.
Y el apoyo de Chávez a dirigentes de la izquierda radical en Bolivia, Nicaragua y El Salvador está generando acusaciones de intervencionismo extranjero en la clase política de esos países.
“La realidad regional muestra un grado de conflictividad desconocido en otros momentos”, escribe Malamud en un ensayo, agregando que en muchos casos los países están resucitando conflictos externos para desviar la atención de problemas domésticos. “Si bien (la conflictividad) no afecta de la misma manera a todos los países, evidencia las dificultades políticas, económicas y sociales existentes, y las trabas que en el futuro encontrarán los procesos de integración regional y subregional, así como las negociaciones con países extraregionales”.
Mi conclusión: el aumento de las tensiones bilaterales es preocupante. Primero, porque es probable que el crecimiento económico de la región caiga del 5.8% en 2004 a un 4.4% en 2005, y quizá a tasas más bajas posteriormente. Eso podría hacer aumentar los conflictos internos y la tentación de los políticos de buscar chivos expiatorios en países vecinos.
Segundo, porque en momentos en que la Unión Europea y los países de Asia están consolidando sus respectivos bloques de libre comercio, los países latinoamericanos —si continúan enfrascados en disputas internas— pueden no sólo quedarse sin acceso preferencial a los mercados más grandes del mundo, sino también con una menor posibilidad de exportar a sus propios vecinos.
Lamentablemente, sin embargo, pocos en la región están mirando más alla del conflicto bilateral del día.— (El Nuevo Herald; distribuido por Tribune Media Services International).



Opinión:

BOLIVIA: LA HORA DE LA VERDAD

Argen Press de Argentina (www.argenpress.info)

Alternativa A) Referendo de autonomías - el tiro de gracia para una nación 'fracasada'
Alternativa B) Proceso legal inmediato contra los principales enemigos internos de la nación.
Con la típica prepotencia fascistoide y racista de los acaudalados ladrones que se adueñaron de las riquezas del país y de masivas zonas de cultivo en la región oriental de nuestra nación, crónicamente saqueada y estafada, se ha pisoteado la voluntad popular nacional, usurpando la voluntad popular regional y anteponiendo la fecha de tal referendo a la realización de la asamblea constituyente, con el claro objetivo de completar de un solo golpe el despojo definitivo a la nación, de su fuente fundamental de subsistencia: sus recursos vitalmente estratégicos.
Esta maniobra manejada por la oligarquía cruceño-tarijeña (controlada por consuetudinarios ladrones y fascistas de origen extranjero), en alianza con las transnacionales del saqueo internacional y su garrote imperialista, es el delito más grave que se esté llevando a cabo contra nuestra nación, en toda su historia como república soberana.
Es imposible subestimar la importancia económica y estratégica de la riqueza gasífera que yace sobretodo en el subsuelo de la región sud-oriental del país. Mas aún tomando en cuenta que en estos momentos el imperio del norte está, aparte de muchos otros proyectos de extrema gravedad, llevando a cabo una prolongada matanza y ocupación de territorios, con el obvio objetivo de apoderarse y controlar los cada vez más preciados recursos energéticos del planeta, los cuales van en camino inexorable de agotarse.
La mencionada alianza usurpadora, compuesta de oligarquías locales y transnacionales, incluye el siguiente texto de consulta en el referendo que pretenden imponernos: '¿Está usted de acuerdo con que se defina y establezca en el país la constitución de autonomías departamentales con transferencia efectiva de competencias y atribuciones, las mismas que tendrán por objeto, en su jurisdicción territorial, disponer libremente de sus recursos, elegir a sus autoridades y darse su propia administración?'.
En un artículo publicado el 17-5-2005 en el medio de prensa alternativa Rebelión, Alex Contreras Baspineiro (Alai) escribe:
'En un documento publicado en la prensa nacional, por el Comité Cívico de Santa Cruz dice que la legislación de estos recursos naturales de importante valor estratégico como los hidrocarburos, los minerales, el agua, el bosque y la tierra, se 'desarrollaría' en los gobiernos departamentales.
¿Qué significa el proceso autonómico? Que en cada uno de los departamentos funcionen autónomamente los tres poderes del Estado: Legislativo, Ejecutivo y Judicial, mientras las normas y autoridades nacionales tienen un rol muy limitado.
El modelo de autonomía planteado por la oligarquía va más allá del modelo de otros Estados Federales, como por ejemplo Argentina y Brasil donde la legislación que norma los recursos naturales estratégicos está íntegramente en manos de los órganos legislativos nacionales.'
Según los movimientos sociales, 'la pretensión de las élites cruceñas, es inconstitucional, antidemocrática y afecta a la unidad y soberanía nacional. El carácter departamentalmente vinculante que se le quiere dar al referéndum, significaría que la votación mayoritaria en un solo departamento se impondría en contra de la voluntad mayoritaria del resto del país. Por tanto, existe el peligro de la fragmentación de Bolivia; más todavía, si se considera que las empresas transnacionales petroleras, que forman parte del grupo empresarial cruceño, tienen una amplia experiencia de intervenir en asuntos internos de los países, de dividir países y hasta provocar guerras'.
Este asalto al patrimonio nacional es un flagrante delito contra la constitución, integridad y soberanía de una nación, que en toda su existencia republicana ha sido saqueada y sometida a mezquinos intereses de privilegiados ladrones de adentro y de afuera. Si en lugar de intensificar la lucha por acabar con todo este saqueo y despojo, culminamos el proceso histórico con la destrucción del estado boliviano, su desintegración de facto y las consecuencias lógicas que se pueden deducir como resultado final: la repartija de los restos mortales entre países vecinos de larga tradición rapaz. Quienes hemos aprendido lo que es ser extranjero en tierra ajena, sabemos el destino que nos espera, cuando nuestra patria, por mísera y trágica que haya sido su historia, simplemente deje de existir y nos convirtamos en extranjeros pisoteados en tierra propia, los mexicanos de Texas y California; los palestinos de América.
Se impone un proceso legal inmediato contra los principales responsables de este grave intento de destrucción nacional, en el marco de la constitución política del estado boliviano. Demostremos que Bolivia realmente puede ser un estado de derecho. Por: Horacio Fariñas.



Opinión:

BOLIVIA: TRÓPICO DE CÁNCER

Argen Press de Argentina (www.argenpress.info)

'Trópico de Capricornio', que escribí hace algunos días, trataba de describir la crisis de mi país, desmitificando la imagen de que era producto de un enfrentamiento entre 'cambas' y 'collas'. Todos los bolivianos, alturas más o menos, vivimos por encima del Trópico de Capricornio.
Pero, desde Santa Cruz, se insiste en esa falsa división que se expresa a través del rostro angelical del presidente de la brigada cruceña o a través de la torva imagen de la Unión Juvenil Cruceñista. Al final, son dos rostros del mismo cuerpo.
Confiados en el manejo mediático, han procurado ampliar el anverso angelical y, de paso, echar toda la culpa de la crisis sobre el MAS y su máximo dirigente Evo Morales, confiando en que, así, tendrán apoyo ciudadano. Por supuesto, el MAS es culpable no sólo de impedir la apertura de sesiones en el Congreso Nacional, sino de estar en contra de la autonomía departamental e incluso hasta de la Asamblea Constituyente.
Definiendo posiciones
Mientras la movilizaciones de grandes sectores de la población, en todo el país, se acentúa en demanda de la inmediata convocatoria a la Asamblea Constituyente, además de plantear otras reivindicaciones, los propulsores del referéndum sobre autonomía departamental, mantienen en 'alerta roja' a sus tropas de asalto (la Unión Juvenil Cruceñista) que hicieron un ejercicio de represión, hace unos días, golpeando, pateando e hiriendo a un grupo de campesinos que pretendió hacer una marcha por las calles de Santa Cruz. Los menudos sucesos que ocurren en el Congreso Nacional se magnifican al punto escandaloso, porque así conviene a la estrategia publicitaria de las fuerzas conservadoras que trabajan incansablemente por restablecer el 'orden constituido' que se rompió con la fuga de Gonzalo Sánchez de Lozada.
Por encima de esos elementos, lo cierto es que la elección de constituyentes es un tema que avanza en medio de grandes dificultades. Los grupos conservadores en el Parlamento, se esmeran en hacer propuestas seriamente fantasiosas (o fantásticamente serias), con el único propósito de trabar definiciones en cuanto al número de aquellos y la forma de su elección.
La intención es definir una fecha adelantada para referéndum y acordar otra fecha cualquiera para Constituyente, sabiendo que el debate sobre número y forma de elección de los integrantes, podría prolongarse hasta provocar una nueva crisis. Por eso es que, tan generosamente, ofrecen fijar simultáneamente fechas distintas para ambos eventos. Niegan la posibilidad de realizar ambos actos en la misma oportunidad, pues esto garantizaría la realización de la Asamblea Constituyente.
Los intereses ocultos
Pese a las movilizaciones, la disputa entre esos dos eventos, no pasaría de ser anecdótico si no fuese que, detrás de el conflicto, hay intereses ocultos. Se trata de un recurso cuya importancia traspasa las fronteras del país: los hidrocarburos y, específicamente, el gas.
Con muy buena voluntad, envidos especiales de los presidente Lula de Brasil y Kirchner de Argentina, llegaron a Bolivia en misión reservada (reserva que no pudo mantenerse) para interesarse sobre la crisis del país. La preservación de la democracia fue el tema sobre el que intercambiaron ideas con el propio presidente Carlos Mesa así como parlamentarios y dirigentes de los partidos políticos. Empero, siendo ambos países los más importantes compradores del gas boliviano, no podía ocultarse el interés que tienen sus gobernantes por ver resuelta la situación nacional y, si es posible, con beneficio para sus propios negocios.
No obstante, más allá de esa preocupación, está el interés mayor: para el gobierno de Washington, la modificación de la Ley de Hidrocarburos, aún con la estructura que tiene ahora, insatisfactoria para los grandes sectores populares, es un peligro que debe ser despejado de la forma más expedita. Un alto funcionario de ese gobierno, hace varios meses, advirtió en Bolivia que un cambio en las reglas del juego del negocio del gas, provocaría una reacción de la Casa Blanca para impedir esa insubordinación. Pero, además, en los últimos días, Bush ha pedido al flamante Secretario General de la OEA, que siga con atención el desarrollo de los acontecimientos en Bolivia y, en caso necesario, tome las medidas adecuadas. No sería raro que se pretendiese una intervención al estilo de Haití.
Al norte de los trópicos
Durante mucho tiempo, con seguridad los últimos 60 años, la dependencia de Bolivia para con los intereses de Estados Unidos ha sido, cada vez, más definida. Los sectores privilegiados que controlan el gobierno -aunque en contadas ocasiones estén fuera de él- se han acostumbrado a someterse a los dictados del Departamento de Estado y en no pocas oportunidades, del propio Pentágono.
La atención de Washington hacia Bolivia, durante los últimos 20 años, se centró en el tema de la coca, confundiendo a la opinión pública internacional. Su estrategia es simple: orientar la lucha contra el narcotráfico en la destrucción de las plantaciones de coca y la persecución de los campesinos que cultivan esta planta; de ese modo, el gran negocio de la droga, que se asienta principalmente en Estados Unidos, puede desarrollarse sin muchos sobresaltos. De cualquier modo, resulta más barato erradicar plantas de coca y perseguir y, si es preciso, eliminar a los campesinos, que enfrentar a las grandes corporaciones de la droga que tienen influencia en los niveles gubernamentales.
Pero nadie puede decir que los negocios estadounidenses son monotemáticos. Durante ese mismo tiempo, se preocuparon reservadamente de instalarse cómoda y adecuadamente en el prometedor negocio del gas. Capitales norteamericanos forman parte de las grandes empresas que figuran con nacionalidad distinta en sus tratos con Bolivia. Eso explica por qué un funcionario de Washington llegó a La Paz, con el propósito preciso de advertir que cualquier intento de reducir sus ganancias sería castigado; claramente dijo que, en caso necesario, se aplicarían las leyes de Estados Unidos de Norteamérica para defender los intereses de las empresas petroleras. Nadie puede dudar, por tanto, que los grupos de poder -los de Santa Cruz y La Paz, por igual- se alineen al mandato de Washington, saltando por encima del Trópico de Cáncer. Es allí donde se encuentran a gusto. Por: Antonio Peredo Leigue (especial para ARGENPRESS.info)




EL DESPLIEGUE DEL CORAZÓN FASCISTA DE LA OLIGARQUÍA CRUCEÑA

Argen Press de Argentina (www.argenpress.info)

Si bien hay que dar cuenta de la novedad que cada hecho histórico, es bueno usar la historia para explicar y entender el presente en términos de sus tendencias. Considero que la política de la oligarquía cruceña organizada en el comité cívico de Santa Cruz y las corporaciones empresariales regionales ha comenzado a mostrar el oscuro corazón fascista de su mentalidad y modo de relacionarse con el mundo de los trabajadores y el país.
La emergencia y despliegue de la actual política de la oligarquía cruceña reúne todos los rasgos que caracterizaron la emergencia del fascismo hace casi un siglo, sólo que de un modo más regresivo. Primero recuerdo brevemente los rasgos centrales que son comunes y luego las diferencias que se deben al hecho de que se da en el seno de un país colonizado.
El fascismo emerge como una reacción de grupos de poder económico, en una articulación de terratenientes y burguesía monopólica, frente al ascenso del movimiento obrero en el continente europeo en un tiempo posterior a la revolución bolquevique. El fascismo emerge como una política de contención y aplastamiento de las organizaciones obreras y campesinas, por eso emerge como una organización que organiza la violencia contra los trabajadores. El fascismo es una discurso y política racista frente a lo campesino y lo obrero, que es considerado infrahumano. Lo humano es lo propietario, aquellos que tienen propiedad y en defensa de su control monopólico se justifica la violencia contra la vida de los trabajadores.
El otro aspecto de la emergencia del fascismo consistió en la articulación de la emergencia de un movimiento reaccionario con la cuestión nacional en países de capitalismo tardío, en los que ya se desarrolló una burguesía capitalista monopólica pero no se habían modernizado ni democratizado sus respectivos estados. Como la democratización de los mismos es una demanda y proyecto encarnado por el movimiento obrero, que se proponía realizar la construcción del estado nacional y la democratización social desde un movimiento no burgués, la reacción terrateniente y capitalista lo debe hacer por la vía coercitiva y antiobrera y campesina.
Paso a hacer algunas comparaciones. La demanda de autonomía cruceña en una respuesta al ya más o menos largo proceso de ascenso de fuerzas populares en sus capacidades de organización, autorrepresentación que se dirigen a una asamblea constituyente que reforme de manera más democrática y no racista las instituciones políticas del país. En Bolivia no se trata hoy de fuerzas preponderantemente obreras o fabriles sino básicamente de organizaciones de campesinos y de pueblos indígenas, es decir, de trabajadores agrarios y de trabajadores urbanos, que están contra el modelo privatizador y de control colonial de Bolivia. Estas fuerzas han logrado avanzar incluso en el seno de las instituciones liberales de competencia electoral y pueden disputar por la vía electoral los poderes locales y el gobierno central del país. Este proceso de movilizaciones anti privatizadoras se articula con un movimiento de los sin tierra que está cuestionando la propiedad monopólica de la tierra, a la estructura terrateniente en el país, que es la estructura social básica que defiende la oligarquía cruceña.
La demanda de referéndum sobre autonomía es una estrategia contra esta ola de ascenso popular-nacional. Es una estrategia de reacción frente al avance electoral de fuerzas campesinas en el seno del estado boliviano y contra la posibilidad que una asamblea constituyente pueda redistribuir las tierras. Lo que es diferente es que aquí no se pretende articular un estado nacional tardíamente por una vía coercitiva sino evitar la articulación del estado nacional a partir de la recuperación de los recursos naturales como fuente de financiamiento del autogobierno y el desarrollo interno del país.
Aquí la articulación con el capital monopólico funciona de otro modo. Una oligarquía regional, que jala a otras, funciona como el núcleo social interno que opera la política de desarticulación del país y el estado nacional que cotidianamente deciden los capitales transnacionales y los EEUU en particular. El fascismo cruceño no es una forma de articulación autoritaria de la nación sino una forma racista de desarticulación del país y de boicot de los procesos de renacionalización del país. Esa es la diferencia con la experiencia fascista de inicios del siglo XX, ya que se trata de un fascismo dependiente del capital transnacional.
Todo este rodeo es para comentar los hechos recientes de agresión que la juventud cruceñista ha realizado sobre la marcha de trabajadores campesinos en el oriente. Estos hechos revelan el corazón que recorre toda su política: un racismo anticampesino y anti indígena, que los inhabilita para poder articular cualquier proyecto de gobierno democrático en la región y el país. Hay un desprecio absoluto por la vida de los trabajadores en defensa de la propiedad, es decir, un fetiche, que es la fuente de su poder y de la explotación que todavía organizan en la región. El presidente es responsable de esta agresión a los trabajadores campesinos del país. El presidente está sosteniendo una posición racista al permitir este tipo de agresión, es tan responsable como los paramilitares cruceños. El presidente hoy es responsable de la articulación y el despliegue de este fascismo contemporáneo en el país.
El proyecto de autonomía cruceña es un proyecto fascista. Imposibilitaría la democratización de la política regional, a nivel de la prefectura y de los municipios. Para nada contiene una propuesta de democratización del poder político en relación a la participación de los pueblos indígenas y los trabajadores campesinos en el gobierno departamental, porque se trata de evitarla. No hay que seguirle el juego a la oligarquía cruceña pensando que la autonomía que plantean tiene algo que ver con la democracia. Es un proyecto contra el proceso de democratización popular que todas las organizaciones sociales e indígenas que están empujando con mucho trabajo y sangre desde hace más de una década.
Estamos ante los inicios de la violencia fascista cruceña contra los campesinos. El gobierno ya se ha manchado las manos con esta sangre. Si vemos el otro lado de las cosas. Lo bueno es que en el oriente boliviano se está comenzando a romper el monopolio político coercitivo que tenía la oligarquía cruceña, y de manera similar comienza a darse la movilización campesina en Tarija y el resto del oriente. Ya son visibles las organizaciones campesinas y la de los pueblos indígenas, y se están movilizando. Esta valentía es la gran esperanza de la democratización del país. Por: Luis Tapia (BOLPRESS).



Opinión:

EN BOLIVIA Y UNA MÁS DE SU PRESIDENTE

Argen Press de Argentina (www.argenpress.info)

¿Cuál el trasfondo del debate entre el referendo autonómico y la Constituyente? ¿Es sólo una cuestión de fechas o hay otros elementos que deben estudiarse? En verdad, hay un juego político velado -pero no por ello menos legítimo- que subyace a las posiciones confrontadas, sólo explicable desde la estrategia, táctica y posicionamiento políticos. Las invocaciones al 'patriotismo', 'bolivianidad' y otras postulaciones de contenido retórico, que alientan algunos observadores bienintencionados pero superficiales, están condenadas a ser desoídas absolutamente. Es muy excepcional, salvo en la literatura escolar de exaltación de valores cívicos y patrióticos, que la dinámica social no responda a un trasfondo de lucha por el Poder, captura de espacios públicos e incesante búsqueda de supremacía de unas fuerzas sobre otras. Desengañémonos: así es la política, aquí y acullá y, desde luego, Bolivia no es ni será la excepción a esta regla universal del comportamiento humano y social.
En la víspera, un sorpresivo decreto emitido por el presidente Mesa, más que solucionar el problema, vino a cargar de mayor conflictividad un escenario de suyo explosivo. Su análisis político, así como su valoración jurídica exige, previamente, un rápido análisis de las posiciones actualmente confrontadas.
Para el movimiento autonómico es vital la realización del referendo autonómico con anterioridad a la Asamblea Constituyente en razón a que:
I) Responde constitucionalmente a una iniciativa legislativa ciudadana ya aprobada en los procedimientos ante la Corte Nacional Electoral.
II) Precisa obtener legitimación política (y mayor poder político) con el voto popular referendario cuyo carácter vinculante impediría que la Asamblea Constituyente desconozca una deseable realidad política a consolidarse formalmente, cual es la autonomía departamental (objetivo histórico);
III) En la conformación de la Asamblea Constituyente deben evitarse criterios de 'discriminación positiva' que impliquen hegemonía de la zona occidental sobre la oriental en razón a la mayor presencia poblacional de las áreas andinas. Se teme a) una salida endógena de 'reconstitución' de formas políticas ancestrales y, adicionalmente, b) que la atribución de escaños constituyentes a los grupos originarios del Oriente pueda restar cuerpo a la representación constituyente no originaria (objetivo estratégico);
IV) La conformación de la Asamblea Constituyente, requiere de mayor tiempo y preparación de lobbies y celebración de acuerdos interregionales o interdepartamentales (objetivo táctico en función al estratégico);
V) El llamamiento al referendo, incluso autoconvocado si el Congreso no formaliza su realización en una ley expresa, es una promesa social vigente;
VI) Puede resignarse, eventualmente: a) la realización de las elecciones prefecturales o aceptarse la simultaneidad de éstas con el referendo autonómico; y b) la redacción de la pregunta del referendo;
Establecido un objetivo histórico inequívoco, cual es la autonomía (gobierno departamental), éste no puede resignarse. Pueden cederse cuestiones formales como la redacción de la pregunta referendaria cuyos notables defectos son harto parecidos a las preguntas sobre el referendo del 18 de julio de 2004:
¿Está de acuerdo que se busque en el país las autonomías departamentales con transferencia efectiva de competencias y atribuciones, las mismas que tendrán por objeto en su jurisdicción territorial disponer de sus recursos, elegir a sus autoridades y darse su propia administración con el fin de mejorar la calidad de vida de sus habitantes de cada departamento y del país, todo de conformidad con las atribuciones que otorga al pueblo de Bolivia el artículo cuarto de la Constitución Política del Estado? (El subrayado es nuestro).
No obstante, desde la óptica de los movimientos sociales en protesta, cuyas tesis -en especial en la petición de convocatoria inmediata a la Asamblea Constituyente- abandera el MAS de Evo Morales y la dispersa dirigencia sindical, la visión es distinta:
I) El referendo autonómico vinculante es un condicionante del poder soberano de la Asamblea Constituyente (se insiste en que las autonomías 'sólo' se discuten en esta instancia) que es un espacio público de proyección política excepcional para quien logre su hegemonía en ella (objetivo estratégico del MAS con vistas a las elecciones generales del 2007);
II) La realización del referendo autonómico sin que opere, al menos simultáneamente, la elección de constituyentes, implicaría la peligrosa postergación de la Asamblea, su efectividad política y trascendencia histórica (objetivo histórico intangible o no resignable);
III) Aceptar la pregunta sugerida (véase el subrayado), supondría la inaceptable entrega de los recursos naturales (el gas, principalmente) a un futuro gobierno departamental que se reputa será proclive a las empresas petroleras (objetivo histórico intangible y no resignable);
IV) El referendo autonómico sólo es un antecedente directo -sin solución de continuidad temporal- de la Asamblea Constituyente (objetivo táctico) y no puede arriesgar el carácter definitorio de ésta en la refundación nacional;
V) La conformación de la Constituyente debe privilegiar derechos históricos de representación de pueblos originarios y aborígenes secularmente excluídos (objetivo táctico) a través de mecanismos de discriminación positiva;
VI) La nacionalización de los hidrocarburos es un poderoso leit motiv para la movilización social, pero únicamente como instrumento catalizador para la consolidación de la hegemonía del MAS en el nuevo sistema político;
El primer llamamiento a sesión congresal el martes 28 de mayo fracasó por el temor del presidente del Senado, Hormando Vaca Díez a un posible 'corralito' propiciado por una aparente mayoría de congresales dispuestos a aprobar, llanamente, la convocatoria a la Constituyente sin antes resolver la fecha del referendo. El 2 de junio la figura fue a la inversa: el MAS temía que su contraparte sólo estableciera el día del referendo y no se llamara a la Asamblea.
Y es que en la agenda congresal sólo se preveían dos puntos: el referendo y el juicio de responsabilidades. Aún con la promesa de incluirse la Asamblea, como nuevo tema, primó la desconfianza ante una posible maniobra de la Media Luna que opte, luego por aprobar únicamente el referendo.
En este contexto, y cuando parecía imprescindible abrir espacios adicionales de consenso durante el fin de semana, el presidente Mesa emitió un decreto fijando fecha única para la realización del referendo y la elección de constituyentes. Esta acción pretende, a la manera salomónica, dar contento a todos: el referendo no sería postergado hasta diciembre, pero tampoco sería inmediato. La Asamblea sería casi un hecho y ello satisfaría -según el presidente Mesa- las expectativas de los movilizados.
Esta posible intención de bajar las tensiones sociales ignora, sin embargo, la poderosa motivación de los sectores en protesta que piden la nacionalización de los hidrocarburos y sólo atiende la plataforma de proyección política del MAS con la inmediata convocatoria a la Constituyente. En suma, confunde ambas peticiones. El resultado podría ser el opuesto: exacerbar más aún a los movilizados que, inclusive, pueden desbordar -de hecho, ya ocurre así- sus cauces de contención a cargo de la dirección política encomendada a Evo Morales.
Desde la perspectiva del movimiento cívico autonomista, impone a éste una doble tarea: a) preparar inmediatamente la campaña nacional por la aprobación de la pregunta en el referendo, y b) apurar argumentos, negociaciones, lobbies y presiones para una convocatoria a la Constituyente según la estrategia por ellos adoptada.
Ni lo uno ni lo otro. Hay un factor que amenaza mayor descontrol: el descontento generalizado. Adicionalmente, agravia la tarea legislativa al condicionarla a fechas caprichosas. El rechazo, posiblemente, será el común denominador en los grupos y fuerzas en conflicto. Por si fuera poco, el decreto mismo carece de validez y eficacia jurídica.
En efecto: el presidente Mesa a) se autoatribuye una tarea congresal pues la convocatoria, tanto al referendo como a la Asamblea, es sólo válida a través de una ley y no un decreto; b) pretende 'reglamentar' una ley de alcances orgánicos y aprobación calificada (2/3 de votos) todavía no emitida; d) señalando fechas para una consulta todavía no convocada, incurre en un anacronismo que vicia el decreto por inexistencia del objeto a reglamentarse, c) invoca, según la motivación expuesta personalmente por el presidente, supuestos vacíos en cuanto a las fechas de llamamiento a las consultas previstas. Esta última fundamentación se funda en una en extremo literal cuanto apresurada lectura del art. 232º constitucional que establece que el Congreso fijará 'formas y modalidades', pero no fechas, lo que autorizaría el señalamiento del día de la consulta referendaria o la elección de constituyentes.
Tanto la inconstitucionalidad como la nulidad son patentes. Bastaría, para el caso, demandar esta última característica invalidante del decreto de marras para cortar irremediablemente la competencia del Poder Ejecutivo en lo que es materia exclusivamente legislativa y no administrativa. Acaso únicamente se induzca al Congreso a fijar una fecha única según lo pide Mesa. ¿Valió la pena, para el presidente, correr el riesgo de la nulificación o invalidez de sus bienintencionados actos? En resumen, las posiciones políticas en lid observan, escrupulosamente -mas allá de las valoraciones sobre sus contenidos de eticidad- estrategias, tácticas y proyectos inconclusos en marcha a su consolidación. No hay resquicio alguno a otras consideraciones y, en este contexto, la sorpresiva y dudosa actuación del presidente Mesa, paradójicamente, podría resultar lo mismo que echar gasolina al fuego. Por: Wilson Jaime Villarroel Montaño .

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